El instinto y la carne

Page 21

21

Invierno·2008

En 1867, y por unos reales, el cónsul belga Lazesky adquirió a unos carboneros de Alcalá de los Gazules el Bronce de Lascuta, que constituye el testimonio epigráfico romano más antiguo hallado en la Península. Actualmente se encuentra en el Museo del Louvre. Existe en Alcalá una reproducción en bronce.

cuales Paulo sufrió un nuevo revés militar. Es difícil encajar en este panorama las 250 ciudades sometidas que le atribuye Plutarco, pero, dado el dilatado período de tiempo de su promagistratura, Paulo lograría recuperarse de sus reveses y restablecer el orden en la provincia. De esta actividad de Paulo en el sur de Hispania nos ha llegado un valiosísimo testimonio epigráfico, el primero que conservamos para todo el período romano en la Península: el Bronce de Lascuta. Su texto dice así: El general (imperator) Lucio Emilio, hijo de Lucio, decretó que, de los siervos de Hasta, aquellos que habitasen en la Torre de Lascuta sean libres, y mandó que también pudieran poseer y tener el campo y la casa que en aquel tiempo poseyeren, mientras el Senado y el Pueblo Romano lo quisieren. Hecho en los Campamentos el día XII antes de las Kalendas de febrero.

La fecha corresponde al 21 de enero del año 189 a. C., el último de estancia de Paulo en Ulterior. Este texto ha suscitado una abundante especulación cuyo análisis excedería el propósito de este artículo. La ciudad de Hasta (Hasta Regia, vinculada al pasado tartésico y uno de los centros de poder turdetano) sufre la sustracción de una población sometida: los siervos de Hasta que habitan Turris Lascutana (Alcalá de los Gazules, Cádiz) reciben el favor de Roma y pasan en adelante a depender de su voluntad según la fórmula jurídica dum populus senatusque romanus vellet.

La fuentes no registran ningún reconocimiento público a la labor de Paulo a su regreso de Ulterior. En los años posteriores debemos situar la mención que hace Plutarco de los sucesivos intentos frustrados de Paulo por alcanzar el consulado. No le habría favorecido el balance militar de su actuación en Hispania y, por lo demás, se encontró con un panorama muy sombrío para él y para su adscripción familiar y política. Malos tiempos En 187 a. C. se produce la primera de las acusaciones contra los hermanos Escipión que marcan el final de su hegemonía política y el triunfo del bando catoniano. En 184 a. C. Escipión Africano se exilia en Literno y fallece un año más tarde. Durante tres años —de 185 a 183 a. C.—, tres miembros de la gens Claudia acceden sucesivamente al consulado. Conocemos bien la enemistad que enfrentará más tarde a Escipión Emiliano, el hijo de Paulo, con Apio Claudio Pulcro, suegro de Tiberio Sempronio Graco y partícipe de su reforma agraria. El caso es que Paulo obtuvo el consulado en 182 a. C., siete años después de finalizado su proconsulado en Hispania: un pésimo resultado político. Los hijos de Papiria Según nos cuenta Plutarco, Paulo estuvo casado con Papiria, la hija de Cayo Papirio Masón, cónsul en 231 a. C., con la cual tuvo tres hijos varones y al menos una hija. Paulo convivió con Papiria mucho tiempo antes de

divorciarse de ella y volver a desposar a otra mujer de la que no conservamos el nombre, con la cual tuvo otros dos hijos varones y al menos una hija (la que Plutarco llama Tertia y más tarde se casaría con el hijo de Catón). No sabe Plutarco por qué razón Paulo se divorció de Papiria, aunque, según el autor griego, quizás fuese el mismo respetable senador de cierta anécdota, el cual, interrogado sobre la razón por la que había repudiado a una mujer bella y virtuosa, contestó, mostrando su calceus, el calzado típico del rango senatorial: «¿No parece cómodo y bonito? ¡Pues yo sé dónde me molesta!». Dejando a un lado el folclore, el repudio de Papiria se habría debido a otras razones, relacionadas con la vida pública de Paulo, y trajo como consecuencia la cesión de sus tres hijos en adopción a varias familias nobles. Era ésta una práctica habitual entre romanos, pero el caso de Paulo resulta dramático: se deshace de toda la descendencia masculina de su primer matrimonio. A juzgar por las edades de sus hijos (Plutarco nos informa de ello para el año de su victoria sobre Perseo), Paulo volvió a casarse inmediatamente después de separarse de Papiria, en 183 o 182 a. C., el mismo año de su consulado. La coincidencia no sería casual. Pudo haber aprovechado su recién adquirida dignidad para liquidar una relación infeliz, o quizás un divorcio fulminante, seguido de un nuevo enlace —y teniendo en cuenta el carácter del


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.