Conservación de Arte Contemporáneo. 13ª Jornada

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La interacción de estos tres grandes elementos propuestos por Barreca actúa como un meta-medio que genera nuevos conjuntos y subespacios con sus respectivas lindes osmeóticas y pueden servir como guía en la identificación de estrategias adecuadas de producción, preservación, conservación y restauración de un bien[11]. La producción, desde este punto de vista, como proceso que genera la obra, no es única, sino múltiple; dicho de otra manera, se puede conseguir el mismo objeto-sistema-símbolo[12] con una amplia capacidad de permutabilidad. ¿Cuál es la relación pues de la producción con la restauración? La producción y/o la documentación afectan a posteriori a los procesos de conservación, restauración y preservación, especialmente cuanto mayores sean sus debilidades. Desde otro punto de vista, todas las realizaciones (de esa amplia capacidad de permutabilidad productiva) de un objeto-sistemasímbolo no son igualmente conservables, restaurables y/o preservables; la naturaleza progresiva del bien le exige mutar, adaptarse con el transcurso del tiempo, y ello debe ser incorporado en el proceso productivo desde el inicio. La conservación evolutiva no es más que una conservación predispuesta[13] en el proceso originario de producción. La restauración sólo es necesaria, en este escenario, en caso de rotura o fallo general del objeto-sistema, pero está condicionada igualmente por el proceso de producción.

[7] Llámese primera naturaleza a la vida agraria (cultura premoderna) y segunda naturaleza a la vida ciudadana (cultura moderna y posmoderna de primera generación). [8] A. F. Mallo. Postpoesía: hacia un nuevo paradigma. Barcelona: Anagrama, 2009. [9] En inglés sólo es necesario concatenar la palabra art a continuación de cada elemento de la lista, mientras que en castellano es justo al revés, con alguna excepción como videoarte. [10]

ARTE TECNOLÓGICO COMO OBJETO DE RESTAURACIÓN

La causa del hiperenlace fue la sobreabundancia de información. El resultado: un

El objeto artístico, ya sea producido o recreado[14], consta, desde el punto de vista de la Restauración, de dos elementos funcionales básicos: aspecto y estructura, cuya función es proporcionar imagen y soporte, respectivamente. Las “Teorías de la Restauración” no son tan antiguas, de hecho, las prácticas de Restauración, tal y como se conocen hoy día, se iniciaron en el siglo XIX, parejas al nacimiento del concepto de monumento. Todas las Teorías “ortodoxas” (que incluso podrían denominarse clásicas o tradicionales), sistematizadas en textos preceptuales (Brandi, Le-Duc, Ruskin, Boito, Maldini, etc.), tienen como objeto de Restauración la “materia”, por lo que, se podría deducir, serían aplicables a todo el patrimonio premoderno, obviando determinadas consideraciones filosóficas (relacionadas fundamentalmente con el concepto de “valor” según las instancias artística e histórica atribuidas al bien[15]). En este esquema la imagen funciona como aspecto, es la portadora estética, poética, simbólica, etc.; mientras que el soporte sirve de estructura, de base, y su valor está subordinado al de la imagen[16]. La materia es vehículo de epifanía de la imagen y, a su vez, esqueleto, sistema. El objeto, dada su naturaleza, se desdobla en objeto-símbolo y objeto-sistema. Las Teorías “contemporáneas”, en cambio, evolucionan dispersas, fragmentadas, en expansión[17] . La experimentación del arte moderno, independientemente de sus connotaciones estéticas, trajo consigo una redefinición del objeto de Restauración; la aparición de materiales extra-artísticos, ajenos a la tradición académica de las bellas artes (procedente de procesos industriales, orgánicos, inestables, etc.) y la desaparición de la materia en la imagen (por la introducción de la película o film, ya sea fotográfica, fílmica o sonora, y la inclusión de prácticas conceptuales, performativas, efímeras, etc.). En el arte contemporáneo, con la aparición de los “nuevos medios”, esta fractura funcional del objeto-símbolo-sistema se acentúa. Desde la modernidad, cualquier cosa podía ser arte, liberándose incluso de su materialidad; la contemporaneidad actúa simplemente como un amplificador ilimitado[18]. El objeto-sistema cobra “vida”, adquiere un ciclo-útil, debido a la introducción consciente de la dimensión temporal. La materia, objeto de las Teorías de Restauración “ortodoxas”, es “pasiva”, se transforma con el paso irreflexivo del tiempo; sin embargo, la materia objeto de las Teorías “contemporáneas” de la Restauración (del arte moderno y contemporáneo) es “activa”, requiere de un gasto energético (ya sea eléctrico, eólico, físico, químico, biológico, mecánico, hidráulico, neumático, etc., o cualquier combinación

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artilugio que permite encontrar y relacionar rápidamente cualquier dato con muchos otros, sin la necesidad de ordenarlos lineal o secuencialmente, tal y como funciona la propia mente. [11] En este contexto, un bien es una obra que pertenece al patrimonio cultural. [12] Notación que desestructura el bien funcionalmente en su capacidad estructural y de representación (simbólica). [13] Ver ejemplo en las notas aclaratorias. [14] Ver ejemplo en las notas aclaratorias. [15] La Restauración “tradicional” se fundamenta sobre determinados cánones: autenticidad, reversibilidad, objetividad, historicidad, etc. [16] De hecho, las Teorías “ortodoxas” legitiman el sacrificio del soporte en beneficio de la imagen.


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