La Tabúa (2011) Manuel Navarro Forcada

Título: La Tabúa (2011) Fecha de edición: enero 2013 Copyright de las fotos y diseño: © 2013 Manuel Navarro Forcada Copyright del texto: © 2010 - Yolanda Piedad Fernández. www.adismonta.com

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La tábua es el nombre que en la pequeña población extremeña de Zarza de Montánchez se le da a la semilla de la enea, una planta que crece en las orillas de los ríos. En algunos sitios se la conoce con el nombre de “puros” y es utilizada como adorno.

La encontramos en la zona conocida como el "Pozo del Prado" a orillas del río Tamuja, paso obligatorio para visitar la tan conocida Encina Terrona.

Los niños y mayores del pueblo suelen recogerla los meses de septiembre y octubre para dejarla madurar en las viviendas hasta el día del Pan y el Queso. La planta, una vez recogida, se extiende y se deja secar. Trascurrido un tiempo se desmenuza y se mete en sacos para su utilización en las fiestas del Pan y el Queso que esta localidad celebra cada 19 de enero.

Este evento tiene sus orígenes en la época de la ocupación árabe de la Península Ibérica, allá por el año 1234, y se conmemora una batalla librada entre moros y cristianos que habitaban en esta localidad. Dicha batalla tuvo lugar en la sierra de San Cristóbal y finalizó con la victoria de los cristianos. La tabúa desmenuzada se arroja como símbolo de alegría por la victoria.

Cuando el sol busca cobijo, alrededor de las 17 horas, en las inmediaciones de la iglesia, dos niños vestidos de guerreros cristianos recitan esta oración: Por esta santa y adorable Cruz, Cruz brillante que ilumina todas las naciones y fue la que sirvió de estandarte a los mayores de este pueblo para batirse contra los moros... el enemigo viene por la sierra ¡A matarlo!

El resto de los niños, colocados en círculo y acompañados con unas porras de madera heredadas de padres y abuelos, aporrean enérgicamente el suelo, intentando hacer hoyos al término de cada oración, entre una enorme lluvia de tabúa que los vecinos arrojan de unos a otros, en general los hombres a las mujeres. En cuestión de segundos la situación adquiere una jovialidad

surrealista y única, cubriéndose por un manto blanco el entorno de la iglesia al principio y unos minutos después el resto del pueblo.

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