“Aprender en la vida y en la escuela” Juan Delval
La escuela tiene múltiples funciones que a simple vista no se ven. La escuela le proporciona al individuo aprender las formas de conducta social, rituales, tradiciones y técnicas para sobrevivir.
Se debe educar no instruir.
La educación en un principio era para distintas actividades en cada una de las cosas.
Anteriormente la escuela era solo para algunos pocos y se adquiría una formación técnica para adquirir los conocimientos que no se podían adquirir fuera de la escuela. El alumno que no demostraba el necesario interés y aceptación del sistema escolar se veía obligado a abandonarla. La escuela también se ha ido centrando más y más en el conocimiento teórico, científico, un conocimiento alejado de la vida, de carácter abstracto, cuya aplicación no se ve inmediatamente y provoca en los alumnos ciertos problemas para comprender todos los contenidos, ya que bastantes alumnos no consiguen aprender lo que se les pretende enseñar. Frente a los alumnos que no obtiene buenos resultados existen dos políticas distintas: repetir el curso hasta que consigan buen aprendizaje, sin embargo muchas veces tiene inconvenientes como que los alumnos dejan de convivir con alumnos de su edad, pierden el interés, son etiquetados como tontos.
La segunda política es la “promoción automática” que consiste en que el alumno siga en el curso y se establecen programas especiales, clases de recuperación, etc. Y no siempre producen los efectos deseados.
Cuando los alumnos asisten voluntariamente a la escuela ven su actividad como algo que vale la pena y deben esforzarse.