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Partidos afectados por reputación de candidatos

El tiempo de la definición de las candidaturas será uno de los más retadores para los partidos políticos, que deben ser un pilar de la democracia, y que como parte de su función está, aportar al fortalecimiento de la institucionalidad, modelar en el plano ético y moral, y llevar un buen comportamiento en el ejercicio de la transparencia.

Es un escenario muy delicado el que se le ha presentado a estas organizaciones, con la aspiración para ostentar candidaturas que en la actualidad están asignando los partidos, sea por el método de reserva, por encuesta o solamente por el señalamiento «de dedo», del liderazgo que lo dirijan.

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En la actualidad, dos de los partidos denominado mayoritarios, enfrentan serias situaciones de cuestionamientos, por la asignación de candidaturas a personas que, han estado o estaban en proceso de investigación del Ministerio Público debido a sospechas de haber cometido acciones que riñen con las leyes dominicanas.

Los casos más sonados en la actualidad son los de la diputada por la provincia de La Vega, representado al Partido Revolucionario Moderno, y el de Julio Romero, ex diputado y actual precandidato a alcalde por Santo Domingo Este, quien tendría reservada esa candidatura por el partido Fuerza del Pueblo.

Estos casos son de los que han salido, a pesar de que la Comisión Nacional de Elecciones Internas (CNEI), del Partido Revolucionario Moderno (PRM), había anunciado que remitió a la Embajada de los Estados Unidos, los organismos de inteligencia del Gobierno e instituciones como Participación Ciudadana, su lista de aspirantes a candidaturas para que estos la depuraran y le notificaran si alguno tenía asuntos pendientes con la justicia, lo cual proyectó como un acto de transparencia institucional.

En este mismo ambiente, el organismo electoral del PRM rechazó la inscripción de la actual legisladora Rosa Amalia Pilarte para obtener su precandidatura para reelegirse como diputada por la circunscripción 1 de La Vega, debido a que el Ministerio Público formalizó la solicitud de medida de coerción en su contra, por ser investigada bajo la acusación de «lavado de activos provenientes del narcotráfico». En este caso, su esposo, Miguel Arturo López Florencio (Micky López), es acusado de dirigir una organización criminal, a la que se vincula a la dirigente política.

No muy lejos, pero en una escena de cuestionamiento, se encuentra el partido Fuerza del Pueblo, por elegir como candidato a la posición de alcalde de Santo Domingo Este, a Julio Romero, quien ha tenido acusaciones por diferentes delitos, incluyendo el de llevar una relación con una menor de edad, caso destapado por la periodista Alicia Ortega.

El candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana, Abel Martínez, debe buscarse un asesor urgente. Carece de discurso comunicativo, alcance y carisma. Parece un robot que ejecuta mecánicamente sus movimientos y la eterna perorata que siempre dice. Populista. Repetitivo. Es ese mismo personaje lleno de cuestionamientos por parte de la ciudadanía que presidió por mucho tiempo la Cámara de Diputados. Legislatura tras legislatura llena de claroscuros en cuanto a su proceder, donde solo se escuchaba «voten honorables, vote». Aprobaciones de centenares de préstamos, regalos de miles de millones de pesos desde su posición que aún no se saben dónde fueron a caer y un sinnúmero de interrogantes pendientes por responder. Nunca ha sido cuestionado por todo ese lodo. Sí, ese mismo que «regaló» RD$7,000 millones en «donaciones» y propaganda. Obvio, sabemos qué tipo de propaganda se gastó este dirigente que antes fue fiscal y se hizo de oro durante ese tiempo. Nadie lo interroga ni le pregunta al respecto. Hay seres privilegiados.

Recientemente, en un periódico de circulación nacional el candidato Martínez dijo «sin banderías políticas la corrupción debe combatirse a todos los niveles». Cuando uno lee este tipo de titulares altisonantes, la carcajada se escapa, aunque uno no quiera. ¿Con qué mora habla Abel Martínez de corrupción? ¿Qué tiene Abel como ejemplo de moralidad y transparencia en todos sus años como político? Ninguna.

Este candidato, actual alcalde de la ciudad de Santiago opinó en dicha entrevista que un pacto puede ser probable en una segunda vuelta electoral. Su intención es hacer un bloque fuerte y unido que frene al PRM en su camino de una inminente reelección presidencial de Luis Abinader, que aún no lo ha dicho formalmente pero que se intuye que va. Sí, así son los políticos del patio, marean la perdiz hasta el último minuto de anunciar si van o no van. Siempre van, repiten. El poder es bueno si se sabe usar debidamente.

Para Martínez, el partido de oposición que clasifique en la primera vuelta en las elecciones presidenciales de 2024 debe ser apoyado en la segunda ronda por las otras formaciones de la oposición, aunque entiende que ese pacto puede surgir desde las elecciones municipales. El también alcalde de Santiago manifestó que el PLD está en conversaciones con los partidos Fuerza del Pueblo y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y se les planteará su idea, la cual espera acojan.

Desde que el actual sindico de Santiago llegó a es alcaldía se esmeró en hacer un trabajo de saneamiento y limpieza en esa ciudad. Eso es lo único que ha vendido este candidato a la presidencia por un partido desgastado y prostituido de corrupción hasta el tuétano. Complicada situación a lo interno del PLD con un candidato timorato salvo cuando sucedió aquel suceso, que todos recordamos, de posesión de armas en su residencia.

El PLD no supo escoger un buen candidato a lo interno de su partido. Un grupo político que debería hacer silencio por varios años y rectificar internamente sobre los errores cometidos por sus principales dirigentes y expresidentes. No, en nuestro patio político no existe la «rectificación», meditación en cuanto a lo sucedido, como tampoco la renuncia a tiempo para salvar la «moral» de todos.

Así las cosas, Abel Martínez, otrora presidente de la Cámara de Diputados y actual alcalde de Santiago es el candidato que oferta el PLD a una ciudadanía cansada de la política obsoleta atiborrada de frases populistas y actividades de las décadas de los 80. Un candidato de cuestionada trayectoria y posturas en extremo nacionalistas. Un candidato que debería ser llamado y cuestionado por la Justicia, no solo por el asunto de las «donaciones» sino por todo lo ejecutado durante sus años de ejercicio antes del Congreso, durante y luego.

En los últimos días hemos visto un activismo acelerado con vallas publicitarias, caravanas y mano a mano de los diferentes aspirantes del Partido Revolucionario Moderno (PRM) a la alcaldía del Distrito Nacional, con el propósito de posicionarse en los primeros lugares de la preferencia de los votantes capitaleños. De los precandidatos que han salido al ruedo político en busca de ser elegido como candidato a la alcaldía vemos al diputado del Aníbal Diaz, este miembro del equipo político y hombre de confianza del actual ministro de Turismo, David Collado. Asimismo, aspiraa el diputado Orlando Jorge Villegas al cual no se le conoce tener grandes vínculos con ningunas de las fuerzas políticas que gravitan dentro del PRM, ya que este fue impulsado por su padre, el fallecido Orlando Jorge Mera.

También está aspirando Neney Cabrera, exministro de la Dirección General de Proyectos Estratégicos y Especiales de la Presidencia, dos veces diputado por la circunscripción uno del Distrito Nacional (20002-2006 y 2006-2010).

Otro que aspira es Alberto Atallah, destacado dirigente de gran trayectoria política, fue diputado por la circunscripción 1 del DN. Este es un hombre de la extrema confianza del expresidente Hipólito Mejía, se desempeñó como secretario Administrativo de la Presidencia, Superintendente de Bancos en su gobierno del 2000-20004.

Hay que resaltar que casi todos los precandidatos a la Alcaldía del Distrito Nacional están comprometidos con proyectos presidenciales futuros del PRM, excepto Orlando Jorge Villegas, el menos conocido del grupo y con poca experiencia política en el fragor de las campañas

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