Bogotá fílmica

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En la primera mitad del siglo XX, el barrio de Las Nieves fue el epicentro cinematográfico de la ciudad. Fue el pionero en salas de cine, y en los años cincuenta y setenta vio cómo se construyeron otros cinemas muy importantes: Metropol (1949), Azteca/México (1959), La Carrera (1960), Embajador (1969) y el Centro Cinematográfico Cinema Calle Real (1973). Aparecieron además salas alternativas donde se ofrecía principalmente cine clásico, de autor e independiente, como la Cinemateca Distrital (ubicada primero en el Planetario Distrital en 1971 y luego trasladada a la sala alterna del Teatro Jorge Eliécer Gaitán en 1976) y la Sala Los Acevedo del Museo de Arte Moderno de Bogotá (1979). Las Nieves fue un lugar de encuentro, cine, restaurantes, cafés, bares y juegos que proporcionaron una oferta atractiva de entretenimiento antes de la aparición creciente de los centros comerciales que centralizaron la oferta con los Multiplex dejando atrás las grandes salas (Rubiano, 2008). De hecho, antes de la instalación de la Cinemateca Distrital en la sede actual, su espacio funcionó como local del Salón Colombia, del Cabaret Montecarlo, de la Galería Colseguros (Escobar, 2005) y fue inmortalizado en la película Semáforo en rojo (1964), de Julián Soler. Sin embargo, la oferta cinematográfica bogotana se iría detrás del desarrollo y progreso de la ciudad y se consolidaría en la segunda mitad del siglo XX en el barrio de Chapinero. Este fue el primer barrio suburbano que tuvo Bogotá (Martínez, 1976) y el noveno de la ciudad (Mejía Pavoni y Zambrano, 2003). Desde 1884 se encontraba conectado con Bogotá por la primera línea de tranvía de mulas, que hacía un recorrido a lo largo de la carrera 13, desde el sector de San Diego hasta la calle 57. A este lugar llegaría el tranvía en su recorrido Bogotá-Chapinero, donde se instaló la estación de tranvía del barrio. La compañía del

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tranvía contó durante mucho tiempo con un amplio terreno en este espacio de la esquina de la calle 57 con carrera 13, como lo indica el Plano de la ciudad de Bogotá de 1913 (Corporación La Candelaria, 2007). Justamente esta estación fue considerada para instalar la primera sala de cine del barrio. Al respecto, Jorge Nieto comenta: …un mes antes de la inauguración del Salón Olympia (7 de diciembre de 1912), se publicaba en la prensa este esperanzador comentario: “parece que es un hecho el arreglo decente de la estación de tranvía en Chapinero para establecer allí cinematógrafo, patines y otras diversiones, y así crear una buena renta a la empresa del tranvía” (Nieto y Rojas, 1992, p 115).

Nieto no determina si la adaptación de este espacio fue realizada, pero sí indica que “a mediados del 13 (1913) se abre en Chapinero, para los veraneantes del Versalles bogotano, el Salón Thalía, con funciones de cine y sesiones de patines” (Nieto y Rojas, 1992, p. 115). Resulta muy interesante el dato de la adaptación de la estación del tranvía para cine, pues, como mencionamos, esta estación estaba ubicada en la calle 57 con carrera 13, exactamente en el mismo lugar donde en 1917 se construyó el Teatro Caldas. El dato lo confirma Felipe González Toledo (2008), el cronista urbano del periódico El Espectador, quien afirma que en 1919 la antigua terminal de la línea norte del tranvía fue adaptada para salón de espectáculos convirtiéndose en el Teatro Caldas. El Teatro Caldas fue para Chapinero lo que el Olympia para Bogotá. Su propietario era el señor Bonifacio Vélez, quien contrató al ingeniero y arquitecto Arturo Jaramillo Concha para su diseño. Tenía una capacidad para 480 espectadores, lo cual muestra que era


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