Capítulo 5: ¿Lo que hablan no son sólo balbuceos?

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Capítulo 5: ¿Lo que hablan no son sólo balbuceos? 1


1. Viajes inentendidos Mi nombre es Ojel, y soy una habitante del pueblo maya, y desde hace un tiempo vivo con mi familia, -que son todos los que vivimos aquí-, en la ciudad de Yakha, viviendo también con los árboles, el extenso río que pasa cerca de nosotros, las aves, peces, y demás animales que nos ayudan con nuestro alimento, Desde pequeña, me hice curiosa por el trabajo con esculturas en piedra, por lo que me acerqué para aprender de aquellos artistas que plasmaban nuestras creencias, historias y reyes, y hacer lo mismo yo también. No pasó mucho tiempo, y el Halalach Uinic vio uno de mis dibujos en persona, por lo que él mismo me pidió que me dedicara a ello, para honrar a los dioses, antepasados, árboles y animales. Me hice cercana al Halalach Uinic sin importar que mi familia más cercana fueran todos Ah Chembal Uinicoob, pues eso nunca ha importado en nuestra ciudad. Con los años, empecé a sentir curiosidad por lo que había al otro lado de ese extenso río, allá abajo si seguía su cauce hasta terminar, o si me llevaría al infinito.

De a poco, ayudándonos con las palabras que nos eran familiares entre nosotros, pudimos entendernos. Y sin mucho esfuerzo, pude sentirme acogida y ahora parte de ellos y su tierra, además, aprender su lengua, el Q'anjobalan. Pero, por más cómoda que me sintiera, sabía que debía continuar mi camino, ahora consciente de que no sólo encontraría paisajes y aromas nuevos, sino voces incomprendidas. Hoy, luego de haber escuchado las palabras del Yucatecan, el Ch'olan, el Eastern y el Huastecan, entendí la misión a la que me habían enviado los dioses y siempre sabida por el Halalach Uinic, era aprender y enseñar a escucharnos entre nosotros por más que habláramos diferentes, a aprender de la variedad, porque, según los dioses, muchos años después esas formas de hablar se esparcirán, naciendo muchas más.

Nota del autor: Parece que la escritora de este viejo relato, y sus dioses, tenían razón. Se dice que hoy existen cinco familias de lenguas, (Huasteca, Yucateca, Cholan-Tzeltalan, Kanjobalan-Chujean, Mamean y Quichean), que a su vez se dividen entre docenas de idiomas diferentes. (Nota tomada de : https://culturalmaya.com/idioma/ )

Gracias a mi relación con el Halalach Uinic, conseguí licencia de los dioses y la tierra para salir a explorar, según me contaban, las otras ciudades del imperio que yo no conocía hasta ahora. Guiada por las instrucciones de los astrónomos de mi ciudad, y por la tierra misma, pude llegar a una ciudad llamada Caracol, luego de muchas lunas moviendome. Lo demás fue un descubrimiento impactante, pero fácil de contar... Cuando llegué allí, a buscar los Ah Chembal Uinicoob para decirles mi procedencia y llegada en ánimos de paz desde un territorio aliado. Sentí el susto y sorpresa más grande que recuerdo en mucho tiempo, ¡Entendía sólo un poco de lo que ellos decían y ellos tampoco me comprendían bien a mí!

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