H ONRADOS CIUDADANOS Y BUENOS CRISTIANOS
Joseph Sigmund Ocasion A imagen del Cristo moribundo Nacido el 14 de octubre de 1976, sus padres lo inscribieron en el Don Bosco de Mandaluyong para ganarle una buena dosis de disciplina, dado que a veces se pelea con las tres hermanas . En el Instituto Salesiano es galardonado en religión como persona amable; también se inscribió en el "Club Amici di Domenico Savio" y en el "Peer Ministry Group".
En 1992, la familia se mudó a Canadá y Rico Laurente, un amigo y compañero de clase, recorda: «Gran inteligencia combinada con lógica. Sieg es un filipino siempre dispuesto a ayudar a otros, especialmente en matemáticas». Buen campeón de baloncesto, mientras asiste a la escuela secundaria, a Sigmund se le ofrece un lugar en los Duques, pero acepta solo si también se inserta a su amigo Rico. Rico Datinginoo, compañero de los Superiores en Toronto, revela a la madre de Sigmund: «Tita, hemos apodado a tu hijo
"Lolo" (abuelo) porque le encantaba dar consejos y mediar en el grupo». Nuevamente, Rico Laurente: «A Sieg, dotado de una fuerte formación católica, le resultó difícil discutir las convicciones religiosas. Creyendo en Dios, no aceptó a los que intentaron convencerlo de lo contrario». El 22 de febrero de 2000, Sigmund sufrió un dolor de estómago severo; Para el médico, es sólo un cálculo renal. Pero el dolor continúa. El 10 de marzo, le diagnosticaron cáncer de colon. Cinco días después de la cirugía no produce un resultado positivo. El salesiano Don Occhio es llamado a administrar la unción de los enfermos. Durante los días de hospitalización, Sigmund se vuelve muy popular en el hospital; Él es amado por todos y considerado un "chico especial". Todos los días recibe la Santa Comunión. La fe fuerte lo hace creer que Dios debe tener un propósito
específico para motivar ese sufrimiento. El 14 de junio de 2000, en el boletín salesiano de Canadá, el P. Joseph Occhio escribe: «Desde hoy, durante todo un mes, ofreceré la misa diaria por el descanso del alma de Joseph Sigmund Ocasion. Educado por los salesianos en Filipinas, luego se trasladó con su familia aquí con nosotros, a Canadá. Hace tres meses, a los 23 años, descubrió que tenía un cáncer terminal. Tuve el privilegio de estar cerca de él hasta que murió.
Lo menciono porque representó un brillante éxito de nuestra espiritualidad salesiana. Su serenidad, coraje y paz me hicieron pensar en Santo Domingo Savio. Vi en Sigmund el rostro sereno de Cristo en la Sábana Santa».
EX ALLIEVI Newsflash - Pascua 2019
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