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Después de Amuay… El Palito

20/09/2012 Las desgracias no pueden ser mayores, en plena campaña electoral, se incendian por distintas razones las dos más importantes petroquímicas de Venezuela y las señales del cielo, no favorecen a Hugo Chávez

Fruto de la casualidad, del infortunio, de la mala suerte, Venezuela ve dañadas dos de sus más importantes refinerías de petróleo en medio de la campaña electoral. El marcado carácter mediático y populista de Hugo Chávez, se va a resentir a consecuencia de estos acontecimientos, que por arte de birlibirloque, van a ser atribuidos a un designio divino, como su curación, o como la voluntad de la "Divina Providencia" que tanto cita, al igual que los masones Simón Bolívar y Pablo Murillo. Parece incomprensible, pero es lo que hay, lamentable, una desgracia para Venezuela, pero en poco tiempo, tan poco, que

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ni siquiera ha dado tiempo a olvidarlo, arden en llamas dos refinerías de petróleo, la fuente básica de alimentación de la economía nacional de Venezuela.

Las desgracias, cuando vienen, vienen todas juntas

Las cosas no se le podían poner peor a Hugo Chávez, pero a lo mejor, lo tamaño de la desgracia, podría servir para que los venezolanos se compadezcan de la desgracia e imploren a Dios por su salvación. Ironías aparte, sea por mala gestión o sea por accidente, el petróleo venezolano, se quema sin que sirva para que los venezolanos mejoren sus condiciones de vida. Por cierto lo de la "Divina Providencia" es un eufemismo, para no tener que referirse a un Dios en concreto, muy usado entre masones.