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EL CANSANCIO A TRAVÉS DE LAS ALUSIONES POÉTICAS
El Cansancio A Trav S De Las Alusiones Po Ticas
El enfrentamiento del hombre con todos los obstáculos que desde siempre le interpuso la naturaleza, fue el origen del trabajo y este, del cansancio y el descanso. La poesía recoge este ciclo tan humano desde que el hombre escribe, y aun antes, desde que dibuja.
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En mi poemario “Soy el silencio”, el poema XIX aborda del cansancio, como orgullo por el causante, como sin dudas lo fue el trabajo, el esfuerzo. Curiosamente, es uno de los pocos poemas de mi autoría donde salta la hilacha de mis orígenes como contador, lo cual es fácilmente apreciable en sus versos:
Mi cansancio es quizás mi mayor patrimonio, prueba tangible del esfuerzo no ahorrado, el sopor abrumante me da el testimonio de que el día invertí, que no fue mal gastado.
He sembrado de a poco, apostando al futuro, he vertido el sudor en pos de una ilusión, postergando el descanso, afanoso procuro no dejar empañar mi precisa visión.
A través de los campos que corro anhelante, aislando la niebla y el helado rocío, voy en busca de algo que me saque adelante, que aún no sé lo que es, mas por ello porfío.
La cosecha me aguarda un día no esperado, que yo sé al despertarme he de reconocer, con la paz del hombre que percibe ha logrado todas las cosas que siempre supo creer.
En su poema “La siesta”, Julio Herrera y Reissig incluye dos magníficos versos, en los cuales los campesinos, de alguna manera, sufren más el día de descanso, el domingo, por usar la ropa para la que no están entrenados que con el propio trabajo rudo de los otros seis días.
Madres, hermanas, tías, cantan lavando en rueda las ropas que el domingo sufren los campesinos…