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que hubiese dos maneras de proceder en eituaciones como la presente. --Silencioi dijo Joaquin. Escuchadme: a la primera sefial OF lanzarris a1 camino i os colocareis a ambos lados del CRrruaje, mihtras yo detengo lo caballos. NO quiero que ee hagannsolo disparo de rev6lver sin qne yo dd la 6rden; acuerdate de lo qne te dig0 Juan! Que hai, amigos, dme han comprendido? -Perfectamente, sefior, respondid Valenzuela, salndando politicamente a F U jefe. - M n i bieti, dijo despechado Juan; perc; lo que no puedo decir es que eAe plan me agrade! -Atencion! grit6 Joaquin. Ni una palabra mas, i cuidado con no cumplir mis hrdenes! E n segnida, como cada rez que se sentia mas pr6ximo el ruido de las rnedas, el jefe se apresnr6 a rolrer a sn escondite. Cinco ruinutos despues, la mala apareci6 en un recodo del cnmino; venia c o n d ~ i c i dpor ~ cuatro caballos lanzados a todo galope, i que respiraban con toda In f8erza de sus narices el aire perfurnado i fresco de la maBana. Un minnto mas i se hallaron a1 frente del lugar en que se encontraban escondidoi 108 bandidos. Repeutinamente reson6 nn grito agudo. Joaquin se precipit6 biicia fuera. i pistola en mano. orden6 con amenazadora voz a1 postillon que ee detuviese. A1 mismo tiempo. TTalenzuela i Jnan Tresdrdoa se habian lanzado a la puertas. Joaqnin tenia sn reo6lver tan a boca de jarro de 10s viajeros, se habia arrojsdo eobre ellos de una msnera tan perentoria, i con imprecaciones tan terribles les habia intimado que le entregasen el dinero que llevahan, que en vex de poder obedecer, 10s deegraciados se hallaban mas bien muertos de espanto EI postillon, a la vista de Muriettb, se habia echado hacia atras i apretaba las riendas' con todas sus fnerzas; habia comprendido e n el acto que era infitil pemar en escapar, pues habia descubierto en cada uno de 10s perfiles de Joaquin la firme resolucion que llevaba de morir Antes que ceder. Cuando el postillon hubo detenido sns caballos, Joaqnir,