TEMPLO DE NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD Texto: CARLOS MARÍA VELASCO
A
l pie del cerro que los zapotecas llamaron de Sinanayaaloani y colindando por el sur con Huaxyacac, se construyó probablemente allá por 1529 a la llegada de Fray Gonzalo Lucero y su compañero Bernardino de Minaya a estas tierras, una ermita dedicada a San Sebastián, tal como lo hicieron en Yanhuitlán, cuando a su paso para Oaxaca construyeron también una ermita en el lugar donde hoy se levanta el famoso convento, pues no hay datos que nos ilustren sobre el particular, y hasta 1682 se construyó este santuario dedicado a la Señora de la Soledad. La obra se encomendó al capellán don
Fernando Méndez, quien por autorización del virrey Tomás Antonio Manrique de la Cerda, Conde de Paredes, extendido el 3 de enero del citado año de 1682, comenzó a construir el templo bajo la dirección del fraile arquitecto Sebastián de San Phelipe que inició los trabajos contando con dos pesos, a los que sumaron pronto las limosnas del vecindario, y como era natural, pronto escasearon los recursos, por lo que hubo necesidad de recurrir al altruista señor arcediano don Pedro Otálora y Carvajal, quien con su propio peculio, vio terminados los trabajos en 1689 y consagrados el 6 de septiembre de 1690 por el obispo Isidro Sariñana y OAXACA PROFUNDO PAG. 24
Cuenca, aunque hasta 1718 se terminó la portada, así como otros detalles del interior. Esto tuvo lugar cuando gobernaba la diócesis de Antequera el Ilmo. Ángel Maldonado. Se tiene la seguridad que el mismo arquitecto Sebastián de San Phelipe fue el constructor del convento anexo terminado en 1967 y en él se alojaron cinco monjas capuchinas traídas del convento de Santa Mónica de la ciudad de Puebla, de aquí que se les conociera también como Mónicas, mismas que fueron exclaustradas a raíz de las leyes de Reforma en 1867. A partir de ese año, el ex convento sirvió de asiento al Hospicio de la Vega y posterior-