Observador Rojiblanco NÚMERO 2

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Un centro del campo que no acaba de asentarse

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El lastre de la mala imagen del equipo fuera de casa

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LA PÁGINA SEPIA

El accidente de Somosierra

Observador ROJIBLANCO

AÑO 2 NÚMERO 2

LA ACTUALIDAD DEL ATHLETIC DESDE EL ANÁLISIS Y LA REFLEXIÓN

Una directiva impenetrable para una gestión discreta Ibaigane, un búnker puertas adentro, con una junta sólida en la dirección que marca Urrutia EL OBSERVADOR Bilbao

Con el comienzo de 2017, Josu Urrutia, presidente del Athletic, entra en su séptimo año de mandato, camino de cumplir seis en el cargo, que comenzó a ejercer el 11 de julio de 2011 y que sólo abandonó, en un breve paréntesis, mientras aguardaba a que se proclamara su candidatura, por ausencia de otras, el 20 de marzo de 2015, tras presentar apenas 3.801 avales. No hacían falta más ante la deserción de sus rivales electorales. La opinión general es que esos seis años de mandato de Urrutia y su junta directiva han sido satisfactorios, y no deja de ser cierta esa percepción. Deportivamente, el equipo ha alcanzado una dinámica muy buena, que comenzó con Marcelo Bielsa al frente del grupo y que Ernesto Valverde ha conseguido afianzar. Con el argentino al mando, el Athletic jugó una primera temporada ilusionante, con buen fútbol y una ambición desmedida, que se plasmó en dos finales, de Copa y de Europa League, algo que el club no conseguía desde 1977. La Liga no fue tan bien, sobre todo en su recta final. El Athletic se clasificó para Europa por su subcampeonato copero. Al año siguiente, turbulento desde la pretemporada, las ilusiones europeas se truncaron en la fase de grupos; en la Copa el equipo fue eliminado por el Eibar, que militaba entonces en Segunda B, y en la Liga, no se alcanzó la tranquilidad hasta las últimas jornadas. La llegada de Valverde supuso el regreso a la normalidad. El técnico, en su segunda etapa, afianzó los puntos fuertes del equipo. Consiguió además clasificar al Athletic para competiciones europeas en sus tres primeras temporadas, la primera para la Champions; llevó a los rojiblancos a una final de Copa y ganó el primer título en más de tres décadas, la Supercopa de España frente al FC Barcelona. Sin embargo, no debería ser

Javier Aldazabal, secretario.

necesario recordar que en la época anterior a la llegada de Josu Urrutia al poder, el Athletic de Joaquín Caparrós, el técnico elegido por Fernando García Macua, ya había clasificado al equipo para competiciones europeas dos veces en cuatro años tras estabilizar una situación muy complicada que había llevado al Athletic al borde del descenso a Segunda División. Si de la época de Bielsa se recuerdan partidos memorables, también sucede lo mismo con el técnico andaluz. El 3-0 ante el Sevilla en semifinales de Copa es uno de los mejores partidos jugados por el Athletic en las últimas décadas. Sin embargo, de Caparrós quedó en el imaginario colectivo aquel «clasificación, amigo», tras una victoria en el último minuto en El Sadar después de

José Ángel Corres, vicepresidente.

un mal encuentro, algo que se ha repetido con Valverde, por poner un ejemplo cercano, sin tanta repercusión mediática. Frente al Sassuolo repitió lo mismo con otras palabras sin que nadie rechistara. BONANZA ECONÓMICA Al buen sexenio deportivo en líneas generales hay que unir la bonanza económica que acompaña al Athletic en las últimas temporadas. Por supuesto, parte de esos números azules que adornan los libros de cuentas del club se deben a una buena gestión de la junta directiva. El contador, Alberto Uribe Echevarria ha sabido cuadrar las cifras y evitar sustos a los socios. Sin embargo no conviene olvidar que existen otros dos factores que pueden explicar también que el Athletic Club presente, casi desde el segun-

Alberto Uribe-Echevarria, contador.

do año de mandato de Urrutia, unos números que ninguno de los anteriores presidentes pudo cuadrar. El primero es el de las fugas indeseadas de dos futbolistas, Javi Martínez y Ander Herrera, que el club no quería vender, y que por tanto tuvieron que abonar íntegramente sus cláusulas de rescisión, de 40 y 36 millones respectivamente. Era un dinero que el club no pretendía recaudar, pero lo hizo. Ingresó por tanto 76 millones de euros, un colchón importante y una inyección de liquidez con la que el club pudo hacer frente a varios compromisos. Pero además, durante los seis años de mandato de Urrutia se ha producido la mayor revolución en el mundo del fútbol televisado. Los ingresos por televisión se han disparado hasSIGUE EN PÁGINA 2

ENERO 2017 EDITORIAL

Presidente de Neguri sin ser de Neguri No han sido pocas, y durante años, las voces que reclamaron para el Athletic un presidente de Neguri. Se referían, quienes reivindicaban esa figura, no tanto a la procedencia geográfica del máximo mandatario del club sino a su forma de hacer desde el despacho de Ibaigane, en recuerdo a quienes en los años del franquismo dirigieron al Athletic casi en sucesión dinástica, y supuestamente se caracterizaban por ser casi invisibles y mantener una buena gestión, como las de las empresas o los bancos en los que tenían asiento en sus consejos de administración. Pero sin ser del todo falsa, esa visión de los tiempos ya lejanos está radicalmente desenfocada. Ni la gestión era mejor o peor que la de los últimos presidentes del club, ni su invisibilidad era cierta. Basta repasar las hemerotecas para desmentir ese recuerdo. Las declaraciones a los medios de comunicación de Enrique Guzmán, Javier Prado, Julio Egusquiza, Félix Oráa o José Antonio Eguidazu, estereotipos de presidentes de Neguri, se encuentran con facilidad. No tenían ningún reparo en responder a las preguntas de los periodistas sobre cualquier circunstancia del club o en cualquier momento. ¿Que eran presidentes de modales exquisitos? Sí. ¿Que no eran elegidos democráticamente? También. Pero dejando al margen esos asuntos y teniendo en cuenta los factores de prudencia económica e invisibilidad institucional, se podría decir que Josu Urrutia, sin serlo, es más presidente de Neguri que los presidentes de Neguri. Observador ROJIBLANCO.


2 Observador ROJIBLANCO

Una directiva impenetrable y una gestión apacible

que Mediapro le pagara 39 millones por sólo una temporada. Al hacerse cargo de la gestión del Athletic, Urrutia y varios miembros de su junta criticaron el hecho de que el anterior presidente hubiera firmado con Prisa, dando a enVIENE DE PRIMERA PÁGINA tender que su directiva podría ta límites inimaginables hace haber negociado algo mejor, y, unos años. Fernando García en plena pelea de la LFP con Macua trabajó hasta 2011 con las cadenas de radio, sugirieron unos ingresos televisivos de 17 que con otro contrato, las cláumillones de euros que se perci- sulas no habrían afectado a las bían por un contrato que había «radios amigas», en palabras firmado Fernando Lamikiz en del secretario Javier Aldazabal. 2006 con la empresa Mediapro, Sin embargo, cuando pudieron una vigencia de cinco años y un hacerlo, la situación no mejoró montante total de 90 millones sustancialmente. de euros. En el fútbol y en el Athletic, sin embargo, las cifras de negocio siguen creciendo. A pesar de la crisis económica, en los últimos diez años el presupuesto del club bilbaino se ha doblado El Athletic se expuso a una sany algo más. En la temción importante en los tiempos porada 2016/17 Los dede Bielsa. La cadena que tenía rechos de televisión se los derechos televisivos de la erigen de nuevo en la Europa League tenía la opción principal fuente de inde entrevistar, al final de cada gresos para el Athletic, partido, a los dos entrenadoque pasa de 53,5 a 62,4 res. Sin embargo, el argentino, millones de euros. En que se negaba, no compareció cambio, las cuotas de ninguna de las veces que le relos socios representarán quirieron para ello. Pese a las 25,3 millones, lo que supeticiones reiteradas de Cuatro pone una mejora de tan y Telecinco, no consiguieron ni solo 150.000 euros, que una sola entrevista. Los responven como sus cuotas se sables de la cadena se reuniemantienen gracias a la ron varias veces con el club sin obtención de otros inresultadio alguno. Prefirieron gresos. al final no entrar en guerra con En relación a los gasel Athletic. Una denuncia a la tos, destaca el increUEFA podría haber supuesto mento de la masa salauna sanción deportiva con pérrial, que pasa a ser de dida de puntos. 63,4 millones de euros, cuando el presupuesto para este concepto fue de 56,9 millones en Cuando acabó ese compromi- la 2015/16 aunque finalmente so, que Ana Urquijo prorrogó se destinaron 61,4 millones al por una temporada más, Macua pago de las nóminas deporfirmó otro para tres años a ra- tivas. Aunque su ratio sobre zón de 33 millones de euros por el volumen de ingresos es del año, es decir, casi el doble del 55,6%, y se mantiene dentro anterior contrato. Fue en 2011 del margen de seguridad estacon vigencia la temporada si- blecido por la UEFA.Mientras guiente. Ese contrato lo heredó en 2005, Fernando Lamikiz Urrutia, que en 2015 consiguió presentaba unas previsiones de

unísono, o al menos eso es lo que parece de cara al exterior, porque da la sensación de que la consigna seguida a rajatabla desde el comienzo del primer mandato de Urrutia es que quien se mueve no sale en la foto. ¿O no? poque en realidad, en la foto no sale nadie, salvo el propio Urrutia, y más por requerimiento del cargo que por voluntad propia. Desde su llegada a la presidencia, en Ibsigane no hay ninguna voz autorizada salvo la suya. De hecho, sólo se recuerda una discrepancia mínima, protagonizada por el vicepresidente José Ángel Corres, que en la turbulenta segunda temporada de Bielsa, y en una entrevista radiofónica afirmó que el téc-

Apuros con Marcelo Bielsa

Nadie en la directiva ha levantado la voz nunca

Josu Urrutia, presidente del Athletic.

gastos e ingresos de 41 millones de euros, una década más tarde, Josu Urrutia y su junta directiva llegan a 114 millones de euros de ingresos, casi el triple. Sin embargo, en el presupuesto comparado se observan otros datos muy significativos como la recaudación por el pago de los carnets de socio. Es la única partida importante que no ha tenido un incremento significativo, incluso cuando la masa social aumentó en 10.000 socios tras la inauguración del nuevo campo. Está claro que desde hace unos años, los parámetros económicos han cambiado mucho. No tanto la cohesión de la junta directiva de Josu Urrutia, un ente monolítico, sin apenas variaciones y que se mueve al

nico «no ha sido cuestionado en ningún momento, pero evidentemente todos tenemos un crédito que se va a agotando». Recibió la réplica del entrenador pero no se escuchó ni una palabra más al respecto. Nadie en la directiva ha hablado más con la prensa de asuntos relaciondos con el club. Sólo en las asambleas, y de cara a los socios compromisarios, se escuchan las voces del propio vicepresidente, del contador, Alberto Uribe-Echevarria, y del secretario, Javier Aldazabal, que ha protagonizado algunas polémicas con sus manifestaciones de puertas hacia adentro, pero con eco de cara al exterior, una de ellas, la más próxima, al afirmar que el Atlético de Madrid «usurpaba», el nombre, el escudo y los colores del Athletic, obviando la historia de ambos clubes, que fueron uno solo a principios del Siglo XX. Por estas intervenciones anuales de Aldazabal, Corres y Uri-

Déficit en las relaciones exteriores O. R. Bilbao

El carácter introvertido del presidente del Athletic, que se contagia a toda la directiva, ha dificultado en más de una ocasión la proyección del club en diversos foros donde la importancia de su masa social y su número de seguidores, no acaba de tenerse del todo en cuenta. No se trata sólo, que también, de la negativa de los dirigentes del Athletic, e incluso de los dos entrenadores que han pasado por el banquillo en tiempos de Urrutia, a conceder entrevistas a los medios de comunicación, sino de la forma en la que tratan las relaciones externas. Da la sensación de que Urrutia se siente incómodo en algu-

nos foros a los que debe acudir en su condición de presidente. La Liga de Fútbol Profesional es uno de ellos. El club envía habitualmente a las reuniones de la LFP al director general, Jon Berasategi, una persona muy preparada para cualquier reunión o negociación sl más alto nivel, pero en un espacio tan importante, a veces se echa en falta la presencia de la cabeza visible de la entidad. Cuentan algunos de los asistentes a esas reuniones que al margen de lo que se cuece en la sala de juntas, muchas veces una cena o una comida entre los presidentes resuelve más asuntos que los que se presentan en el orden del día. En un país donde el paisanaje y

el amiguismo son muy importantes por desgracia, los presidentes dejan al margen a los técnicos cualificados como Berasategi, y resuelven los asuntos entre ellos. Quieran o no en el Athletic, los «corrillos» siguen siendo my importantes y a veces la influencia se consigue participando en ellos. En la directiva rojiblanca no acaban de entender esas cuestiones a nivel institucional, que se sustancian en detalles como el de la final de Copa frente sl Barcelona que se jugó en el Vicente Calderón, con Bielsa en el banquillo. A la cena de gala celebrada la noche anterior, acudió en bloque la directiva del Athletic. Llegaron todos juntos y se marcharon todos

juntos. Algunos de los invitados a aquella fiesta comentaron después el detalle. Prácticamente, sólo hablaron entre ellos. En un acto multitudinario que propicia la creación de diversos corrillos para charlas, había uno exclusivamente para los dirigentes rojiblancos. Ninguno de ellos prolongó la velada. Cuando el presidente dijo «a casa», todos se levantaron y se fueron. Sin deserciones. Algo similar, pero más llamativo, ocurrió durante el sorteo de la Champions de 2015, que se celebró en Montecarlo. En aquellas fechas se homenajeó, por parte de la UEFA, a una serie de jugadores entre los que se contaba José Ángel Iribar, por expreso deseo del pre-

be-Echevarria se intuye que los acompañantes de Urrutia en la directiva forman un grupo eficaz, pero sólo se intuye, porque nada se sabe del resto, salvo en los sucintos currículums de cada uno de ellos publicados con motivo de la presentación de las candidaturas. Todos presentan un perfil muy bajo de exposición pública. Es difícil encontrar algún directivo, salvo los de rango más alto, en un acto público. Sólo aparecen, de vez en cuando, en las fotografías que el club publica en su web, con los invitados al palco, y en las preceptivas asambleas cuando ocupan sus puestos en el estrado. Esa postura se contradice con los inicios del mandato de Urrutia. En las primeras semanas, el club propició diferentes encuentros con los medios de comunicación para acercar posturas. Sin embargo, esa actitud cambió enseguida. Quien era jefe directo del presidente en una empresa de comunicación, Andrés Arana, se convirtió en su principal asesor y dictaba con mano férrea la política comunicativa del club, además de atender otras facetas dentro del Athletic. Su fallecimiento hace tres años, como consecuencia de un cáncer, no relajó las costumbres dentro de la entidad, donde no se movía una hoja sin su consentimiento, sino que hizo que se volvieran inamovibles. En varias ocasiones, el presidente se ha lamentado de que los periodistas no cuentan nada bueno del club, pero sin embargo, es el propio club el que dificulta que esas buenas noticias se difundan. Cualquier detalle relacionado con la cantera está vedado, incluso entrevistar a los entrenadores de cualquier equipo; conseguir que el Athletic confirme un dato sobre alguna cuestión suele ser bastante dificultoso. Eso sí, los periodistas a veces no se dan cuenta de que esas dificultades de comunicación con el club son un asunto que a los socios les trae sin cuidado. sidente de la Federación Española, Ángel Villar, que fue su compañero en el Athletic. Iribar acudió al acto, escoltado por varios directivos del club, que también iban a estar presentes en el sorteo. El acto fue a mediodía. Para la noche se programó una cena de gala a la que iban a acudir todos los equipos con representación en el torneo más relevante de Europa a nivel de clubes. Los representantes del Athletic tenían espacio reservado en una de las mesas del palacio de congresos de Montecarlo pero no se presentaron a la cena. El hueco se dejó notar entre los mejores clubes de Europa. Al día siguiente, en el sorteo, un representante de la UEFA les pidió explicaciones: habían preferido ir a cenar por su cuenta, una opción legítima... si hubieran acudido a Mónaco a título personal.


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Que el Athletic está sacando adelante muchos partidos a base de agresividad y determinación no es algo que se discuta demasiado. esas dos virtudes que exhibe en San Mamés no ocultan, sin embargo, que el juego está siendo bastante deficiente desde el comienzo de temporada, entre otras cosas, porque el centro del campo no ha conseguido asentarse aún, y eso que ha transcurrido ya la mitad del campeonato. Las dos últimas temporadas fue Beñat Etxebarria el hombre que dirigió desde el círculo central y a veces desde más atrás. El futbolista vizcaíno se convirtió en el santo y seña del equipo, el semáforo que dirigía el tráfico hacia posiciones ofensivas. Con Mikel San José cubriéndole las espaldas y barriendo balones, Beñat fue de nuevo el mismo jugador que había destacado en el Betis por su inteligencia a la hora de mover la pelota. Gracias a él, los hombres más adelantados re-

Un centro del campo que no se asienta Al Athletic le cuesta imponer su juego por la incomodidad de su jugadores en la medular

JUGADOR BEÑAT Etxebarria Mikel SAN JOSÉ Mikel RICO Ander ITURRASPE Mikel VESGA

El bajón de Beñat y San José resulta evidente cibían el suministro necesario. Aduriz, Raúl García y Williams lo agradecieron. Pero diversas circunstancias propiciaron que ese entedimiento entre Beñat y San José se haya resquebrajado. El navarro acudió a la Eurocopa y su rendimiento, después de alargar las vacaciones más que sus compañeros, no ha vuelto a ser el mismo salvo en ocasiones contadas: el partido de ida de Copa frente al Barcelona es un ejemplo. Sin ese fielato que ejercía San José, Beñat se ha visto como los quarterbacks en el fútbol americano cuando les abandonan sus defensas y le caen encima los delanteros del equipo rival.

defensa las acciones a balón parado que haciendo daño a los contrarios. A veces resulta desesperante que ningún saque de esquina lanzado por Beñat supere el primer palo. El hecho de que Mikel San José tampoco esté al mismo nivel que la temporada pasada, ha contribuído a ese desconcierto en medio campo. Es el segundo centrocampista con más minutos pero no acaba de arrancar. Sus porcentajes de balones recuperados han bajado y también es preocupante que haya perdido más duelos de los que ha ganado, cuando esa es una de sus funciones fundamentales, que se notó, y de qué manera, en el choque copero de San Mamés frente al Barcelona. Ese día se le vio más concentrado que nunca y junto a Iturraspe, dominó el centro del campo. El Barcelona quedó desactivado durante gran parte del choque. Sin embargo, no ha mantenido esa regularidad durante

MIN 1.176 1.109 384 371 285

bastante poco. Sin embargo ha tenido un par de actuaciones destacadas. Volvió al equipo frente al Barça y completó un partido magnífico. Sin embargo, tres días después ya no contó para Valverde, que no dio ninguna explicación ya que Iturraspe había sido expulsado en los últimos minutos del choque copero y por tanto no tenía que descansar para la vuelta. No jugó ni un minuto y regresó ante el Leganés, donde se le vieron las costuras. Él y San José no contuvieron lo suficiente y el equipo local llegó a la portería de Iraizoz con demasiada facilidad. No estuvo acertado, lo que empieza a ser una costumbre que los seguidores del Athletic empiezan a asumir. Tampoco Mikel Rico ha jugado demasiados minutos, aunque en su caso se puede decir que sí ha cumplido las expectativas. A veces aporta dinamismo, otras contención. Ha perdido protagonismo en el equipo pero sigue siendo

REC 109 72 31 22 24

DUELOS 51/47 52% 42/43 49% 20/20 50% 20/20 50% 12/11 52%

PASES 529/125 80% 323/122 72% 154/34 81% 139/40 77% 139/42 76%

MIN: Minutos jugados. REC: Balones recuperados. En verde: Duelos ganados y pases acertados. En rojo: Duelos perdidos y pases fallados. % Porcentajes de aciertos. DATOS DE LA LIGA DE FÚTBOL PROFESIONAL

Beñat Etxebarria, centrocampista.

Ander Iturraspe, centrocampista.

Se siente agobiado a la hora de repartir balones, y aunque su balance defensivo es bueno, se está dejando notar su mayor virtud, la de generar juego. Es cierto que su participación ha sido irregular debido a una le-

sión. Se le espera en la segunda vuelta, porque el mejor Beñat hace mejor también el Athletic. También en los lanzamientos de falta y los córners. Paradójicamente, esta tamporada el Athletic está sufriendo en

Hace unos días, en plenas navidades, se me ocurrió curiosear por una tienda de ropa deportiva de ocasión, uno de esos outlets que se pueden encontrar ahora en cualquier parque comercial. Era ya casi la hora del cierre, estaba semivacío, así que todos los clientes quedaban a la vista. En la zona de las zapatillas deportivas vi una cara conocida. Era una jugadora del Athletic de la que no voy a dar el nombre, con varios años ya de experiencia en el club, algunos títulos a sus espaldas, deportivos y también universitarios, y siempre dispuesta a darlo todo por su equipo, en el campo y fuera de él. Se estaba comprando unas zapatillas. Me extrañó. Le pregunté: «¿A vosotras no os patrocina ninguna marca deportiva?» Y me contestó: «Bueno, estas son para un regalo, pero no. Como mucho nos dan las botas para jugar». Faltaría más que una jugadora de primer nivel, y en pleno siglo XXI tuviera que comprarse las botas como hacían Pichichi, Belauste y todos los jugadores del

todo el campeonato, lo que ha ido en detrimento del equipo. El caso de Ander Iturraspe es singular. Parecía el hombre llamado a ser mariscal de campo del Athletic, y como tal actuó en la primera temporada de Marcelo Bielsa y las dos primeras a las órdenes de Ernesto Valverde, pero su irregularidad le hizo perder el puesto. Dejó de ser imprescindible y fue adelantado por San José, y en los últimos tiempos hasta por Mikel Vesga, en lo que pareció un toque de atención del entrenador, que habló de la gran competencia que hay en la plantilla para conseguir un puesto. Esta temporada ha jugado

GABARRAS Y OTRAS HISTORIAS JON RIVAS

Athletic en las dos primeras décadas del siglo XX. Pero en fin, mi pregunta encontró la respuesta que no esperaba. En mi infinita ingenuidad pensaba que si no un patrocinador personal, algo que tienen muchos de los futbolistas de las categorías inferiores del Athletic, que reciben toda clase de material deportivo, sí al menos las jugadoras del primer equipo contarían con el suministro de la marca deportiva que viste al Athletic; que el club habría negociado que sus jugadoras recibieran colectivamente el mismo trato que algunos cadetes, por ejemplo, en los que se fijan las grandes multinacionales haciendo apuestas de futuro. Al parecer no es así, y tampoco es justo achacar al club y su directiva que las

jugadoras se tengan que comprar en un outlet las zapatillas de deporte que gastan. El Athletic les ofrece la posibilidad de jugar en un gran equipo, les da de alta en la seguridad social y en muchos casos les ha buscado un trabajo para completar el exiguo sueldo que reciben. Así está el fútbol femenino, en el que el Athletic ha sido importante hasta ahora y seguirá siéndolo con su filosofía, aunque la LFP ya amenace con inmiscuirse y algunos clubes empiecen a gastarse dinerales en comprar jugadoras. Pero en este relato del estado de la cuestión ha quedado retratada una parte de esa supuesta afición rojiblanca –supuesta, entiéndanlo bien–,y también parte de la clase política. Se unieron todos hace muy pocos meses, en el clamor

un recambio de garantías para Valverde porque siempre parece dispuesto. Fue fundamental en la última clasificación para la Champions y aunque su rol es ahora muy diferente, sigue siendo necesario. La incógnita del medio campo es Mikel Vesga. Todavía no se sabe lo que puede dar de sí. Valverde le dio cierta continuidad durante algunos partidos, pero no acaba de cuajar aún. Cumplió sin más en algunos y en otros estuvo a la altura de sus compañeros, que no fue demasiado elevada. A Valverde le queda toda la segunda vuelta para seguir contando con él, que todavía no ha dejado un detalle de lo que puede ser.

que reclamaba la Gabarra para pasear el trofeo de Liga mediante declaraciones públicas y recolecta de firmas en las que solicitaban igualdad de trato para unos y para otras. Pero la mecha se les acabó enseguida. Al de un par de días estaban de vacaciones y al regreso ya no se acordaba nadie del asunto. Ningunó retomó las reivindicaciones a la vuelta de la playa. Se podían esperar multitudes en el retorno de las chicas a los entrenamientos, en los partidos de Liga o en el choque que jugaron en San Mamés en la Champions femenina. Hubo una buena entrada, sí, pero ni con mucho llegaban los espectadores al número de firmas que se recogieron a favor de la gabarra. Por supuesto, al padre de la iniciativa ni se le ha visto ni se le espera en los partidos de Liga; los políticos que se subieron a surfear en la ola tampoco han aparecido por la tribuna Piru Gainza para dar su aliento y apoyo. Claro está, pensándolo bien, esto es lo que cualquiera con dos dedos de frente hubiera esperado.


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Los porteros: de la solución al problema en semanas E. O. Bilbao

Cuando comenzó la temporada, Ernesto Valverde trataba de resolver un arcano. Contaba con tres porteros con ciertas garantías y no quería tener a ninguno de los tres fuera de cobertura así que ideó un plan que contemplaba que Herrerín jugaría la Copa y la Europa League mientras Gorka Iraizoz y Kepa Arrizabalaga se alternarían en la Liga. Era una solución extraña pero que empezó a aplicar. Sin embargo, ni él mismo estaba convencido del todo, así que cuando Serantes, el titular del Leganés, se lesionó de importancia, a Valverde le vino de perlas la cesión de Herrerín al equipo madrileño. Arreglaba varias cosas de golpe. Le ofrecía la Liga a Kepa, que estaba respondiendo con creces, y los otros dos torneos a Gorka. Pero contra el Alavés llegó el contratiempo. Arrizabalaga se lesionó al golpear un balón, ocho semanas de baja. Le había sucedido lo mismo a Iraizoz la temporada de su debut, lo que obligó a reclutar de urgencia a Armando, del Cádiz. Pero en el caso actual, Valverde, que tenía semanas atrás dónde elegir, se quedó sin alternativas. De encontrar una solución, a toparse con un problema gordo. Además, las cosas no se hicieron demasiado bien en los despachos. Remiro, que salió cedido al Levante en pretemporada, no llevaba en su contrato de cesión ninguna cláusula de retorno antes de tiempo, así que ahora el Athletic negocia, antes de que se cierre el mercado de invierno, la posibilidad de traer de vuelta al navarro si logra superar las reticencias del Levante, que busca un recambio. Todavía no lo ha encontrado y, por tanto, Remiro no tiene aún billete de vuelta a Bilbao. De momento es Unai Simón el que ocupa plaza en el banquillo del Athletic, pero Valverde quiere que sólo sea una situación provisional, porque pretende tener a Remiro durante el periodo de recuperación de Kepa. Queda, eso sí, una lección que deben de aprender los responsables del área deportiva del Athletic. No puede suceder más que los cedidos no tengan cláusula de retorno en casos como el de los porteros del Athletic y más, como en el caso de Remiro, cuando los futbolistas ni siquiera están jugando. Para banquillo, mejor el de San Mamés.

Una pobre puesta en escena fuera de casa El Athletic ha sumado 8 puntos a domicilio, 3 menos que en la 2015/16 EL OBSERVADOR Bilbao

La visita del Athletic a Butarque trajo tres cosas buenas: la primera, la constatación de que el estadio del Leganés es un territorio amable con el equipo rojiblanco, por los lazos de unión que se han tendido a través de los jugadores que se han trasvasado de uno a otro equipo y por los antecedentes de su entrenador. El segundo aspecto positivo fue la reaparición, después de dos meses, de Óscar De Marcos, que nunca se había visto apartado por una lesión durante tanto tiempo y aunque sólo jugó diez minutos, pudo empezar a recuperar las sensaciones. El tercer aspecto positivo se relaciona con el resultado: el Athletic sacó un punto de un campo en el que pudo ser goleado, porque ante un Leganés modesto y trabajador, sólo exhibió impotencia y cierta desgana, como si sólo motivara a

El número de goles también desciende a domicilio los futbolistas jugar frente a rivales de enjundia. Pero lo que en un caso aislado se puede considerar un mero tropiezo, o un accidente, después de la visita a Leganés empieza a cuajar cierta preocupación en el aficionado. Las palabras de Ernesto Valverde después del partido, expresan cierta sensación de desánimo. «Lo mejor del partido es que ya ha acabado», como si hubiera sido incapaz a través de sus decisiones, de poder cambiar el signo del partido, o como si cualquiera de esas órdenes que da desde el banquillo, hubieran tenido una respuesta nula. Hasta tal punto llegó su impotencia que acabó pagándola con el árbitro, que le tuvo que amonestar por una protesta. Valverde, habitualmente comedido con los colegiados, estaba casi fuera de sí, pero más por las decisiones que tomaban en el campo sus jugadores que las que adoptaba el trío arbitral. Pero el de Leganés no es un caso aislado ni mucho menos. Es difícil encontrar un buen prtido del Athletic fuera de casa en la presente temporada, como si el técnico y los jugadores no supieran afrontar los choques a domicilio. Si en San Mamés, apoyados por la afición, los rojiblancos son capaces, cuando no hay muchas luces, de resolver los partidos con

Óscar De Marcos.

determinación e intensidad, lejos de la Catedral se sienten huérfanos, como perdidos en un ambiente desconocido, sin saber afrontar el planteamiento del rival. Fuera de casa, los jugadores del Athletic dan la sensación de correr a menos velocidad, y eso se constata por la dificultad de llegar al área contraria y por llegar tarde a los balones en disputa. Esa décima de segundo necesaria en cada jugada para poder dominar el partido. La ausencia de fútbol a domicilio se está convirtiendo en endémica. Sólo frente al Real Madrid en el Bernabéu se vio a un equipo que practicó un buen fútbol a pesar de la derrota. Cuando comenzó la Liga con la derrota y el mal juego en Gijón, el hecho se atribuyó a diversos factores relacionados con la pretemporada. El equipo todavía no parecía ajustado. Sucedió lo mismo en el debut europeo en Reggio Emilia frente al Sassuolo, un equipo de medio pelo que le metió tres goles al Athletic. Empezaron entonces a vislumbrarse los primeros sínto-

mas de alarma. Se comenzaba a ver un equipo que fuera de su campo trata de dominar la pelota pero al ralentí, sin profundidad y con errores defensivos muy gravosos para el resultado final. Desde que comenzó la competición, el Athletic sólo ha conseguido ganar dos partidos, en Granada y La Coruña, gracias a un par de genialidades de Raúl García, porque a Aduriz se le está echando en falta fuera de San Mamés. Los seis puntos en esos dos partidos llegaron también a base de sufrimiento puesto que el juego, como en el resto, estaba bajo mínimos. Sucedió lo mismo en Europa. La clasificación para dieciseisavos de final se sustanció en los resultados de casa. Fuera decepcionó el grupo de Ernesto Valverde que, por supuesto es junto con los jugadores, el responsable del mal juego y de la pérdida alarmante de peso específico del Athletic cuando juega fuera de Bilbao. No hay que irse muy lejos en el tiempo para recordar grandes actuaciones a domicilio. La temporada pasada hubo partidos memorables. En el Villamarín, en Vallecas o Irune Murua. en Mestalla, el mismo equipo, casi con idénticos mimbres sumó puntos con pasmosa facilidad jugando bien al fútbol. En la presente temporada no hay un ápice de ese buen juego. Por eso, aunque los puntos conseguidos fuera de casa no difieren demasiado, ocho en la primera vuelta por once el año pasado para un total a final de campaña de 27, son las sensaciones que ofrece el equipo sobre el césped las que empiezan a alarmar. El equipo rojiblanco, además, ha disminuido su producción goleadora. Son siete tantos frente a los once de la temporada 2015/16. Todos los números llevan a pensar que los planes se están descosiendo por algún lado. En Leganés fue en el medio campo, que apenas presionaba y permitía que el equipo madrileño jugara a placer lanzando balones para superar la defensa adelantada del Athletic. Más o menos lo que sucedió en San Mamés frente al Celta. Paradójicamente, en ambos partidos salió el equipo de Valverde, bien parado con un resultado que no merecía. Eliminados de la Copa, tiene Valverde unas semanas para poder ajustar el equipo y evitar que los seguidores del Athletic sientan cierta aprensión en cada salida fuera de Bilbao.

FEMENINO

El peligro de dejarse llevar por los resultados E. O. Bilbao

Joseba Agirre, el entrenador del equipo femenino del Athletic advirtió hace unos días del peligro de dejarse llevar que podía influir en sus jugadoras. Apenas unas horas después de esa advertencia, el Athletic cayó inesperadamente en Albacete por 3-1 frente a un equipo de la zona baja de la clasificación, que es el segundo equipo del campeonato que más goles ha encajado y que hasta la llegado del equipo rojiblanco sólo había ganado dos partidos. Lo más preocupante es que la inesperada derrota llegó una semana después de sumar sólo un empate frente al Espanyol, un equipo venido a menos y que también se debate en los puestos de cola. La advertencia del entrenador no hizo mella, al parecer, en las jugadoras, que dieron una pobre impresión en el campo manchego. Está claro, a estas alturas de temporada, que el Athletic ya no puede aspirar a repetir el título de la temporada pasada y ni siquiera a clasificarse para la competición europea, así que ese dejarse llevar no puede pasar por olvidarse de la Copa, el único objetivo que parece real en estos momentos. Después de una temporada impecable, la segunda de Joseba Agirre al frente del equipo no está siendo buena, porque el bajón ha sido demasiado importante. El Athletic campeón de la temporada pasada era una roca en defensa: encajó 15 goles en toda la campaña, mientras que en el inicio de la segunda vuelta ya lleva 20 en contra. El único dato positivo del partido que jugó el Athletic en Albacete fue la entrada de Irune Murua en el club de los 300 partidos. La jugadora nacida en Barakaldo en 1986, llegó a esa cifra de partidos a los 30 años. Ha jugado 246 de Liga, 28 de Copa y 9 de competición europea. Murua, tras Eli Ibarra, Iraia y Erika Vázquez, supera una cifra que comenzó a aumentar tras su debut el 21 de agosto de 2003 frente al SV Neulengbach alemán. La delantera rojiblanca ha marcado 103 goles, ha ganado cuatro ligas con el Athletic y el Europeo Sub 19 con España en 2004.


Observador ROJIBLANCO 5 ESPECIAL / EN LA MUERTE DE TXETXU UGALDE EL ATHLETIC Y EL PERIODISMO, SU PASIÓN

LO QUE RECUERDO DE TXETXU JON RIVAS El 1 de diciembre me escribió un mensaje con la fotografía que aparece junto a estas líneas. ¿A que si me pongo unas gafas de pasta soy clavadito a Sampaoli? Era el día en el que se presentaba mi libro sobre Aduriz. Me decía que me incluía en sus oraciones. Por la tarde, a la hora del evento, se me acercó una mujer. «Soy la prima de Txetxu», me dijo. «Como no puede venir, me ha dado el libro para ver si se lo puedes firmar». Aquella frase me estremeció, como la que dijo con toda naturalidad, tres meses antes, al terminar la comida en la que nos juntamos un grupo de periodistas canallas, todos ya con muchos espolones, y en la que las anécdotas se disparaban como balas de una ametralladora: «No sé si podré estar en la próxima», y a todos se nos hizo un nudo en la garganta. Y es que han sido muchos años cerca de Jose. Me acostumbré a decir su nombre de pila porque su ama le llamaba así cada

Su mujer fue el gran apoyo en la salud y la enfermedad, todos los días de su vida vez que telefoneaba a su casa, tantas veces, y se ponía ella al aparato. No sé cuándo le conocí exactamente, pero fue en la facultad de Periodismo, en Leioa, o tal vez en el bar de la Universidad, o en el Baserri, ese antro extramuros que aún pervive tantos años después y en el que veíamos películas en vídeo de Rambo cuando nos aburría la retórica de Restituto Zorrilla, aquel cura que enseñaba Semiótica y decía ojebto en vez de objeto. Nos hicimos muy amigos, casi inseparables junto a Eduardo García Palacios. Teníamos nuestra cuadrilla de toda la vida y la de la Uni, y a veces se juntaban las dos y lo pasábamos en grande. En ocasiones me contaba unas trolas enormes. Durante meses me tragué que había sido un chico rebelde y que su padre, marino (esto si es verdad), le había enrolado a la fuerza en un barco como grumete, y que había dado casi la vuelta al mundo. Nos hizo morir de envidia a todos los aspirantes a periodista cuando al comenzar segundo de carrera aseguró que se había pasado el verano trabajando en Deia. Era verdad, pero se descojonaba después cuando desveló la

verdad completa: se dedicaba a embuchar suplementos en la rotativa. Soñamos juntos. Nos enteramos de que en Portugalete había una emisora pirata que se llamaba JMC Radio y allí nos fuimos con una grabación en casette para ofrecer nuestra inexperiencia y montar unos servicios informativos. José Mari Castejón, el dueño, nos contrató inmediatamente. Lo de contratar es un decir, porque trabajábamos gratis. Nos dio una mesa, un micrófono y media hora de programa. El primer día, a pocos metros de la emisora, ETA mató a un ex militar, era nuestra primera noticia. Nos colamos en el piso del testigo que lo había visto todo, lo entrevistamos. Fue una primicia. Nos fuimos animando. Poco a poco empezamos también a meter deportes, y a retransmitir partidos de fútbol y de baloncesto. Seguíamos al Sestao, estuvimos en su ascenso a Segunda División con Irureta. Pero lo mejor era lo bien que lo pasábamos a todas horas. Incluso cuando cambiaba la hora. En marzo de 1984, Txetxu, Juan Ángel Marugán y yo decidimos viajar con el Athletic a Valladolid, un partido crucial para el título de Liga. Nos apuntamos a un autobús de los muchos que viajaron a Pucela aquel día 25. «Txetxu, recuerda que esta noche cambia la hora», le dijimos. «Es a la nueve, es decir, a las ocho si fuera hoy». Nos dijo que sí, que se acordaba, que no le diéramos la pelmada. Pero no se acordó. El autobús quería salir, tuvimos que llamarle desde una cabina. Vino sin ducharse, sin desayunar, consiguió llegar. El Athletic empató a cero. Otra cosa fue lo de Valencia. Allí era ganar sí o sí, pero nosotros estábamos en Marbella, como los ricos, pasando la Semana Santa con Eduardo. A la hora del partido, Txetxu y yo nos metimos en su Talbot azul celeste para escuchar el Carrusel. Nos comíamos las uñas. Marcó Dani pero empató García Pitarch. Txetxu abrió la puerta y se marchó. «No aguanto más, me voy, te espero en el puerto deportivo». Poco más tarde Txema Noriega consiguió el 2-1, Me fui dando botes a buscarle. No se lo creía, gritábamos, nos volvimos locos. Pero ligar, ligamos poco. «No vuelvo a Marbella en la vida». Fue una frase de Txetxu que se la he recordado durante años. Andábamos muy viajeros. Dos semanas después nos fuimos a Madrid, a la final de Copa. Viajamos en tren, con su primo y dos amigas, toda la noche al traqueteo hasta llegar a Chamartin a primera hora de la mañana. Nos bebimos toda la cerveza de la Plaza Mayor y cuando llegamos

al Bernabéu no cabía un alfiler. Txetxu se quiso marchar, pero un grupo de bermeanos le llamó desde una tribuna. Allí lo metieron para ver el partido. Si a la ida no pudimos dormir por los nervios, a la vuelta no lo hicimos porque no nos dio la gana. Y sí, Txetxu sí volvió a Marbella. Eduardo estaba trabajando en La Tribuna, me ofreció ir. Insensato de mí, acepté. Unos meses más tarde el director, Rafael de Loma, quería más vascos en su redacción. Le caíamos bien. Llamamos a Txetxu. Compartimos una habitación en un hostal durante algunas semanas y después alquilamos un apartamento en primera línea de playa. Era salir del portal y pisar la playa de la Fontanilla, pero no se crean: medía veinte metros cuadrados, la cocina estaba en un armario y las camas una sobre otra. Sorteamos y a Txetxu le tocó la de abajo. Cumplíamos un ritual: cada vez que cobrábamos, que era mucho decir, nos íbamos a comer a uno de los mejores res-

taurantes de Marbella, pero a veces para cobrar teníamos que esperar al director de distribución que venía con la recaudación de la venta en los kioskos. Cuando yo me marché a la mili la cosa, me contaba Txetxu, empeoró. Comían espaguetti todos los días, solo eso, y se habían acabado las visitas al Flash, el bar del puerto en el que atendía Carmen, una bilbaina guapísima que había cambiado Begoñalde por la Milla de Oro. No tenían dinero ni para una cerveza. Luego las cosas le empezaron a ir mejor, en el Marca, en Radio Euskadi y en Euskal Telebista. Ya no volvimos a trabajar juntos hasta los últimos tiempos, cuando conducía la tertulia televisiva de Bilbovisión y me llevaba de invitado, pero nos veíamos de vez en cuando. Vino a mi boda y después estuve yo en la suya, que celebró en Eneperi, ese lugar mítico para la gente de Bakio. Fue el gran acierto en la vida de Txetxu, porque su mujer, María Jesús, ha sido su gran apoyo en la salud y en la enfermedad, todos los días de su vida, y no es una frase hecha. Se hizo muy popular, pero siguió siendo el mismo de siempre. En la tele no fingía. Mi ama, cuando le veía, decía que le daba vergüenza porque era igual tras las cámaras que al natural, y tenía toda la razón. No cambió nada, ni dejó su pasión por el periodismo, esa que le obligó a coger vacaciones cuando publicó las fechorías de un clan que atemorizaba Marbella y cuyos miembros acudieron en tropel a buscarle a la sede del periódico. Menos mal que no estaba. Hace año y medio estaba yo en Barcelonette, final de etapa del Tour, el lugar en el que se estrelló el avión de Germanwings. Recibí la llamada de un compañero. Me dijo que Txetxu estaba mal, tenía cáncer. Se sintió indispuesto en una carrera popular, fue el médico y el diagnóstico resultó demoledor. La crónica de aquel día la escribí como pude. Desde entonces he sabido de su pelea diaria por salir, de su entereza ante un destino que parecía inexorable; sus paseos cerca del mar, esa pasión que nunca escondió. Comimos al final del verano, seguimos en contacto a través del teléfono y a principios de diciembre me mandó su Sampaoli, todavía optimista, alegre. Ayer me despertó un mensaje de Joserra Cirada. «Se ha muerto Txetxu». No pude evitar la congoja. Es una putada. He leído miles de mensajes en los que le recordaban con cariño. En muchos de ellos hablaban de un gran periodista, uno de los mejores comunicadores de este país. Y lo era. Sin embargo, durante muchos años tuvo que vagar por la incertidumbre de no encontrar trabajo. Eso también le dolió mucho. No tanto como la enfermedad, pero mucho. Le quedaron, eso sí, su mujer, sus tres hijos, su familia y los amigos. Yo era uno de ellos, presumo de haberlo sido y ahora lloro que ya no esté.

La actitud chocante de un ente público E. O. Bilbao

El lunes 9 de enero, los familiares, amigos y compañeros de Txetxu Ugalde se reunieron en la iglesia de Andra Mari de Bakio para rendirle el último homenaje. Allí, en el barrio de Basigo se concentró una multitud que obligó a la Policía Municipal a establecer un pequeño dispositivo de tráfico. Para sorpresa de los presentes, a la triste cita acudió también

una unidad móvil de Euskal Telebista, que conectó en directo para informar del funeral del periodista que durante muchos años trabajó en el ente público, del que fue despedido en 2007 sin miramientos en tiempos de Bingen Zupiria, actual consejero de Cultura del Gobierno vasco, cuando su programa, Lo que Faltaba, presentado al alimón con Yolanda Alzola, que también tuvo que abandonar

ETB en aquel momento, estaba en unos índices de audiencia muy superiores a los de los actuales magacines de sobremesa de la cadena pública vasca. A muchos de los asistentes les causó extrañeza y a bastantes malestar, el hecho de que la cadena pública que hace una década prescindió de los servicios de Txetxu Ugalde, que desde entonces trabajó en diversas empresas de comunicación,

tuviera el «atrevimiento» de intentar ganar audiencia a costa de su fallecimiento, cuando hacía años que no se preocupaban por el periodista al que ETB calificó de «gran profesional, una mezcla poco frecuente de rigor, humor y calor», según el Teleberri. Sin embargo, esas cualidades que sirvieron a ETB para hacer un directo no fueron suficientes como para mantenerlo en plantilla.

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6 Observador ROJIBLANCO

LA PÁGINA SEPIA

El accidente de Somosierra El tiempo no era bueno aquella noche. El 4 de diciembre de 1953, viernes, no parecía la jornada más propicia para tomar un avión en Sondika y viajar hasta Madrid, pero Rafa Escudero y su mujer decidieron que sí lo harían. Al igual que los otros 31 pasajeros que junto a ellos y la tripulación montaron en el Bristol de Aviaco. Escudero llevaba ya algunos años apartado del fútbol, de ese Indauchu con el que consiguió sus mayores éxitos deportivos, sin olvidar aquella maravillosa Copa del Generalísimo que obtuvo jugando con la camiseta rojiblanca del Athletic. Rafa formó parte de un grupo de amigos que, el día de San Mateo de 1940 decidió organizarse como equipo después de jugar un partido contra el Unión Sport de San Vicente en Lases-

necesidades, yo vuelvo al Indauchu». Tal vez en todo esto iba pensando Escudero mientras el avión se acercaba a Madrid. Y en el campeonato de España de aficionados que logró con su equipo la siguiente temporada. Nada menos que dos copas en dos años y con dos equipos diferentes. Y sin ver un duro. Pero el seguidor del Athletic no olvidó la «deserción» y en la final, jugada en San Mamés, le dedicó a Rafa una sonora pita, lo que motivó una dura crítica por parte de José María Mateos, el cronista más prestigioso de la Villa y ex seleccionador de fútbol. «Mal, muy mal, pésimamente mal. Mal como vizcainos y como deportistas» fue la contundente respuesta desde las páginas de La Gaceta del Norte a la actitud del público ante un Indauchu que había ganado con todo merecimiento al Barcelona. Rafa Escudero, tal vez, se acordaba en aquel avión de sus amargas lágrimas en

Fue uno de los fundadores del Indauchu en 1940

Fichó por el Athletic con la condición de no cobrar

arre. Jaime Olaso, Pedro y Luis Artajo y unos cuantos vecinos más del bilbaino barrio de Indauchu decidieron federarse y comenzar su andadura en la categoría regional vizcaina, a la sombra del colegio de los Jesuitas.Resucitaban, de esa forma, el equipo creado y desaparecido en la década de los Veinte. Algunos, menos hábiles con la pelota en los pies, se constituyeron en junta directiva. Quienes tenían las cualidades propias del futbolista, formaron el equipo. Escudero estaba entre estos últimos. A él se unieron antiguos jugadores de Osasuna, Zaragoza o Atlético de Madrid, afincados en Bilbao y que mataban el gusanillo vestidos con la camiseta roja indautxutarra. Tal vez, Rafa iba pensando en los primeros años de su equipo cuando el Bristol sobrevolaba los fríos campos de Burgos. En esa negativa de su padre a la directiva del Athletic cuando uno de sus miembros quiso fichar a su hijo para que jugara en el primer equipo vizcaino. «Que estudie. Bastante se entretiene ya con el Indauchu» fue la respuesta paterna. Y es que ni su padre ni él mismo se plantearon nunca el fútbol como una profesión, aunque Rafa Escudero defendía a los que cobraban por jugar: «Para que muchos como yo podamos jugar sin cobrar nunca debemos considerar profesionales a los que necesitan alguna ayuda económica para hacerlo. Lo que vale es el espíritu». Pero él nunca lo hizo y eso que tuvo oportunidad. El Athletic insistió en su fichaje y para ello, se dirigió a la directiva del Indauchu. El jugador fue consultado y expresó su ilusión por vestir de rojiblanco.El Athletic no tuvo que pagar traspaso por expreso deseo del jugador y el Indauchu. En los primeros meses

el vestuario pese a tener la Copa entre sus manos. Y de las que derramó casi al final de la temporada 48-49, cuando el Indauchu volvió a llegar a la final del campeonato de España de aficionados y el club decidió aceptar las cien mil pesetas que le ofreció el Barcelona por jugar en su campo de Las Corts.Rafa anunció que si se aceptaba ese dinero él no jugaría. Y cumplió su palabra. No actuó en la final, que el club rojillo perdió por tres a dos, y abandonó definitivamente el equipo en el que había disputado más de doscientos partidos. Ahora que era vicepresidente del Athletic, montado en ese Bristol de Aviaco, al lado de su mujer Concepción, comenzó a sentir las vibraciones provocadas por el fuerte viento que azotaba el avión en Somosierra. La situación comenzó a oscurecerse. El piloto encendió el aviso de «no fumar» y «abróchense los cinturones» cuando, según el relato de uno de los pasajeros «una tromba de viento nos cogió de plano y nos hizo bajar tan repentinamente, que todos los viajeros nos vimos levantados de nuestros asientos» . Las 33 personas que viajaban el en Bristol de Aviaco sintieron la muerte de cerca, pero nadie, salvo una de las pasajeras, que no pudo reprimir un grito, dijo nada. Después un golpe y un estruendo tremendos. Más tarde el silencio total. Rafa Escudero y su mujer, Concepción, no pudieron salvarse. Uno de los privilegiados protagonistas, que pudo contar la historia de la tragedia iba sentado al lado e la pareja: «Junto a mí viajaban Rafael Escudero y su esposa.Al presentir la tragedia se abrazaron fuertemente y así encontraron la muerte»

POR

JON RIVAS

Rafael Escudero recibe un trofeo con la camiseta del Indauchu en San Mamés.

de la temporada 1943-44, el equipo del céntrico barrio bilbaino se quedaba sin uno de sus principales pilares. Escudero firmó como jugador amateur. Su concurso en el Athletic fue importante, casi decisivo. En la semifinal de Copa frente al Atlético de Madrid consiguió el tanto de la victoria en el encuentro de desempate. Unas semanas después, obtuvo el segundo y definitivo

ante el Valencia. Su primer y único título con el Athletic. Porque la directiva rojiblanca, además de regalarle un reloj de recuerdo, le ofreció la renovación y la respuesta de Rafa Escudero fue contundente: «Me pidieron mi colaboración en un momento de necesidad y no me podía negar. Ahora que todo ha terminado felizmente y tienen tiempo para cubrir sus


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