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Sobre una eventual reforma constitucional en España

Sobre una eventual reforma constitucional en España

23/11/2012 Cada día cobra más cuerpo la idea entrar en un proceso de reforma constitucional en España, desde distintos estamentos sociales surgen voces que reclaman la revisión de su Carta Magna

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Una vez más los partidos políticos españoles, se ven arrastrados por las iniciativas de los ciudadanos o de sus bases, a la hora de presentar alternativas a la sociedad, que teóricamente representan. Atacados de una parálisis propia del pánico escénico, dudando entre tomar decisiones o esperar a ser barridos del mapa, algunos dirigentes se están limitando repetir el “laissez faire” que en su día practicaron con la economía, a la hora de

presentar propuestas capaces de dar respuesta a las nuevas demandas de la sociedad. Como en todo proceso histórico en el que han surgido este tipo de situaciones, lo que se está demandando por parte de la sociedad española, incluidos catalanes, canarios, gallegos y vascos, es la revisión del Contrato Social. El último (Contrato Social) que suscribieron los españoles, recibió el nombre de Pactos de La Moncloa, suscrito en 1977 previa la redacción y aprobación de la Constitución en vigor. Por aquel entonces, conviene recordar, España y el resto del planeta sufrían las graves consecuencias de la llamada crisis del petróleo y (España) se vio abocada a reformar y adaptar la casi totalidad de la legislación heredada del franquismo, para terminar reinstaurando la monarquía borbónica que había sido abolida con la instauración de la II República, contra la que se sublevó el Franquismo. 35 años después, la situación social y política es bien distinta y la estructura económica de España poco o nada tiene que ver con la del año 1977. Y precisamente una de las grandes diferencias de esta situación, es la ausencia de una fuerza hegemónica que represente al conjunto de los sectores más desfavorecidos de la

sociedad, que en los años 70 encarnaban el Partido Comunista de España y sus aliados.

Observe el lector la foto que se acompaña: El Escudo es el del franquismo, la sanciona un Borbón y la aprueban Las Cortes

Pero más preocupante que lo anterior es la creciente desconfianza de los ciudadanos y la falta de credibilidad de los partidos políticos, agudizada por un individualismo cada vez más presente en vida política española. Abrir un proceso constituyente va a requerir un amplio debate social, en el que se pongan sobre la mesa todos aquellos aspectos que hoy se cuestionan desde distintos sectores de la sociedad española, sin perder de vista Europa y su futuro inmediato, así como los cambios que se producen en la escena internacional y que se vaticinan a media y largo plazo, so pena de hacer una reforma de parches que precise de posteriores revisiones. Cuestiones como la ampliación de la democracia, el Estado Federal, La monarquía, la revisión del papel de las comunidades autónomas, la restructuración del Poder Judicial y su posible elección por sufragio universal, la integración fiscal europea, el control de los poderes del Estado, la representación territorial, etc., etc., están sobre la mesa.

Es tiempo de encararlos con la participación de todos los agentes políticos y sociales, con decisión y valentía, con altura de miras y visión de Estado, sin olvidar la historia de un país que ha jugado un papel importante en el escenario mundial.

La mayoría de los españoles, ya ha nacido en democracia