Tema 2

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TEMA 2 DESARROLLO DE LA ACCIÓN TUTORIAL CARACTERÍSTICAS DEL ALUMNADO. Hasta hace muy pocas décadas el período de aprendizaje o período formativo en la vida de una persona se ceñía a unos pocos años en los que la característica principal del estudiante era su juventud. Las personas se preparaban, se formaban, durante un tiempo y luego terminaban su etapa de estudiantes-aprendices para comenzar una nueva etapa como trabajadores; incluso muchas personas ni siquiera se formaban previamente a trabajar y lo hacían desde muy pequeños, siendo apenas unos niños.

En este contexto social, se hacía impensable el hecho de estudiar, formarse, más allá de comenzar en el mundo laboral; sin embargo hoy en día, el contexto social y económico que nos rodea ha cambiado mucho, tanto que ahora es impensable todo lo contrario: acceder a un trabajo sin formación cualificada y dejar de formarse por tener un trabajo. La formación de las personas adultas como fuente de reciclaje, especialización y mejora constantes nos lleva a seguir formando parte del alumnado a lo largo de toda nuestra vida; es lo que conocemos actualmente como formación a lo largo de la vida o “training live-long”.

Es evidente que en materia de formación de niños y de jóvenes seamos especialistas porque la sociedad se ha dedicado a ello desde tiempos inmemoriales pero, ¿y en formación de personas adultas?, ¿estaremos preparados para este reto que nos propone nuestra sociedad?

Se hace indispensable llevar a cabo un análisis de la figura del alumnado adulto como protagonista de la formación que nos ocupa y con la utilidad de que los formadores seamos capaces de adaptarnos y confeccionar “trajes a medida”, metodológicamente hablando, para este colectivo y sus peculiares características como alumnado.

Según los expertos en Psicología evolutiva, la madurez o adultez en nuestra sociedad, es un período en la vida de una persona que se caracteriza por: •

Edad biológica: se sitúa entre los 20-25 años y los 60-65 años.


Edad social: el rol o papel esperado por la sociedad para esta etapa es el rol de pareja, padre/madre y trabajador.

Edad psicológica: características psicológicas como responsabilidad para asumir su vida, comportamientos y ser consecuente con sus principios, madurez u objetividad para mantenerse en contacto con la realidad entendiendo a los demás como seres individuales diferentes a él, y equilibrio personal en los ámbitos físicos, morales, intelectuales y sociales que le permite actuar con sentimientos positivos hacia sí mismo y hacia los demás.

Edad funcional: adaptación a las exigencias sociales o roles de la edad social

Todas estas “edades” deben estar en equilibrio, aunque pueden no cumplirse todas por lo que llamamos vivencias individuales, por ejemplo: una pareja de adolescentes que son padres y tienen que comenzar a trabajar, a vivir como pareja, a adaptarse a esta situación y a dejar de ser adolescentes a pesar de que su edad biológica dice lo contrario.

Además de estas características generales y definitorias, encontramos otras igualmente importantes a tener en cuenta en los aprendizajes: tienen compromisos y responsabilidades familiares, sociales, políticas, religiosas…; acumulan una serie de experiencias y tienen una determina visión del mundo; poseen una serie de conocimientos, habilidades, valores y actitudes que facilitarán la integración de nuevos aprendizajes.

Teniendo en cuenta estas particularidades, el aprendizaje del adulto ha de tener presente que es más fácil aprender si…:

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existe vinculación entre la teoría y la práctica

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se tienen en cuenta las experiencias cercanas


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los aprendizajes son prácticos y responden a necesidades concretas

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se trabaja desde la experiencia. Los errores y dudas se transforman en aprendizajes

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soy el protagonista de mi propia formación y puedo participar en la planificación y adquisición de los aprendizajes

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siento como se integran las nuevas adquisiciones a los conocimientos que ya tenía.

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El aprendizaje no es una acumulación de información en la memoria

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Se enseña a aprender y se facilita el autoaprendizaje

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El aprendizaje está basado en motivaciones reales

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Se estimula posición crítica e investigadora

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Se estimula la creatividad

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Se estimula la cooperación, el conocimiento y las habilidades de todo el grupo

ACTITUDES DEL ALUMNADO ANTE LA FORMACIÓN.


Las características de la persona adulta, están estrechamente relacionadas con las actitudes que esta tiene ante su propio aprendizaje. Las actitudes han de ser tenidas en cuenta ya que, condicionarán de alguna forma el ritmo y evolución del proceso de aprendizaje de cada persona. Todo profesional de la enseñanza de este campo debe conocerlas para que la formación sea lo más fructífera posible y se eviten situaciones que endentezcan el proceso.

Las principales actitudes del alumnado adulto ante la formación son las siguientes: •

Resistencia al cambio. En nuestro quehacer docente es fácil encontrar personas adultas que se resistan a experimentar algún tipo de cambio, a veces de forma inconsciente, ya que pueden ver la novedad como una amenaza. Estas resistencias suelen aumentar con la edad, ya que en etapas evolutivas más tardías encontramos estructuras de personalidad y actitudes más rígidas y consolidadas. También podemos encontrar resistencias por la propia naturaleza del cambio ya que supone, entre otras muchas cosas, un esfuerzo añadido, incertidumbre, inseguridad, etc. y se puede percibir como una amenaza. Frente a esta resistencia el formador tratará de contrarrestar sus efectos, por ejemplo, persuadiendo y argumentando a favor de los beneficios que el cambio les reportará: mejora laboral, posibilidad de promoción, satisfacción personal, imagen social…

Interés. Habitualmente el interés de la persona adulta ante el aprendizaje aumentará en la medida en que el docente sepa conectarlo con su realidad más inmediata. Si la persona adulta reconoce la utilidad de la formación para resolver problemas concretos de su vida personal y/o profesional, estará en mejor disposición ante el aprendizaje. El alumnado adulto realiza formación porque tiene unas necesidades concretas, por ello debe obtener en todo momento respuesta a los interrogantes: -

¿qué voy a aprender?

-

¿para qué sirve lo aprendido?

Como consecuencia, el docente debe ubicar continuamente los contenidos y relacionarlos con las competencias profesionales. Explicar desde el inicio de la actividad formativa cuales son las metas a conseguir, permite comprender que el esfuerzo tiene recompensa.


Motivación. Va muy unida al interés. Es lo que le empuja a realizar el esfuerzo. Puede haber una motivación personal o profesional, como puede ser una promoción laboral. El docente ha de dar respuesta a tres componentes básicos:

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la expectativa ¿qué busco?

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El valor ¿por qué lo hago? ¿me ayudará?

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Lo emocional ¿seré capaz? ¿cómo me siento al hacerlo?

Dificultades. Generalmente la formación del adulto se ha de compaginar con toda la serie de responsabilidades que se van asumiendo a lo largo de la vida. Si además la persona trabaja, la formación es un sobreesfuerzo por la falta de tiempo de dedicación al estudio. Si a esto le sumamos otra serie de factores como pueden ser, que hace tiempo que ese adulto no estudia, que ya no tiene la agilidad mental para comprender o retener conceptos, que no tiene una formación de base adecuada, etc. Esta dificultad para incorporar nuevos aprendizajes se acentúa. El docente ha de adoptar una actitud comprensiva y facilitadora, a la vez que motivadora.

Impaciencia. Está estrechamente vinculada con la anterior y significa que la persona adulta espera resultados prácticos e inmediatos de la formación. Todo su estilo de vida, su trabajo, sus responsabilidades… le dejan poco tiempo, y éste se ha de aprovechar. Desea, por ejemplo, ser informada de las aplicaciones prácticas de los nuevos conocimientos.

Responsabilidad. La persona adulta está habituada a asumir responsabilidades en los diversos ámbitos de su vida. El docente debe aprovechar esta experiencia y rentabilizarla, haciendo que también se responsabilice de su propio aprendizaje. Por ejemplo, el docente debe propiciar el trabajo autónomo, la discusión sobre distribución de tareas.

Emotividad. Por su propia experiencia vital, la persona suele ser más prudente en la manifestación de sus emociones y le cuesta más trabajo confiarse al docente y a los compañeros por temor al ridículo, la frustración, diferencias en la edad… Por ello,


habrá que evitar que se den situaciones que puedan favorecer experiencias emocionales negativas e interfieran en el aprendizaje. Por ejemplo el docente: -

evitará establecer un sistema competitivo en el aula

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aceptará como un hecho que todos tenemos el derecho a equivocarnos y que los errores se pueden utilizar con fines pedagógicos, aprendiendo de los propios fallos.

Verificación. Podemos afirmar que para el mantenimiento de una conducta, la persona necesita un refuerzo continuo de su propia conducta. Por ello el esfuerzo que la persona adulta realiza en su formación requiere la verificación (refuerzo positivo) constante de la utilidad y eficacia del aprendizaje. Para que esta asimilación y la verificación sean posibles, el proceso formativo debe estar debidamente estructurado, secuenciado y adaptado a las necesidades y capacidades del alumnado y a los objetivos que pretendemos alcanzar. La asimilación de cada elemento ha de ser inmediatamente verificada. Es preciso que la persona pueda constatar que ha aprendido y que sabe hacer, la satisfacción obtenida por el éxito reforzará la adquisición.

TEMPORALIZACIÓN Y CRONOGRAMAS DE LA ACCIÓN TUTORIAL. Es este eje el que da sentido general a la intervención orientadora en el proceso educativo. La tutoría como orientación y la orientación como elemento director en el ámbito educativo, son elementos inseparables en toda actuación académica y por ello debe estar adecuadamente temporalizado y organizado. Lo pautaremos del siguiente modo: a) Objetivos:

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formarse una idea ajustada de sí mismos.

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Trabajar la creatividad, la iniciativa y el espíritu emprendedor

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Tomar decisiones con ayuda docente.

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Autoconocerse-observarse-comprenderse en el entorno laboral y ocupacional.


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Mantener la actividad de indagación y curiosidad por conocer.

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Obtener, seleccionar e interpretar información.

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Conocer los mecanismos y los valores básicos del funcionamiento del mercado laboral.

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Tomar conciencia crítica del sector.

b) Contenidos: -

desarrollo de actividades con los alumnos, como grupo e individualmente.

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Desarrollo de actividades fuera del centro y cercanas al entorno productivo.

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Desarrollo de actividades de coordinación entre el equipo docente.

c) Actividades:

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acogida e interpretación de los alumnos.

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Organización y funcionamiento del grupo clase

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Adquisición y mejora de hábitos de trabajo.

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Desarrollo personal y adaptación académica.


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Proceso de evaluación.

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Revisión del plan y del proceso.

d) Temporalización: 1. Actividades antes del inicio de la acción formativa: -

participación en selección del alumnado

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organización y selección materiales didácticos de la acción formativa

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preparación instalaciones y medios

2. Actividades durante la acción formativa: -

Acogida e integración de los alumnos.

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Organización y funcionamiento del grupo clase

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Adquisición y mejora de hábitos de trabajo

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Desarrollo personal y adaptación de los aprendizajes

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Participación en reuniones periódicas con responsables entidad y administración.

3. Actividades después de finalizar acción formativa:


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Proceso de evaluación

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Revisión del plan y del proceso

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Seguimiento individualizado a los tres meses de finalizar la acción

DISEÑO PLAN DE ACTUACIÓN INDIVIDUALIZADO. Todo plan tutorial individualizado debe incluir los siguientes apartados: -Áreas a reforzar o potenciar

-objetivos

-acciones

-calendarización y lugar/medio de ejecución

-evaluación y seguimiento


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