La Ramona 22 marzo 2010

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cochabamba, 21 de marzo 2010

Entrevista a Claudia Michel, de la editorial Yerba Mala Cartonera

Como la yerba mala…

LUiS BrUn

cos, pero creo que todos quisiéramos que haya mas variedad. Hay mucha gente interesada en escribir, en leer, en participar de actividades literarias, pero es preciso diversificar el tipo de actividades y las propuestas para poder llegar a más gente. Seguramente se puede hablar de literatura “oficial”, sin embargo, al parecer no hay una diferencia tan marcada en Cochabamba. Lo que es innegable es que el talento no prima a la hora de publicación. Hay factores económicos, de relaciones de amistad y poder que se ponen en juego para que un libro salga a la luz y sea difundido. Eso es innegable. En ese sentido sí somos una editorial alternativa, ya que publicamos a autores noveles en una forma diferente, es decir alternativa. Siempre es bueno tener opciones.

C

risis es una de las palabras que por estos lados ha declinado la significación transitoria con la que usualmente se usa, para pasar a ser una constante, propia de la condición y el ser boliviano. Muchas de las características que hacen a esta cultura derivan de soluciones a este constante estado de crisis. Lo “informal”, lo “alternativo” parece ser el escenario de creación óptimo para un desarrollo artístico saludable, aunque nada de eso tendrá que ver con el desarrollo económico del artista. Una iniciativa más que viene desde esa “crisis” es Yerba Mala Cartonera, una editorial que está generando buena literatura y apoyando a una nueva generación (jóvenes en su mayoría) de escritores bolivianos y cochabambinos, justamente por su naturaleza de difusión y creación alternativa. Sí bien la “oficialidad” en la literatura boliviana, y en general en otras expresiones artísticas, tampoco puede considerarse rica en producción, por sus características intrínsecas continúa cerrando varios espacios y jerarquizando, también simbólicamente, las condiciones de lo que se dice “escritor consagrado”. En Cochabamba los libros “cartoneros” –dos de los cuales se presentaron el jueves pasado en la Velada Poética organizada por el Centro Patiñose encuentran en la librería “Los amigos del libro” y en el centro cultural “mARTadero”. Son fácilmente identificables por su presentación (tapas de cartón de elaboración artesanal). Para saber más de este colectivo literario, entrevistamos a Claudia Michel, una de los miembros más antiguos y encargada de esta iniciativa en Cochabamba. Aprovechamos para hablar también de la estética y la ética en la creación artística, factores que deben ser pensados para armarse frente a este estado de crisis. - ¿Cuál es el origen de la editorial cartonera? La primera cartonera nace en Buenos Aires, se llama Eloisa Cartonera y surge como una alternativa de publicación luego de la crisis económica del 2001. Luego nace Sarita Cartonera del Perú, que tomó la idea de Eloisa Cartonera. La idea de los que iniciaron la cartonera en Argentina (y que también es compartida por la mayoría de las cartoneras) es tener una propuesta ética y estética innovadora para las publicaciones, dados los mecanismos limitantes y mercantilistas de las editoriales empresariales. - ¿Cómo llega a Bolivia y cómo ha sido la experiencia de emprender este proyecto en Cochabamba? Bueno, la idea de Yerba Mala sur-

gió a inicio del 2005 cuando Beto Cáceres conoció a Jaru de Sarita Cartonera, y junto a Crispín Portugal y Darío Luna se planteó la idea y ahí comenzó todo. Pero digamos que el inicio oficial de Yerba Mala fue el 2006. Yerba Mala Cartonera nace en El Alto gracias a los lazos literarios con el Perú y Sarita Cartonera, de ahí nace la inquietud por tomar la idea. El 2007 yo me fui a vivir a La Paz por motivos de trabajo, ahí tomé contacto con Yerba Mala y unos meses más tarde me incorporé al trabajo. El 2009 regresé a vivir a Cochabamba y ya para entonces habíamos entablado “complicidad” con Lourdes Saavedra, así que empezamos de a poco a trabajar haciendo las tapas para enviar a La Paz y de allá nos mandaban las copias. Ya a mediados del 2009 nos establecimos en Cochabamba como Yerba Mala Cartonera, que ahora está no sólo en La Paz, sino que hemos crecido a Cochabamba. La experiencia ha sido excitante, pero creo que aún es poco tiempo para analizarla del todo. La gente en Cochabamba tiene diferentes reacciones al saber del trabajo de Yerba Mala, pero en general es un proyecto que les simpatiza. - ¿Cuáles son los objetivos de esta editorial? En general las cartoneras tenemos una tendencia de cultura alternativa, como una propuesta ante las grandes editoriales y todo su sistema de edición, distribución y comercio, que deja al margen a cualquier propuesta que no esté dentro sus parámetros. Por si fuera poco, este modo de operar está estrictamente ligado a un tema comercial; us precios son tan altos que hacen que los libros se conviertan en artículos de lujo como

tener una joya o un auto último modelo. En Bolivia eso significa prácticamente que un libro es inaccesible para cualquier ciudadano promedio. Lo que queremos es democratizar la cultura como fin social, y crear una nueva tendencia literaria como fin literario. Queremos iniciar una nueva forma de hacer literatura desde “lo boliviano” (que no sabemos qué es pero que vamos buscando igual). Queremos impulsar a escritores/a nuevos con más y mejores propuestas que normalmente no tendrían chance ante las grandes editoriales. Creemos que la literatura debe ser como la yerba mala, que crece en todas partes, únicamente porque las personas son personas y una de las cosas buenas que debería pasarle a la gente es que esté en contacto con las letras, que las haga suyas y las use para transformar el mundo. Y que esto no sea un privilegio. En cuanto a la propuesta estética, la idea es provocar nuevas formas de concebir los libros. Trabajamos con tapas de cartón, materiales reciclados, y apuntamos a que nuestros libros no sólo se lean por su contenido, sino también por su cubierta. Son libros que deben ser juzgados también por su tapa. - ¿Se puede hablar de literatura alternativa y “oficial”? Y de entre esas dos corrientes, ¿en cuál esta la editorial más involucrada? Sería demasiado osado de nuestra parte dar un diagnostico de la situación literaria de la ciudad y menos del departamento. Lo que sí se puede decir es que hay mucho entusiasmo y ganas en todas las generaciones por la producción literaria. Sin embargo, vemos que hacen falta entes articuladores, existen algunos po-

- El formato es algo que llama la atención en primera instancia. ¿Cómo influye esto en la recepción y difusión? El formato del libro cartonero refleja todo el espíritu del movimiento, el libro como un objeto común hecho de materiales cercanos a la gente, y así de mucha calidad literaria y fácil acceso. En general a la gente le llama la atención y, aunque sea por curiosidad, levanta uno para ver qué es esa cosa rara. Hay gente que le cuesta concebir un libro, visto casi siempre como algo vip o super chick en tapas de cartón, pero, en general, la apariencia del libro cartonero provoca y habla por sí sola. - ¿Cómo llevar una “empresa” con estas características, y cuáles son los planes para el futuro de la editorial en Bolivia y, especialmente, en Cochabamba. De ninguna manera somos nosotros una empresa ni pretendemos serlo. Nuestro objetivo es que la editorial tenga sostenibilidad, pero el lucro está fuera de nuestra mira, por eso no nos definimos como empresa sino como colectivo. Respecto a los planes tenemos algunos proyectos para este año, como la publicación del segundo tomo del club de cuento “Pan de batalla” y una segunda antología de escritoras bolivianas. Seguramente, habrá otros más, pero éstos son los planificados para este año. luis.axolotl@gmail.com

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