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JANUSZ: Sin duda. Porque hablo euskera, a la hora de relacionarme con un euskaldún, recibo un trato mucho más cercano y amigable. El euskera es la llave para llegar al corazón de los oiartzuarras, ja-ja-ja. MARIA: Aprender euskera era lo lógico y lo que había que hacer, ya que vivo en un país donde se habla euskera. También es una decisión política. Vivir en Oiartzun facilita aprender euskera, pero algunas veces me frustro y pienso que mi vida sería mucho más fácil sin el euskera. La rabieta se me pasa enseguida, porque sé que tiene que ser así y además, me alegro de que así sea. Yo entiendo casi todo, pero me cuesta más hablar. Comprender es imprescindible, por lo menos para que los euskaldunes no tengan que cambiar de idioma al hablar conmigo. Aun así, entiendo que la vida de algunos ya de por sí tiene bastantes complicaciones para que además tengan que aprender euskera. No es mi trabajo juzgar a los demás. Pero es una herramienta de integración importante, para hacer relaciones, en el euskaltegi también conoces gente… ¿Qué consejo le daríais a un recién llegado para que le sea más fácil acomodarse en Oiartzun? JANUSZ: Si es extranjero, que se apunte en el euskaltegi y a todos, sin duda, que participen en las actividades populares. Oiartzun da muchas opciones para ello. SANDRA: Yo siempre digo que aprendan euskera. Y no digo que se necesite un nivel alto. Cuando colaboraba con la asociación de inmigrantes siempre les decía que aprendiesen un poco de euskera: saludos, números, preguntas básicas… Muchos recién llegados trabajan en la hostelería y les viene bien saber cuatro palabras. El curso AISA está muy bien, ese nivel ya es suficiente, y quien quiera seguir, que siga. Un nivel mínimo de euskera es una manera para ser bien acogido. MARIA: Yo también les aconsejaría que aprendan euskera, que tengan en cuenta la lengua. También los animaría a tomar la iniciativa, a estar en la plaza y a participar en las actividades populares, sabiendo que algunas veces no te sentirás parte y que no harán nada para que te sientas…. Pero hay muchas maneras de estar en la calle. También les diría que aprendan a gestionar las frustraciones. Algunas veces querrás hacer cosas que la estructura social no posibilitará, por lo que hay que buscar alternativas. Siempre te encontrarás con gente que te facilitará el camino y hay que saber aprovechar esas ocasiones. SANDRA: También que expliquen su cultura. Eso enriquece las relaciones. Los valores y tradiciones culturales buenos son positivos para cualquier sociedad. Muchas veces los recién llegados esconden su cultura y creo que tenemos muchas cosas de valor para compartir.
Y los oiartzuarras, ¿cómo les facilitaríamos la integración a los recién llegados? MARIA: Por un lado, teniendo un poco de empatía. Pensad cómo os gustaría ser recibidos si tendríais que ir a otro sitio, desde el aspecto humano. Por otro, pensando que todo el mundo tiene algo que aportar. Los recién llegados tendrán otra cultura, otra lengua, habrán militado en otras causas, tendrán otro bagaje personal… Seguro que será enriquecedor para Oiartzun. SANDRA: Que se abran a los recién llegados y que los valoren positivamente, porque se enriquecerán. Hay que impulsar lo positivo que tiene cada cultura. Y compartirlo. Muchas veces se tiene miedo de perder lo autóctono. Y eso no va a pasar. Yo soy ecuatoriana y mi marido vasco. Poco a poco hemos ido conociendo y valorando la cultura del otro. Ha sido muy enriquecedor para nosotros y para nuestros hijos. No tenemos que tener el miedo de perder lo nuestro. JANUSZ: Abrid las puertas de las cuadrillas, ja-ja-ja. Sería de ayuda crear espacios entre los recién llegados y los de aquí, por ejemplo con programas como Bizilagun de Errenteria. Para terminar, ¿cómo os sentís hoy en día en Oiartzun? JANUSZ: Yo me siento muy libre y muy querido. MARIA: Yo me siento integrada. Pero no me siento al 100% de aquí. Aún así, estoy muy a gusto. Dedico gran parte de mi tiempo al pueblo, a las asociaciones populares y a las actividades. Pero hay un punto en el cual todavía no me siento en casa. SANDRA: Por un lado, es normal. Cuando los oiartzuarras empiezan a hablar hablan de esta familia, aquella casa… ¡y yo me pierdo! Eso no facilita poder integrarte en muchas conversaciones. Yo me siento muy bien en Oiartzun, me han recibido bien y he hecho amigos en el círculo de la ikastola. Pero sí es verdad que hay un punto infranqueable. Como amigos, no hay límites. Los vascos, en general, y también los oiartzuarras, tenéis ese límite. Y no es porque yo sea de afuera, también existe entre los vascos. En general sois muy reservados, y muy nobles. SANDRA: “Hay que impulsar lo positivo que tiene cada cultura. Y compartirlo. Muchas veces se tiene miedo de perder lo autóctono. Y eso no va a pasar”. MARIA: “como sociedad, no podemos permitir que haya gente que no se sienta arropada en nuestro pueblo”. JANUSZ: “Me gustó ver que existe un espíritu positivo y constructivo”
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español. Que los recién llegados den el paso para aprender euskera es muy importante para los euskaldunes.
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JANUSZ BORKOWSKI, MARIA MANERA y SANDRA MOSQUERA: “Está bien trabajar con quienes vienen, pero para que haya acogida los que reciben también cuentan” Janusz Borkowski (Polonia), Maria Manera (Países Catalanes) y Sandra Mosquera (Ecuador) vinieron por distintas razones a nuestro pueblo. Han colaborado con el ayuntamiento preparando la acogida para los recién llegados a Oiartzun.
actividades, fiestas… Esas fueron las impresiones más positivas. Lo que no es tan guay es que la gente es muy amable, pero a partir de un punto es difícil intimar más. ¡Analizaría el concepto de cuadrilla! Para mí es apasionante, ja-ja-ja.
¿Cuándo y por qué llegasteis a Oiartzun? MARIA MANERA: En octubre hará cinco años que llegué a Oiartzun. Vine por al trabajo de mi pareja. Al principio vivimos en Donostia, pero se nos hacía grande y comenzamos a visitar pueblos cercanos más pequeños. Nos gustó Oiartzun, tuvimos la suerte de encontrar una vivienda que nos gustó y terminamos aquí.
SANDRA: Yo vine en septiembre de 1992 a Euskal Herria y en octubre de aquel año los Kilometroak fueron en Oiartzun. Hizo muy mal tiempo pero nosotros vinimos. Le dimos la vuelta al pueblo y me encantó. Mi marido quería vivir en Donostia por el trabajo, pero a mí no me gustaban los barrios de allí, esos edificios tan grandes… En Oiartzun vi un paisaje muy bonito. En un principio no planteamos vivir aquí, creíamos que sería más caro que Donostia. Cuando encontramos una vivienda aquí, nos pusimos muy contentos.
SANDRA MOSQUERA: Cuando nos casamos empezamos a buscar piso en Donostia, pero era muy caro. En Oiartzun encontramos un piso a buen precio. Llevo 25 años en Euskal Herria, y 24 en Oiartzun. JANUSZ BORKOWSKI: Vivo en Oiartzun desde principios de 2013. La razón principal fue el buen márketing que mi pareja hizo sobre el pueblo, porque ella ya lo conocía. Y yo, a decir verdad, tras cuatro años en Donostia, necesitaba ir a un pueblo más pequeño. Desde el principio me quedé asombrado con la naturaleza de Oiartzun (Peñas de Aia), el ambiente (Día de la Sidra, ihotes…) y, en general, me gusta la sensación de no ser anónimo. ¿Cuál fue la primera sensación sobre Oiartzun? JANUSZ: Mi primera impresión fue que tenía un entorno precioso y que era un pueblo muy dinámico. Me encanta tener todo cerca. Vas a la plaza y puedes hacer todos los trámites, tomar un trago, hacer la compra o encontrarte con los amigos. El euskaltegi también está allí mismo. Que el párking sea gratuito también me pareció genial. MARIA: Lo primero, el entorno. El pueblo y los alrededores son preciosos. Si vives en el centro, puedes tener una vida muy cómoda: tienes cerca la biblioteca, el polideportivo, la plaza, los comercios… Y la vida que tiene el pueblo: hay gente en la calle, muchas
Y una vez viviendo aquí, ¿es tan bonito como parece? SANDRA: Yo, en general, he tenido buenas experiencias en Oiartzun. Es verdad que integrarte en las cuadrillas es difícil. Cuando llegaron los hijos hice algunos amigos en el parque; eso me ayudó mucho. Con los niños es más fácil llegar más adentro. JANUSZ: Soy muy feliz en Oiartzun y cuando he participado en las actividades me he sentido muy bien recibido. Pero es verdad que es muy difícil llegar a ser parte de una cuadrilla, y eso me apena. Entonces, ¿los hijos ayudan a integrarse en Oiartzun? MARIA: Sí, ayudan. Y estar en la calle, compartir espacios… Si estoy respondiendo a esta entrevista es porque alguna vez he sido parte de otra cosa. Vuestros hijos son oiartzuarras de pura cepa… SANDRA: ¡Desde luego! ¡Para ellos no hay en este mundo nada mejor que las fiestas de Oiartzun! MARIA: Mi hijo mayor toca el tambor, juega a pala y hace euskal dantza, ¡imagínate! ¡Es increíble! > Continúa en la página 2
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