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OPINIÓN
Sábado 2 de noviembre de 2019. Mazatlán, Sinaloa
AMLO, ¿aliado o enemigo del crimen? R I C A R D O R AV ELO SinEmbargo.MX
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l operativo en Culiacán para detener a Ovidio Guzmán López fracasó porque desde su planeación hasta su ejecución hubo omisiones, falta de comunicación y una larga cadena de errores y omisiones, de acuerdo con los pormenores que ha dado a conocer el Gabinete de Seguridad. Además, los militares a cargo de esa tarea fueron superados por los hombres del Cártel de Sinaloa en número de elementos, en la táctica de guerra y también en armamento. En pocas palabras, el Ejército fue sometido y obligado, por las circunstancias, a liberar al hijo de Joaquín Guzmán Loera. Desde el punto de vista humano, es entendible que ante la posibilidad de que los soldados fueran asesinados y la población agredida a balazos -posiblemente pudo haberse presentado una verdadera masacre -el Gabinete de Seguridad haya decidido soltar al detenido y negociar con el Cártel de Sinaloa la liberación de algunos militares aprehendidos por los sicarios y el cese del fuego. Lo que no se entiende es la renuncia del gobierno de la Cuarta Transformación a seguir combatiendo al crimen organizado, sobre todo en las condiciones en las que está el país. El Presidente -terco hasta la médula -insiste en atacar las causas (pobreza y desigualdad social) pero pierde de vista que la miseria no es generadora de criminalidad y que el crimen tiene otras causas que no se están atacando. En principio, para atacar al crimen organizado el gobierno debe limpiar a la clase política, el corazón de la mafia. Es la inmensa impunidad que existe en el país, producto de la corrupción, una de las razones principales por las que el crimen ha aumentado en México. Como ya se ha dicho en otros artículos, más del 80 por ciento de los municipios del país están gobernados por políticos que también
están directa o indirectamente vinculados con alguna modalidad del crimen organizado. Y ese flagelo no se está combatiendo. Este diagnóstico lo hizo en 2010 el área de estudios municipales del Senado de la República. Ahí están los datos duros de esta realidad que, hoy, es más cruda. Este problema deriva en que las estructuras policiacas estén al servicio del crimen. Es muy fácil explicarlo: si las cabezas están implicadas con los cárteles, toda la cadena de mando, por lógica, está contaminada. Por ello, existen cientos de comandantes policiacos que también trabajan para algún cártel de la droga. Y son intocables. Otra causa del crimen es la disposición de dinero, imparable hasta ahora, por los mafiosos. El crimen dispone de muchos recursos para corromper autoridades, pagar campañas políticas que no se auditan, capturar a las instituciones y atrofiar, hasta donde más se pueda, la procuración y la acción de la justicia. Hasta ahora, la Unidad de Inteligencia Financiera, que preside Santiago Nieto, no tiene un mapa pormenorizado del verdadero patrimonio que dispone el crimen organizado. Dónde lavan el dinero, en qué negocios está invertido el recurso que es producto de actividades ilegales. Tampoco ha trabajado, hasta ahora, en investigaciones que incluyan a políticos y empresarios ligados al crimen y al lavado de dinero y que poseen fortunas descomunales que fueron amasadas de la noche a la mañana. Existe, además, una amplia lista de gobernadores y ex gobernadores, jueces y magistrados que se han hecho multimillonarios como consecuencia de la protección que brindan -o brindaron - a los hombres de la mafia. Si el gobierno empezara por estas causas -estas sí son reales, la po-
El cobre y los medios
DI EGO PE TERSEN FAR AH SinEmbargo.MX
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na de las grandes virtudes políticas de López Obrador es convertir sus errores en aciertos políticos, enfrentar los problemas contraatacando. Lo hizo la escasez de gasolina que convirtió en una cruzada nacional contra el huachicol, convenció a los mexicanos que ahí estaba la herida que desangraba a Pemex. Lo mismo sucedió con el tema del culiacanazo: después de haber exhibido el cobre dando a conocer cómo fue la derrota que los llevó a tomar la decisión de liberar al Ovidio Guzmán, el Presidente arremetió contra los medios diciendo que ellos habían enseñado el cobre y mordían la mano de quien les quitó el bozal. Vamos por partes y repartamos el cobre que le toca a cada quién. Primero: Quién mintió y lo hizo flagrantemente fue el Secretario de Seguridad Ciudadana, Alfonso Durazo, quien aseguró que todo se había derivado de una acción fortuita. Esa mentira primera y básica es la que genera las contradicciones que vendrían después entre los miembros del gabinete y el propio Presidente. Se agradece que se haya abierto la información como se hizo antier, pero hacerlo no fue un acto de transparencia voluntaria sino una decisión tomada después de que los medios exhibieron las incongruencias, las seis versiones distintas sobre un solo fracaso verdadero. Segundo: El uso de eufemismos como “tropezón táctico” no ayudan
a aclarar las cosas, por el contrario, dejan más dudas. Es totalmente cierto que no es la primera vez que se falla en el intento de detención de un capo, el más claro y sonado fue el 1 de mayo de 2015 cuando se intentó detener el “Mencho en Jalisco”, pero la novedad de este “tropezón”, y fue lo que los medios exigieron que se aclarara, es que se tenía detenido al objetivo y por falta de una buena preparación y coordinación se puso en riesgo a la población civil. Son demasiados muertos y heridos para un “tropezón”. Tercero: Cuando todos los medios, incluso los que el Presidente creía cercanos, critican el operativo, y la lectura es “sacaron el cobre”, no hay más que de dos sopas: o hay una negación de la realidad, que no me parece que sea el caso, o Presidente está construyendo un enemigo político. Antier, cuando ya no pudo contestar la andanada de preguntas de los reporteros, repitió la historia de Madero y la prensa fifí, que tiene mucho de cierto y un buen cacho de interpretación. Lo que los medios hicieron en este caso específico (que nada tiene que ver con la Decena Trágica) fue obligar al Presidente y a su equipo a dar información que de otra forma no habrían dado. Lo que vimos en estos días fue el resultado de una prensa haciendo su trabajo, una prensa que no “muerde la mano de quien le quitó el bozal” porque nadie, sino el esfuerzo y batalla de
Pan de muerto
FRANCISCO ORTIZ PINCHETTI @fopinchetti
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ebo aclarar de entrada, para tranquilidad de aquellos que viven angustiados por la duda, que no estoy en contra del Desfile Internacional del Día de Muertos. Tampoco me molesta el uso de la figura emblemática del grabador hidrocálido José Guadalupe Posada en la llamada Procesión de Catrinas. Ni me parece mal que la tradición mexicana por excelencia sea llevada a las pantallas del mundo en películas como la encantadora Coco de Walt Disney, que por cierto ya vi tres veces. Por el contrario, digamos que hasta me causa orgullo. Y me provoca sincera satisfacción el enterarme que, gracias a esos eventos, en un solo fin de semana más de 2 millones de capitalinos y visitantes se volcaron a las calles de la ciudad para disfrutarlos y que, según las cuentas de Claudia, ello produjo una derrama económica de 4 mil 200 millones de pesos, si incluimos el Gran Premio de México. No, no me rasgo las vestiduras por la contaminación que implica para muchos la celebración del Halloween sajón o Noche de Brujas, como ocurre ya hace décadas, hacia
la cultura mortuoria mexicana. Me da igual que los niños recorran las calles de la colonia disfrazados de momias o de brujas y pidan en las casa “su jalogüín en lugar de “su calaverita” en demanda de monedas o caramelos. La comercialización desmedida de esta fecha y de sus símbolos más connotados, que inicia allá por el mes de agosto en las tiendas de autoservicio, no es algo que me quite el sueño o me haga despotricar contra el consumismo en el que nos ha tenido presos el neoliberalismo económico hoy tan vilipendiado. Tolero perfectamente la avalancha de artículos plásticos de colores naranja y negro que inundan aparadores y anaqueles, incluidos máscaras, disfraces, muñecos, sombreros, manos peludas y juegos electrónicos. Lo que sí me parece intolerable y ofensivo es la adulteración de nuestro Pan de muerto, elemento icónico de estas celebraciones anuales. No puedo digerir los anuncios que ofrecen tan preciado producto, como en Superama, relleno de crema chantilly, cajeta, nata, Nuttela, crema batida de chocolate o ¡conejitos
NOROESTE.COM
breza como causa del crimen es una ficción presidencial -México estaría dando pasos agigantados en el combate criminal. El encarcelamiento de políticos y empresarios ligados al crimen empezaría a poner orden en el campo delincuencial. Pero, por desgracia, hacia ese punto no mira el Presidente de la República. López Obrador no habla de narcopolítica porque para él los criminales son parte del pueblo. Tras los hechos de Culiacán, el Presidente dijo que no hay guerra contra el crimen organizado. ¿Entonces cómo se combatirán a los capos de la droga y a los mafiosos que generan violencia? ¿Dónde queda el recurso de la coerción como instrumento del Estado para combatir a la criminalidad? El crimen organizado, como ya está más que demostrado, no entiende palabras. Ellos son amantes de la guerra y sus principales instrumentos son la corrupción y la violencia. Así han sometido a pueblos enteros que hasta ahora viven inmersos en una estela de violencia imparable. En cada municipio del país opera una célula del delito, ya secuestradores, ya narcos, ya huachicoleros. Y todos, sin excepción, disponen de protección policiaca y política. Por esa razón el gobierno de Estados Unidos muestra su preocupación sobre el caso mexicano, pues cuestionan que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no cuenta con una política antidrogas clara. En realidad, hoy no sabemos a qué juega el Presidente ante el crimen organizado. Si no hay combate frontal ni se atacan las verdaderas causas, entonces lo que se pretende es seguir consolidando un Estado fallido, un Estado mafioso, un narcoEstado. El Estado fallido es en el que vivimos ahora, donde el gobierno no tiene capacidad de garantizar la seguridad en ningún rincón del territorio. Por todas partes hay violencia extrema: asesinatos, levantones, secuestros, trata de personas, tráfico humano, lavado de dinero, narcomenudeo, cobro de piso, venta de protección, asesinatos a sueldo...Y no pasa nada. El Estado fallido también está más que claro en las instituciones y los hombres que las encabezan,
incapaces de operar en favor de la sociedad porque la corrupción mantiene paralizadas sus acciones. Queda claro que el crimen organizado no tiene un enemigo en la presidencia, sino un aliado que no quiere utilizar los instrumentos legales para combatir nada. El caso Culiacán, con todo y las fallas gubernamentales, sienta un precedente muy peligroso en el país: es muy probable que otros cárteles igual de bélicos que Sinaloa utilicen como rehén a la sociedad para doblar al gobierno. Con la declaratoria de no a la guerra contra el crimen, lo que no queda claro es qué pasará con Ovidio Guzmán. ¿Lo van a detener o ya no se meterán con él? Ovidio Guzmán cuenta con una solicitud de extradición a Estados Unidos, donde tiene un expediente abierto por tráfico de drogas y asociación delictuosa. La implementación del operativo en Culiacán se planeó precisamente porque existe una orden de captura internacional. Y desde hace siete meses el Ejército trabajaba en su ubicación para efectuar su detención y, después, su extradición. Pero no contaban con la reacción del cártel. Ahí falló la inteligencia del Estado. En este caso existe una contradicción muy clara: Ovidio tiene orden de captura internacional, pero el Presidente afirma que no hay guerra contra el crimen ni quiere muertos ni daños colaterales. ¿Será detenido Ovidio Guzmán? El Cártel de Sinaloa le agradeció al Presidente su liberación y pidió que fueran destituidos y procesados los funcionarios que planearon y ejecutaron el operativo del pasado 17 de octubre. El caso, coincidentemente, ya está en manos de la Fiscalía General de la República y, por otra parte, la Secretaría de la Defensa Nacional realiza lo propio, conforme a sus leyes internas, para castigar a los militares que incurrieron en fallas, las cuales son evidentes, como la falta de comunicación, las omisiones y los errores de táctica. Según dijo el Secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, habrá castigo para los responsables. Servidos, señores del Cártel de Sinaloa.
Fenómenos para anormales RODRÍGUEZ
años de decenas de periodistas, otorgó esa libertad. Es al revés: si hoy López Obrador es Presidente
Turín! Lo juro. Si hay algo de la celebración de los Fieles Difuntos, como de hecho se llama, a lo que tengo especial predilección, es precisamente a ese pan redondo con sus “tibias” en cruz (lo que según dicen tiene un significado prehispánico) y cubierto de azúcar refinada. El sólo imaginarlo me remite a épocas bien tempranas de mi infancia, como los viajes con mi madre Emily en el tranvía de la ruta “Primavera” hasta la calle de Palma, para ir al expendio de Pan Segura, en la avenida 16 de Septiembre casi esquina con Isabel la Católica, a comprar un pan de muerto inolvidable, al estilo Jalisco, allá en los años cincuenta. Al rito familiar que eso significaba se sumaba en la merienda un sabor seguramente menos delicioso que el que guardo en la memoria. Muchos años después, ya mayorcito, descubrí el convento de las madres agustinas de Mixcoac, que desde hace justamente medio siglo (en 1969) elaboran el que me parece el mejor Pan de muerto de toda la ciudad capital de los Estados Unidos Mexicanos. El claustro monacal ocupa nada menos que la que fuera casa de don Ireneo Paz, un periodista y escritor medio revolucionario que fue el abuelo del que se convertiría en nuestro primer
se debe en alguna medida al trabajo profesional de esos periodistas que hoy tanto le incomodan.
Premio Nobel de Literatura (1990), Octavio Ireneo Paz Lozano. Nuestro insigne poeta, que no nació en Mixcoac como a menudo se supone, vivió en esa residencia parte de su infancia y su adolescencia y de esos años provienen muchas de sus mejores vivencias, como lo evidenció en sus escritos. El hoy convento se ubica precisamente en la actual Plaza “Valentín Gómez Farías”, remodelada con admirable acierto hace unos ocho años, y a un costado de la casa donde vivió el ideólogo favorito del juarismo, autor de las Leyes de Reforma. Frente al jardín está el templo de San Juan Evangelista y Santa María de Guadalupe, construido en el Siglo 17. Es pues el mero corazón de un pequeño pueblo originario, San Juan Malinaltongo, hoy conocido como San Juan Mixcoac, relativamente escondido en las inmediaciones del famoso Parque Hundido de Insurgentes Sur. Sabido está que variedades de panes de muertos hay tantos como pueblos de nuestra República, algunos con muy marcadas características. El que elaboran las monjas agustinas en sus hornos es a mi parecer el prototipo más tradicional de la Ciudad de México, no de los pueblos que rodean a la capital, como Tláhuac, Xochimilco o Tulyehualco. Es el pan clásico, me-
ETHOS RODOLFO DIAZ FONSECA @rodolfodiazf rfonseca@noroeste.com
La muerte y las tareas inacabadas
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uchas personas al sentir cercano el momento de su muerte se preocupan porque no han terminado alguna tarea, o no han emprendido alguna otra que tienen pendiente. Las tareas no acabadas son causa de ansiedad y provocan fuertes dosis de estrés. Si la mente se inquieta ante las tareas cotidianas no finiquitadas, imaginemos cuánto más se intranquilizará en el momento de la despedida final de esta vida. Razón de más para tratar de concluir cuanto antes las cuestiones que consideremos fundamentales y trascendentes. Para quienes creen que la muerte es el final de todo no existe ningún problema, como escribió Ronald A. Knox en su libro Meditaciones sobre la vida cristiana: “Si la muerte quiere decir extinción, la tarea inacabada no quita nada, salvo la fama en la posteridad y para un muerto la posteridad no significa nada… Pero para los cristianos, la brevedad de la vida nos supone una real responsabilidad y una real ansiedad”. En el cuento El milagro secreto, Jorge Luis Borges narró la historia del escritor judío polaco, Jaromir Hladík, quien era autor de una tragedia inconclusa titulada Los enemigos. El 19 de marzo de 1939, fue tomado prisionero y no pudo eludir los cargos acerca de su origen judío. Su ejecución se fijó para el 29 de marzo a las 9:00 horas. El fusilamiento le parecía inacep-table, prefería la horca, la decapitación o el degüello. Se atrevió a pedir a Dios una dilación de un año para terminar de escribir su tragedia. El creador le concedió esa prórroga como un milagro secreto; es decir, en su mente transcurriría un año pero, en realidad, el tiempo permaneció inalterable. “Jaromir Hladík -finalizó Borges- murió el 29 de marzo, a las 9:02 de la mañana”. ¿Estoy preparado? ¿Tengo tareas inacabadas?
dido en la azúcar que lo cubre, pero elaborado conforme a la receta que seguramente las religiosas heredaron de sus ancestros, como ocurre también con la memorable Rosca de Reyes que preparan cada mes de enero y cuya venta provoca filas de varias cuadras. Soy cliente asiduo, infaltable de ambas vendimias, desde hace más de tres décadas. Hace algunos años platiqué con una de las hermanas y le pregunté cuál era el secreto de esa receta, que daba a los panes elaborados por su congregación un sabor tan peculiar y exquisito que explicaba la fama enorme de que gozan y la venta de cientos de piezas cada año. “El único secreto es la calidad de los ingredientes que usamos”, me respondió con una sonrisa picarona. “Eso, y un poco de paciencia para darle su tiempo a cada paso”. Efectivamente, el cincuentenario Pan de muerto de las monjas de Mixcoac (y vaya este texto como modesto homenaje para ellas) no tiene ningún ingrediente esotérico. Está hecho a base de harina, huevos, mantequilla de vaca, levadura, azúcar, una pizca de sal y agua de azahar, lo que le da ese gusto característico. La consistencia firme es otra de sus características, que por cierto la hace ideal para sopear el chocolate caliente y espumoso, oloroso a canela. Válgame.