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La revolución del concreto

El concreto es la segunda sustancia más consumida en la Tierra, después del agua. Cada año fabricamos 4.000 millones de toneladas, mucho más de lo que usó la humanidad en la primera mitad del siglo XX.

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Cada kilogramo de cemento producido produce más de medio kilogramo de CO2 porque la reacción química en la que se produce emite este gas de efecto invernadero.

Esto quiere decir que, aunque se emplearan energías renovables para producir cemento, seguiría teniendo una tremenda huella de carbono.

Nos encontramos así ante un reto que cada día encuentra más investigación a su favor:

La variedad de cemento más utilizada en la actualidad se obtiene al moler piedra caliza para después cocinarla a fuego alto. Un proceso que involucra la quema de carbón, lo que produce dióxido de carbono, al igual que otros gases provenientes de la piedra caliza al ser calentada. La solución hallada por Yet-Ming Chang, profesor de Ciencia e Ingeniería de Materiales en el MIT y su equipo es un proceso electroquímico, que reduciría o eliminaría directamente las dos fuentes contaminantes del proceso vigente, eliminando el uso de combustibles fósiles para la fase de calentamiento, introduciendo en su lugar la electricidad generada a partir de fuentes limpias y renovables. Por otra parte, la Dra. Sandra Manso-Blanco ha desarrollado un concreto bio receptivo, un sistema que requiere un núcleo de hormigón estructural y que en su parte superior cuenta con una serie de capas que favorecen el crecimiento de musgos y líquenes, haciendo que cada pared hecha con el material sea un tapiz natural, único y cambiante que absorbe CO2. Conseguir que sea totalmente reciclable y producirlo con pocas emisiones son los grandes retos del concreto posmoderno. La combinación del cemento con la geometría para aumentar su resistencia o la posibilidad de descontaminar y de acumular energía son logros que solo pueden contar a partir de una base sostenible. El hormigón verde reduciría su huella en el planeta sin renunciar a todas las ventajas que lo convirtieron en el material abanderado de la modernidad.