3 minute read

Alta sociedad

Next Article
Programación

Programación

–Te cambio de frente: ¿Te sigue interesando producir artistas como a comienzos de los 2000?

–Acá en casa hago algunas cosas, pero no con vistas comerciales o de laburo. Si hay un chico que me dice: “Yo quiero cantar y tengo un tema”, nos juntamos y cuando nos queremos acordar, le hice una canción y un video. Soy músico, me gusta crear cosas de la nada. Hace poco me trajeron un material de un pibe al que le habían grabado la voz a los tumbos, nerviosa… “No, no sirve la toma, tráiganlo que yo lo hago grabar bien”. Tardé ocho horas para regrabarla en una canción que dura tres minutos. Tampoco sé cantar, pero le busco la vuelta. Yo sería como un coach…

Advertisement

–Hace poco te juntaste con Charly García. Encuentro similitudes entre él y vos: son obsesivos del estudio, cuidan la artística de colegas y viven, como decís vos, “A Todo Ritmo”. ¿Qué onda con él?

–Fue un flash… Llegué a un estudio en el que tenía que grabar y, teóricamente, no debía haber nadie ahí. Pero la gente de Pelo Music me explicó que estaban grabando algo para Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll. Y me dice: “Pablo, está Charly García arriba, ¿tenés algún problema?”. “No, ¿¡qué problema puede tener!?”. “Y también está (Daniel) Melingo”. “Melingo es mi amigo, olvidate”. Cuando terminaron, subí a saludar y nos quedamos cinco horas zapando. Charly me miraba el teclado y en un momento me preguntó: “¿Tenés partitura?”.

–¿Tenías?

–”No, Charly, yo no leo partitura”, le contesté. “Bueno, te armo la escala”, me dijo y me puso en un papel cuatro notas y su nombre, cagándose de risa. Hay algo con los músicos argentinos a la hora de producir y de laburar que no me pasa en ningún lado. Hice un montón de grabaciones y videos a partir de llamados tipo: “Pablo, ¿qué necesitás?”. Siempre para adelante.

–Hay solidaridad, buena onda. Está bueno que lo plantees cuando aflora un sentimiento antiargentino. El músico de acá es como el luchador del video, se sobrepone a todo.

–Claro, cordobés. Es así. Le metemos sentimiento. Sólo así se pueden lograr colaboraciones como la que hicimos con Carlos. ¿Hay que juntarse? ¿Hay que grabar en Córdoba? Cargamos las cosas en la camioneta y allá fuimos. Pum, pam, pim… ATR.

–A propósito, ¿hoy por hoy vivís a todo ritmo o más sosegado, viviendo los placeres de la vida?

–Ojalá pudiera. Yo me levanto y hay que hacer, ¿entendés? Si no hay shows, hay que hacer cosas en el estudio. Si no hay estudio, hay que hacer un video. Y si no hay nada de eso, hay difusión de algo. Un amigo me mandó una entrevista a un español que dice que si uno quiere ser un número uno, tiene que ser el mejor en lo suyo. Si sos taxista, tenés que ser el más atento y conocer tu ciudad como nadie; si sos cafetero, tenés que hacer el café más rico. Se lo mandé a mi hijo y lo tomé para mí. Hay que meterle todo el tiempo y tratar de hacer las cosas bien. Hay que poner sentimiento. ATR.

Un mentor

Pablo Lescano y Damas Gratis llegaron a la colaboración con La Mona meses después del estreno de Perrito Malvado, un cumbión cocinado con esmero junto a L-Gante, el muchachito que devolvió a la cumbia al panelismo televisivo.

Pero si en 2000 para los conservadores era el género demonizado por haber contribuido a la pauperización cultural, ahora es el subvencionado por un plan de conectividad escolar. O el destino de un dinero que se podría haber usado para otra cosa.

Como sea, Perrito Malvado marca el estertor de la alianza de Lescano con el directivo discográfico Pelo Aprile, fallecido en junio pasado. “Pelito se fue con millones de reproducciones de Perrito Malvado, como se merecía”, dice Pablo.

“Aparte de ser un aliado y un amigo, me enseñó mucho. Fue como mi mentor. ¿Viste los boxeadores que tienen un tipo que los va formando? Bueno, eso pasó con Pelo en relación a mí”.

“Laburamos juntos un tiempo y dejamos de laburar porque, por ahí, no funcionaba el negocio –redondea–. Y me devolvió los contratos con los masters. Con las discográficas anteriores nunca me había pasado. Un bajón, se nos fue. A la canción y al video con La Mona se los mandé por WhatsApp”.

Lescano apunta que Aprile fue fundamental para cristalizar su alianza con Jiménez. “Trabajó mucho para que se diera –blanquea–. Él era mi “cumpi”… Era un melómano… Le interesaba una canción y te la ponía 20 mil veces. Yo le mandaba una canción y le preguntaba: ‘¿Cómo la ves?’... ‘Esto es un éxito, Pablo’”.

–Una pena que no haya llegado a escuchar este cruce histórico.

–Totalmente. Pelo tenía un equipo de audio en la casa para escuchar los discos terminados. A él le gustaba escuchar la música fuerte, como a mí. Nos encerrábamos ahí hasta las 8 de la mañana escuchando música.

This article is from: