ANTITÉCNICA
Antitécnica Nicolás Oyarzun
Instituto Profesional de Arte y Comunicación ARCOS Fotógrafo Profesional Julio, 2025.
Profesor Guía Aliosha Márquez
Antitécnica Nicolás Oyarzun
Instituto Profesional de Arte y Comunicación ARCOS Fotógrafo Profesional Julio, 2025.
Profesor Guía Aliosha Márquez
La presente memoria tiene como objetivo general explorar la experiencia profesional académica durante estos años de carrera que ha brindado la institución. Este proyecto busca reflexionar acerca del uso de la técnica y el error fotográfico, donde el registro como tal, se caracteriza por el uso de la larga exposición. El cuerpo fotográfico se obtiene a partir de diferentes retratados, edades y profesionales, sin embargo, el enfoque se mantiene en los límites de lo práctico. Además, cabe mencionar que estos retratos fueron trabajados con iluminación disponible y un revelado básico en capture one. utilizando el blanco y negro como un apoyo visual para observar a detalle el resultado obtenido.
Capítulo 1
En los años de carrera, dentro de la formación académica, los docentes recalcan que una fotografía es considerada óptima técnicamente cuando esta es bien lograda, sin errores, sin distorsiones, sin aberraciones, con el uso adecuado de las distancias focales, así como también, guías o recomendaciones con determinados parámetros los cuales ayudarían a crear una imagen con una excelente calidad y nitidez. Y es que claro, hablamos de foto, una buena captura es ese extracto de lo que tengo frente al lente, una realidad registrada para mantenerlo a través del tiempo, congelarlo, que perdure, y si mi memoria lo permite, poder recordarlo. Claro está que, desde los inicios de la profesión, su objetividad fue tan marcada, que, en aquel entonces ni siquiera nosotros podríamos interpretar nuestra obra, ya que la única verdad respecto a la misma, se suponía que era la representación visual de forma literal de dicho registro.
En el siglo XIX la fotografía era entendida como una copia fiel de la realidad y en aquel entonces tuvo muchas controversias respecto a la pintura, ya que, la fotografía tenía la facilidad de la instantaneidad a diferencia de lo pictórico, siendo esto, un punto clave para que la fotografía no pudiera ser vista como una forma de arte sino más bien como la representación objetiva de lo que vemos día a día en lo cotidiano. Por tanto, la fotografía desde años anteriores cumple el rol de registrar nuestra realidad en la que vivimos y para ello existe una metodología y sobre todo, aspectos tecnológicos que hacen posible la creación de lo que se entiende por fotografía, este acto de pintar con la luz en vez de acuarelas, donde el soporte es sobre un rollo preparado químicamente en vez de una tela artesanal y que, por encima de todo, la subjetividad no es tolerada.
Por tanto, para esto debemos conocer la técnica fotográfica que nos ilustra para realizar fotografías, dominar y entender la luz, saber cómo funciona y cómo se mueve a través del espacio a partir de sus propiedades. La fotografía toma muchos aspectos fisicoquímicos a diferencia de la pintura, y al ser ya estructurada, se torna algo difícil de lograr interpretar. Una fotografía tomando en cuenta estas consideraciones que nacen únicamente por la misma, el ISO, el diafragma y la velocidad de obturación, son el resultado permanente en el tiempo de lo que hoy en día el smartphone tiene como algo indispensable y básico. Sea como sea, la fotografía se encuentra ligada al registro instantáneo que congela un instante, un recuerdo, memorias, ideas, pero siempre frente a la realidad ya existente.
Es bien sabido que la fotografía debe guiarse por una correcta manera de hacerse, pero ¿Qué pasa con lo que consideramos como un error fotográfico? La aberración, el desenfoque de campo, la trepidación o muchas veces un mal movimiento que ya sea creado por aspectos tecnológicos como el lente o intervenido por nuestra propia persona, siempre es considerado un error bajo en que no podemos permitirnos caer. En los inicios de la fotografía existieron grandes fotógrafos tales como Julia Margaret Cameron quien fue criticada en aquellos tiempos por su innovadora manera de retratar, con un enfoque de carácter artístico y expresivo, retratando a grandes de la época como Charles Darwin. Su metodología para retratar se salía de los márgenes estéticos y técnicos para ser aceptada como una fotografía hecha y derecha, ya que sus retratos carecían de una buena nitidez, mostrando al retratado con una muy corta profundidad de campo como también trepidadas, es decir, levemente borrosas, sin embargo, su trabajo se potencia por registrar las emociones de cada retratado, marcando una diferencia tanto rebelde y único como innovador.
Capítulo 2
Entonces, prosiguiendo con nuestras dudas respecto al error fotográfico, ¿Cómo es vista hoy en día las fotografías aplicadas con esta técnica? ¿Será que se enfoca como un simple efecto y arte estético por lo meramente bello, o ya se trata de construir un discurso basado y sólido, bien respaldado el cual tiene un sentido aplicado para realizar esta “antitécnica”? En la actualidad existen muchos fotógrafos, tanto jóvenes como perros viejos, pero lo más entretenido de esto, es que hoy en abundancia se aceptan y se ve mucho este tipo de fotografías con un discurso, el cual es comúnmente denominado como fotografía editorial.
Un retrato, un plano medio, un detalle, ya sea cual sea el encuadre del registro, estas son en teoría fotografías que guardan en la profundidad del discurso, un concepto clave, una idea o muchas veces una narrativa visual que guía al espectador para hacer conectar a quien observe con la obra, pero de esto, cuando realmente nos centramos y analizamos estas obras a detalle, cuyas cuales se empiezan a salir del criterio fotográfico ya establecido
¿Podemos decir que estamos olvidándonos de la fotografía? ¿Es que este tipo de visualidad empieza a transitar a lo pictórico y se acepta dentro del arte como el lienzo de un pintor? Sucede mucho que ahora estas fotografías otorgan una sensación subjetiva de lo que podemos llegar a interpretar o entender del porqué las hacen y de qué se basan, pero, entonces, en este punto ¿El error deja de ser un error? Y más importante aún ¿Cuándo deja de ser un error?
En la industria actual del rubro se vende mucho éste tipo de imágenes en masa como un medio expresivo artístico que se sale un poco de los márgenes de la fotografía y tocan los trazos similares de las pinturas que hacen grandes maestros de los pinceles, lo que no significa que la intención a mostrar bajo ésta técnica, se cumple, más bien, se toma como algo simplemente bonito, por la estética, pero no porque tenga un sentido coherente construido a partir de un discurso concreto que deje al espectador totalmente comprendido de lo que ve en cada serie fotográfica.
Capítulo 3
Desde entonces, al llevarlo dentro de nuestra época, lo contemporáneo, existen fotógrafos tales como Antoine D’Agata quienes, desde su trabajo y visión, son pioneros en usar la antitécnica a su favor y que respaldan su metodología de registrar. La serie “Insomnio” analiza eventos sumamente crudos de personas que se mantienen al margen de la vida social considerada como normal, y que presenta constantemente en cada registro temas como la violencia, las drogas y la prostitución. Él, dentro de su trabajo en gran consistencia es desafiante y busca provocar una reflexión profunda respecto a la misma condición humana, y para ello, dicho autor se centra en mostrar su obra mediante el error fotográfico, cuyas imágenes están llenas de contraste, trepidación, subexposición y sobreexposición, pues D’Agata ve estos errores como una forma de explorar y expresar la realidad de manera más auténtica y visceral, siendo esta técnica intencionada, una herramienta poderosa para capturar la intensidad de las experiencias humanas.
“Persigo la noción de contaminación… lo que yo hago es un antídoto… del arte contemporáneo” (d’Agata, 2017, párr. 2).
Esta cita refuerza la idea de que para crear un cuerpo de imágenes que entreguen una sensación más auténtica, la técnica establecida como “correcta”, no siempre entregará esa intencionalidad que buscamos contarle al mundo.
Pues cuando hablamos de lenguaje visual intuimos por consecuencia, que el contenido de nuestra imagen es clave para lograr dialogar mediante la fotografía, para ello, es importante que seamos conscientes y tengamos presente en todo momento, nuestra idea al instante de fotografiar. El error fotográfico es aquella antitécnica que es apreciada en cada registro donde se utiliza una sobreexposición, una subexposición, una trepidación, aberraciones, o más en concreto aún, aquel registro visual que se sale de los márgenes ya establecidos como una fotografía bien hecha a nivel técnico, es decir, desde sus parámetros los cuales te entregan el resultado de la interpretación visual que genera el sensor de la cámara y que nos lo permite leer visualmente, que a su vez se encuentra estructurado con una coherencia racional y muestra el registro de lo que creemos sentir verídico.
Por decirlo así, tomarle una fotografía a mi madre y verla tal cual la recuerdo, sin distorsiones, sin aberraciones y menos trepidaciones, las cuales, afectarían al reconocimiento natural de quien tengo en frente, y que por alguna circunstancia así fuese, me generaría una duda a lo que estoy observando, un registro de mi madre en su día a día.
Es por eso, que en este proyecto se retratará a 35 personas para poder experimentar lo que sucedería con esta “antitécnica” aplicada sobre estos individuos. Siendo el resultado bastante curioso, porque a pesar de que los retratados no se asimilen exactamente a quienes son en la realidad, el resultado fotográfico final les gusta. Sin embargo, no tienen idea de porqué, aún así sean despojados de su identidad.
Es como recrear a una persona desde cero según lo que el fotógrafo pueda interpretar, en base a la propia interpretación creará una nueva identidad frente a la ya escrita, entonces, si el fotógrafo de esta manera está realizando una antitécnica, porqué es que gusta tanto, si es un arrebato de su propia identidad y que por sobre todas las cosas nunca serán ellos mismos dentro de lo que se entiende como realidad. Se crea un nuevo individuo, hablando de forma subjetiva por supuesto. Ahora, ¿Qué sucede con la propia interpretación? ¿Es que de pronto y tal vez las fotografías no comunican nada más que un “oh que bacán la foto” o realmente tiene un sentido y un mensaje pensado a través de la técnica, incluso antes de llegar al resultado del retrato?
Teniendo siempre presente que la interpretación es personal, por tanto, está ligado a cada experiencia, sensación y emoción de cada ser, es sumamente difícil lograr encontrar un sentido concreto que quizá sí, esté encaminado, pero jamás certero, siempre será algo que esté sujeto a diversas interpretaciones, aunque lo deseemos encasillar. Entonces, ¿Cómo puedo hacer un retrato usando el error fotográfico el cual tenga un mayor peso por encima de la estética visual? ¿Es algo controlable? ¿Podemos decidir cómo queremos exactamente el resultado de esa captura o es una variable en la cual el autor pierde absolutamente el control de lo que la cámara registra? Teniendo en cuenta que la técnica fotográfica lograda es un retrato fiel de la realidad o al menos, lo más similar posible, debemos entender que lo que estamos haciendo no es más que un juego con la cámara y aquí en este punto, nosotros perdemos el control y lo que obtendremos, será del sensor, una propia interpretación de ese registro acompañado de este movimiento o error.
Sin enrollarnos tanto con la tecnología porque son meramente aparatos, utilidades y herramientas, el acto de fotografiar, está queramos o no directamente relacionado con lo que hagamos, desde lo que modifiquemos hasta el resultado final de cada registro. Por tanto, si nosotros producimos imágenes que están estudiadas desde el error fotográfico, lo que hacemos es otorgarle a este error o supuestamente accidente algo
más concreto, una forma, una metodología, es decir, el gestionar este tipo de fotos, son imágenes que queríamos crear con una intención fuerte y clara, no que suceden mágicamente por un accidente, lo que vendría a ser en términos concretos, un error fotográfico, algo no deseado, un resultado que no buscábamos, pero que al final se realiza.
Dentro de este análisis, el fotógrafo tiene solo el control del aparato fotográfico y sí, puede intentar de modificar la incidencia de la luz, pero por más que seamos muy expertos en realizar una buena fotografía, sin desenfoques, sin aberraciones, sin trepidaciones, sin errores en general, no podemos decidir cuánta cantidad de luz va a tomar o registrar nuestro sensor y esto es no palpable, porque el sensor realiza su propia interpretación que además, es digital electrónica, por tanto, físicamente es imposible. ¿Entonces, aún tenemos el control cuando decidimos fotografiar en exposiciones largas? Aunque intentemos controlar la cantidad de ingreso de luz, en este caso no nos será posible, porque el sensor a partir de entonces tomará el control y hará su propia interpretación para después traducirla en una imagen visualmente leíble. ¿Entonces es el fotógrafo solamente un técnico experto? Claro que sí, pero hasta ahí, ya lo que decida el propio sensor de nuestra cámara, será una decisión lamentablemente no nuestra, por ende, es aquí donde el fotógrafo en este punto pierde el control total de la imagen, del resultado a obtener pero que, como autor, aun así, tiene el poder de decidir si lo creado funciona o no como discurso de obra válido.
Mi proyecto, “Antitécnica”, busca hallar el sentido del uso del error fotográfico en la contemporaneidad, cómo se ve hoy en contraposición de los inicios de la fotografía y su creación en masa. El trabajo se inicia a partir desde el entendimiento académico que se da respecto al error fotográfico y como ésta misma es corregida durante los años cursados de carrera. Consta de una serie final de 40 imágenes reveladas en postproducción en blanco y negro, mediante el uso experimental del retrato hacia diferentes personas, la cual tiene una relación directa con la representación e identidad personal.
Este ensayo permite recorrer el complejo tránsito de la fotografía desde sus orígenes como herramienta de registro fiel y objetivo, hasta su actualidad como medio profundamente subjetivo, donde el control técnico ya no define por completo el valor de una imagen. En ese recorrido, el error fotográfico, tradicionalmente desestimado como indicio de falta de pericia, ha emergido como una categoría significativa, capaz de cuestionar, ampliar e incluso subvertir los límites de lo que entendemos como fotografía.
Lejos de ser simplemente una falla, el error ya sea trepidación, sobreexposición, desenfoque o aberración puede ser hoy una decisión estética cargada de intención y sentido. Más que una carencia, se convierte en una respuesta crítica frente a un entorno visual hiperproducido, donde lo pulcro y lo perfecto han perdido capacidad de conmover. En este contexto, el error aparece como un espacio fértil para recuperar lo imprevisto, lo incierto y lo emocional, abriendo paso a formas más honestas y humanas de representación.
El ensayo también ha dejado claro que, al introducir el error como recurso expresivo, se desestabiliza la noción tradicional de autoría técnica. La cámara ya no es un simple instrumento obediente: es un agente que interpreta, que traduce, que participa en el proceso creativo. Esto problematiza el rol del fotógrafo, quien ya no puede aspirar al dominio total sobre el resultado visual, pero sí puede construir sentido desde la contingencia, desde el azar, desde lo que escapa a su control. El fotógrafo se vuelve entonces un mediador entre lo que quiere expresar y lo que el aparato le devuelve, eligiendo, validando o rechazando según una intención más profunda.
A través de ejemplos históricos y reflexiones personales, el texto ha mostrado cómo este tipo de antitécnica no solo transforma lo visual, sino también lo conceptual. El error fotográfico permite reinterpretar la identidad del sujeto retratado, cuestionar la fidelidad del registro y dar espacio a una imagen que, más que describir, evoca, conmueve o incomoda. Esto revela que la fotografía no se limita a ilustrar la realidad, sino que tiene la potencia de reimaginarla, de crear versiones nuevas, simbólicas, abiertas a múltiples lecturas.
En definitiva, asumir el error como recurso artístico no implica renunciar a la técnica, sino comprenderla como una herramienta entre muchas posibles. La técnica sigue siendo útil, pero no debe limitar ni condicionar el lenguaje visual. El error elegido, cuando es consecuencia de una búsqueda auténtica, ya no es defecto, sino estilo. No es descuido, sino acto creativo. Y en esa decisión arriesgada, a veces incómoda reside precisamente la vitalidad de la fotografía contemporánea.
D’Agata, A. (11 de Junio de 2017). El País. Obtenido de Antoine D’Agata: El Infierno Soy Yo.: https://elpais.com/cultura/2017/06/10/actualidad/1497099980_051675.html
Margareth, J. (6 de Julio de 2021). 3 Minutos De Arte. Julia Margareth Y El Efecto Flou.: https://www.3minutosdearte.com/fotografia/seis-fotografias-un-concepto/julia-margaretcameron-y-el-efecto-flou/
Apéndice A: Ficha técnica del equipo fotográfico:
Cámara: Canon EOS D800 (Formato APS-C, Réflex, 24,5 mpx)
Lente: Canon EF 28-70mm f/2.8 Serie L
Apéndice B: Cantidad de fotografías tomadas para el proyecto fotográfico:
Para este proyecto fotográfico se tomaron aproximadamente 4.346 fotografías en formato CR2
Apéndice C : Registro del cuerpo fotográfico
Durante el proceso del registro en cada sesión se trabajó con diferentes individuos sin repetir a nadie, cada semana, dos a tres veces por semana en todo el semestre. Cada jornada de registro se constataba de 3 a 4 horas para la realización de los retratos a quienes participaron en el proyecto, sin pre requisitos ni moldes, solamente a quienes tuvieran ganas de participar, eliminando todo fin estético o estandarizado, personas naturales como todo el mundo.
Ruth Oyarzun
Danae Soto
Luis Soto
Antonella Peredo
Sebastián Castillo
Andrea Bienveniste
Ángeles Peña
Antonia Herrera
Benjamín Avello
Reina De Sangre
Camila Aburto
Camila Gómez
Camilo Valdés
Catalina Ibarra
Catalina Mariman
Catalina Rojas
Emily Vie
Esperanza Romero
Eva Morell
Fernando Guzmán
Francisca Henríquez
Héctor Ríos
Isidora Silva
Javier Slavic
Javiera Gutiérrez
Joaquín Molina
Julio Videla
Matías Molina
Morgana Zincker
Natalia Gonzáles
Paloma Paz
Paloma Rojas
Paola Hidalgo
Renata Matamala
Sofía Aguayo
Sofía Fica
Tomás Gálvez
Valentina Del Campo
Valentina Salas
Victoria Allendes
Benjamín Muñoz
Ignacio Figueroa
Makeda Acuña
Marcel Seguel
Nicolás Pastenes