Para contestar a esta pregunta, estamos obligados a buscar lo que ‘está ahí de verdad’, a ver la forma aparte de su interpretación, y esto, pronto nos convencemos, no es realmente posible.24
La primera versión conocida de la ilusión pato-conejo es un dibujo anónimo publicado el 23 de octubre de 1892 en
la revista de humor alemana Fliegende
Blätter, que luego fue usado en el número de la revista Harper’s Weekly de noviembre 19 de 1892, publicada en
Nueva York. Su uso científico es atribui-
En este orden de ideas, la misma dificultad de asimilar la forma presentada desligada a su referente es, de por sí, efecto de la ilusión. El ilusionismo en arte es producto de un extenso trayecto histórico, a través del cual se han desarrollado estrategias técnicas –por ejemplo la perspectiva o la iluminación– para lograr representaciones de la apariencia de la realidad con suprema precisión. De hecho, por mucho tiempo –específicamente a partir del Renacimiento hasta finales del siglo XIX– la pintura fue restringida a esta función y valorada de acuerdo a la calidad técnica que permite la semejanza con un modelo. Como se ha mencionado con anterioridad, el trabajo de Saúl está apoyado en estos recursos de representación ilusionista.
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do al psicólogo de origen polaco Joseph Jastrow, quien desarrolló extensas
investigaciones en psicología experimental asociado a varias universidades
estadounidenses. Jastrow acudió a las ilusiones ópticas como esta, el cubo Necker o las escaleras Schröder, para establecer que la percepción visual no
se limita a un fenómeno físico, sino que
es determinado por la actividad mental. En esta línea de pensamiento, el
filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein también acudió al ejemplo de la ilusión
pato-conejo en su libro Investigaciones
filosóficas para controvertir la supuesta distinción entre las funciones ‘ver’ y ‘ver como’. De acuerdo con Wittgenstein, el juego óptico permite corroborar que las
operaciones ligadas a la captación y a la interpretación son inseparables y así,
la valoración de la realidad supone la
dependencia entre percepción y pensamiento.