Carta nº 4. Primavera - verano 2013

Page 31

MONSTRUOS

Cartel de Josep Renau para el Ministerio de Agricultura de la República.

de ser grande, lo más grande posible, y el asunto de envergadura: El Santo Viático, El Cid venciendo a los sarracenos, La Vista Causa del Criminal, Retrato de la Condesa M., etc. Aquí todo se consigue por el favor y el sometimiento profesional: quien recibe una recompensa está obligado, a su vez, tan pronto como llegue su turno de ascenso en el escalafón de la genialidad oficial, a favorecer a su protector. De esta forma se organiza una cadena de intereses de la que hay que ser un eslabón. Para resumir, Goya cierra el ciclo del desarrollo artístico en España, y en adelante no podrá realizarse este desarrollo más que en casos contados y aislados, y aun estos en razón directa a su desnacionalización: el artista rebelde e inquieto que comprende la necesidad de una renovación y que tiene que claudicar a la cadena si quiere vivir del arte, cansado de luchar en vano contra las fuerzas organizadas de la cultura oficial, marchará —fatalmente— a beber las aguas de París, centro del arte burgués creador. En lo sucesivo Goya ya no vivirá en España, sino en París, en la fuerza plástica de un Manet, en la frescura colorística de un Renoir, en la sátira popular y crítica política de un Daumier… Manet vino a España y estudió a Velázquez. Velázquez fue uno de los precursores del movimiento impresionista. Pero de esto nada sabíamos nosotros: cuando la burguesía francesa acepta y apoya el movimiento vital del impresionismo (a pesar de haber nacido este como oposición a los dogmas de las Academias e instituciones oficiales), España vive aún con los ojos cerrados, no solamente a las palpitaciones actuales del arte, sino también a los valores positivos de su pasado. Es preciso que Rusiñol, Casas y, sobre todo, Sorolla salgan al extranjero para iluminar nuestras exposiciones con tonalidades nuevas, violetas que llegan hasta las carnes y manchas amarillas que expresan la coloración del sol: es el impresionismo. Pero este movimiento repercute en España en razón a su inercia estilística, es decir, cuando ya ha dejado de ser en el mundo la expresión vital de toda una concepción cósmica. Esta nueva tendencia revolucionaria de importación es aceptada sin discusión en nuestras instituciones oficiales, porque está hecha a su medida. Es un impresionismo endulzado y académico, de fría plasticidad fotográfica, que no hace más que vestir, con un disfraz de valores nuevos, el andamiaje decrépito y reaccionario del arte oficial. Es la antítesis del auténtico impresionismo francés. La moda y evolución de las tendencias cardinales del arte llegan a España —adulteradas, tardías y fragmentarias— a través de la obra y de los envíos de los pensionados. Pero una nueva conquista de los tiempos modernos —la revista gráfica— debía desplazar este medio arcaico de comunicación es-

piritual. La revista hará posible la contemplación casi viva y al día de lo que en arte se produce más allá de las fronteras. Con esto se forma en España el primer movimiento con una inquietud plástica y preocupación formal modernas. Surgen los primeros teóricos y defensores de la nueva aurora: D’Ors, Abril, etc. Se libran las primeras batallas contra la resistencia organizada del arte oficial: los lienzos son rechazados de la Nacional, o, cuanto más, colgados en la sala del crimen. Y lo mismo sucede en los demás salones. Esta política de los dueños de la cultura conduce a lo más sano e inteligente de la nueva generación a un apartamiento sistemático de los certámenes oficiales. Los nuevos artistas van formándose aisladamente, en medio de un ambiente que les es hostil; pero este individualismo anárquico de los primeros tiempos no logró ahogar la añoranza de las exposiciones, como medio de comunicación exterior de las nuevas inquietudes. Y la suma de estos impulsos creó la necesidad de la agrupación colectiva de los que hasta entonces habían actuado separadamente.

Pero este fenómeno no se realiza en Madrid. Tal como el árbol de la umbría se estira y busca el sol, así, por impulso natural y biológico, las miradas se dirigen, esperanzadas, a Barcelona. Con relación al atraso del resto de la península, en la capital catalana ha habido siempre un desarrollo burgués que da a la ciudad una cierta allure parisienne. Se respiran aires más democráticos, y realmente hay algo que evidencia un cierto progreso a la europea: los comerciantes asimilan las formas de sus colegas franceses y juegan a la creación de salas independientes. Entre apasionadas discusiones se expone en Barcelona “l‘art vivant” francés. Es en este ambiente donde se organiza el primer movimiento de parentesco estético y espiritual, de algo vivo, recogido en la inquietud de la vida artística del otro lado de los Pirineos. Este grupo es capitaneado por Nonell. Este artista, que (como Piccaso en su primera época) aunó las influencias de los Lautrec junto al expresionismo místico del propio Picasso joven, llevaba dentro la fuerza de los pintores que tienen que decir algo propio. Pero su corta vida no le permitió más que promesas. La CARTA. PRIMAVERA-VERANO 2013

29


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.