
Eran las 5 de la mañana y la alarma estaba sonando y de mi boca sale la misma frase de todos los días “Cinco minutos más” y como es costumbre esos cinco minutos se volvieron una hora y media.

Me levanto de golpe de la cama y ya es super tarde, me baño super rápido, agarro un pedazo de pan con café frío y me dirijo a la escuela.
No voy arreglada y mucho menos bien peinada, es algo que suele pasar todo el tiempo, no me molesta así soy.
Lucía, mi compañera de clase es todo lo contrario a mí, ella siempre brilla, usa huipiles super adornados, cortes con estampados muy lindos y su cabello es sedoso y super largo, ella es muy bonita pero tiene un corazón muy malo, ella realmente no me agrada, ya que siempre hace comentarios sobre mí.

Y hoy no fue la excepción, siempre me ha molestado eso de ella, pero a veces creo que es verdad, ¿Soy acaso muy fea?

Al día siguiente por un milagro del universo decido levantarme temprano para arreglarme, ya no quiero ser la niña de pelos de elote, ya no quería que lucía me molestara. Me peino y me pongo el único huipil con perlas que tenía y un corte que saqué del ropero de mi hermana, miro tutoriales para hacerme un super peinado y me coloco mil productos en la cara, la verdad no sé realmente para qué sirven.

Cuando llego a la escuela todos me dicen cosas bonitas, nunca me habían dicho cosas tan bonitas, pero entonces ¿Por qué estoy tan incómoda?
Llega lucía, y suelta un comentario que rompe mi corazón “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”, cómo puede existir una persona tan cruel como lucía, pero pienso que tiene razón, ni con las mejores prendas o un hermoso peinado, voy a verme bien.

algo de la clase antes de que llegue el profesor, me dirijo al baño, me miro al espejo y empiezo a llorar. La chica del espejo no soy yo, a mí no me gustan los brillos, ni los peinados exagerados, tampoco colocarse mil productos en la cara, esa no soy yo.

A la hora del recreo voy a enfrentar a lucía, le digo “No soy como tú, somos diferentes, a ti te gusta el cabello sedoso y a tenerlo despeinado, y está bien, no pienso cambiar para caerle bien a alguien”

Ella no dice nada, no sé siquiera si lo entendió o le dio importancia, pero yo sí lo entendí y eso es lo que realmente importa, yo me amo, así como soy, con pelos de elote.
