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México no deja de sorprendernos

08/09/2012 Las autoridades mexicanas descubren dos vehículos blindados y un arsenal, gracias a que un niño llevó al colegio algunas balas en medio de sus lápices de colores. Así de tierna e infantil, es la vía policial

Vuelve el PRI al timón del barco, nuevamente la derecha se descabalga del gobierno, y nuevamente la izquierda pierde las elecciones, pero algo nuevo nos sorprende día a día en el panorama azteca. Saludamos la aparición en escena de un nuevo movimiento popular que va camino de arraigar en la sociedad mexicana: yo soy 132. Después de los Ocupy, las acampadas, la primavera árabe y los indignados, México se desayuna con el "yo soy 132" particular,

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distinto, desmarcado de la prolongación de mobilizaciones de tercera vía nacidas al calor de la indignación y la crisis. Mientras tanto en Jerusalén, (Un pueblo de México) una secta religiosa pone en jaque a las autoridades locales y nacionales destruyendo escuelas y prohibiendo que sus hijos reciban la educación del Estado. En una suerte de fanatismo religioso que copia al radicalismo islámico iraní, donde los ayatolás gobiernan con el Corán en la mano izquierda y el fusil en la derecha, la nueva secta amenaza con extenderse como la pólvora por los campos sembrados por la ignorancia transgénica del subdesarrollo secular mexicano. Los narcos se convierten en héroes de los narco-corridos, las mafias en ONGs que reparten trabajo a diestro y siniestro allí donde sólo hay paro y desesperación, mientras la policía detiene a las gentes de orden que no se someten a las órdenes de los narcotraficantes. Poco Estado y poca seriedad del escaso Estado, viene a coronar este colorido país al que bien le vale el apelativo de Estado permanente de corrupción y baño de sangre. La tarea de curar al país se ha puesto de nuevo en manos de PRI, que se ha encargado de desmembrarlo durante el pasado siglo, paradojas de la vida, el que lo rompe lo arregla.

Sigo diciendo que en México hace falta mucha reflexión... o una revolución.