Jóvenes Investigadores IDPC - Miradas Contemporáneas al Patrimonio Cultural Bogotano

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introducción Monserrate es una de las atracciones turísticas más visitadas de la capital. Atrae distintos tipos de turismo, entre los que se destacan el de tipo religioso, el de masas y el deportivo. Cada fin de semana, distintos grupos de personas ascienden al Cerro más importante de Bogotá. Unos lo hacen en peregrinación, para pagar o pedir favores al Señor Caído; otros lo hacen por el reto físico que implica llegar a los 3152 metros de altura; y hay quienes lo hacen por disfrutar de la vista y del paisaje que ofrece como mirador. Es tal la importancia de este espacio urbano que en 1992 el Camino peatonal a Monserrate fue declarado patrimonio cultural del Distrito. A su vez, en el censo de Patrimonio Cultural Intangible de Bogotá realizado en el 2008 por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, se le incluyó como parte del patrimonio inmaterial de la capital. En esta declaratoria se tomó en cuenta el recorrido peatonal como una expresión patrimonial relacionada con actividades religiosas, como lo es el subir a pie a Monserrate a pagar promesas. Uno de los atractivos del Cerro es la diversidad de comidas y restaurantes que se encuentran tanto al iniciar el recorrido como en la cima. El ascenso a Monserrate asegura al visitante encontrarse con comidas de orígenes y precios tan variados como Fruits de la mer grillés y la Gallina criolla. Los espacios donde estos platos son servidos responden a tradiciones y experiencias diferentes. El primer plato, por ejemplo, se consigue en el Restaurante San Isidro, mientras que el segundo hace parte del menú de los llamados puestos informales. Lo particular de este panorama es que las prácticas culinarias no están incluidas dentro de la declaratoria del Camino como patrimonio intangible (1992), a pesar de que en estos espacios gastronómicos confluyen los distintos grupos de personas que visitan el Santuario. Este es el caso de las expresiones gastronómicas desarrolladas en los sitios informales de comida tradicional y fritanguerías. Éstas no hacen parte de tal declaratoria, pues no son reconocidas como parte del patrimonio inmaterial. Socialmente, Monserrate ha sido objeto de estudio e interés por su carácter místico y por las prácticas de devoción que en él tienen lugar. Los alimentos de los puestos de comida, ubicados en la cima detrás de la iglesia, no son una manifestación evidente de la “cultura religiosa” y por tanto son obviados y considerados circunstanciales. Entendemos los espacios informales en Monserrate como abiertos y de bajo costo, en los que se establecen ciertas relaciones entre el consumidor y los que preparan y sirven la comida, e incluso por la misma naturaleza y cocción de los alimentos que se consumen. Así, los puestos informales de comida en Monserrate son un espacio cultural particular que relaciona al Cerro con un tipo de gastronomía. Los ingredientes, saberes y prácticas ahí usadas si bien no son únicos en Bogotá y en Colombia, puestos en escena en el contexto específico del Cerro que atrae feligreses, turistas y deportistas, dan lugar a una forma particular de identificar a los bogotanos.

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