Presencia Misionera - Octubre 2018

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Introducción

¡Queridos animadores del servicio de ADEAM,

Durante el mes de octubre la Iglesia Católica se dedica a despertar el Espíritu Misionero en los fieles, con gestos de solidaridad hacia los misioneros que entregan sus vidas por el anuncio del Evangelio en el mundo. En este mes llamado "Mes de las Misiones", se intensifica la animación misionera, uniéndonos todos en oración, en sacrificio y dando nuestro aporte económico a favor de las misiones, con el fin de que el Evangelio se proclame a todos los pueblos. Sin embargo, no todos los cristianos participan de la misma manera, como es el caso de los Enfermos Intencionalidad: y Ancianos, debido a su avanzada edad o limitaciones físicas. A ellos les corresponde participar de la misión mediante la cooperación misionera espiritual, uniéndose con su sacrificio, sus dolencias y sus oraciones. Aunque parezca difícil, el enfermo y el anciano Durante todo este pueden llegar a ser misioneros con sentido universal desde su cama, ofreciendo su mes, reza por la sufrimiento por los misioneros. El sacrificio, aceptado con fe y sufrido con Cristo, es de intención que nos valor salvífico, ya que el enfermo y el anciano tienen la posibilidad de identificarse con propone el Papa Cristo doliente en la cruz porque sufre en el cuerpo y en el espíritu. Como animador de Francisco: Para que los ADEAM, te pido que sigas estimulando a los enfermos y ancianos que visitas, a que sean consagrados y las misioneros porque la oración debe acompañar el camino y la obra de los misioneros consagradas para que la gracia divina haga fecundo el anuncio de la Palabra. Que cada Enfermo y despierten su fervor Anciano Misionero con su oración, sacrificio y testimonio, acompañe y anime para que misionero y estén los Hijos de Dios asuman el llamado y envío que Cristo nos hace. presentes entre los ¡Feliz Octubre Misionero! pobres, los marginados y con los Atentamente Hna. Yesenia Arellano. OCV. que no tienen voz.

Responsable Nacional de ADEAM.

ORACIÓN DE LOS ENFERMOS Y ANCIANOS POR LA MISIÓN. Señor Dios, Padre de todo lo creado, te damos gracias por habernos llamado a nuestra primera vocación que es la vida, luego nos llamaste a ser tus hijos y parte de tu Iglesia a través del bautismo, enviándonos tu Espíritu Santo, convirtiéndonos en sacerdotes, profetas y reyes. Tu Señor conoces, lo que estoy viviendo, mis dolencias, mis debilidades, mi enfermedad, tu muy bien conoces esos momentos donde pierdo toda esperanza y decaigo, pero hoy Señor quiero convertir el dolor, la soledad, la debilidad y la enfermedad, en oración. Que mi sufrimiento sea parte de la cooperación misionera. Te entrego todo lo que estoy viviendo, Señor, por los misioneros, por todas aquellas personas que están cumpliendo tu mandato de “Ir y hacer Discípulos a todos los pueblos”. Hazme Señor un hombre nuevo, configurado con tu Redención. Ayúdanos a confiar en tu Resurrección y genera en nuestros corazones esperanzas, especialmente por los jóvenes, para que encuentren luz en medio de su desesperanza. Y a ti Santísima Madre, Virgen María, Reina de las Misiones, te pido que me acompañes en todo momento, y que lleves mi oración a tu Hijo Jesucristo. Amén.


PASTORAL CON ENFERMOS Y ANCIANOS

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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES 2018 Junto a los jóvenes, llevemos el Evangelio a todos.

Queridos jóvenes, deseo reflexionar con vosotros sobre la misión que Jesús nos ha confiado. Dirigiéndome a vosotros lo hago también a todos los cristianos que viven en la Iglesia la aventura de su existencia como hijos de Dios. Lo que me impulsa a hablar a todos, dialogando con vosotros, es la certeza de que la fe cristiana permanece siempre joven cuando se abre a la misión que Cristo nos confía. «La misión refuerza la fe», escribía san Juan Pablo II (Carta enc. Redemptoris Missio, 2), un Papa que tanto amaba a los jóvenes y que se dedicó mucho a ellos. El Sínodo que celebraremos en Roma este mes de octubre, mes misionero, nos ofrece la oportunidad de comprender mejor, a la luz de la fe, lo que el Señor Jesús os quiere decir a los jóvenes y, a través de vosotros, a las comunidades cristianas.

La vida es una misión.

Cada hombre y mujer es una misión, y esta es la razón por la que se encuentra viviendo en la tierra. Ser atraídos y ser enviados son los dos movimientos que nuestro corazón, sobre todo cuando es joven en edad, siente como fuerzas interiores del amor que prometen un futuro e impulsan hacia adelante nuestra existencia. Nadie mejor que los jóvenes percibe cómo la vida sorprende y atrae. Vivir con alegría la propia responsabilidad ante el mundo es un gran desafío. Conozco bien las luces y sombras del ser joven, y, si pienso en mi juventud y en mi familia, recuerdo lo intensa que era la esperanza en un futuro mejor. El hecho de que estemos en este mundo sin una previa decisión nuestra, nos hace intuir que hay una iniciativa que nos precede y nos llama a la existencia. Cada uno de nosotros está llamado a reflexionar sobre esta realidad: «Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 273).

Os anunciamos a Jesucristo.

La Iglesia, anunciando lo que ha recibido gratuitamente (Mt 10,8; Hch 3,6), comparte con vosotros, jóvenes, el camino y la verdad que conducen al sentido de la existencia en esta tierra. Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros, se ofrece a nuestra libertad y la mueve a buscar, descubrir y anunciar este sentido pleno y verdadero. Queridos jóvenes, no tengáis miedo de Cristo y de su Iglesia. En ellos se encuentra el tesoro que llena de alegría la vida. Os lo digo por experiencia: gracias a la fe he encontrado el fundamento de mis anhelos y la fuerza para realizarlos. He visto mucho sufrimiento, mucha pobreza, desfigurar el rostro de tantos hermanos y hermanas. Sin embargo, para quien está con Jesús, el mal es un estímulo para amar cada vez más. Por amor al Evangelio, muchos hombres y mujeres, y muchos jóvenes, se han entregado generosamente a sí mismos, a veces hasta el martirio, al servicio de los hermanos. De la cruz de Jesús aprendemos la lógica divina del ofrecimiento de nosotros mismos (1 Co 1,17-25), como anuncio del Evangelio para la vida del mundo (Jn 3,16). Estar inflamados por el amor de Cristo consume a quien arde y hace crecer, ilumina y vivifica a quien se ama (2 Co 5,14). Siguiendo el ejemplo de los santos, que nos descubren los amplios horizontes de Dios, os invito a preguntaros en todo momento: «¿Qué haría Cristo en mi lugar?».

Transmitir la fe hasta los confines de la tierra.

También vosotros, jóvenes, por el Bautismo sois miembros vivos de la Iglesia, y juntos tenemos la misión de llevar a todos el Evangelio. Vosotros estáis abriéndoos a la vida. Crecer en la gracia de la fe, que se nos transmite en los sacramentos de la Iglesia, nos sumerge en una corriente de multitud de generaciones de testigos, donde la sabiduría del que tiene experiencia se convierte en testimonio y aliento para quien se abre al futuro. Y la novedad de los jóvenes se convierte, a su vez, en apoyo y esperanza para quien está cerca de la meta de su camino. En la convivencia entre los hombres de distintas edades, la misión de la Iglesia construye puentes inter-generacionales, en los cuales la fe en Dios y el amor al prójimo constituyen factores de unión profunda.


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Esta transmisión de la fe, corazón de la misión de la Iglesia, se realiza por el “contagio” del amor, en el que la alegría y el entusiasmo expresan el descubrimiento del sentido y la plenitud de la vida. La propagación de la fe por atracción exige corazones abiertos, dilatados por el amor. No se puede poner límites al amor: fuerte como la muerte es el amor (Ct 8,6). Y esa expansión crea el encuentro, el testimonio, el anuncio; produce la participación en la caridad con todos los que están alejados de la fe y se muestran ante ella indiferentes, a veces opuestos y contrarios. Ambientes humanos, culturales y religiosos todavía ajenos al Evangelio de Jesús y a la presencia sacramental de la Iglesia representan las extremas periferias, “los confines de la tierra”, hacia donde sus discípulos misioneros son enviados, desde la Pascua de Jesús, con la certeza de tener siempre con ellos a su Señor (Mt 28,20; Hch 1,8). En esto consiste lo que llamamos Missio ad gentes. La periferia más desolada de la humanidad necesitada de Cristo es la indiferencia hacia la fe o incluso el odio contra la plenitud divina de la vida. Cualquier pobreza material y espiritual, cualquier discriminación de hermanos y hermanas es siempre consecuencia del rechazo a Dios y a su amor. Los confines de la tierra, queridos jóvenes, son para vosotros hoy muy relativos y siempre fácilmente “navegables”. El mundo digital, las redes sociales que nos invaden y traspasan, difuminan fronteras, borran límites y distancias, reducen las diferencias. Parece todo al alcance de la mano, todo tan cercano e inmediato. Sin embargo, sin el don comprometido de nuestras vidas, podremos tener miles de contactos pero no estaremos nunca inmersos en una verdadera comunión de vida. La misión hasta los confines de la tierra exige el don de sí en la vocación que nos ha dado quien nos ha puesto en esta tierra (Lc 9,23-25). Me atrevería a decir que, para un joven que quiere seguir a Cristo, lo esencial es la búsqueda y la adhesión a la propia vocación.

Testimoniar el amor.

Agradezco a todas las realidades eclesiales que os permiten encontrar personalmente a Cristo vivo en su Iglesia: las parroquias, asociaciones, movimientos, las comunidades religiosas, las distintas expresiones de servicio misionero. Muchos jóvenes encuentran en el voluntariado misionero una forma para servir a los “más pequeños” (Mt 25,40), promoviendo la dignidad humana y testimoniando la alegría de amar y de ser cristianos. Estas experiencias eclesiales hacen que la formación de cada uno no sea solo una preparación para el propio éxito profesional, sino el desarrollo y el cuidado de un don del Señor para servir mejor a los demás. Estas formas loables de servicio misionero temporal son un comienzo fecundo y, en el discernimiento vocacional, pueden ayudaros a decidir el don total de vosotros mismos como misioneros. Las Obras Misionales Pontificias nacieron de corazones jóvenes, con la finalidad de animar el anuncio del Evangelio a todas las gentes, contribuyendo al crecimiento cultural y humano de tanta gente sedienta de Verdad. La oración y la ayuda material, que generosamente son dadas y distribuidas por las OMP, sirven a la Santa Sede para procurar que quienes las reciben para su propia necesidad puedan, a su vez, ser capaces de dar testimonio en su entorno. Nadie es tan pobre que no pueda dar lo que tiene, y antes incluso lo que es. Me gusta repetir la exhortación que dirigí a los jóvenes chilenos: «Nunca pienses que no tienes nada que aportar o que no le haces falta a nadie: Le haces falta a mucha gente y esto piénsalo. Cada uno de vosotros piénselo en su corazón: Yo le hago falta a mucha gente» (Encuentro con los jóvenes, Santuario de Maipú, 17 de enero de 2018). Queridos jóvenes: el próximo octubre misionero, en el que se desarrollará el Sínodo que está dedicado a vosotros, será una nueva oportunidad para hacernos discípulos misioneros, cada vez más apasionados por Jesús y su misión, hasta los confines de la tierra. A María, Reina de los Apóstoles, a los santos Francisco Javier y Teresa del Niño Jesús, al beato Pablo Manna, les pido que intercedan por todos nosotros y nos acompañen siempre.



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PRIMERA SEMANA: Semana de la Oración.

Santa Teresa del Niño Jesús.

María Francisca Teresa (Santa Teresita del Niño Jesús o de Lisieux) nació el 2 de enero de 1873 en Francia. Hija de un relojero y una costurera de Alençon. En 1877, cuando Teresita tenía cuatro años, murió su madre. Su padre vendió su relojería y se fue a vivir a Lisieux donde sus hijas estarían bajo el cuidado de su tía, la Sra. Guerin, que era una mujer excelente. Santa Teresita era la preferida de su padre. Sus hermanas eran María, Paulina y Celina. La que dirigía la casa era María y Paulina que era la mayor se encargaba de la educación religiosa de sus hermanas. Cuando Teresita tenía 9 años, Paulina ingresó al convento de las carmelitas. Cuando Teresita tenía catorce años, su hermana María se fue al convento de las carmelitas igual que Paulina. La Navidad de ese año, tuvo la experiencia que ella llamó su “conversión”. Dice ella que apenas a una hora de nacido el Niño Jesús, inundó la oscuridad de su alma con ríos de luz. Al año siguiente, Teresita le pidió permiso a su padre para entrar al convento de las carmelitas y él dijo que sí. Las monjas del convento y el obispo de Bayeux opinaron que era muy joven y que debía esperar. Algunos meses más tarde fueron a Roma en una peregrinación por el jubileo sacerdotal del Papa León XIII.

Intencionalidad: Pide la intercesión de Santa Teresita del Niño Jesús, Patrona de las Misiones, para que aumenten las vocaciones misioneras en todo el mundo.

Al arrodillarse frente al Papa para recibir su bendición, rompió el silencio y le pidió si podía entrar en el convento a los quince años. El Papa quedó impresionado por su aspecto y modales y le dijo que si era la voluntad de Dios así sería. Teresita rezó mucho en todos los santuarios de la peregrinación y con el apoyo del Papa, logró entrar en el Carmelo en abril de 1888. Al entrar al convento, la maestra de novicias dijo; “Desde su entrada en la orden, su porte tenía una dignidad poco común de su edad, que sorprendió a todas las religiosas.” Profesó como religiosa el 8 de septiembre de 1890. Su deseo era llegar a la cumbre del monte del amor. Teresita cumplió con las reglas y deberes de los carmelitas. Oraba con un inmenso fervor por los sacerdotes y los misioneros. Debido a esto, fue nombrada después de su muerte, con el título de patrona de las misiones, aunque nunca había salido de su convento. Se sometió a todas las austeridades de la orden, menos al ayuno, ya que era delicada de salud y sus superiores se lo impidieron. Entre las penitencias corporales, la más dura para ella era el frío del invierno en el convento. Al morir su padre, en ese mismo año, Teresita se enfermó de tuberculosis. Quería ir a una misión en Indochina, pero su salud no se lo permitió. Sufrió mucho los últimos 18 meses de su vida. Fue un período de sufrimiento corporal y de pruebas espirituales. En junio de 1897 fue trasladada a la enfermería del convento de la que no volvió a salir. A partir de agosto ya no podía recibir la Comunión debido a su enfermedad y murió el 30 de septiembre de ese año. Fue beatificada en 1923 y canonizada en 1925.


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Preparación para el encuentro con la Palabra de Dios: Espíritu Santo, dame la inteligencia para entender lo que el Señor quiere decirme a través de su Santa Palabra. Amén. (leer varias veces todo el texto).

Marcos 10, 2-16. En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: “¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?”. Él les replicó: “¿Qué os ha mandado Moisés?”. Contestaron: “Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio”. Jesús les dijo: “Por vuestra terquedad dejo escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios “los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne” De modo que a no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre” En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: “Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio”. Le acercaban niños para que los tocase, pero los discípulos les regañaba. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: “Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él”. Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

Silencio de encuentro con Dios. Contempla mentalmente esta escena bíblica y hazle muchas preguntas tanto al texto, como a tu vida. ¿Qué significado tiene para ti la palabra amor? ¿Cómo acoges a los demás, especialmente a los débiles y más necesitados? ¿Está tu corazón rebosante de amor o al menos, lo intentas? ¿Está tu corazón abierto a la Palabra y a las personas de tu entorno? ¿Puedes acercarte a Jesús con la confianza, la ilusión y el abandono de un niño?


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MENSAJE:

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CANTO:

El Evangelio del día de hoy nos permite hacer una brevísima reflexión sobre la dignidad del matrimonio cristiano y la grandeza de la fidelidad conyugal. En la época de Jesús, la ruptura del vínculo matrimonial por parte del marido era de lo más normal e incluso, se solía argumentarse con textos de la propia Escritura, como por ejemplo: “Si un hombre toma una mujer y se casa con ella, y resulta que esta mujer no halla gracia a sus ojos, porque descubre en ella algo que le desagrada, le escribirá un acta de divorcio, se la pondrá en su mano y la despedirá de su casa” (Deuteronomio 24, 1). Este enunciado era interpretado de forma diversas. Jesús por su parte, distinguirá entre lo que es la voluntad de Dios y la ley de Moisés. Éste permitió el divorcio a causa de la dureza de corazón del Pueblo de Dios a no querer aceptar lo bueno, a no mostrar amor, ni misericordia, a cerrarse sobre uno mismo, evitando acoger el amor de Dios y de los hermanos. El fundamento más importante del matrimonio es el amor; y el amor es lo que hace que el hombre y la mujer sean una sola carne; dejan de ser dos para convertirse en uno. El amor entre el hombre y la mujer es expresión del amor de Dios. Y al igual que el amor de Dios es eterno, así debe ser el amor en el matrimonio. Este es la base, la esencia de la cuestión que nos plantea este Evangelio. Por otra parte, el Evangelio nos presenta a continuación, otra escena muy distinta a lo que estaba sucediendo porque en el momento en el que están hablando de asuntos de adultos, le presentan a Jesús unos niños para que los toque. La reacción de los discípulos no se hace esperar porque se indignan y les regañan. Cuando Jesús se da cuenta de aquello, corrige a los discípulos y les dice: porque de los que son como niños es el Reino de Dios. Jesús los abraza y los bendice, se identifica con ellos, se hace uno con los más pequeños, los más humildes, los más necesitados.

Ya toda me entregué y di, y de tal suerte he trocado, que mi Amado es para mí y yo soy para mi Amado. Cuando el dulce Cazador me tiró y dejó herida, en los brazos del amor mi alma quedó rendida; y, cobrando nueva vida, de tal manera he trocado, que mi Amado es para mí y yo soy para mi Amado. Hirióme con una flecha enherbolada de amor, y mi alma quedó hecha una con su Criador; Ya yo no quiero otro amor, pues a mi Dios me he entregado, y mi Amado es para mí y yo soy para mi Amado.

Oración conclusiva Señor, ayúdame a ser contigo como un pequeño que se maravilla de todo y se confía en los brazos de quien lo ama. Haz que tenga una mirada sencilla y un corazón abierto para ti. Amén.

Acción significativa Reza por las Obras Misionales Pontificias durante todo el mes de octubre y visita cada semana a los ancianos y enfermos.



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SEGUNDA SEMANA: Semana del Sacrificio.

El Santo Rosario Misionero.

El Rosario Misionero es una forma de oración que toma como base al Rosario tradicional, en la cual, por intercesión de María, se pide al Padre por las intenciones y necesidades de todo el mundo. Es una oración mariana universal y misionera, que consiste en rezar los cinco misterios de cada día teniendo presentes los cinco continentes del mundo, pensando en la situación concreta de cada continente desde el punto de vista de la evangelización y de la presencia cristiana, y orando por los misioneros y misioneras, por todos los agentes de la evangelización, y por todos los que Intencionalidad: aún no conocen la Buena Nueva de la salvación, para que se abran a la luz del Evangelio. El Rosario Misionero fue ideado por Monseñor Fulton Sheen, Ora por todos los arzobispo norteamericano, a mediados del siglo XX. Está estructurado, al igual que el Rosario tradicional en cinco misterios, en cada uno de los cuales misioneros y misioneras se pone como intención a uno de los cinco continentes. Las cinco decenas en todo el mundo, por tienen sus colores, que representan a cada uno de los cinco continentes todos los agentes de la evangelización, y por desde el punto de vista misional, y recuerdan al que reza, la intención todos los que aún no misional de cada decena. conocen la Buena Nueva El Papa Juan XXIII rezaba el Rosario Misionero todos los días por el mundo de la salvación, para que entero dedicando una decena a cada continente: “Como Papa debo orar por se abran a la luz del la humanidad enterar y lo hago al rezar el Santo Rosario Misionero. La Evangelio primera decena por África, la segunda por América, la tercera por Europa, la cuarta por Oceanía y la quinta por Asia”. En el Rosario Misionero se han pintado las cuentas de cinco colores, uno por cada continente: “La decena verde es por África, probada por el sufrimiento, pero disponible al anuncio; la decena roja es por América, promesa de nuevas fuerzas misioneras; la decena blanca, es por la vieja Europa, para que sea capaz de recuperar la fuerza evangelizadora que ha engendrado tantas Iglesias; la decena azul es por el Continente de Oceanía, que espera la difusión más profunda del Evangelio y la decena amarilla que es por Asia, que rebosa de vida y de juventud”. Entre las diversas formas de participar de la misión de la Iglesia, se encuentra la Cooperación Misionera, que el Papa San Juan Pablo ll, en la carta encíclica Redemptoris Missio sobre las misiones, define de la siguiente manera: «Todos los cristianos son corresponsables de la actividad misionera. La participación de las comunidades y de cada fiel en este derecho-deber se llama cooperación misionera » (RM. 77). «Entre las formas de participación, el primer lugar corresponde a la cooperación espiritual: oración, sacrificios, testimonio de vida cristiana. La oración debe acompañar el camino de los misioneros para que el anuncio de la Palabra resulte eficaz por medio de la gracia divina» (No. 78). Por tanto, el Rosario misionero es una manera concreta para cumplir con ese deber porque es una forma de oración en la cual, por intercesión de María, se pide al Padre por las intenciones y necesidades de todo el mundo. Es una oración mariana universal y misionera. En cada uno de los misterios, representados por un color, se pone como intención a uno de los cinco continentes. De esta manera, al terminar de rezarlo, se habrá abrazado con la oración a los hombres y mujeres de todo el mundo.


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Preparación para el encuentro con la Palabra de Dios: Espíritu Santo, dame conocimiento para comprender a profundidad la Palabra de Dios. Amén. Lectura orante de la Palabra (Leer varias veces).

Marcos 10, 17-27. Cuando Jesús se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?”. Jesús le dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre”. El hombre le respondió: “Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud”. Jesús lo miró con amor y le dijo: “Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme”. El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes. Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: “¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!”. Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: “Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios”. Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: “Entonces, ¿quién podrá salvarse?”. Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: “Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible”.

Silencio de encuentro con Dios Contempla mentalmente estas palabras de Jesús y reflexiona con las siguientes preguntas: ¿Soy capaz de desapegarme de todo y decirle al Señor que lo seguiré? ¿Puedo salir de mi egoísmo y dar de lo mío a los pobres? A la luz del Evangelio podríamos preguntarnos hoy, ¿me queda algo por vender?


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Cantos, Alabanza, Acción de gracias,Compromiso… MENSAJE: El evangelio de hoy recoge, probablemente, un triste episodio en la vida pública de Jesús. Tras su mirada amorosa y la invitación a su seguimiento, se encuentra con el rechazo de aquel hombre que antes había corrido a su encuentro y se había arrodillado ante él. Este hombre no pudo dar el paso de la generosidad; no pudo ver las necesidades de los pobres, aunque Jesús se lo haya mostrado; no pudo vencer su ambición, aunque pareciera que tenía buena intención y quizá fuese una buena persona, solo que se quedó allí, en el momento y lugar en que tenía que decidirse y hacer lo que Jesús le indicaba. Nuestro joven se marchó triste y con los ojos bajos, signo de que no había venido con malas disposiciones, pero era demasiado débil; tenía el deseo de la vida y lo retuvo una pasión muy difícil de superar, el egoísmo y el apego a las cosas materiales. El evangelista nos muestra la causa de la tristeza: es que «tenía muchos bienes». Mirando bien esta escena contemplamos que Cristo nos ve a cada uno de nosotros. Porque cada uno de los que nos decimos cristianos tenemos de una u otra forma apegado el corazón a las cosas de la tierra y nos damos cuenta que ellas no llenan nuestra alma. Por tanto, cuando Jesús fija la mirada en aquel joven, para nosotros hoy desconocido, mira a cada uno de los que ha llamado por el bautismo a la vida de cristianos. No mira tan sólo a los que llama a su pleno seguimiento. Llama más a todos aquellos que intuyen que la vida es más que diversión y pérdida de tiempo. Y por eso lo buscamos hasta donde pueda estar esperándonos porque lo único verdadero y eterno es: el amor de Cristo. Y es que cuando Cristo nos pide dejarlo todo, nos pide todo, pero no nos deja sin nada porque se da a sí mismo completamente.

CANTO: Un joven se acercó a Jesús que sonreía un joven que quería ser mejor. Quiero hacer tu voluntad y no sé qué hacer, Señor. Tú que eres la Verdad, dime por favor. Si tú quieres ser mi amigo anda y vende todo lo que tienes y ya libre ven conmigo. Yo te ofrezco mucho más. (bis) Jesús le contempló y era alegre su mirada. ¡Qué urgente la llamada! Y le amó. Pero el joven se marchó sin decir apenas nada. Como el joven era rico, triste se marchó. Hay muchos que al Señor hoy le ofrecen alma y vida, más tristes, y en seguida dicen no. Como yo que al ofrecer lo que fácil puedo dar, no le doy lo que Jesús vino a mendigar.

Oración conclusiva Señor, quiero seguirte como tú lo deseas, te pido que me ayudes a poner mis riquezas y mis dones a tu servicio, a través de mis hermanos y semejantes. Amén.

Acción significativa Visita los hospitales y geriátricos para dar a conocer la Agrupación de Enfermos y Ancianos Misioneros (ADEAM). Hazle la propuesta a los enfermos y ancianos de ser misionero aun cuando estén en cama o sufriendo alguna limitación.



TERCERA SEMANA: Vocaciones Misioneras.


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Preparación para el encuentro con la Palabra de Dios: Señor, infunde tu amor en mí, para que amándote en todo pueda seguirte confiadamente y así trabajar en tu viña. Amén.

Lectura orante de la palabra (leer varias veces)

Marcos 10, 35-45. Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que nos hagas lo que te vamos a pedir». Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?». Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda». Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?». Contestaron: «Podemos». Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado». Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, llamándolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».

Silencio de encuentro con Dios. Repasa mentalmente esta escena Bíblica y después hazle muchas preguntas al texto como a tu vida . ¿Por qué esta ambición de los discípulos de ocupar los primeros puestos? ¿Tiene sentido la respuesta de Jesús? ¿Qué quiere decir Jesús con el cáliz que se ha de beber y el bautismo que se ha de recibir? ¿Sobre qué funda Jesús el servicio a la comunidad?


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Cantos, Alabanza, Acción de gracias, Compromiso... MENSAJE:

CANTO: Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto El episodio se sitúa después del tercer anuncio de la Pasión (Mc verdaderamente bajo estas apariencias. A Ti se 10, 32-34). Y como ya había sucedido en los otros anuncios, la somete mi corazón por completo, y se rinde reacción de los discípulos no es positiva; dos de los discípulos se totalmente al contemplarte.

preocupan de los primeros puestos en el Reino y los otros se indignan. Señal de la dificultad de los discípulos de entrar en la perspectiva del destino doloroso del Maestro y de comprender el misterio del Reino. Los dos discípulos que hacen la petición, Santiago y Juan, los cuales son hermanos, ellos quieren sentarse a la derecha e izquierda de Jesús cuando esté en su reino. La ambición de poder mostrada ahora por estos dos discípulos no es algo nuevo, ya que en otra ocasión el Maestro había descubierto a sus discípulos discutiendo acerca de cuál era el más importante (Mc 9, 33-37). Una vez más, las discusiones sobre la ambición de los discípulos están en oposición a los anuncios de pasión y muerte del Mesías. Jesús propone una nueva forma de gobierno, en el Reino de Dios las relaciones entre los seres humanos son radicalmente diferentes a lo que se vive el imperio romano e, incluso, a lo que ellos han experimentado en el pueblo de Israel. Jesús resalta la importancia del servicio humilde frente a la dinámica del poder del más fuerte. Este es el factor que distingue a los seguidores de Jesús y los diferencia de los seguidores de otros maestros; es un modo de pensar diferente, una forma de acercarse a Dios basada en el amor al prójimo y en el servicio gratuito y desinteresado a quienes más lo necesitan. Jesús nos enseña a aspirar a un tipo de grandeza poco ambicionado en el mundo: el del amor incondicional que se hace compañía, se hace escucha, se hace humilde servicio, hasta entregar la propia vida.

Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta Palabra de verdad. En la Cruz se escondía sólo la Divinidad, pero aquí se esconde también la Humanidad; sin embargo, creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido. No veo las llagas como las vio Tomás, pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti espere y que te ame. ¡Memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que das vida al hombre: concede a mi alma que de Ti viva y que siempre saboree tu dulzura. Señor Jesús, Pelícano bueno, límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero. Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego, que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria.

Oración conclusiva Señor Jesús, enséñanos a vivir con actitud y disposición de buscarte a ti, y lo demás vendrá por añadidura. Apártanos de los caminos fáciles de la popularidad y llévanos por los caminos de los pobres y necesitados, que sepamos reconocerte en ellos. Amén.

Acción significativa Invita a toda la comunidad parroquial a participar en la colecta del DOMUND (Domingo Mundial de las Misiones) de una manera generosa y con conciencia cristiana, el penúltimo domingo de octubre, y da a conocer esta actividad misional de la Iglesia, en su más amplio sentido, tanto evangelizador como de desarrollo y promoción humana.



CUARTA SEMANA: Solidaridad Misionera.

¿Qué es el Domund?

El Domingo Mundial de las Misiones (conocido también por el acrónimo Domund) es una jornada anual en la que la Iglesia católica promueve el espíritu misionero. Se celebra en todo el mundo el penúltimo domingo de octubre. En este día, toda la Iglesia universal reza por la actividad evangelizadora de los misioneros y misioneras, y colabora económicamente con ellos en su labor, especialmente entre los más pobres y necesitados. El Domund es una llamada a la responsabilidad de todos los cristianos en la evangelización. Es el día en que la Iglesia lanza Intencionalidad: una especial invitación a amar y apoyar la causa misionera, ayudando a los misioneros. Los misioneros dan a conocer a todos el mensaje de Jesús, Pide la intercesión de especialmente en aquellos lugares del mundo donde el Evangelio está en María, Reina de las sus comienzos y la Iglesia aún no está asentada: Los territorios de misión. Misiones, para que La actividad de cooperación espiritual y material de esta Obra es cuide en el camino a permanente durante todo el año, pero alcanza especial significación durante el llamado "Octubre misionero". El día del DOMUND es el centro los misioneros que han de la celebración misionera. En Octubre, la Iglesia Católica celebra el Mes dejado todo para salir de las Misiones, puesto que fue en este mes, que se descubrió el a anunciar el mensaje continente Americano, abriendo así una nueva página en la historia de la de nuestro Señor Evangelización. La finalidad fundamental de esta Jornada es dar a conocer Jesucristo. la actividad misional de la Iglesia, en su más amplio sentido, tanto evangelizador como de desarrollo y promoción humana. Fue el 14 de abril de 1926, el Papa Pío XI, instituyó la JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES. Fue de allí que nació el domingo mundial de las misiones que luego llegó a ser más conocido como el DOMUND, en favor de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe; un día para mover a los católicos a amar y apoyar la causa misionera. Cuando el Cardenal-arzobispo de Milán, Aquiles Ratti, es elegido Pontífice en 1922, bajo el nombre de Pío XI, viene ya aureolado con la fama de gran favorecedor del apostolado misionero. Ha instituido en su vasta Diócesis un activo secretariado diocesano de Misiones, que ha extendido por toda ella la Obra de la Propagación de la Fe. Hasta ha fijado en favor de esta Obra una gran jornada anual, que debe celebrarse en todas las Parroquias y Centros religiosos diocesanos. A las pocas semanas de su entronización como Papa, elige en la persona de Mons. Roche, al primer Obispo indígena, que inaugurará la serie de Prelados autóctonos de rito latino en el siglo XX. Pocos días después promulga como Pontificia a la obra de la Propagación de la Fe, junto con la Obra de la Santa Infancia y del Clero Indígena; y las declara instrumento principal y oficial de la cooperación misionera de toda la Iglesia católica. En 1925, abre en el Vaticano, en pabellones levantados sobre el patio célebre del Belvedere, una espléndida Exposición Misionera, aprovechando la afluencia de peregrinos al nuevo año santo, con el fin de promover las vocaciones misioneras, suscitar el interés de los fieles por los problemas de las Misiones y excitar su generosidad espiritual y material. En febrero de 1926, publica la célebre encíclica Rerum Ecclesiae, en la que reafirma la importancia y urgencia de los objetivos misioneros. En este año, instituye la jornada misionera de octubre. Las OMP desde su promulgación como Pontificias en 1922, se habían ido desarrollando, bajo el impulso de sus consejos generales y de sus direcciones nacionales y diocesanas, en diversas naciones. Pero no podía esperarse de estas Obras, aunque contaran con numerosos y valiosos colaboradores, que influyesen de manera decisiva en el Pueblo de Dios.


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Preparación para el encuentro con la Palabra de Dios: Señor Jesús, te pido que me ayudes a quitarme la ceguera, para poder ver las necesidades de mis hermanos. Envía el Espíritu Santo, para que me ayude a mirar con amor a los más necesitados. Amén.

Lectura orante de la palabra (leer varias veces).

Marcos 10, 46-52. En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.» Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.» Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.» Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.» Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

Silencio de encuentro con Dios. Repasa mentalmente esta escena Bíblica y después hazle muchas preguntas al texto como a tu vida. ¿Ayudo a los necesitados cuando piden una limosna? ¿Reconozco a Jesús como el Mesías enviado de Dios? ¿Soy capaz de quitarme la ceguera espiritual con la ayuda de Jesús? ¿Soy como los discípulos callando a la gente cuando busca a Jesús en la Iglesia? ¿Soy agradecido con Jesús por lo que hace por mí? ¿Tengo fe como el ciego Bartimeo?


PASTORAL CON ENFERMOS Y ANCIANOS

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Cantos, Alabanza, Acción de gracias, Compromiso... MENSAJE:

CANTO:

En el Evangelio, el ciego Bartimeo grita a Jesús para ser sanado, mientras los discípulos le regañan para que no lo haga. El camino es un lugar para marginados. Normalmente un lugar tranquilo al lado de la carretera. Sin embargo, este día sería ruidoso a causa de los peregrinos dirigiéndose a Jerusalén. Imagínate la dificultad de Bartimeo para entender lo que está pasando con la confusión de la ruidosa multitud, ya que parece no tener amigos que le ayuden. Cabe destacar que la mayoría de hombres ciegos eran mendigos, considerados de manera caritativa. Bartimeo es la plena imagen de alguien sin nada que ofrecer, nada que declarar, pero, aun así, se fija en Jesús en vez de mendigar y por eso le da a Jesús títulos de honor. El Bartimeo del evangelio se encontró con Jesús y pudo gritarle su oración: "Jesús, ten compasión de mí". Y pudo expresarle su necesidad: “Señor, que vea”. Él quería algo y lo pidió con todas sus fuerzas, incluso gritando. Jesús no pudo seguir adelante, porque había alguien junto al camino que le necesitaba y que hacía lo posible para ser escuchado. Nos encontramos ante una lección perfecta de cómo orar. Primero hay que pedir con insistencia, con fuerza, que Cristo venga a socorrernos. Y hacerlo con la actitud del mendigo ciego: con humildad. A Jesús le llamó "Hijo de David", es decir, hijo del más grande Rey de Israel. Así es el encuentro de la criatura con Dios. Cuando Dios encuentra un alma bien dispuesta, se rinde y le llama. El ciego supo pedir lo que necesitaba, desprendido de todo, alcanzaría la gracia que más anhelaba en su corazón. Pidamos al Señor, aumentar nuestra fe hasta límites insospechados, ser santos y que nos quite la ceguera del corazón que nos aparta de su camino. Es la historia de nuestro país, que a veces vivimos como Bartimeo como “ciegos”, sin ojos para mirar la vida como Jesús, ya que la ceguera es también no ver con los ojos de Dios, sino ver con los ojos del poder, de la envidia...

Oración conclusiva Señor, hazme capaz de mirar mis errores y faltas cometidas. Dame un corazón generoso para ayudar a los más necesitados. Permite que vea desde el corazón para mirar al prójimo. Amén.

A todos un fraterno saludo Misionero! Acompañemos a los jóvenes con nuestra oración durante este mes de octubre. Feliz mes de las Misiones. Hasta la próxima. !!!

Entrando Jesús a Jericó, un ciego mendigaba junto al camino, y al oír la multitud, él puso en alerta sus sentidos; y preguntó: ¿Qué era aquello, lo que él oía a lo lejos? y le dijeron que era Jesús, El Nazareno. Y enseguida se oyó aquella voz que gritó: "Jesús! (2) hijo de David: ¡Ten misericordia de mí! Estoy aquí, Estoy aquí, corriendo tras de ti (Bis). Pero entonces Jesús se detuvo y al ciego preguntó: "¿Qué quieres que te haga? y el ciego contestó: "Que reciba la vista, Señor" - Jesús le dijo: "¡Recíbela!, Tu fe te ha salvado" Y luego vio y le siguió, glorificando a Dios; y al pueblo vio, y se alegró, y dio alabanzas a Dios, y tú también puedes venir, y también puedes decir: "Jesús! Jesús! hijo de David: ¡Ten misericordia de mí! Estoy aquí, Estoy aquí, corriendo tras de ti.


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