Discurso graduación 2014 (1)

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Graduación 2014 IES San Álvaro Buenas tardes, señoras y señores, señor director, señores miembros del equipo directivo, alumnos y alumnas, padres y madres, profesores y profesoras. Antes de empezar, quiero recordar a dos compañeros que no pueden estar hoy con nosotros; hablo de Pepe Vargas y de Amalia Santias. Desde aquí, mi deseo de que vuelvan a estar pronto con nosotros. Soy profesor de Lenguas Clásicas, las materias más antiguas de los planes de estudio, pero las más recientes en el Instituto San Álvaro. Espero que me perdonen que empiece mencionando a un pensador griego. No voy a hablar de Platón, al que los alumnos de 2º de bachillerato aman especialmente. Platón, en efecto, escribió sobre educación y tuvo la primera Academia de ese nombre, pero no deja de ser un teórico de una enseñanza clasista. Más provechoso hoy puede resultar Isócrates, contemporáneo de Platón, que también tuvo una escuela y defendía una escuela con unos contenidos que ahora llamaríamos de cultura general. A Isócrates pertenece la siguiente frase: “La raíz de la educación es amarga, pero sus frutos son dulces” Hoy estamos reunidos aquí para precisamente recoger uno de esos frutos: la ceremonia de graduación de los alumnos de la diversidad de enseñanzas del IES “San Álvaro”. Diversidad, palabra que, si bien aparece en prácticamente todos los Centros escolares, recoge todo su sentido de manera manifiesta en nuestro Centro, donde están presentes en sus Ciclos formativos, también en el Bachillerato, pero en mucha menor medida, alumnos y alumnas no solo de la ciudad, sino también de toda la provincia. Vaya, por tanto, nuestra felicitación, en primer lugar, a los alumnos de Ciclos de Grado Medio y de Grado Superior, que se extiende a su profesorado por la labor realizada, tanto en el Centro como en las prácticas de FCT.


A continuación, felicito a los alumnos y alumnas de 4º de ESO, así como a su tutora (en femenino singular, porque ha sido la única que han tenido) y resto de profesores. Ellos saben cuántos se han quedado en el camino. Por último, quiero felicitar a los alumnos de Bachillerato, en especial a ese pequeño grupo de supervivientes de Humanidades y Ciencias Sociales, de los que fui tutor el curso pasado y con algunos de los cuales he compartido muchas horas a la semana. La ceremonia de graduación es un acto, mediante el que se quiere reflejar la satisfacción por la consecución de un objetivo, en este caso la obtención de un título con el que se concluye unas enseñanzas. Sin embargo, esta satisfacción no debe confundirse con la complacencia de quedarse solamente en la titulación; conviene tener en cuenta que todas las enseñanzas prácticamente tienen lo que se denomina un carácter propedeútico, esto es, de preparación para cursar estudios posteriores. Y este objetivo tenemos que valorar hasta qué punto lo estamos cumpliendo, porque en ocasiones es descuidado, e incluso ignorado. Y esta negligencia u omisión son especialmente graves en el contexto de nuestra sociedad actual, en la que se insiste especialmente en la cualificación y en la formación permanente, sociedad en la que los titulados en ESO tienen dificultades para encontrar empleo, agravadas por la crisis. No se trata de pesimismo, sino, como decía, de evitar la complacencia, fomentada por los que pueden creer que lo importante es sacar el título como sea. Volviendo al amigo Isócrates, me parece que su frase no se debe interpretar en sentido negativo, por ejemplo al estilo de “la letra con sangre entra”, como alguien podría deducir superficialmente. Ciertamente, hay una idea de sacrificio, de esfuerzo, palabra esta que se saca a pasear de cuando en cuando. Pero, en realidad, hay algo más, hay una manifestación de una disposición y un trabajo intelectual, ese que durante siglos se ha conocido


como estudio, una palabra un tanto olvidada, pero, etimológicamente, estudio significa empeño, afán, afición, celo, dedicación. Se trata, pues, de una palabra superior intelectualmente a la tan pregonada esfuerzo. Pero también resulta superior a lo que se denomina aprendizaje lúdico o a la banalización de la enseñanza, que se manifiesta en el desprecio de los contenidos. Llega el momento de reivindicar la labor de los profesores, de las enseñanzas obligatorias, por supuesto, pero también de las enseñanzas postobligatorias. Necesitamos personas con formación y espíritu crítico, no despreciemos la labor de profesores que quieren impartir y transmitir sus materias a sus alumnos. No debemos confundir ser comprensivos con ser permisivos. Los

alumnos

de

nuestro

Centro

que

vienen a cursar enseñanzas

postobligatorias, Ciclos o Bachilleratos, no necesariamente vienen atraídos por los valores del IES “San Álvaro”, sean estos los que sean. Si he empezado con un pensador griego, he de terminar con otro, más conocido: Aristóteles solía decir que la educación constituye un ornato en la prosperidad y un refugio en la adversidad. Muchas gracias por vuestra atención. Buenas noches y buena suerte a todos.

Manuel Millán


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