Defensa de Narciso Antínoo, sin querer oí tus razones a favor de Narciso cuando compartías con tus amigos; no imaginaba con qué ardor aprecias los nenúfares al vislumbrar en su lánguida belleza el espíritu del Elegido. Yo también, desde siempre, he venerado su inocencia al invocarlo en esta breve oración: “Inclinado más que ante su Belleza, Narciso buscaba en el espejo de las aguas el níveo nenúfar que presentía su corazón.”
Tempus
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