Esperaba ansioso que llegara el crepúsculo para ver a mi estrella favorita brillando en la oscuridad. Parecía que me hacía guiños, como si quisiera comunicarse conmigo. Me siento el más afortunado del mundo al contemplarla todos y cada uno de los días de mi vida, bueno, más que días… ¡Noches! Eso es.
Una monótona vida dedicada a observar, únicamente deleitada por aquel pequeño y lejano lucero. Impaciente, ansié que fuesen destapando mi ojo, poco a poco, sin dañar aquel cristal que me permite verla. Deseando que la oscuridad fuese infinita, que el resplandor del sol no cubriese a mi amada.
– Ya está otra vez mirándome mi querido telescopio– dijo desde lo alto la sonriente estrella y, con cálidos destellos, consiguió enviarle un beso.
Laura García Pavón, 4ºB
Hijo, no llores.
Gabriel Martínez Parramón
Hijo, no llores. Hijo, no llores, sé el soñador que el mundo necesita. Acaba con la pobreza, con las injusticias, y todo lo que perjudica nuestro ser. Hijo, no llores, que cuando te sientas mal, puedes coger tu caballo y galopar por los caminos de los sueños. Rueda por las colinas del amor, vuela con los pájaros de la amistad que le llevarán muy alto. Sé lo pluma que flota en el amanecer de la amistad, y sé el soldado que luche contra la tristeza, sé el rayo que guiará a todos hacia un mundo mejor. Pero sobre todo, no llores hijo, las fuentes de tus ojos no deben malgastar perlas.
Aunque no esté contigo, siempre estaremos unidos por los hilos del cariño y el amor.
Miriam Prieto Ramón, 4ªC
Las yemas de mis dedos, arcilla que tocaron tu pecho.
Los muslos, icebergs que arroparon tus manos.
Las lágrimas, aplausos en el escenario, viejos protagonistas del surco de tu piel.
Sentimientos, chubasqueros de tormentas causadas por tu nombre.
Vino en sangre, las cicatrices valientes en negar nunca haber amado.
Mi más grande amor convertido en amante.
….. Besos y puñales.
Sentada al borde…
Sentada, al borde de mis pensamientos,
Contemplando…
Un océano verde, Agitado por un brisa dulce, Engañada por la primavera.
Sentada al borde de la sombra, Los rayos del sol caen,
Dejando un estela en el cielo,
Que solo mis ojos ven,
Sentada al borde del día,
Observo como se pone el sol,
Un momento único ante mis ojos, Rosa, lila, celeste, rojo fuego,
Son algunos de los colores,
Que cubren el firmamento, Y que poco a poco se van desvaneciendo,
Sentada al borde de mis versos,
Un lápiz cubierto por recuerdos,
Y hojas en blanco, Esperando…
Sentada al borde de mis sentimientos,
Escribo sobre aquello,
Que solo es mío,
Para nunca olvidar,
Lo que un día vi y fui,
Y sentada al bode,
Me pregunto si algún día, caeré.
Sofía Guillarte Hervás, 1ºE
SILENCIO
Raquel García Gómez-Monedero, 4ºB
Estoy tumbada sobre el suelo, inconsciente. Abro los ojos. Empiezo a recordar lo sucedido. Caigo en la oscuridad. Vuelvo a tener conciencia de mi ser. Miro a mi alrededor: solo quedan unos cadáveres ajenos a lo acontecido.
Llega un jeep con hombres armados. Hablan en un idioma que no entiendo. Me levantan y atan las manos. Subo a la tartana. El suelo tiene manchas de sangre. Todo está borroso en mi mente. Me ponen un saco en la cabeza. Pierdo la noción del tiempo. Hemos parado. Bajamos del todoterreno. Me quitan el saco. Miro a mi alrededor. Estoy en medio de la nada, de rodillas, en una zanja. Están detrás de mí. Siento algo pequeño y frío presionando mi cráneo. Hay un gran estruendo. Me cubren con tierra húmeda. Silencio.
Sobrevivir
Vivir de alquiler entre las telas de su vestido, verde esperanza
Pagar la factura a besos por su espalda
Con vistas a una mirada de cristal el reflejo de un alma rota, Juntos, bajo las siete estrellas de Madrid, juntos, deconstruyéndonos cacho a cacho como Roma
Vicio
Regreso del niño ingenuo, encaprichado de soñar
Por soñarla, por hacerla soñar,
Por borrar de la biografía todo lo que no llevase su nombre
Todo lo que no oliese a ella
Volver a la infancia y mancharnos de tomate y barro
De no entender de prejuicios y de no querer por interés
Del gusto por jugar al escondite, y ahora esconderse
Evadiéndose en humo, para no volver
Temeridad
Primer aviso: sé cauta
Si con un par de pasos dejaste huella
imagínate qué pasará si te lanzas a recorrer el camino
Con los miedos bajo las suelas y la ambición por bandera
No comprenderéis lo ocurrido
Cómo seducía cada uno de mis sentidos
Cómo me sentía por cada milímetro reducido
Cómo poco a poco
Se hacían suyos mis latidos...
Detenido el tiempo
Deja que el silencio tome la palabra
Cuando todo termine, ven a buscarme
Estaré entre la pared y la espada.
Sube a mi ático
Y deja que el paisaje te observe
Que te tome como referente
¿Quieres algo?
Además de desordenarlo todo
Tienes la llave maestra para entrar en la mente de quien quieras,
Déjame que te emborrache, con palabras desnudas
Que te agarren fuerte por la cintura y mi temperatura te baile en las caderas
Ya verás, toma un vaso
Medio vacío y míralo medio lleno
Vacíalo, o cólmalo
Que seas la culpable de la última gota
Mi adorada mujer fatal,
Ya sabes cómo va el juego, si jugamos con fuego
nos arriesgamos a que se propague el incendio
Pero la verdad, quemarme contigo no sería tan mal final
Porque perderse en tu mirada nunca tuvo sabor a derrota, Tanto dolor con las espinas valió la pena por contemplar la rosa
Este es el trato
Yo escribiré sobre las ocho estrellas de Madrid
Si a cambio
Tu sigues tan bonita como Roma
Guillermo Aranda Pineda, 1ºC
Sombras del futuro
Fernando Sáez López, 2ºC
La humanidad nunca ha hecho más que boicotearse a sí misma. Su existencia no fue más que el principio de su propio fin. Bajo capas de humildad y comprendimiento ocultaban rostros de egoísmo. No ha sido hasta día de hoy que tenemos que cargar con las consecuencias de nuestros propios actos, yes que el ser humano nunca aprende de sus errores, y tropieza constantemente con sus mentiras.
El concepto de “ser humano” como se entendía en un principio ha dejado de existir, más de la mitad de la población mundial se ha convertido en lo que se podría considerarzombis vivientes. Laúnicadiferenciaentreellos ylos ficticios es quelos reales buscan la vida que han perdido. La felicidad no es más que un bien reservado a las figuras más importantes, y el resto se limitan a sobrevivir sin razón aparente.
De repente, alguien llamó a la puerta de Tatsuo. Era Akihiko.
- Hemos de irnos – dijo Akihiko, preocupado.
- ¿Cómo? ¿Adónde? – Tatsuo aún estaba desperezándose, era la primera vez en meses que alguien se presentaba en su casa.
- No hay tiempo de preguntas. Se están acercando.
- No seas peliculero y dime a qué viene tanta prisa, tengo mucho que hacer.
Akihiko, cansado de oír refunfuñar a su amigo, le agarró del brazo bruscamente y tiró de él sin piedad.
- ¡Eh! ¿Pero qué te pasa? – preguntó Tatsuo, aún desconcertado, intentando quitárselo de encima.
- Estamos yendo a mi coche, no estamos seguros aquí fuera.
Akihiko seguía tirando de Tatsuo, cada vez con más fuerza. Se habrían paso entre todalamultitud,algunoslesgritaban yempezabanaperseguir,sinmuchoéxito.Cruzaban callejuelas estrechas, pasaban por delante de bares y locales de todo tipo. Las calles eran agotadoras, asfixiantes, se podían ver anuncios publicitarios por todos lados y el oxígeno brillaba por su ausencia. Llegaron a lo que se podría llamar un aparcamiento, lleno de basura y con un olor pestilente. Entraron en el coche y Akihiko le explicó a Tatsuo lo que ocurría.
-Te acuerdas detodo lo quedecíansobrepersonas queiban enbuscadearrancarle la vida a los demás, ¿no? – Akihiko estaba nerviosísimo – Es verdad. Todo lo que decían es verdad.
- ¿Cómo va a ser eso cierto? ¿Personas muertas que buscan la vida de los demás? Te lo crees todo…
- Tatsuo, hazme caso. Ese tipo de personas “viven” entre nosotros. Tenemos que huir, ir a un sitio inhóspito. Son personas que lo han perdido todo, que ya no tienen
sentimientos y podrían hacer cualquier cosa para poder volver a tenerlos. Se dice que tienen incluso más capacidades físicas que los humanos normales.
Tatsuo lanzó un suspiro.
- Mira, te haré caso solo para librarme de todo lo que tengo que hacer, ¿vale? No negaría la existencia de esos supuestos seres, pero desde luego que no me lo voy a creer.
Akihiko, tras más de diez intentos, consiguió arrancar su coche. Salió del aparcamiento y comenzó a conducir. La multitud se apartaba a su paso, iba marcando un camino con el humo que vomitaba ese montón de chatarra.
Las calles, los edificios, las tiendas, los bares… Todo en conjunto parecía formar una ciudad infinita, yes que en esa época todo el mundo estaba cohesionado por una sola, pero había murallas que la separaban de zonas totalmente inhabitables, llenas de basura o infectadas por parásitos. Pero, para suerte de ambos, Akihiko conocía un lugar prohibido que tuviese oxígeno: la última reserva natural del mundo, Dalce. Cruzar esa barrera significaba el peor crimen registrado. Para los seres humanos, era prácticamente una deidad, la más pura representación del paraíso, toda una oda a la belleza. Y una meta totalmente inalcanzable, resguardada por dos murallas infranqueables.
Una vez llegaron a la primera de las dos barreras que los separaban de Dalce, se bajaron del coche, ya oxidado, y la puerta de Tatsuo se cayó. El coche estaba en unas condiciones pésimas, pero era lo habitual, debido al exceso de población y la revolución industrial no se gastaba el dinero en crear mejores medios de transporte. Se acercaron y cuando estaban a unos 50 metros de la barrera, varios soldados estaban apuntando a los dos amigos. Una especie de escudo de energía los acorraló, impidiéndoles moverse en un radio de dos o tres metros.
- ¿Quién osa acercarse a la primera barrera de Dalce? – preguntó uno de los soldados con rabia.
- Tenemos un asunto de interior, el conde de nuestro distrito, V – 271, está a nuestra espera. No nos gustaría acudir tarde a nuestra cita, ya ha de saber lo estrictos que son los horarios – Akihiko estaba convencidísimo del bulo que estaba diciendo.
- Necesito su identidad.
- Akihiko, GAP – 1364 – dijo, enseñando una especie de DNI.
- Tatsuo, HBQ – 2475.
El soldado revisó con un aparato si los carnés coincidían con las identidades a las que decían corresponder. Para ello, atravesó el escudo de energía y escaneó a ambos. Akihiko, por alguna razón, le puso la mano en la espalda. El soldado hizo un movimiento extraño, como un tic, y acto seguido, Akihiko le enganchó un rodillazo en el estómago. Cayó noqueado al instante. En cuestión de milésimas de segundo, sonaron todas las alarmas.Akihiko agarró el armaquellevaba el soldadoreciénaturdido yconunamaestría envidiable acabó con sus otros tres compañeros de tres tiros limpios, esquivando sus disparos como si se tratase de Neo. La seguridad de esa primera puerta era muy alta, ya que solo los mismos soldados podían abrirla con su huella ocular, pero agarró uno de los cadáveres moribundos sin piedad y le posó sobre la máquina. La puerta comenzó a
abrirse, pero tenían a varios policías de camino, dispuestos a acabar con sus vidas. Corrieron lo más que pudieron hacia la puerta y la lograron atravesar.
El portón se cerró a sus pies, y en ese mismo momento, se convirtieron en las personas más buscadas en el planeta entero.
Corrieron a una velocidad magistral, ya que había más guardias al otro lado, y lograron esfumarse en pocos instantes, dejándoles totalmente atolondrados. Igualmente, no lograron burlar toda la seguridad, había cientos de soldados persiguiéndoles en vehículos aéreos, marítimos y terrestres, mucho mejores que la porquería con la que contaba Akihiko.
Por suerte, ese limbo entre Dalce y el distrito V – 271 estaba prácticamente inhabitado, había grandes palacios, museos y edificios recreativos, mucho más cuidados que los de la gran ciudad, pero muy poca gente: la gran burguesía, que era escasa en su especie. Las pocas personas que se veían fardaban de muypoca salud física, pero siempre tenían una sonrisa en la cara, sonrisas horribles, alimentadas del egoísmo y del desprecio a las clases bajas.
Akihiko y Tatsuo se escondieron en uno de los muchos edificios abandonados, permanecieron allí varias horas, y cuando lo vieron conveniente, salieron haciendo el menor ruido posible. Entre la mayoría de edificios, que eran altos y elegantes, había puentes y porciones de suelo flotantes, que formaban una especie de laberinto en tres dimensiones. Se aprovecharon de ese laberinto para huir, y en apenas media hora se hallaban a medio kilómetro de la llamada “puerta a la felicidad”.
Aún no podían celebrar nada, pues tenían que seguir luchando contra las fuerzas de la alta burguesía, así que continuaron avanzando. Cuando estaban a alrededor de 200 metros, se acabaron todos los puentes y suelos voladores, solo quedaban edificios de menor estatura y carreteras en un estado deplorable. El esconderse en esa situación iba a ser una misión de proporciones épicas, la seguridad se había reforzado en unos niveles desmesurados y a penas existían callejuelas por las que pasar desapercibidos. Además, sus pintas no ayudaban a la causa, los habitantes de allí iban vestidos con ropa ancha y voluminosa, muyllamativa, con muchos colores, mientras que los nuevos criminales más buscados del mundo iban con ropas grises, desgastadas e incluso rotas.
De todas maneras, lograron escapar de los ojos de la policía, yestaban a solo unos metros de la “puerta a la felicidad”. Solo debían pasar, y se acabaría todo, ningún policía estaría dispuesto a cruzar la barrera, ya que sería ejecutado. ¿Pero cómo cruzar la barrera más infranqueable que nunca haya existido? Esta vez no era tan sencillo como acabar con un par de guardias y cruzar, ahora tenían que esquivar a decenas de guardias y conseguir que diez de ellos en particular prestasen la huella ocular, no sin antes el permiso del supremo de la gran ciudad.
Era imposible.
Se escondieron en el sótano de otra de las muchas casas a esperar su destino final.
- Akihiko, ya se ha acabado todo. No podemos hacer nada más, estamos perdidos – dijo Tatsuo, sollozando.
- No me gusta admitir la derrota. No pienso hacerlo. Voy a llegar a Dalce.
- ¡¿Pero qué te pasa en la cabeza?! ¡¿Te has vuelto loco?! ¡¿Cómo pretendes esquivar a todos esos guardias?!
- No lo sé, pero pienso hacerlo, no estoy dispuesto a-
- ¡Cállate de una vez, solo has conseguido que nos vayan a matar por intentar ir a Dalce! – Tatsuo intentaba aguantar las lágrimas, sin conseguir nada. – Has sido egoísta y ahora vamos a morir, por tu culpa…
- Lo siento.
Akihiko le dio un abrazo a su amigo de la infancia, a la única persona que podía considerar cercana en toda su vida. Fue la primera prueba de afecto real que Tatsuo recibió nunca. Pero estaba pasando algo. Se sentía débil. Sería por la impotencia. No, no era por eso. Parecía que todo estaba dando vueltas. De repente la sensación de recibir cariño se esfumó, y consigo las lágrimas. Antes sentía miedo, impotencia, furia… Pero todo se había esfumado. ¿Qué estaba pasando?
Akihiko le soltó.
Sus ojos se habían tornado de un color morado muy intenso. Cada vez más. Soltó una sonrisa, extraña cuanto menos. Parecía que no sabía sonreír. Tatsuo le vio levantarse e irse, totalmente impasible. Sin ser capaz de entender nada, se desplomó en el suelo, pero no sentía nada.
No estaba muerto. Aún podía pensar. Pero no parecía estar vivo. Todo era real. Se había convertido en uno de ellos. Si Akihiko quería ir a Dalce era para ser feliz, no para salvar a los dos. El mundo había llegado a su fin.
Tú no eres “tú”
Tu hogar nunca lo hicieron las cuatro paredes que tu casa un día fueron
Tu nación no es una frontera ni el idioma que tienes, que se pierde en tu cartera
Tú no eres tu identidad; la foto de un documento nacional, pues eres una maleta viajera
No eres la sonrisa de una banquera, ni un lustrado producto de nacionalidad, no eres ni septentrional ni meridional
Tu familia no es tu padre pues apenas lo es una madre; lo son todas aquellas gentes, las que dan molde a tus frentes
Al final la realidad es que los jardines están entre Eva y Adán.
Pablo Domínguez del Pino, 1ºF
Un Último Día de Paseo con la Locura y la Cordura
David Quiñones Fayed, 4ºD
Era un día nublado, tanto que no se veía el Sol y se respiraba penumbra en el ambiente. La sensación de soledad y desamparo era más potente que nunca; la tristeza poblaba las calles. Por estas, sucias y sombrías, caminaba Tyler junto a su compañero Copo de Nieve, que le atemorizaba porque no había producido señal de vida alguna desde que se habían encontrado, por primera vez, esa misma mañana.
Tyler suponía, que si no hacía enojar a su compañero, todo saldría bien.
Aún con todo y eso, seguía temiendo por lo que pudiera pasarle si cometía cualquier descuido. Copo de Nieve le había estado siguiendo sin que nadie se lo hubiese requerido; desde entonces el joven se había mantenido callado meditando qué decirle, hasta que decidió articular, meticulosa y minuciosamente, las ideas que mantuvo planeando desde que apareció en él este temor.
Perdone, Señor Copo de Nieve tartamudeó ¿usted piensa… hacerme algo? dijo temeroso. Su voz perdía fuerza a la vez que incrementaba el paso, pero tuvo que parar repentinamente porque su compañero había saltado sin previo aviso para colocarse a pocos centímetros de él. Decidió mirarle a los ojos mientras le invadía un pánico interior; podía sentir su desagradable presencia como si esta estuviera dispersa por todo su cuerpo.
Copo de Nieve había decidido quedarse quieto, con la mirada fija en los ojos de Tyler, con una expresión vacía, dejándole plasmado en sus pupilas.
La situación se vio interrumpida por una fuerte lluvia que había estado amenazando desde tiempo atrás. La que era una tensa circunstancia terminó con Copo de Nieve apartando la mirada para cobijarse rápidamente del agua; no la
soportaba… Se movió hacia el interior de un edificio que tenía cerca, donde desapareció a ojos del muchacho.
Tyler se quedó fuera pensativo durante un momento. Contemplaba el gran edificio al que entró quién ya se había convertido en su socio de travesía. Pensó que no podía ser seguro, así que acudió un momento a un pequeño porche que había por allí para colocarse su máscara antigás y su traje para protegerse de la radiación.
Al momento de guardar la ropa y sacar su antiguo medidor de ondas asesinas, se dio cuenta de que había una pequeña mancha azul con plumas en su mochila, era un colibrí lapislázuli. Al verle despertar tuvo un sentimiento inicial de alegría, que acabó tornándose en pena cuando notó que tenía un ala rota. El diminuto volátil se acomodó en su mano, en ese instante saltó de Tyler una chispa de arrepentimiento de procedencia desconocida; no sabía lo que debía hacer en ese momento. Dudoso se decantó por la opción más bondadosa, ayudar al pequeño pajarito. Lo alimentó con unas gotas de agua azucarada mezclada con medicinas. Después vendó el ala del pajarillo, lo envolvió delicadamente en un pañuelo, dejando la cabeza al descubierto, y lo introdujo cuidadosamente en la parte superior de su mochila. Una vez la cerró y se levantó del suelo, exclamó para sí mismo:
Ya sé… ¡Le llamaré Lapis! Y será mi nuevo mejor amigo… decía mientras se daba cuenta de que tendría que dejarlo ir en cuanto se recuperara. En ese mismo instante una espesa y pesada lágrima recorrió su mejilla y cayó al suelo, seguida por un llanto silencioso y desconsolado, que, acompañado por el sonido de la contaminada lluvia chocando contra los coches oxidados y las ventanas rotas, devolvía el ambiente de desamparo. Quebraba la única sensación agradable de compañía que había experimentado en mucho tiempo, desde aquel día en que la humanidad se desvaneció.
Esta condición fue irrumpida por un rayo tan potente que hasta el mismo Zeus hubiera temblado si hubiese estado cerca. Tyler salió despavorido hacia el edificio en ruinas en que se había adentrado Copo de Nieve.
Una vez dentro, empezó a analizar el terreno. A su juicio era un antiguo almacén de trabajadores, delatado por la cantidad de cubículos de trabajo que ocupaban el lugar. Casualmente encontró una pistola láser, que al parecer no tenía energía. Este último desafortunado imprevisto le obligó a explorar más el oscuro y derruido sitio. Finalmente, llegó a un lugar parecido a la oficina del “pez gordo” del miserable almacén. Allí empezó a registrar con hincapié, seguro de que encontraría algo que le sirviera para hacer útil el arma. Llegó a uno de los cajones finales, donde debajo de una tablita que hacía de falso fondo, se escondían las baterías nucleares necesarias para recargar una de esas armas tan potentes.
Tras haber inspeccionado las primeras plantas, decidió usar las escaleras para localizar cuál era la altura máxima a la que podía llegar. Ascendiendo se dio cuenta de que en lo alto el aire era más sano; volvió a sacar su medidor de radiación para asegurarse de que era cierto y siguió subiendo.
Durante su ascenso, Tyler escuchó un ruido y, motivado por la sensación de pureza que se respiraba allá arriba, se lanzó a averiguar de dónde provenía. Dejó su mochila al principio del pasillo, cogió la pistola y caminó hacia el fondo.
Entristecido por los nulos resultados obtenidos y la cantidad de tiempo perdido, volvió a donde había dejado su vieja mochila. Por el camino oyó un ruido insólito que provenía de allí. A medida que se acercaba imaginaba que podía ser que Lapis se hubiera despertado y quisiera salir de donde le había dejado, pero cuando llegó vio cómo Copo de Nieve perseguía a Lapis e intentaba llevárselo consigo.
Al entrar en pánico, Tyler solo pudo disparar su láser hacia Copo de Nieve; fallando en el intento. Consiguió captar su atención para, al menos, mantenerlo alejado de Lapis. Corrió hacia la azotea del edificio, donde, inútilmente, se escondió. Copo de Nieve olía el miedo, y el rastro que dejó aquel adolescente era más potente que la pólvora.
En la lenta aproximación de aquella bestia ancestral, Lapis apareció volando, se dejó caer sobre Tyler y con ternura se recogió por última vez en sus manos.
Lapis voló al cielo, y aunque la sensación de frío seguía presente, él con su calor logró llegar al borde del abismo, donde empezó a abrazarle la ventisca congelada, para con sus escarchadas fauces consumirlo en una avalancha nevada.
Se lanzaron así los dos fieros animales al precipicio urbano, cayendo inevitablemente rascacielos abajo. Una última mirada del Tigre Albino que era Copo de Nieve fue dirigida hacia Tyler. Seguía vacía, no portaba vida alguna. Era un simple espejo ilusorio.
El chico, que había caído desmayado tras tan desdichado suceso, despertó sediento, rodeado por su necesidad. Sin lugar donde ir, ni donde esconderse, quedó expuesto a la naturaleza. Empezó a rondar aquella terraza como un zombi, no sabía ni la razón por la que seguía luchando. Rompió en llanto, las olas chocaban contra el borde del tejado, poco a poco invadían sus proximidades y resecaban su piel con ráfagas de viento salado. Llegó el punto en el que el agua ya mojaba y empapaba su ropa.
Para ese entonces ya tenía asumido que su suerte final había llegado.
Y abatido por la realidad, decidió dejar de luchar.
IES SAN ISIDRO
El día 11 de abril, los alumnos de 2º del instituto realizamos una visita al IES San Isidro. Antes habíamos leído la novela “Sombras de la Plaza Mayor” que transcurre en ese lugar.
En 1566 los Jesuitas fundaron un pequeño colegio junto a la que después sería la Plaza Mayor de Madrid. A principios del siglo XVII, con la muerte de María de Austria y Portugal en 1603, la escuela creció en importancia pero fue en 1609 cuando el Colegio adquiere el título de "Imperial", pasando a ser denominado "Colegio Imperial". La escuela va adquiriendo fama e importancia de tal modo que la misma Corona quiere convertir el colegio en una universidad, pero el proyecto no se llevó a cabo y en 1725, Felipe V, a imitación del Colegio de Luis el Grande en París, fundó dentro del Colegio Imperial, un Real Seminario de Nobles, en el que un número reducido de personajes podría, desde aprender las primeras letras, hasta iniciarse en las lenguas clásicas y modernas o en la religión, la filosofía, las leyes y las ciencias.
El claustro es la parte del edificio más antigua. Está formado por arcos. Encima de cada arco está el símbolo de los austrias. En medio del símbolo hay un medallón en el que originariamente estaba el anagrama de "JHS". En el deambulatorio cubierto por bóvedas de aristas, se abren distintas puertas. Una de ellas conduce a una pequeña Cripta en cuya pared hay una serie de nichos donde están enterrados los frailes asesinados en 1834.
Pío Baroja
Lope de Vega Rosa Huertas
Entre las personalidades que estudiaron en este instituto destacamos a: Juan de la Cierva: ingeniero e inventor del autogiro.
Vicente Aleixandre: Poeta galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1977.
Jacinto Benavente: Dramaturgo premiado con el Nobel de Literatura en 1922.
Antonio y Manuel Machado: Los dos hermanos escritores.
María Zambrano: Fue una ensayista, filósofa, escritora y poeta.
Entre los objetos que pudimos ver en el museo destacamos los siguientes:
Los animales disecados
Los expedientes de antiguos alumnos
Cómo eran antes las aulas
Los materiales audiovisuales que había en las vitrinas
El esqueleto de al final de la visita del museo
Nos llamó la atención porque no es frecuente ver este tipo de objetos en otros institutos; también destacar el grado de conservación en que se encuentra este material. Sus colocaciones en vitrinas en el caso de los expedientes y de los materiales audiovisuales. Destacar también los animales disecados que había en las paredes.
Uno de los animales disecados que más nos asombró fue este:
Es una cabra siamesa. Está formada por dos pares de patas traseras, un par de patas delanteras y una sola cabeza, es decir casi dos cuerpos unidos en una cabeza.
Antes se trataba de una enseñanza más práctica que teórica, probablemente los libros no serían tan importantes que los objetos que se podrían observar por la propia persona a diferencia de la actual, no sé si este tipo de enseñanza es más importante que la que se utiliza actualmente basada en libros. En cuanto al profesorado probablemente no hubiera uno por cada especialidad de la materia si no uno para todas.
Como hemos mencionado antes fuimos al instituto IES San Isidro porque leímos el libro ”Sombras de la Plaza Mayor”; en el capítulo “El secreto del San Isidro” se cuenta una serie de acontecimientos, al bibliotecario lo asaltaron y lo degollaron. Se hace mención en este capítulo a los bichos disecados y al esqueleto manco. También cuenta que fueron asesinando a todos los curas a unos en las escaleras, a otros en la capilla y a otros en las aulas y Gonzalo le dice a Inés que esas piedras por las que pisaban corrió la sangre de los jesuitas.
El instituto IES San Isidro nos ha gustado mucho porque han sucedido tantas aventuras en ese lugar que da como escalofrío cuando estás ahí. Lo que más nos ha gustado ha sido cuando hemos abierto la puerta de la cripta y la capilla. Del museo nos ha llamado la atención mucho la parte de los expedientes y los materiales de las aulas. Lo que menos nos ha gustado ha sido la sección de los animales disecados
Redactora: Patricia Martín Sanz
CLUB DE LECTURA GRAN CAPITÁN
Desde hace tres cursos, disfrutamos de nuestro club de lectura, al que acuden alumnos, profesores y padres. La actividad, que se desarrolla una vez al mes a séptima hora, nos permite intercambiar impresiones sobre un libro. Toda la comunidad educativa (alumnos, profesores, padres, personal no docente) ha respondido favorablemente y hemos contado con la presencia de numerosas madres y algún padre de alumnos, lo que nos ha permitido compartir aficiones literarias.
En cada sesión, un profesor se encargó de hacer una introducción sobre el autor y la obra leída. La Asociación de Madres y Padres ha colaborado activamente en el proyecto: han difundido la actividad entre los asociados y han comprado libros (el cómic Arrugas de Paco Roca). Hemos elegido una novela gráfica para iniciar a los lectores en el cómic. Se han leído títulos de diversos géneros: novela, poesía, cómic. La mitad de los títulos han sido escritos por mujeres.
Durante la actividad sobre La isla del tesoro, un profesor se disfrazó de John Silver el Largo, para enfocar de una manera lúdica la presentación.
Este curso, nos ha permitido también conocer a diversos autores. Asistió la poeta Berta Piñán, que nos habló de su obra y nos leyó sus poemas. La autora de La Mancadura (El Daño) acudió a través del programa del MEC Encuentros con Autores.
También contamos con la visita de César Fernández, autor de Literatura Juvenil, que nos habló de su obra Ellos. El autor cedió varios ejemplares de esta novela y de otras a la biblioteca del centro. Fernando Marías, editor de Frankestein Resuturado, que nos habló del clásico de Mary Sheley.
Desde el mes de octubre, los libros leídos y comentados han sido los siguientes:
-Frankestein de Mary Sheley.
-Paradero Desconocido, Kressman Taylor
-La Perla, John Steinbeck
-Berta Piñán, La mancadura.
-Ellos, César Fernández
-Ser palabra desnuda. Ángela Figuera
-La isla del tesoro, Robert Louis Stevenson.
-Arrugas, Paco Roca.
VISITA AL PARQUE
ARQUEOLÓGICO DE CARRANQUE
El viernes 13 de abril los alumnos de 1º A y B de la ESO fuimos a visitar las ruinas romanas de Carranque. Salimos del instituto a las 08:30 y después de un viaje en autobús llegamos a este pueblo de la provincia de Toledo. Estuvimos almorzando en una zona de merenderos y a continuación pasamos a una sala donde nos explicaron lo que íbamos a hacer en el taller. También nos insistieron en lo importante que era cuidar el material y los moldes con los que íbamos a trabajar. En el taller hicimos una máscara del dios Sol, otra máscara dramática y una lucerna que era lo que utilizaban los romanos para iluminar.
Después comenzamos la visita: las ruinas de un antiguo palacio y la villa de Materno, un romano muy rico, dueño de las tierras de alrededor. En la villa vimos los mosaicos del suelo, las habitaciones y el sistema de calefacción que utilizaban. Nos llamó la atención un símbolo que nos recordaba a la cruz de los nazis, pero nos explicaron que era el símbolo de la vida y que lo utilizaban pueblos anteriores a los romanos.
Por último tuvimos un rato de recreo en la zona de merenderos y a continuación regresamos al autocar para volver al instituto. Fue una excursión divertida e interesante.
DANIEL VATAVU 1ºA ESO
Fotografías de Miguel Avilés Jerez (1ºC)
VISITA PALACIO DE LA BOLSA ENERO 2019
Alumnos de 1ºBach Economía.
Une semaine en France
El Departamento de Francés del IES “Gran Capitán” de Madrid ha iniciado una nueva experiencia pedagógica con los alumnos de 4º de ESO. Se ha sustituido el Intercambio escolar que se venía realizando en los últimos años por una Estancia Lingüística de una semana en Francia.
La actividad se ha desarrollado del 4 al 10 de abril de 2019 en Cannes. Nuestros alumnos han asistido a clases prácticas de francés para mejorar su competencia lingüística, tanto en expresión como en comprensión orales, en la Escuela Superior de Francés Lengua Extranjera “Pierre Overall”. Al final de su formación han recibido un certificado del nivel alcanzado: A2 y B1 según cada caso.
Asimismo, todos nuestros alumnos se han alojado en casas de familias francesas con las que han podido convivir y conocer de primera mano las costumbres francesas. Este aprendizaje se ha completado con actividades y visitas culturales programadas por este Departamento para descubrir la región de la Costa Azul francesa: Cannes, Niza, Grasse, museo Bonnard, isla Sainte Marguerite y Mónaco (Palacio Grimaldi, Catedral, Oceanográfico, circuito de Formula 1 y Montecarlo).
Los dos profesores que han acompañado a los 29 alumnos participantes están muy satisfechos con el resultado de la experiencia por la implicación tan positiva de todo el grupo de alumnos.
EL CERTAMEN 2000 ROMÁNTICOS
PREMIA A DOS ALUMNOS DEL GRAN CAPITÁN
Dos alumnos de 3º de ESO de nuestro instituto, Raquel García Gómez Monedero y Antonio Sánchez, han resultado finalistas del II Certamen Juvenil de Relatos de Terror 2000 Románticos, que propone inventar un relato de terror al estilo de los escritores románticos del siglo XIX. El concurso, promovido por la Fundación Telefónica y la editorial Santillana, se dirige a alumnos de 3º y 4º de ESO de la Comunidad de Madrid.
Diecinueve alumnos de IES Gran Capitán participaron en el certamen, acreditando un nivel alto de calidad en sus relatos. Los textos debían tener una extensión de entre 3 y 4 páginas escritas con letra Arial 12 y un interlineado de espacio y medio. El tema debía estar libremente inspirado en las aventuras de los escritores románticos o en cualquiera de sus obras.
Los dos relatos finalistas han sido publicados en un libro editado por Santillana, que fue presentado en un solemne acto en la Feria del Libro de Madrid el 10 de junio. Allí los jóvenes escritores pudieron firmar su obra y recoger sus ejemplares.
Raquel García Gómez Monedero quedó entre los cuatro finalistas que debieron defender su relato en un acto celebrado en Fundación Telefónica en el mes de abril.
Los organizadores del certamen, los escritores Fernando Marías y Santiago García Clairac acudieron el 12 junio a nuestro instituto para presentar el proyecto 2000 Románticos y el libro a los alumnos participantes y entregárselo en mano. Aprovecharon para agradecer la destacada participación del centro y animar a los alumnos a continuar escribiendo el próximo concurso. Los dos finalistas contaron su experiencia a los compañeros.
Viaje esquí Andorra 4ºESO2017
Un viaje estupendo, así es como lo describiría yo, desde el madrugón del domingo hasta la siesta en el autobús regresando el viernes por la noche. Seis días en los que disfrutamos tanto del sol como del frío. La nieve estaba espectacular, incluso para los que se ponían los esquís o la tabla por primera vez. Risas y, a pesar de algún percance y mucho cansancio, en general todos nos quedamos con ganas de repetir. ¡Eso sí!
Mucho mejor si fuese en un solo hotel, para compartir más tiempo con todos nuestros amigos.
Los profes, majísimos, siempre ayudándonos con los esquís, cuidando de los accidentados y guiándonos por las pistas; la verdad, ¡qué paciencia!. Y ¡claro!, ¡ya se sabe en estos viajes!, más estrictos en algunas ocasiones de lo que nos hubiese gustado. ¡Tenéis que descansar para poder esquiar mañana! - decían. Sin embargo, siempre nos faltaba tiempo para estar juntos y algunas veces la noche se alargaba… Al día siguiente otra vez con la puntualidad ¡Vamos que se nos va el sol! - Y subíamos a las pistas a ritmo de reggaeton.
Por las tardes estuvimos muy entretenidos: ratos libres en Encamp para visitar a nuestros compañeros, ir de compras por Andorra y un poco de relax en Caldea; ¡que gusto quitarse las botas y meterse en los jacuzzis!
Afortunadamente no hubo ningún contratiempo irremediable y estuvo todo muy bien organizado. Muchas gracias a todos por venir, por ayudar a cargar y descargar esquís y tablas del autobús, por echar una mano en las pistas a los principiantes y por esos momentos que nos han hecho conocernos mejor. ¡Nos queda un recuerdo inolvidable!
Laura García Pavón 4ºB
Certamen de Relatos de Terror 2000 Románticos
El concurso de relatos de terror basados en el estilo de los escritores románticos es una gran experiencia que personalmente he logrado disfrutar plenamente y que me ha permitido conocer a mucha gente y ampliar miras, aparte de introducirme en el mundo de la escritura con una nueva perspectiva. Además es una gran oportunidad para tomar confianza y madurar, tanto escribiendo como a nivel de profundidad personal y social.
El sábado 28 de abril, en la presentación de los cuatro relatos finalistas, se hallaba en el aire una gran expectación. Todos sentíamos una mezcla de nerviosismo, orgullo y felicidad por narrar nuestros relatos frente al jurado y frente a un gran público, ansioso por conocer nuestras obras. El acto comenzó y poco a poco cada uno de los candidatos fuimos subiendo al escenario y, tras ser presentados por un miembro del jurado, leímos nuestros relatos. Fue emocionante. Cada uno mostraba la pasión que había en su obra de una forma única y realmente especial. Llegó mi turno. Los focos iluminaban el escenario. Comencé a leer. Sentí que estaba sola. Absorbida por el relato no me di cuenta del paso del tiempo hasta que llegué a la última página. Al terminar, supe, que esto mismo les había sucedido a los otros finalistas. La tensión y nerviosismo se desvanecieron para dar paso a la satisfacción que provoca hacer algo con esfuerzo y dedicación y llegar tan alto. Después, los finalistas de cómic salieron uno a uno a comentar sus obras.
El jurado se fue a deliberar. Sabíamos que solo uno podía ganar en cada categoría, pero no importaba. Todos reconocimos a los demás como compañeros en una experiencia única y enriquecedora.
El fallo del jurado, los aplausos, las felicitaciones mutuas, las fotos y las conversaciones de despedida cerraron un precioso acto que quedará en la memoria de todos los que allí estuvimos como un gran y feliz recuerdo.
MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL
En febrero visitamos con los alumnos de Humanidades el Museo Arqueológico Nacional. Este curso, en vez de optar por la visita guiada, hemos recorrido el museo por nuestra cuenta deteniéndonos en las salas de Grecia y Roma, donde cada alumno ha explicado la pieza que había preparado de antemano. Una experiencia para repetir.
El 16 de marzo de 2018 se celebró la IX Olimpiada de Geografía en la Universidad Autónoma de Madrid
El Instituto participó con un equipo de alumnos de Segundo E de Bachillerato formado por Ignacio Paíno, Ana Coruña, Miguel Pascual y Juan Manuel Ferrer que obtuvo la 5ª posición de los 204 alumnos participantes.
El15 de marzo de 2019 tuvo lugar la X Olimpiada de Geografía de la Comunidad de Madrid en el campus de Getafe de la Universidad Carlos III.
El equipo del centro estuvo formado por Jorge Salcedo de 2º D, Raúl GineryAlejandroGómezdeSegundoEdeBachillerato,coordinadoporÁngel de la Cal Bombín, profesor del Departamento de Geografía e Historia.
DAVID CUARTIELLES VISITAEL IES GRAN CAPITÁN
El pasado día 10 de enero tuvimos el honor de contar con la presencia de David Cuartielles quien ofreció una charla a nuestros alumnos (2º de Bachillerato y 4º ESO).
David Cuartielles es el cofundador de Arduino, una tarjeta de control diseñada con hardware y software abierto muy fácil de usar. Una de las consecuencias más importantes de su diseño ha sido el acercamiento de la electrónica y la programación de prototipos a artistas, músicos y, sobre todo, a alumnos de secundaria y bachillerato.
La conferencia que nos ofreció se basó en la tecnología y el diseño multidisciplinar, así como las posibilidades de las tarjetas de control aplicadas en otros ámbitos (distintos a la Electrónica) y sus aplicaciones futuras en Internet de las cosas (IoT)
Desde aquí, nuestro agradecimiento por su labor de difusión de la ciencia y la tecnología, así como su gran aportación a la educación.
HP CODEWARS 2019. IES GRAN CAPITÁN: SEGUNDO Y TERCER PUESTO
HP Codewars es un concurso de programación para alumnos de secundaria que se celebra cada año en distintos países del mundo con el objetivo de promocionar las disciplinas tecnológicas entre los alumnos.
El pasado 23 de febrero cinco alumnos de 2º de Bachillerato C y B (Hugo Jiménez, Rodrigo del Castillo, Alejandro Villaseca, Alejandro Bermejo y Alonso Cañas) compitieron en la Edición HP Codewars 2019 frente a otros 33 equipos de la Comunidad de Madrid. En su exitosa participación consiguieron el segundo y tercer puesto de la competición.
HP Codewars consiste en una competición de programación dirigida a estudiantes desde 3º ESO a 2º Bachillerato en la que los alumnos, en grupos de 2 o 3 participantes, tienen que resolver el mayor número de problemas de programación posibles, con distintos niveles de dificultad.
¿QUÉ SABES DE EUROPA? 2018
El 21 de abril de 2018 se celebró en el Instituto San Isidro el concurso ¿Qué sabes de Europa?, organizado por la Dirección General de Asuntos Europeos de la Comunidad de Madrid. Nuestro centro participó con un equipo de alumnos de 3º de ESO, coordinado por las profesoras Esther Doncel y Ana Mª Martín del Departamento de Geografía e Historia. El equipo logró el tercer puesto en la fase final del Concurso Autonómico y estuvo formado por: Martín Morera de 3º E, Hugo Pulpón de 3º E y David Cabrero de 3º C (suplente)
¡FELICIDADES! A los tres
¿QUÉ SABES DE EUROPA? 2019
El 30 de marzo de 2019 se celebró una nueva edición del concurso de preguntasyrespuestas,¿QuésabesdeEuropa? Elequipo ganadordelafase de selección celebrada en nuestro Instituto, formado por Mª Magdalena Grande Jiménez y Lucía Grande Serrano de 3º A de la ESO, acudió a la final autonómica en el Instituto San Isiddro.
UNESMUN
Los encuentros de UNESMUN son una representación escolar de las Naciones Unidas en la que intervienenalumnosde4ºdelaESO y 1ºdeBachillerato,procedentesde centros educativos de toda España. Es un modelo, nacido en la Universidad de Harvard e impulsado por la UNESCO, para fomentar entre los jóvenes el diálogo, la paz, la cooperación y la resolución de conflictos mediante el debate y la negociación.
Nuestro instituto participó durante los días 13, 14 y 15 de abril de 2018 en la III EdicióndeUNESMUN, que tuvo lugar en Córdoba. La delegación, coordinada por el Departamento de Geografía e Historia, estuvo formada por: Luis Albares Plaza de 1º B de Bachillerato, Clara Balda Plaza de 4º D de ESO, Enrique Feíto Casares de 1º A de Bachillerato, Raquel García Gómez-Monedero de 4º B de ESO y Natalia González del Pozo de 1º A de Bachillerato.
En la IV Edición de UNESMUN, celebrada los días 5, 6 y 7 de abril de 2019 en Boadilla del Monte, el equipo del centro estuvo integrado por los alumnos de 4º de ESO: Paula Díez, Rubén Arribas, Álvaro Ayuso, María González, Carmen Palací y Elisa Vera.
ALICIA LASTRES BERMEJO, ALUMNA DE 2º ESO, GANA EL CONCURSO NACIÓN DE RELATO CORTO DE COCA COLA
Nuestra alumna de 2º de ESO ha resultado la ganadora nacional del Concurso de Relato Corto de Coca Cola. La gala de entrega del premio se celebró en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando el pasado 21 de junio, con la asistencia de familiares y profesores. El acto fue presentado por Carlos Latre, que hizo las delicias de los jóvenes asistentes, y contó con la presencia de escritores como Jordi Sierra i Fabra, e incluso de personajes literarios como El Principito. Este certamen literario para jóvenes escritores es el más antiguo que se viene celebrando en nuestro país, pues este año ha sido la 59ª edición.
Los 17 finalistas de las diferentes comunidades autónomas acudieron a esta gala final donde se desvelaron los nombres de las ganadoras de los tres primeros premios. Alicia Lastres resultó ser la ganadora nacional con su relato Caos, que se puede escuchar en el siguiente enlace, y que impresionó tanto a los miembros del jurado como a los asistentes al acto, que lo escucharon al final der la gala. Es la primera vez que una representante de la Comunidad de Madrid gana este certamen nacional.
Alicia y los otros finalistas vivirán la experiencia Coca Cola, que consiste en un viaje a Edimburgo donde convivirán, harán talleres de creatividad literaria y también turismo por la ciudad. Incluimos el texto completo del relato.
V EDICIÓN DEL CONCURSO "VUELA
CON TU HISTORIA"
Elconcursoescolar"VuelacontuHistoria",promovidoporel Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire, tiene como objetivofomentarelinterésdelosestudiantesdeSecundariapor la Historia de España y la Aeronáutica española. Nuestro centro ha participado en varias ediciones del mismo. En esta última de 2019,conunequipode15alumnosde2ºdeBachilleratoyde4ºde ESO. En las fotografías apareceel grupo de estudiantes de 4º de ESO.
PREMIOS DEL CONCURSO LITERARIO CURSO 2018-2019
CATEGORÍA A (1º Y 2º ESO)
Poesía
1. Ginny
Desde arriba
Irene Madridano García, 1º E
2. Sheda
Mi día
Ignacio Benito Martínez, 1º E
Narrativa
1. Pepe Langosta
Sin título
Ricardo López-Nuño Sánchez
1º B
2. Big Foot
La víspera del juicio final
Maciej Karol Furdyna, 1º E
CATEGORÍA B (3º Y 4º ESO)
Poesía
1. Guacamaya
Las yemas de mis dedos
Alba Herrero Árquez , 3º C
Narrativa
1. Verde
El túnel de Recoletos
Gretchen Rodríguez Fernández, 3ºB
2. Atenea
Lágrimas de agua salada
Sofía Poblete Rodríguez, 4º E
CATEGORÍA C (BACHILLERATO)
Poesía
1. Jano
Y como el hormiguero…
Manuel Pérez Muñoz, 2ºD
2. Constante de Planck
Los muros absurdos de mi habitación
Pablo Domínguez del Pino, 2ºF
Narrativa
1. Rojo 510
Joaquín Sabina
Víctor Pozo Medina, 2º E
2. Mr. Toot
La domadora y el visir
Rodrigo Lloves Oroquieta, 1ºC
MICRORRELATO A. 1º, 2º y 3º ESO
1. Pez de Malawi
El pez
Elsa Molina Sanz, 1º ESO E
2. Ángel Gris
A ti
Darío Cruces Guaderrama, 1º ESO F
MICRORRELATO B. 4º ESO, BACHILLERATO
1. Marco Polo
Venecia
Laura García Pavón, 1º C
2. Lirio Blanco
Sin epitafio
Raquel García Gómez-Monedero, 1ºB
DESDE ARRIBA
Desde el cielo me iluminas, Tú que te fuiste sin más. Desde el cielo me vigilas, para que no se acerque el mal.
Desde aquí te extraño, cuando me dejaste en soledad.
Desde aquí yo te lloro, por no poderte abrazar.
Porque te fuiste tú, yo que te necesitaba. Me dejas aquí sola, pensando en ti cada hora. Recuerdo las tardes, paseando contigo en el parque.
Porque te tenías que ir a ese largo viaje, a la vuelta yo te esperaré con tu equipaje.
Pseudónimo Ginny
Irene Madridano García
1ª ESO E
MI DÍA.
Hoy es un día normal, Me acabo de despertar.
Cuando termine de desayunar
Me tendré que preparar.
Ahora hago la mochila, Con los libros de todo el día.
Mates, lengua e inglés y hoy creo que tengo francés
Ya he bajado a la calle Espero a que mi amigo baje.
Hoy llegamos tarde, Espero que no se retrase
Llegamos al instituto, Ya nos despedimos
Cada uno a su clase,
Que a mí me toca mates.
Es la hora del recreo, La hora de los juegos, 1 balón de baloncesto.
Soy muy bueno, siempre meto.
Subimos a las clases
Corre, corre que no llego
Ya hemos terminado
Menos mal, estoy cansado.
Ya he llegado a casa.
Me tumbo en el sofá,
Me pongo a leer,
Que bien, es fenomenal
Termino de comer,
Voy a descansar.
Luego en un rato,
Los deberes voy a empezar.
Hemos terminado de entrenar,
Es muy tarde,
A casa tengo que llegar,
Pero creo que me van a regañar.
Es la hora de dormir,
Yo me pongo a leer
Mañana hay que madrugar
Otro día, otra vez.
Pseudónimo Sheda
Ignacio Benito Martínez
1º ESO E
Me llamo Pablo, tengo 12 años, soy de España, siendo exacto de Madrid. Mido más o menos un metro setenta, soy castaño y tengo los ojos marrones, mi padre es investigador de un gran laboratorio y mi madre periodista de Telemadrid, y esta es mi historia.
Estoy encerrado en el laboratorio de mi padre, todo está oscuro, excepto una luz al fondo, me fui acercando a la luz pensando que había alguna persona, pero no, era un aparato grande, verde y con ocho patas. Pensé que era un inventó de mi padre así que entre y pulse todo los botones, la máquina empezó a girar y cuando paro, y salí ya no estaba en el laboratorio de mi padre sino en una selva.
Me bajo de la máquina nervioso y preocupado, no hay nadie, solo se oyen unos pasos muy fuertes que se van acercando hacia mí, miro para atrás y veo un gran y peligroso Tiranosaurio Rex, me asusto tanto que empiezo a correr como un pollo sin cabeza hasta que veo enfrente mío un Triceratops, decido subirme a un árbol hasta que pase todo, el Triceratops al ver al Tiranosaurio Rex huye asustado. No puedo bajarme del árbol porque tengo al dinosaurio esperándome y decido esperar que se duerma, una vez dormido empiezo a saltar de árbol en árbol y de rama en rama hasta llegar a la máquina
Cuando entro en la máquina me doy cuenta que es una máquina del tiempo, ¡He viajado al Jurasico!, estoy ilusionado, puedo viajar a cualquier época, pero a la vez tengo miedo, porque no se manejarlo y estoy en la Prehistoria, decido volver a pulsar todo los botones, igual puedo regresar a mi época.
La máquina vuelve a dar vueltas, con mucho miedo abro la puerta, no tengo claro donde estoy, hay un campo de batalla, lo sé porque en cada lado hay jinetes, caballos, carros de combate, y muchas personas con armas. Salgo despacio y voy avanzando hasta que los ejércitos vienen corriendo hacia mí, grito pero ya es demasiado tarde para volver a la máquina, a mi alrededor empiezan a pelear. Estoy en medio, me escondo detrás de un árbol y empiezo a esquivar algunos espadazos, de repente veo que unos carros con pinchos en las ruedas se acercan hacia mí, intentan derrotar al otro ejército, tengo suerte y me aparto antes que me pillen. Cuando creo que la batalla ha terminado veo otro grupo de caballos y jinetes que están escapando, parecen que se rinden, ¡pero no!, el jefe me mira por un instante extrañado por mi aspecto y se vuelve hacia el jefe del otro ejército para atacarle.
En este momento, aprovecho la incertidumbre y me voy corriendo a la máquina del tiempo, ¡esto es una pesadilla!, le doy a todos los botones, la máquina gira rápidamente, uff he podido escapar, pero donde estaré ahora.
Ahh estoy en un barco lleno de marineros, salgo despacio, un señor con aspecto cansado me mira y pregunta ¿qué haces aquí sí solo, eres un niño! Le miro con ojos sorprendido y respondo ¡No sé dónde estoy y que hago aquí!, después de un rato intentando explicar todas mis aventuras me dicen que me puedo quedar si no rompo nada, ¿En qué época estoy, donde va este barco? esa es mis gran pregunta, pero creo que tengo que espera para intentar averiguarlo, los marineros solo me indican que se han embarcado para encontrar una nueva ruta que les lleve a la India, no tenía ni idea de la época en la que estaba, de repente veo a un señor a la proa del barco comunicándose con otras tres embarcaciones que nos siguen, oigo unos gritos ¡Marineros, avisar a la Niña y la Santa María, que parece que va haber tormenta! Sorprendido me doy cuenta que estoy en la expedición que va a realizar el descubrimiento de América.
Decididamente tengo que volver a mi época y no puedo entretenerme mucho más, pero me hace tanta ilusión ser el primer niño Español en pisar América, que decido pasar unos días en las embarcaciones, una mañana escuchamos todos ¡Tierra a la vista! ¡Qué ilusión, voy a formar parte de la historia! me bajo del barco y piso tierra, nunca me podré olvidar de este momento pero ¿dónde está la máquina de mi padre? Con tantos marineros subiendo y bajando de los barcos, y tantas emociones, me acabo de dar cuenta que no está. Parece que se ha caído al océano, cojo una barca y empiezo a remar, ¡Espero que se haya quedado en la costa!, de repente a lo lejos la veo, empiezo a rezar para que haya flotado y los daños hayan sido mínimos, no me hace ilusión quedarme en esta época. Cuando por fin llego a la máquina salé un calamar gigante y se traga la máquina, es morado, tiene 8 brazos y un solo ojo, empiezo a buscar algo para poder defenderme, uff ¡un arpón! no se utilizarlo pero en los libros de aventura siempre le apuntan al ojo y le dejan ciego, no tengo nada que perder. Lanzo el arpón, mi puntería no es bueno, en lugar del ojo se lo meto por la boca, estoy preocupado, ¡voy a morir, y he perdido la máquina del tiempo! pero no, el monstruo acaba de vomitarla, y asombrosamente sigue funcionando, me meto rápidamente doy a todos los botones y aparezco en la cima de un cohete espacial.
¡No me lo puedo creer! ¡Quiero regresar a casa!, Estoy en el Apolo 11, estoy a punto de viajar a la Luna, estoy asustado, decido bajar cuando toco el suelo unos militares me descubren y empiezan a correr detrás de mí, me toca rápidamente volver a subir es mi única esperanza, llegar a la máquina y desaparecer, pero las vigas que sujetan la nave espacial empiezan apartarse el cohete está a punto de despegar, salé humo por los propulsores, se tambaleara, la máquina está a punto de caerse, los guardias siguen buscándome corro a la máquina y vuelvo a pulsar todos los botones. Por las ventanas veo luz, es de día, me parece ver el laboratorio, pero después de todas mis aventuras no me lo puedo creer ¡He regresado! Me voy corriendo a casa, nunca más volveré a este laboratorio, he tenido aventuras para el resto de mi vida.
Pseudónimo: Pepe Langosta
Ricardo López-Nuño Sánchez
1º ESO B
La víspera del juicio final
Era un día normal y corriente en mi ciudad, pero para mí no. Me había levantado entre sudor y estaba muy nervioso. Fui a desayunar sabiendo que sería la última vez que lo haría en millones de años. Fui a lavarme los dientes y prepararme para ir a mi primer día de trabajo, aunque también el último.
Todos me saludaron sonriendo, pero yo les respondí con una mirada seria y triste. Ni siquiera me molesté en aprender los nombres de mis compañeros de trabajo, ya que sería la primera y última vez que los vería.
Había quedado con Dios en una cafetería a la seis. Me estaba esperando en una mesa con una sonrisa algo intrigante. Pedimos dos cafés y hablamos sobre el próximo día. Me habló de por qué iba a hacerlo y me dio algunas ideas para cuando yo lo hiciese. Pagó los dos cafés y se fue. Cada segundo que pasaba yo me ponía más nervioso.
Yo no sabía nada hasta hace casi un año. Hace exactamente 364 días. Lo vi todo en un sueño y me lo explicaron todo con todos los detalles. Al día siguiente la humanidad se extinguiría por completo. Lo haría Dios.
Al principio de los tiempos hubo un Dios creador de todo. Después de crear el universo creó las estrellas, los planetas y demás. También creó la Tierra, un planeta donde creó la vida. Creó unos organismos capaces de crear oxígeno y evolucionar y descansó después de su trabajo. Después de varios millones de años echó un vistazo a la Tierra y se interesó por los homínidos a los cuales les dio lo capacidad de andar sobre dos patas y usar las otras dos para crear utensilios necesitarían. Después se fue otra vez a descansar pasaron otros millones de años.
Después de su descanso vio a los humanos evolucionados. Eso lo llenó de orgullo, aunque las personas hacían guerras y se mataban mutuamente. Eso no hizo a Dios eliminar a los humanos, ya que sabía que pronto se darían cuenta de sus errores y pararían.
Pasaron muchos años y los humanos ya eran capaces de usar una tecnología más avanzada que la que tenían en la Antigüedad pero la usaban para su beneficio y contaminaban el medio ambiente dañando el planeta. Dios eliminó a la humanidad y a sí mismo pero dejó vivir a una persona de corazón puro para ser el próximo Dios. La noticia se le fue dada un año antes del ''Juicio Final'' y no se lo podía decir a nadie ya que no se salvaría y además sería el que más sufriese en el ''Juicio Final''.
Después de eso se repitió muchas veces y me tocaría a mí el día próximo. Sabía que en el tiempo antes de crear la Tierra me cuestionaría mucho el sentido de la vida y la humanidad que crease sería el reflejo de mis ideales. Pero no sabía si estaba preparado para el cargo que se me había dado, aunque no tenía otra opción si quería vivir. Pero no quería ver extinguirse la humanidad entera quedando solo el flotando en la nada. Estaría solo, sin nadie que me acompañase. La soledad me volvería loco mas creo que podría superarlo después de acostumbrarme.
Cené con mi familia en un restaurante familiar por última vez. Los invité yo sabiendo que daría igual el dinero que gastase, no serviría de nada ahorrarlo. Quedé con mis amigos por última vez. Me despedí de ellos entre lágrimas, pero ellos no entendían por qué. Me preguntaron si me pasaba algo pero yo les respondí que nada.
Por la noche no pude pegar ni ojo. Conté cada hora que quedaba para las nueve de la mañana. Dios decidió esa hora porque le apetecía dormir antes del ''Juicio Final''.
Ya casi eran las nueve. Dios ya estaba listo para hacerlo. Me deseó buena suerte para los siguientes millones de años pero me pareció que se estaba riendo.
Una luz muy fuerte invadió el planeta. Los volcanes echaban lava y humo, los mares y océanos inundaban las ciudades. A mí no me afectaban, estaba protegido. Grité a todo pulmón algo, no me acuerdo qué pero se me hizo un nudo en el estómago de la tristeza. Se produjo un sonido que me hizo taparme los oídos, cerré los ojos y todo había desaparecido. Estaba en una especie de sala en blanca, desolado. No se oía nada más que los latidos de mi corazón. Lloré mucho tiempo desconsoladamente, no podía parar, pero luego me acordé que muchas personas pasaron por lo mismo y sobrevivieron. Yo también debía por el bien de la humanidad que crearía. Con una sonrisa en la cara empecé a pensar en todo lo que haría.
Me desperté de golpe, había tenido un sueño muy extraño. Me habían dicho que dentro de un año el mundo desaparecería y que yo me transformaría en una deidad sobreviviendo al ''Juicio Final''. El chico que me lo dijo parecía de que ya había salido de bachillerato de unos dieciocho años, como yo. Me miró con compasión y me dijo que él también lo había vivido y que al final se acostumbraría.
Pasó casi un año desde aquel sueño. Me tomé una taza de café y fui a correr un poco. Corriendo me encontré a Dios, que era el chico del sueño. Me invitó a un desayuno y yo acepté con gusto. Le dije que no estaba muy nervioso por lo que pasaría, si tenía que pasar pasaría de todas formas sin poder evitarlo. Él me dijo que se puso muy nervioso ese día. Se fue del bar y yo volví a casa.
Pasó el día y ya era de noche. Pasó lo mismo que Dios me dijo que había pasado en el ''Juicio Final'' al que él había sobrevivido.
Ahora estoy en la nada, pensando que iba a hacer y se me están ocurriendo muchas ideas para el universo que voy a crear.
Pseudónimo: Big Foot
Maciej Karol Furdyna
1º ESO E
Cuán apasionada puede ser la guerra, que lucha desesperadamente por amor.
Cuán la sincera verdad aterra, mientras el alma vence al temor.
Por ti, amor, que de guerra te peleo yo. Para alcanzar tu dulzor que mi alma siempre anheló.
Eres mi poesía verdadera, eres la causa de cada verso que he escrito con mi puño y letra.
Por tus brillantes luceros, bajaría las estrellas del cielo, surcaría el mar en veleros y cubriría la rosa de hielo.
¿Cómo puede ser tan verdadero, el sentimiento joven y apasionado?
Que si fuera de tu alma un marinero, habría tus sueños navegado.
Y, ¿cómo puede ser tan luminosa, la roja e intensa esperanza?
Que si fueras mi dulce prosa, hubiese despreciado la tardanza.
Anhelos
Quisiera llenarte de fulgor, y cubrirte de poesía para escucharte el corazón cuan tenor cantando la más bonita melodía.
Quisiera llenarte de felicidad y hacerte perder la razón para aprovechar la edad gritando de pura ilusión. Colmado de brotes coloreados y bañado por la delicada capa azulada con pequeños pedazos de dulce algodón de azúcar.
Su quieta laguna cristalina, veis reflejados en el néctar vuestros verdes rostros e iluminados y eternos gestos.
Lejano del vigoroso ruido y acompañado de suave aura, que iza los esquejes del campo para liberar un llano aroma.
Guacamaya
Alba Herrero Árquez
3º ESO C
EL TÚNEL DE RECOLETOS
Gaby nunca había sido fanática de las historias de terror. Cuando sus amigos deseaban ver una película de esta temática en el cine, ella lograba escabullirse con cualquier excusa barata, o simplemente intentaba proponer otro plan. Sus mediocres técnicas habían funcionado con éxito, hasta que un día, sus amigos decidieron darle una lección.
Era un 10 de diciembre, y Gaby cumplía 16 años. Ella y otros cuatro compañeros habían decidido encontrarse por la noche para celebrarlo. Entre ellos, se encontraba Lucía, su mejor amiga, y la principal responsable de lo que iba a pasar esa noche.
A ojos de Gaby, la celebración se basaría en vaguear toda la noche por las calles de Madrid mientras bebían y molestaban a los vecinos. Por desgracia, no tenía nada que ver con eso.
Todo comenzó cuando pasaron justo delante de la estación de Renfe. Estaba completamente cerrada, pero eso no supuso un obstáculo para los adolescentes. La primera en saltar la gran valla fue Lucía, para después ser seguida por sus tres cómplices. Gaby quedó la última.
- ¿Se puede saber qué hacéis? - dijo esta, inmovilizada-.
- No preguntes, solo salta. ¿O quieres quedarte sola a la una de la mañana en una estación de Renfe? – preguntó Lucía, mientras se sacudía la ropa y recogía las bolsas con el alcohol -. Apuesto a que esta es la hora favorita de los violadores para salir a buscar presas.
Gaby resopló y siguió a sus cuatro imprudentes amigos. Saltó con agilidad, se sacudió la ropa y apresuró el paso hasta unirse a ellos.
-Como nos pillen, vas a cargar tú con la culpa – dijo a Lucía mientras caminaban hacia las vías-.
-Aguafiestas- comentó uno de sus amigos, llamado Carlos, abriendo una lata de cerveza. Deberías relajarte por una vez en la vida y disfrutar de la adrenalina.
La cumpleañera decidió ignorarlo.
Llegaron a las vías del tren, saltaron y se situaron justo al lado del largo túnel allí presente. Ya sentados en círculo y con las bebidas en sus bocas, Lucía carraspeó para llamar la atención.
-¿Habéis oído hablar de la chica del túnel?
Gaby suspiró.
-Ya empiezas- dijo, claramente molesta-. Siempre con lo mismo. La niña del tren, la niña de la curva, la niña del autobús, la niña del avión, la niña del barco. Ahora la niña del túnel. ¿Qué será lo siguiente? ¿La niña del súper? No me digas, fue asesinada por los cereales y busca venganza en cualquier niñato que compre Choco-Krispis.
Lucía sonrió casi imperceptiblemente.
-Escucha esta historia, y te aseguro que no querrás hacer más bromas.
Gaby resopló por lo bajo, pero guardó silencio. Algún día tendría que pasar, pensó.
-Cuenta la leyenda- retomó entonces su amiga- que en este mismo barrio vivía una chica de nuestra misma edad llamada Victoria. Los que la conocieron la describen como una chica alegre y risueña, con una larga melena rubia y grandes ojos marrones. Exactamente como tú, Gaby. Esta chica vivía sola con su madre, la cual trabajaba de camarera en un bar por las noches. A pesar de no tener mucho dinero, tenía una vida tranquila. Hasta que su madre volvió a enamorarse. Esta vez, se trataba de un hombre rudo y antipático, que desde el primer día mostró su desagradado por su hijastra. Victoria intentó ignorarlo, pero él cada vez se mostraba más y más molesto con ella. Una noche, cuando la madre de la chica se marchó a trabajar, el hombre irrumpió en el cuarto de la chica y abusó de ella. Lo hizo todas las noches durante un mes. La tenía amenazada con matar a su madre si ella abría la boca. Victoria estaba desesperada, y no sabía qué hacer. No quería sufrir más abusos, pero se negaba a la idea de poner a su madre en peligro. Llegó a la conclusión de que debería desaparecer. Huiría a otro sitio, viviría con alguien más, trabajaría. Comenzó su plan una noche cuando su padrastro entró en su cuarto. Ella se había escondido detrás de la puerta. Cuando el monstruo avanzó, ella golpeó su cabeza con la lámpara y salió corriendo. Solamente llevaba una bolsa con sus cosas más necesarias. Llegó a la estación de Renfe donde estamos nosotros, dispuesta a coger un tren con el destino más lejano posible. Sin embargo, cuando por fin pisó el andén, vio que su padrastro se encontraba justo tras ella. No había nadie a quien pedir ayuda. Victoria solo vio una solución. Si ese hombre la atrapaba, la mataría. La chica, en su intento desesperado de huir, saltó a la vía e intentó correr lo más rápido hasta el andén, pero no tuvo tiempo. Un tren la arrolló aquí mismo, donde estamos nosotros. El hombre salió huyendo, y la encontraron la mañana siguiente, llena de sangre y completamente deformada. Dicen que su alma se esconde en este túnel, esperando algún tren para volver a casa.
Gaby sintió el pulso a mil, e inconscientemente posó la mirada en el túnel a su derecha. Por un momento le pareció ver una chica llena de sangre con una bolsa en la mano. Sacudió la cabeza y bebió más.
-Eh, eh- dijo entonces Carlos- que no se apague la fiesta-. ¿Por qué no jugamos a algo interesante?
-¿Cómo qué?- intervino Lucía-. ¿Verdad o reto?
-Sí- contestó Carlos-. Empiezo yo. Gaby, ¿verdad o reto?
-Verdad.
-¿Quién te gusta?
-Reto.
-Te reto a atravesar este túnel y volver. Con los ojos vendados.
-¿Qué? Has bebido demasiado, chaval.
-Gaby, si no cumples el reto tendrás que hacer todo lo que yo te diga durante un día.
-Lo voy a hacer, pero no por el castigo, sino porque quiero demostraros que no soy una cobarde. Solamente que… alguien debe de venir conmigo y guiarme. El túnel está lleno de basura y más cosas. Me puedo caer y hacerme daño.
-Iré yo- dijo Lucía-.
Carlos procedió entonces a atar con sumo cuidado su bufanda a los ojos de Gaby, comprobando que no pudiera ver absolutamente nada. Cuando todo estuvo listo, ambas chicas se colocaron justo a la entrada del tren.
-Preparadas, listas, ya.
Comenzaron a caminar lentamente, debido a que el suelo del lugar era bastante irregular debido a toda la basura, y a las propias vías del tren. Con cuidado de no caerse, Gaby sostenía con fuerza la mano de Lucía. Sin embargo, sabía que no faltaba mucho para que esta comenzara con sus habituales estupideces.
-Oye, hay mucha gente que dice que ha visto a Victoria aquí mismo- susurró en su oído. Cuentan que la vieron gritando, cubierta de sangre y cortaduras, con el rostro totalmente desfigurado, y su bolsa de ropa en la mano. ¿Te imaginas que…?
-Cállate- dijo Gaby, con un terrible nudo en la garganta-.
Lucía soltó una risa maléfica con la que incluso la propia cumpleañera se asustó.
-No te asustes, Gaby, son solo leyendas que usan los adultos para impedirnos que vengamos aquí. Estoy segura de que ni siquiera existió ninguna chica llamada…
Silencio. Gaby sintió la mano de Lucía abandonar la suya. Comenzó a tambalearse desesperada.
-¿Lucía? ¿Estás ahí? ¿Lucía?
No hubo respuesta. En su lugar, sintió la mano de su amiga uniéndose a la suya nuevamente. Respiró hondo.
Su mano se sentía muchísimo más fría que antes, e incluso su voz era demasiado baja. Pero Gaby supuso que se debía al frío y al hecho de estar cruzando un túnel maldito respectivamente, así que simplemente se concentró en realizar el reto y volver con sus amigos. Entonces se iría a casa.
Tres minutos más tarde, Gaby sintió como la mano de su amiga la obligaba a girar. Supuso que habían llegado al otro extremo del túnel. Sin embargo, sintió un extremo dolor en el brazo, justo cuando Lucía realizaba la acción.
-¡Ay! Me has hecho daño, estúpida.
No hubo respuesta. La chica lo dio por alto, al fin y al cabo, no era la única que tenía miedo. Caminaron durante aproximadamente 3 minutos y medio más.
Gaby sintió como su mano se liberaba de la de Lucía. Lo había conseguido.
Comenzó a desquitarse la bufanda lentamente. Al hacerlo, soltó un grito ahogado. Sus tres amigos se encontraban rodeando un gran charco de sangre sobre el que descansaba un cuerpo, el cuerpo de…
-¡Lucía!- gritó la chica acercándose rápidamente con algunas lágrimas brotando de sus ojos-. ¿Cómo ha pasado esto? Ahora mismo… ahora mismo le estaba dando la mano.
Carlos, que se encontraba pálido como una nube, se giró hacia Gaby y con voz temblorosa, pronunció:
-Un minuto después de que entrarais, el cuerpo de Lucía salió precipitado hacia aquí. Como si algo la hubiera…lanzado. Intentamos llamarte para ver si estabas bien, pero… no oíamos nada. Decidimos llamar a la policía, están de camino… Lucía... no sé si…
Gaby temblaba de frío, miedo, y dolor. Entonces recordó que alguien le había estado dando la mano todo el trayecto. Se fijó en las heridas del cuerpo de Lucía: Cortaduras, el rostro completamente cubierto de sangre, y… marcas de ruedas.
Entonces, Gaby giró la cabeza lentamente hacia el túnel, y su grito de horror despertó a todos los vecinos que vivían cerca de la estación de Recoletos.
Nos ayudamos a subir unos a otros. El agua salada y turbia de mar me cubre hasta los tobillos, y hace que me escuezan las heridas que tengo en mis pies descalzos.
Debería haber unas treinta personas ya subidas. En total, seremos unos cincuenta y cinco. Cincuenta y cinco personas vacías y llenas de miedo, dolor y esperanza. Cincuenta y cinco personas huyendo. Cincuenta y cinco personas que intentarían llegar a Lesbos, Grecia. Tengo claro que muchos no lo lograrán. El mar no perdona a nadie.
Está amaneciendo y el cielo es un conjunto de salpicaduras de verdes azulados y naranjas claros. El horizonte es rojo y el sol luce un color ligeramente rosado. La luz de este choca con el agua desprendiendo un dorado brillante. Pequeñas olas rompen sobre la arena marrón bronce, haciendo que la playa deje de asustarme tanto. Es la primera vez que veo el mar. Esta radiante, parece de oro y huele a sal. Huele a sal y a muerte. Huele a miedo. Mis hermanos tampoco lo habían visto nunca. Ninguno de nosotros sabe nadar, ni siquiera mi padre. Si la patera vuelca, estamos perdidos.
Cuando mis pies dejaron el agua y me hicieron subir a la pequeña embarcación de plástico, me percaté del frío que hacía. La brisa helada me arañaba los pulmones y hacía que me dolieran los huesos. Pasados unos minutos apenas podía mover los dedos de los pies.
Nos sentaron a toda la familia junta. Mi padre iba delante de mi con mi hermano pequeño Qais en sus brazos. A mi derecha, acurrucado en mí, el mediano de los tres, Hamude. Solo tiene ocho años.
El pecho me pesaba como si fuera arena. Cada segundo que pasaba subido a aquella patera me recordaba que seguía vivo, el frio me obligaba a recordar que estaba vivo. La angustia de esperar a que todo saliera bien me revolvía el estomago vacío desde hacía días.
El sol alumbraba por completo el agua cristalizada y áurea. Era momento de partir. El viaje estaba a punto de comenzar. Era la hora de tirarse al vacío y esperar no caer del todo.
Cuatro hombres con abrigos azules empujaron la embarcación hasta que esta ya flotaba sola. Encendieron el motor y nos dejaron volando hacia donde el viento y la marea quisiesen llevarnos, nos dejaron solos en un océano que podía acabar engulléndonos hasta borrar nuestro nombre.
En poco tiempo, la playa paso a ser una tímida línea gris adornando el horizonte. El corazón me latía rápido y subía y bajaba por mi garganta haciendo que me costara respirar. Hamude me pidió que jugara con él y con su muñeco articulable Iron Man, pero en ese instante el fugaz pensamiento de que esa podría ser la última vez que jugara con mi hermano, me quitaba las ganas de hacerlo. Intenté convencerle de que durmiera un rato aun sabiendo que ninguno de nosotros era capaz de hacerlo. Él único
que consiguió conciliar el sueño fue el pequeño Qais, llevaba cuatro días sin dormir más de tres horas seguidas.
Supongo que es normal que un minuto en el mar pareciese un cuarto de hora, supongo que era normal tener miedo, supongo que todos estábamos juntos en aquello. Al menos moriríamos acompañados.
El corazón me dio un vuelco al ver el pelo ondulado de una niña de unos cinco años. Vi a mi hermana Isra en ella. Estuve viéndola hasta que la muchacha giró la cabeza para acurrucarse en un hombre de la edad de mi padre. Los ojos negros de aquella chica quedaron fijos en mí. Isra tenía los ojos esmeralda y la boca de fresa. Mi adorada hermanita estaba en Alepo con mi madre, la neumonía que estaba sufriendo no la habría dejado acabar el viaje.
Su mirada seguía penetrándome hasta el punto de sentir que aquella chica me hablaba con la mirada. Pero sus labios estaban sellados. Todos callábamos. Todos estábamos llorando y ardiendo por dentro. Quise decirle que todo iría bien, pero no encontraba las palabras. Quizás es que ya no quedaban. Quizás ya no había consuelo alguno que ofrecer.
Llevábamos aproximadamente tres horas de recorrido cuando el motor dejó de oírse. El motor se quedó parado. El aliento se quedó encallado en mi garganta. Solo había miradas, durante unos minutos nadie dijo nada. Una mujer comenzó a llorar, la gente murmuraba, hiperventilaba y rezaba. El tiempo quedo parado hasta que alguien consiguió que el motor volviera a ponerse en marcha con un par de golpetazos. Con menos intensidad que antes seguíamos avanzando. Abriéndonos paso entre el agua y la muerte. Dejando a cada instante un poco más atrás la guerra. Abandonando y huyendo de nuestras casas y hogares.
A medida que caía la tarde, el frio comenzó a inyectarse en nuestra sangre. Mi padre metió a Qais como pudo dentro de su abrigo y abrazó a Hamude intentando que recobrara un poco el color. Yo me senté en el suelo, entre sus piernas, y me abracé a ellas. Estaba cansado de mirar el mar.
El hombre que había estado sentado a mi lado era más joven de lo que creía, estaba mucho más delgado de lo que esperaba. Sus labios estaban secos y de sus ojos no se podía entender nada. En sus ojos no había nada. Pero no era solo él. Eran todos a los que alcanzaba a ver. En ellos no podía ver nada.
Cuando Qais dejó de tener frio, se sentó en el suelo conmigo. Me contó que su amigo Namir estaba en Alemania y que se lo estaba pasando muy bien, que tenía juguetes nuevos pero que los niños de ahí eran muy malos con él. La gente miraba como mi hermano hablaba sin parar de cómo le gustaría tener juguetes nuevos y vivir en Alemania como su amigo. Como hablaba sin saber que teníamos suerte de llegar todos a salvo a la costa. Qais no tenía miedo.
Debieron pasar un par de horas mientras él hablaba y la gente escuchaba sin apenas mostrar ningún sentimiento. El cielo comenzó a teñirse de azul grisáceo y las miradas ansiosas y desesperadas recorrían el horizonte esperando ver tierra.
Volví a sentarme en mi sitio y pude admirar el cielo coloreado de rojo y purpura. Algo cálido hizo que mi cuerpo se estremeciera de alivio. Por unos segundos, la esperanza y la ilusión de tocar tierra firme cobraron vida en mí. Sentí que si alzaba la mano, tocaría la arena inexistente que significaría una vez más que sigo vivo.
Aquel bochorno que inundaba mi pecho se disipó al poco tiempo. El sol se oculto tras el horizonte y con él, la ilusión de muchos. El viaje debía durar unas 6 horas, pero seguíamos vagando por quién sabe dónde.
La gente desesperanzada lanzaba suspiros al aire y contenía lágrimas dulces que caerían al agua salada que podría matarnos en cualquier momento. Cada segundo contaba. Y los segundos eran horas. Corrían lentos una carrera que no parecía tener fin.
Skala Skaminias era más bonita que en las fotos. Al ver la playa lo único que pude hacer fue llorar y abrazar a mi padre. Muchos rezaban, otros reían a la vez que sollozaban. Algunos simplemente esperaban.
Mientras la patera avanzaba hacia la arena, todos sabíamos que lo difícil no había pasado. Que lo difícil no es cruzar el mar. Pero estábamos ahí. Estábamos vivos.
Apenas quedaban unos metros para que la embarcación quedara encallada en tierra. Antes de que nadie pudiera hacer algo para evitarlo, yo ya me había sumergido en el agua. Mis pies rozaban la arena y el frio huyó de mí. Deje de oír a la gente, deje de oír al mundo. El mar me levanto haciendo que mi cuerpo quedara suspendido en forma de estrella sobre el vacío. El océano estaba sujetándome, formaba parte de mí.
Nunca olvidaré aquello. Nunca olvidaré llorar agua salada
Pseudónimo Atenea
Sofía Poblete Rodríguez
4º ESO E
Y como el hormiguero que es arrasado por la lluvia,
un frío líquido fluye a través de mis grietas.
Dejando gélidas cavernas
En aquellos lugares donde antes refugiaba mi alma.
Pseudónimo: Jano
Manuel Pérez Muñoz
2º D Bachillerato
Los muros absurdos de mi habitación
Mi habitación no tiene ventanas, pero mi vista da a la catedral, sin su luz clavada en mis retinas sus ángulos están en mi sentido pues es ideal la imagen que percibo.
Aunque “su” es un posesivo ahí mal concebido… porque la Almudena no es suya, ni de otro, ni de Odiseo; los cimientos no soportan, ni padecen el peso de los nervios, de un sistema nervioso que carece de cerebro y los tejados ni son uno, ni muchos, ni ninguno.
Y como el edificio catedralicio nada es por sí mismo: los cuatro castellanos rascacielos, ni son castellanos, ni rascacielos, sus cristaleras no son cristal y en ningún momento fueron arena, y con un techo que nunca toca el techo no rozan un cielo, como dijo la poeta, de por sí inceleste.
Al fin y al cabo el mundo es lo eterno: el infinito y lo acabado, la nada y la totalidad, la pluralidad y la singularidad… y enjaulados en esta verdad:
¿Cómo son los colores sin vista?
¿Cómo es el oleaje sin el mar?
Y es que el mundo no es el universo pero al buscar más, no hay reverso en un horizonte que no para de aumentar.
Existen los tetraedros de una cara, se sabe de un muro que no cede ante una vaquilla que jamás para… todo irreal bajo nuestra atenta mirada y sobre ella no hay nada hecho adrede, salvo las paradojas, que de cierto, no encierran nada, pero atrapan preguntas que escapan de cordura en humanidad conservada.
Constante de Planck
Pablo Domínguez del Pino, 2ºF Bachillerato
Joaquín Sabina
Lunes 5 de marzo de 2019. Acaba de finalizar el puente de marzo y la operación retorno hacia la capital ha comenzado. Un Citroën gris avanza lentamente, sumergido en uno de los inmensos atascos de la A4, con un matrimonio de cincuentones y sus mellizos adolescentes, que pasan por poco de los diecisiete. El padre va conduciendo con el codo apoyado en la ventanilla. Apenas avanzan. Van todos callados, escuchando, o haciendo que escuchan al maestro, Joaquín Sabina, cuya voz resuena en el interior del coche. Es la misma música que llevan en todos los viajes, la misma música de siempre. Las veintitrés canciones que se saben de memoria de tanto repetir el disco, grabado por el padre años atrás.
Está sonando Por el bulevar de los sueños rotos…” “Se escapó de una cárcel de amor, de un delirio de alcohol, de mil noches en vela”. El chico repite los versos para sus adentros. Tras cuatro días de desconexión toca volver a la realidad del día a día. Hacer frente a la rutina puede ser agotador. Solo las emociones dan color al gris de la monotonía. Es como si los problemas diesen vueltas de campana en su cabeza. Sigue pensando en ella, esa chica, la de siempre… la misma de siempre. Han pasado muchas cosas entre los dos y, ahora, vuelven a estar como al principio. Son muy amigos. Tanto que sorprende. Y sí, después de todo él sigue en la cárcel de amor. Sus ojeras llevan tatuado el nombre de la chica.
Pero… ¿cómo explicarlo si no lo has sentido? –piensa–. Simplemente eres feliz viéndola sonreír. Ingenuo, pero feliz. Cuando la miras te cambia la expresión. Se te dibuja en la cara esa sonrisa estúpida y se te achinan los ojos creando la perfecta estampa de un soñador. Sueñas despierto. Esperas tu momento, que tarde o temprano llegará. O no. Después de tanto tiempo es difícil, pero cuando quieres creer te agarras a cualquier hilo, por fino que sea. Te agarras con esperanza a algo que puede que jamás suceda. La esperanza te motiva a no rendirte.
El chaval vive en su burbuja de amor silencioso. Todo su entorno lo ve, pero nadie dice nada. Saben que la historia se repetirá, y la realidad golpeará cruel, triste, sincera. Y entonces llegarán los lamentos. Otra vez ilusiones rotas. El corazón desollado, hecho trizas. Será el momento de vomitar las mariposas del estómago, será el momento de pasear por el bulevar de los sueños rotos.
En el interior del coche suena ahora Motivos de un sentimiento. El padre, aficionado al fútbol, no iba a dejar fuera del disco semejante joya: el himno del Atlético de Madrid, interpretado por Sabina; “Maneras de palmar, maneras de vencer, maneras de sentir, ¡qué manera de subir y bajar de las nubes! ¡Qué viva mi Atleti, de Madrid!”.
Comienza a silbar como si le fuera la vida en ello. Entre tanto silbido se le amontonan los recuerdos. Pisa suavemente el acelerador mientras suelta el embrague. Deja de silbar. Comienza a reflexionar. Frena bruscamente. El momento se torna incómodo. Apenas han avanzado unos cientos de metros. El continuo repiqueteo de sus uñas contra el volante perturba a los demás. Hay tensión en el ambiente. Sabe que su mujer montará en cólera, pero tiene que contárselo. La cocina será Belchite en el otoño de 1937. Suspira
resignado. La cocina es siempre el campo de batalla, el escenario de sus broncas. Le sudan las manos en el volante. Sabe que no tiene otra opción. Mete segunda y comienza a avanzar hasta que las luces de freno del coche que va delante le avisan con brusquedad.
Recuerda cuando cogió el dinero que él y su mujer ahorraban en un bote de aceitunas para hacer el viaje de sus vidas. Tanto tiempo ahorrando, a lo tradicional, billete tras billete, para acabar en la casa de apuestas de la esquina, sí… en una miserable casa de apuestas, piensas. Al principio fueron solo unas perras, como tantas otras veces habías hecho. Fuiste perdiendo y apostaste más dinero para intentar recuperar lo anterior. La ruleta hizo el resto. El atontamiento provocado por las lucecitas, el calor de la sala y la oscuridad de la misma provocó la pérdida del control. La pelotita girando, chocando contra las paredes del artefacto, poniéndote la miel en los labios, dejándola que la huelas, hasta que cae. Ahggg… y cuando la bola cae… Cuando la bola cae, y pierdes, a ti se te cae el mundo encima.
En ese mismo instante en el que cayó la bola el hombre supo que había destrozado todos los momentos felices con los que él y su mujer habían soñado, todo el dinero reunido… La culpabilidad le acompañará mucho tiempo. En casa estallará la guerra… Qué manera de subir y bajar de las nubes. ¡Qué manera de vivir!
En el coche sigue sonando Sabina. En esta ocasión “Donde habita el olvido”. Según va sonando la mujer reconoce la canción. “Donde habita el olvido”. El olvido. ¿Acaso era esa la mejor situación para decírselo a su familia? ¿Acaso era ese el mejor momento para hacerles reflexionar sobre el olvido y la muerte? Afrontar la muerte en un sitio tan cerrado no es una buena idea, desde luego. No hay escapatoria.
La mujer lo contará cuando llegue a casa. Lo tiene decidido. Refugiarse en el hogar. No es fácil aceptar que tu padre tiene alzhéimer, y que poco a poco no se acordará ni de respirar. No es fácil aceptar que tu padre no te reconoce, a ti, que eres su hija. Que te ha visto crecer, te ha enseñado la vida y te ha inculcado unos valores. No sabrá quién eres. No se acordará de ti. La impotencia recorre tu cuerpo. Solo queda llorar. Llorar para liberarse. Tampoco es fácil para unos adolescentes aceptar que su abuelo ya no es el que era, y que esa persona jamás volverá. Que sí, que está ahí físicamente, pero poco a poco se borrará su memoria, y con ella, su esencia. En fin, dicen que solo muere quien cae en el olvido. Eso dicen.
En el coche suena ahora “Pacto entre caballeros”: “Era una noche cualquiera, puede ser que fuera trece, ¿qué más da? Pudiera ser que fuera martes. Solo sé que algunas veces el diablo va y se pone de tu parte”. Todos prestan algo de atención a la canción. Todos menos la chica. Lleva todo el viaje ausente. Aún no entiende lo que pasó. Se siente sucia. Es un alma atormentada. No entiende cómo pudo ocurrir. Su novio nunca había llegado tan lejos, pero ese día le dio igual las veces que ella le dijo que no quería hacerlo. Le dio igual hacerla sufrir. Sucedió el día antes de irse de viaje al pueblo. Volvían de una fiesta y los dos habían bebido. El novio tenía la casa libre, y ella se quedó a dormir. Se encontraba mal, mal de verdad. Sentía un mareo y un dolor de tripa horrorosos. Él
comenzó a besarla. Ella lo apartó. Él volvió a la carga. Ella lo volvió a apartar y le dijo que se estuviese quieto, que no aguantaba más, que le dolía la cabeza y que solo quería dormir. Se acostaron. Él comenzó a restregarse contra ella sin reparos y todo empezó poniendo la excusa de que ella no tendría que moverse, que solo iba a ser un ratito.
La hizo sufrir. La agresividad de su cara representaba la viva imagen de un animal. Le hacía daño. La chica se limitó a aguantar lo posible, pese al dolor. Se limitó a morderse la mano, suspirando para que él acabase cuanto antes. Se le hizo eterno. Cuando él acabó, la chica se encerró en el baño a llorar. Pasado un rato salió, cogió las cosas y se marchó, sollozando sin parar. Se fue a su casa, sin importar la hora. Ella en un principio pensó que se había acabado, que no habría más dolor. Estaba muy equivocada, pues el dolor acababa de empezar. El verdadero dolor empezó después.
El verdadero dolor llega cuando piensas en todo lo que ha pasado. Recuerdas con pelos y señales la situación, cada grito, cada suspiro. Te da asco. Solo tienes ganas de llorar. Sientes que no vales nada y odias al cerdo que te ha hecho sentir como la más absoluta mierda. No puedes dejar de pensar en lo que ha pasado. Cuando estás sola todos tus pensamientos te devuelven a ese momento. La oscuridad también te devuelve a ese momento. Es angustioso. Te sientes desgarrada. La pena, la suciedad y la impotencia atormentan tu cabeza sin parar. Al cerrar los ojos le hueles, le sientes delante. No tienes escapatoria. Se adentra en tus sueños. Todo ha cambiado y no volverás a ser la misma.
Lleva todo el viaje ausente, aún no sabe qué hacer. Ni siquiera sabe si contarlo. No confía en nadie, no confía en sus padres, ni siquiera confía en ella misma. En estos momentos le cuesta no pensar en ello y la sequedad de su boca no le ayuda a mantener la calma. No consigue tragar saliva. La angustia se vuelve a apoderar de ella.
“Pongamos que hablo de Madrid” es la canción que rompe el absoluto silencio del coche: “Allá donde se cruzan los caminos, donde el mar no se puede concebir, donde regresa siempre el fugitivo, pongamos que hablo de Madrid”. Nadie habla. Solo escuchan. La chica trata de distraerse con la melodía, pero no puede más. Rompe a llorar. Es desgarrador. Sus padres, su hermano, perplejos, sin saber cómo actuar, no saben qué pasa, no saben por qué llora y escuchan el llanto de alguien que se ahoga en sus propios pensamientos.
El disco continúa sonando. Lleva sonando desde que salieron del pueblo. Lleva sonando toda la vida. Y continuará sonando. Porque la vida sigue y no espera a nadie.
Pseudónimo: Rojo 510
Víctor Pozo Medina
2º E Bachillerato
La domadora y el visir
... el silencio tomó la sala de consultas del Gran Sultán Abdul Amed III tras la inesperada intervención de la joven domadora, que rompió con todos los códigos al plantear dicha cuestión.
Le correspondía al Visir Alad Al-Ain ser el primero en responder a la osada plebeya, pues así lo mandaba el centenario protocolo. En su deber estaba el hacer un breve veredicto sobre la queja o propuesta que se permitía hacer una vez cada luna al súbdito que más lo mereciera, y que sirviera al mismo tiempo de consejo para el Sultán, que debía tomar su propia y real decisión. Bien era sabido por todos, sin embargo, que las palabras del Sultán no habían diferido jamás de los consejos del Visir, y menos aún de uno tan sabio como Alad Al-Ain era.
Recaía en el famoso consejero la responsabilidad de responder a la pregunta más polémica jamás planteada durante el mandato de los Amed, y no podía demorarse más de lo que tarda un pico sirio en saciar su sed.
El tiempo se detuvo en todo el palacio.
Alad Al-Ain sabía que había llegado su momento. Era la ocasión que le brindaba una simple domadora, la oportunidad de poder trascender, de decir aquello por lo que se le recordaría como Visir, de dejar huella en el linaje familiar, de marcar su historia. Era aquella la oportunidad que todo consejero de cualquier dinastía busca durante su largo servicio, durante toda su vida; incluso sultanes, reyes y emperadores viven buscando la oportunidad de enunciar una frase por la que ser recordado y citado, con la que resumir su próspero reinado, o con la que compensar su triste mandato.
Pero se dio cuenta de algo más...
Si lograba encontrar la respuesta adecuada para la insolente muchacha sería capaz de lograr algo más que una gran cita, pues la ocasión iba más allá de lo común. Quizá su respuesta se recordaría por más tiempo que su propio nombre, trascendiendo a su fama y a su legado, superando a la dinastía del Sultán Abdul Amed III y a los imperios venideros, dándole una mayor gloria: sus palabras serían consideradas tan sabias por las futuras generaciones que serían repetidas y alabadas sin necesidad de recordar el contexto, la embarazosa y solemne situación en la que él debía decirla por primera vez.
El silencio seguía dominando el lugar por toda su extensión, ni siquiera lo más bajo de las Cortes se atrevía a hablar: camareros, guardas, escoltas y sirvientes mantenían el mismo silencio riguroso que el Sultán. No era sólo curiosidad lo que sellaba sus labios, también era temor: nadie osaría hacer el más mínimo comentario antes de que el Visir le cediera la palabra al Sultán, pues nadie podía creerse a la altura de su sabiduría ni mucho menos superarla. El Sultán también se impacientaba, aunque apenas habían transcurrido unos segundos desde la fatídica pregunta; mas él tampoco se atrevía a contestar... Podía incumplir el código sin preocupaciones y zanjar el asunto, pero, ¿qué habría de responder?
El silencio del Visir le hizo comprender la gravedad de la situación... ¿Había alguna respuesta correcta al dilema de la joven domadora? Si Alad Al-Ain no era capaz de responder, ¿quién lo sería? Y lo que es peor... ¿Quién podría juzgar la validez de dicha respuesta?
Por supuesto, el menudo y obtuso Sultán no se veía capacitado para responder a ninguna de estas preguntas, por lo que guardó el silencio reglamentario, aguardando la respuesta de su consejero.
Se levantó entonces de su asiento el célebre Visir del Sultán Imperial y alzó su voz pronunciando unas palabras que jamás habían sido escuchadas en los salones de la residencia real, pero que nunca dejarían de resonar entre las columnas, arcos y torres del centenario palacete. Dichas palabras habrían de ser recordadas por siempre, y aún hoy son reproducidas e interpretadas.
Ahora me corresponde a mí el honor de repetirlas: -NO... ¡¡PERO ME GUSTARÍA VERLAS!!
Pseudónimo: Mr. Toot
Rodrigo Lloves Oroquieta, 1ºC Bachillerato
El pez
El pez nadó y nadó todo lo rápido que pudo, pero los demás lo alcanzaron y supo que acabaría entre hielo y observado por cientos de ojos hambrientos.
De: Pez de Malawi
Elsa Molina Sanz
1º ESO E
A ti:
¡Adiós! Dudo que te sorprenda que haya decidido poner fin a mi vida, puesto que tú eres la causa. Nuestro tiempo juntos, aunque fugaz, dejó en mí cicatrices profundas y dolorosas. Me has transformado tanto que ya no me reconozco: mi único consuelo es la muerte.
Ahora bien, espero que cuando sobre mi cadáver vacío y hueco llores, entiendas que esto es obra tuya y que tu hora también ha llegado.
¡Nos vemos en el infierno!
La Tierra
Pseudónimo: Ángel Gris
Darío Cruces Guaderrama
1º ESO F
VENECIA
Deseosa de empaparme de la esencia de la ciudad, caminaba sola por las estrechas calles envueltas en un vaho de niebla. Caía la tarde,y la necesidad de incorporarme al grupo inundó mi mente.
Vagaba un poco perdida. ¡Nadie a mi alrededor! Y por ese dédalo de callejas y canales, noté una presencia que parecía seguirme. Me volví de repente y vi un personaje con un colorido disfraz,y cubierto con una preciosa máscara. ¡Si ya ha pasado el carnaval! –pensé yo. Se acercó y, con una elegante reverencia,se ofreció a enseñarme las fachadas de los bellos edificios paseando en góndola. Yo no salía de mi sorpresa. Me entraron ganas de aceptar, ¡tan galantes eran sus modales...! Al llegar al puente, me asomé buscando aclarar si era real lo que me pasaba.
Reaccioné al escuchar las voces de mis amigos, ¿lo estaría imaginando? Quise despedirme con una frase amable, pero…Solo, colgada en el pretil del puente, quedaba su preciosa máscara.
Pseudónimo: Marco Polo
Laura García Pavón, 1ºC Bachillerato
Sin epitafio
Mi muerte fue lo mejor que se te ocurrió. ¿Cómo te atreviste a arrebatarme la vida? Yo era tu más fiel compañero, tu más leal héroe. Era el mejor. ¿Por qué lo hiciste? ¿Acaso te cansaste de mí? Siempre me porté bien. Hice y sentí lo que tú deseabas. Me desechaste, a mí, que te otorgué el éxito y la fama.
Me pregunto si nunca me quisiste, si solo me utilizaste como una marioneta, si pensabas acabar conmigo desde un principio para lograr lo que tú querías.