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INTERNACIONAL
Grecia: crisis del capitalismo y desafío de la izquierda y los sindicatos Carlos Rosetti
L
a crisis de Grecia no es un problema local, ni es un problema del euro o de la Unión Europea. La crisis griega es la crisis del capitalismo que se manifiesta en el eslabón más débil, un país pequeño, con una población de poco más de 11 millones de habitantes y que tiene una deuda del 113 % del PIB, lo que equivale a 300 mil millones de euros. Esta deuda se gestó por la incapacidad y la corrupción de los gobiernos conservadores que robaron el dinero de los recursos públicos y solicitaron préstamos a la banca europea agudizando la situación económica en lugar de aumentar los impuestos a las rentas más altas y corregir el fraude fiscal. La venta de bonos del Estado a precios reducidos a la banca europea y la especulación que ésta llevó adelante aumentando el interés hasta el 7 % debilitaron, aún más, al capitalismo griego. Hay otros países que se encuentran en una situación similar, como España, Portugal, Italia y, si reciben los ataques tan virulentos que recibió la economía griega, seguirán el mismo camino porque en su funcionamiento capitalista el Estado se rige por intereses privados. La crisis griega se precipitó cuando entró en la zona euro, tuvo acceso al crédito, aumentó el nivel de vida y el consumo y, a pesar de tener un crecimiento de los más altos de la Unión Europea, no pudo evitar este gran endeudamiento. Los países más desarrollados inundaron el mercado griego con productos más competitivos y baratos, siendo Alemania la más favorecida y esto debilitó la industria nacional. La especulación que se produjo con el “boom” de la vivienda y la construcción, alimentada por los Juegos Olímpicos del 2004 y el gasto militar obligado por la OTAN y la Unión Europea, la llevaron a esta situación sin salida. Los bancos europeos facilitaban rápidamente los préstamos para la compra de armamento del que se beneficiaban la industria militar de Alemania y Francia. A todo este panorama contribuyó decisivamente la crisis económica mundial que afectó a los pilares de la economía griega: la industria naviera, el turismo y la construcción. Los socialistas del PASOK, que llegaron al gobierno con el apoyo masivo de la población en lugar de aplicar políticas sociales se some-
tieron a las condiciones que le imponía Europa para reducir el déficit. Esas condiciones significaron la congelación de los salarios y las pensiones así como las contrataciones de empleados públicos, el aumento del impuesto a los carburantes y la edad de jubilación y el recorte del 10 % para la mayoría de los empleados del Estado que, en algunos casos como el de los profesores universitarios, llega al 40 %.
España, Portugal e Italia si reciben los ataques que recibió la economía griega seguirán el mismo camino Grecia es un experimento para el capitalismo europeo cuyo horizonte es liquidar el Estado de bienestar Este plan atacó directamente a 600 mil trabajadores del sector público que vieron reducidos su nivel de vida, a los pensionistas y a la población en general que se vio castigada con el aumento de los impuestos. Pero, los préstamos que prepara la Unión Europea y el FMI para resolver la crisis económica griega exigen todavía una política de más recortes en el sector público, privatizaciones y flexibilidad en la contratación que llevará a un mayor crecimiento de las desigualdades, castigando, sobre todo, a las mujeres y a los jóvenes, estos últimos con un desempleo del 25 %. Estas mismas políticas de reducir el déficit con programas de austeridad en un momento en que el gasto privado es insuficiente va a ser un lastre para la recuperación económica. En Irlanda se aplicaron idénticas medidas en el 2008 con un déficit presupuestario del 7,3 % - inferior al griego – y la economía se contrajo un 10%. Los socialistas están aplicando, desde el gobierno, las políticas neoliberales que recha-
zaron cuando estaban en la oposición perjudicando, como siempre, a los trabajadores y trabajadoras asalariados, a los grupos de bajos ingresos, a los campesinos pobres y a los desempleados. Grecia es un experimento para el capitalismo europeo cuyo horizonte es liquidar el Estado de bienestar y las conquistas alcanzadas por las diferentes luchas. La rebelión y movilización de la juventud en 2008 fue un aviso de la crisis que se avecinaba. La ayuda a los bancos despertó el rechazo de la población que vio la corrupción y el desinterés de los sectores que decidían en la economía y la política del país. Las siete huelgas generales, la ocupación de ministerios, las movilizaciones, las luchas del movimiento estudiantil, son una expresión de la decisión del pueblo griego de no someterse a estas políticas. Esta es la crisis del capitalismo griego no de la sociedad griega y la gente ha salido a la calle para decir “¡basta ya!”. Sería necesario estructurar orgánicamente un frente que ya está en la lucha y que es el del Partido Comunista, Synaspismos, los sindicatos, el movimiento obrero, campesino y estudiantil donde se defienda que el progreso de Grecia sólo se puede hacer con medidas anticapitalistas. Hay que hacer un programa de transformaciones sociales, control de precios, desarrollo de la educación y de la sanidad y medidas para resolver las necesidades básicas de la población. También habría que nacionalizar las fuentes principales de la economía que son la industria naviera, el turismo y la banca y desarrollar la pequeña y mediana empresa en función de las necesidades de la población. Los sindicatos deberían intervenir en la planificación de la producción, en la discusión del programa para desarrollar Grecia junto al movimiento campesino y estudiantil e impulsar la democracia sindical. Los sindicatos y la izquierda deben impulsar un debate con todos los sectores sociales y organizar plataformas que discutan y defiendan no pagar la deuda externa. Una deuda fraudulenta cuyo pago va a impedir el desarrollo económico y va a significar un retroceso importante en las conquistas del pueblo griego. Pero el capitalismo europeo no aceptaría esta salida y la aplicación de este programa, por eso, habría que empezar a discutir alternativas económicas que, si es necesario, pasaran por la salida de de la Unión Europea.