El mundo mediterráneo en la antigüedad tardía, 300 (pg 42 76)

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llamar bizantino) retoma el poder efectivo en muchos de esos territorios que sólo será afectada por la llegada de los lombardos a Italia en 568. Pero de esto hablaremos en un capítulo posterior. Esos pueblos fueron instalados en territorio romano como fuerza militar y sin romper esa estructura. El proceso de esa instalación fue complejo y mal conocido durante mucho tiempo. En los últimos años se llegó a la conclusión de que a los germanos se les entregó, en el territorio en el que se asentaron, la percepción de una parte de los impuestos debidos por los productores agrícolas al Estado. Este corrimiento de la percepción del impuesto desde el Estado a los grupos germánicos fue más que favorable en un aspecto: no levantó mayores críticas por parte de los habitantes romanos de las provincias. ¿Por qué Occidente? Sabemos que la parte del Imperio romano que sucumbió en 476 fue la occidental mientras que la parte oriental, con capital en Constantinopla, sobrevivió a todas las crisis del siglo V y lo hizo por mil años más. Si bien Occidente tenía fronteras más largas, menor tradición urbana y menos población, la presión que sufría por parte de los “bárbaros” no era mayor que en Oriente en donde los Persas sobre el Éufrates y los Godos sobre el Danubio eran enemigos mucho más poderosos que los germanos que se encontraban sobre el Rin. Tampoco era Occidente más débil militarmente, tal vez lo contrario ya que hasta la década de 360 envió constantemente soldados a Oriente, ejércitos que en occidente tenían suficientes pertrechos, hierro para las armas y trigo para alimentar a la tropa. Tal vez en la estructura y tradiciones del ejército romano en Occidente esté, en parte, la explicación. Ese ejército de Occidente, poderosísimo con sus legiones en Britania y en Galia fue la cuna de muchos usurpadores hasta principios del siglo V (de hecho, recordémoslo, Constantino comenzó así su carrera) que se levantaron contra el poder de la dinastía fundada por Constantino y reinante en Constantinopla. Para ese poder constantinopolitano, desde fines del IV y durante el siglo V, la “debilidad” del ejército de Occidente, que tantas veces se había levantado contra su poder, fue una poderosa necesidad de política interna. Es dentro de esa lógica política que un creciente poder militar fue dado a jefes vándalos, godos y francos que se instalaban en territorios ricos en los que las élites locales, administrativas, económicas y religiosas siguieron gozando de mucho poder. No creo que podamos hablar de una “barbarización” de occidente a partir del acantonamiento militar de algunas decenas de miles de germanos con sus familias. En ese Occidente la población, en su inmensa mayoría, era romana, seguía hablando el latín de la época (es sin duda el caso de Italia, Iberia y Galia), y eran cristianos católicos que respondían a una jerarquía religiosa latina y a cuya cabeza, como ya vimos, se encontraba el emperador en Constantinopla. 41

Ubierna, Pablo. El mundo mediterráneo en la antigüedad tardía, 300-800 d.C., Eudeba, 2007. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/binaessp/detail.action?docID=3186202. Created from binaessp on 2017-12-21 07:26:09.


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