Revista Literaria Delirium Tremens 9

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Ahora despierto y aparezco en una especie de auto, Todavía adormilado; dos seres delante de mí dicen cosas incoherentes: Mató a su profesor… En el momento en el que al compañero que se sentaba junto a él se le cayó su pluma… lo apuñaló en los ojos, cara, garganta y oídos… creen que no sobrevivirá. Volví a perder el conocimiento. Al despertar, estaba en una especie de consultorio, amarrado a una silla por unas correas; pasaron unos minutos y después entró a la habitación un hombre, se sentó frente a mí en un sillón y comenzó a decir cosas que no entendí, y luego me pregunto qué era lo que había pasado y lo que yo había visto. Yo entonces le conté todo, cada palabra de principio a fin, narré lo que había pasado con el demonio y con las entidades de la oscuridad. Entonces él me miró durante un momento, se rasco la barbilla y luego me pregunto: -¿Y en verdad crees que eso pasó? -Si- contesté. Entonces el bajo la mirada, y observó unas anotaciones que había hecho cuando me preguntó la historia, y finalmente dijo: -Ese cráneo que viste en al árbol jamás estuvo ahí. Tu nunca saliste del salón, simplemente te quedaste volteando a ver al árbol durante mucho tiempo, y de repente, en el momento en que a tu compañero de alado se le cayó su bolígrafo, comenzaste a gritar y a revolcarte, agarraste la pluma y te aproximaste a apuñalar con ella a tu profesor- su tono de voz se volvió cruel y sumamente sádico- el demonio era tu maestro, las garras eran los demás del salón tratando de ayudarte cuando comenzaste a agitarte y a gritar, eso y tu propia imaginación que te hizo ver cosas que no estaban allí; el cuchillo que él “demonio” tenía era en realidad un marcador y la navaja que dejó caer una de las manos era en realidad un simple bolígrafo con el que mataste a tu mentor. -No ¡Usted miente! ¡Estas mintiendo!- grité horrorizado ante lo que decía. -Lo que te digo es verdad, la única verdad. En ese momento, el hombre se transformó en una especie de esqueleto y comenzó a reír, río infinitamente, burlándose de mí. En ese momento volví a perder el conocimiento, poco a poco, mientras veía su espantoso rostro. Aparecí en un calabozo, con mis brazos amarrados y para que no los pudiera usar. Desde entonces todas las noches veo al mismo demonio, observándome y riéndose de mí, desde atrás de la pequeña reja de este calabozo de blancas paredes; si enloquecí y maté a alguien, o si de verdad hay demonios solo pido una cosa, por favor ayúdenme. Y desde las sombras, un rostro aún más horrible, una cara completamente indescriptible, con una mirada fría y sin emociones, está haya en el fondo, observándome desde el infierno, desde la oscuridad de la nada, me mira des el otro lado del terreno silente.

‫ي‬ Antonio Arjona Huelgas. Estudiante de preparatoria de 18 años de edad. Nació en un 21 de Octubre de 1995 en la pequeña ciudad de La Piedad de Cabadas, Michoacán, en México. Hasta ahora su trabajo ha consistido en gran cantidad de cuentos, poesías, relatos cortos y Revista Literaria Delirium Tremens # 9 - enero de 2014

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