Música i Poble N. 168 / 2012

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Música i poble Actualitat

Gustavo Adolfo Bécquer y la música Por Josep Lluís Almendros Sepulcre. Profesor de Música del IES La Mola de Novelda Yo no sé la música, pero la tengo tanta afición que, aun sin entenderla, suelo coger a veces la partitura de una ópera y me paso las horas muertas hojeando sus páginas, mirando los grupos de notas más o menos apiladas, las rayas, los semicírculos, los triángulos y las especies de etcéteras que llaman llaves, y todo esto sin comprender una jota ni sacar maldito el provecho. (El Miserere)

L

a relación música-discurso intelectual ha sido siempre problemática en este país. El canon imperante en cada época ha asumido mayori-

tariamente una posición negativa frente a la música contemporánea, lo cual no implica que no haya habido intelectuales comprometidos con la música de su tiempo. Como buen poeta decimonónico, Gustavo Adolfo Bécquer considera la música como la expresión más sublime de la sensibilidad romántica. Sin embargo… En la Leyenda Maese Pérez, el organista los fieles que participan en la ceremonia de la misa adquieren su conciencia de miembros de la comunidad escuchando la música que los representa: “La multitud escuchaba atónita y suspendida. En todos los ojos había una lágrima, en todos los espíritus un profundo recogimiento”. El papel de la música como instru-

rere en estilo polifónico antiguo. Busca inspiración

tra identidad común; lo cual constituye el “complejo

mento estratégico en las celebraciones litúrgicas es

en España, “país clásico para la música religiosa”.

de superioridad” (o quizás de inferioridad) caracte-

sustituido aquí por su función representativa, pues

Sin embargo, ya no quedan en este bendito suelo

rístico del intelectual hispano.

expresa la identidad colectiva.

piezas que respondan mínimamente a sus expecta-

El propio Bécquer sufrió los prejuicios anti-musicales

El regreso de Maese Pérez con sus sonidos celes-

tivas. Sólo un milagro semejante al de Maese Pérez

de su tiempo, teniendo que ocultar en sus piezas

tiales al mundo de los vivos devuelve a la música su

le permite reencontrarse con la tradición. El relato

músico-teatrales la identidad bajo seudónimo. Su

condición de fenómeno trascendente y pone punto y

cuenta que en la noche de jueves santo es testigo de

actitud ambivalente es representativa del contexto

final a la música contemporánea de su sustituto, la

los coros celestiales que unos esqueletos de monjes

español. Si por una parte escribe zarzuelas y las

novedad y la libertad expresiva del artista moderno.

entonan en una abadía en ruinas.

justifica asegurando que los disparates también tie-

Sin embargo, la historia incluye también el presente

Rehecho de tal experiencia transcribe buena par-

nen su mérito, por otra no se atreve a considerar el

del narrador cuando el prodigio del convento de San-

te de ese “miserere”, alejándose así de la música

género como realmente literario. La crítica posterior

ta Inés ya no hace acto de presencia. Es la paradoja

profana en favor de la sacra y renunciando a la so-

no ha sido más benévola y ha censurado su osadía

planteada por Bécquer. A pesar de su naturaleza di-

nora en pro de la textual. De esta manera espera

de explorar el teatro musical, actividad que justi-

vina, la música de maese Pérez acaba convirtiéndo-

limpiar sus pecados y ganar la salvación eterna; o

fica sólo por la necesidad del autor de mejorar su

se en anacrónica. El órgano sufre los embates del

sea: lograr el perdón del narrador, que juzga desde

situación económica. Como el organista sustituto de

paso del tiempo, no aguanta más y se cae a pedazos

la distancia la práctica musical. Llegó un momento

Maese Pérez y el músico de El Miserere antes de su

de puro viejo. Entonces la comunidad se sume en

en este país en que librado el arte de la tutela de la

conversión el Sr. Gustavo Adolfo es condenado por

una crisis de identidad aparentemente irresoluble.

ética, el moralista censor fue sustituido por el inte-

acercarse a la música de su tiempo, pero también

En otra Leyenda, El Miserere, el protagonista se

lectual crítico. A falta de músicos que representen

perdonado de sus “pecadillos” de juventud. La es-

arrepiente de haber practicado la música moderna.

el mundo simbólico de los españoles, este se erige

critura de textos conformadores de la historia de la

Para redimir sus culpas, decide componer un Mise-

como sustituto y mediante la escritura rescata nues-

literatura lo redime de su pasado zarzuelero.

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