EL ESTRTUCTURALISMO
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tades que entrañaban las dos ramas de la lingüística. Afirmó en reiteradas ocasiones que, para ese entonces, no se tenían los suficientes elementos de juicio ni las facilidades técnicas para abordar un estudio sistemático y empírico de la ciencia del significado. No se crea, sin embargo, como se ha afirmado más de una vez, que Bloomfield es el directo responsable del olvido de la semántica. Fue muy claro en advertir los obstáculos que se presentaban al intentar un estudio semasiológico. Precisó que palabras como sal y agua podían estudiarse empíricamen te; inclusive descomponerlas en sus elementos químicos. Con todo, la gran mayoría de artículos que configuran el acervo léxico de una lengua — amor, odio, bondad— no es suscep tible del mismo proceso. No fue entonces Bloomfield quien confinó la semántica. Fueron sus discípulos. Y la ciencia del significado, al menos en lo que respecta a los EE. UU., cayó en un completo olvido. Desde la aparición del libro El lenguaje hasta el comienzo de la década del sesenta, no se realizó un estudio sobre ese tema con la seriedad y profundidad que tal ciencia requiere. No sucedió lo mismo con la fonología y la morfología, puesto que al estar en condiciones de ser tratadas empírica mente eran entonces dignas de estudio. Es claro, pues, que los seguidores del gran lingüista dedicaron todos sus esfuer zos —que no fueron pocos— a perfeccionar métodos para descubrir y describir las lenguas amerindias en sus aspectos morfológicos y fonológicos. Los métodos fueron aplicados asimismo a las lenguas naturales, en especial al inglés, al fran cés y al ruso 84. 84 Es muy conveniente el estudio de Lyons sobre los "bloomfieldianos", en su libro N. Chomsky, págs. 25-34.