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La salud mental sigue siendo un privilegio para muchos latinos en EE.UU.

Redacción - New/Nueva Opinión

Según datos federales, aunque más del 21% de los adultos latinos experimentaron algún trastorno mental en el último año, solo el 14.6% recibió tratamiento profesional. En otras palabras, apenas uno de cada siete.

Estas cifras forman parte del informe anual de la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas y Salud (NSDUH, por sus siglas en inglés), una herramienta clave para el diseño de políticas públicas en Estados Unidos. La brecha en el acceso al tratamiento, lejos de cerrarse, se ha profundizado, afectando desproporcionadamente a comunidades vulnerables.

Mayo: un mes para visibilizar lo invisible

Mayo es el Mes de la Concientización sobre la Salud Mental, y con ello, crecen los llamados a visibilizar no solo la importancia del cuidado emocional, sino también las enormes barreras que enfrentan millones de latinos para acceder a él.

Entre los principales obstáculos destacan la falta de seguro médico, el temor a ser deportado por estatus migratorio, la escasez de profesionales bilingües y el persistente estigma que aún rodea estos temas en muchas familias latinas.

El informe también destaca que un 4.6% de los adultos latinos reportó haber tenido pensamientos suicidas serios. Aun así, menos del 30% de quienes accedieron a algún tipo de tratamiento lo hizo a través de atención ambulatoria especializada.

Servicios gratuitos y líneas de apoyo: un alivio para quienes no tienen a dónde ir

Frente a estas barreras estructurales, algunas líneas de apoyo emocional se han convertido en recursos clave. En Carolina del Norte, por ejemplo, la línea gratuita Peer Warmline ha recibido más de 67,000 llamadas desde su lanzamiento en 2024. Este servicio, atendido por personas con experiencia vivida en salud mental o consumo de sustancias, ha demostrado ser un apoyo eficaz: el 99% de quienes completaron una encuesta posterior reportó estar satisfecho con la atención recibida.

Por su parte, la línea nacional 988 —establecida como canal de prevención del suicidio y crisis emocionales— atendió cerca de 135,000 contactos en Carolina del Norte en los últimos 12 meses, incluyendo llamadas, mensajes de texto y chats. Los motivos más comunes fueron problemas familiares, depresión, ansiedad y pensamientos suicidas.

El servicio está disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana, en inglés y español, y representa una alternativa rápida, gratuita y accesible para quienes enfrentan una crisis emocional y no tienen acceso inmediato a atención clínica.

Lo que revelan los datos

• 21.4 % de los adultos latinos tuvo alguna condición de salud mental en el último año.

• 14.6 % recibió tratamiento profesional.

• 4.6 % reportó pensamientos suicidas serios; 1.4 % hizo planes concretos.

• Solo 28.1 % de quienes accedieron a tratamiento lo hizo en entornos ambulatorios.

• Adultos latinos con trastornos mentales presentan mayores tasas de consumo de alcohol, marihuana y analgésicos recetados que sus pares blancos.

• Jóvenes latinos multirraciales registran tasas más altas de episodios depresivos severos.

¿Qué sigue?

Para muchos, hablar con un consejero o terapeuta en su idioma y que entienda su realidad cultural puede marcar la diferencia entre buscar ayuda o continuar en silencio. Por ello, expertos y organizaciones abogan por ampliar los servicios en español, aumentar la formación cultural de los profesionales de salud mental y, sobre todo, eliminar el estigma que impide a tantos dar el primer paso hacia el bienestar.

La salud mental no debería ser un lujo. Pero para gran parte de la comunidad latina, sigue siendo una deuda pendiente.

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