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LA EDUCACIÓN, EL BLANCO MÓVIL

Una silenciosa verdad sacude buena parte de los cimientos sobre los que está montada la educación superior de los últimos 100 años. Las transformaciones digitales y culturales son de tal magnitud que pretender continuar con los modelos pedagógicos y organizacionales del siglo XX es el camino a un suicidio colectivo de las universidades. Y, en menor escala, de las escuelas también.

No vale la pena enumerar los cientos y un cambios digitales a los que hemos asistido en la última década (por cifrar una fecha). En este caso, en este número de la revista, el metaverso está en el foco. Y tan sólo esa nueva tecnología alcanza para cuestionar el paradigma con que la educación superior (salvo excepciones súper interesantes) busca cautivar a sus estudiantes.

Matthew Ball, posiblemente quién más se ha aproximado a lograr una conceptualización del metaverso como término, sostiene que la humanidad está ingresando en una ‘era metaverso’. Aunque hay muchas acepciones, él lo define como “una red interoperable y de escala masiva de mundos y entornos virtuales 3D renderizados en tiempo real, que pueden ser experimentados de manera sincrónica y persistente por un número ilimitado de usuarios, con un sentido individual de presencia y con continuidad de datos, como identidad, historia, derechos, objetos, comunicaciones y pagos”.

Es interesante incluir aquí que para este autor, la visión que se tiene hoy del metaverso es similar a la que una persona común tenía sobre internet en 1990. Es decir, prácticamente nula.

El metaverso, impactado también por la IA, permitirá que un docente ingrese a una sala 3d y con un comando dictado por su voz, recree el entorno como lo requiera: un laboratorio de ciencia y tecnología, o unas ruinas arcaicas, o un atardecer en marte. Y la sensación de interactividad e inmersión dada por los lentes de RV o por lo que fueran reemplazados en el futuro, generará un aprendizaje, y una forma de enseñar, completamente diferente a lo que conocimos hasta ahora.

Dice la agencia Meridian Treehouse que el metaverso viene a traer los siguientes beneficios al proceso de aprendizaje:

A. Mayor interés y motivación.

B. Personalización al entorno de cada usuario para una experiencia de aprendizaje -valga la redundanciapersonalizada, por ejemplo, las funciones de geolocalización pueden detectar la ubicación del usuario y mostrar modelos 3D de la biodiversidad local.

C. Interacción y creación de objetos y escenarios súper realistas.

D. Gamificación para adaptar la dificultad en función de necesidades y competencias

E. Salidas inmersivas a campos o territorios que de otra manera sería imposible.

La Tecnolog A Ya Cambi La Manera En Que Tienen Los J Venes De Aprender

Metaverso

F. Visualización de cosas que son imposibles o difíciles de ver en el mundo físico.

G. Incremento de interacciones sociales, con escala global.

Las potencialidades de la realidad virtual y la realidad aumentada en la educación son realmente deslumbrantes. La tecnología ya cambió la manera en que tienen los jóvenes de aprender, pese a que muchas instituciones se nieguen a comprenderlo y a transformarse. No estamos frente a una sociedad de la información, sino del conocimiento. En internet no hay datos e información; hay conocimiento y cada vez más atractivo y desafiante.

En la actualidad, un verdadero aprendizaje significativo se alcanza a partir de clases que aborden problemas reales, desde dimensiones múltiples y que busquen generar un impacto concreto sobre un objeto determinado.

La idea de grandes disertaciones magistrales está quedando reducida a pocos encuentros durante una asignatura, interpelada por las posibilidades de la era digital. El metaverso es una oportunidad para quienes amamos la educación. Se abren nuestras fronteras de trabajo y se expanden los horizontes.

Tenemos que saber adaptarnos y comprender los tiempos en los que nos tocó ser docentes o gestionar una institución. Estamos asistiendo a una transición global, que comenzó en la pandemia y que ya no se detendrá. Obviamente, los procesos de virtualización y de educación a distancia se iniciaron por lo menos 20 antes que el COVID invadiera el mundo. Pero la masificación y la verdadera transformación global encontró su Rubicón después de ese fatídico 2020.

Capítulo aparte, que merece, sin dudas, un artículo entero, es la vinculación entre la educación superior y la tecnología blockchain. Aparte de la consabida emisión de títulos universitarios, hoy blockchain está habilitando a las universidades a emitir microcredenciales que son de gran relevancia para los jóvenes al momento de aplicar a búsquedas laborales; además de la posibilidad de verificar documentación académica; gestionar derechos de autor, patentes y propiedad intelectual; recibir pagos y transacciones financieras; limitar los accesos a usuarios autorizados tanto a metaversos como a servicios y recursos (bibliotecas, salones de estudio, salas de videoconferencias, etcétera); linkear actividades físicas con el mundo virtual a través de POAPs; entre muchísimas otras más opciones.

Se trata de un mundo nuevo, que finalmente está todo conectado y alojado dentro del paradigma que lleva el nombre de Web3, pero que también podríamos denominar Cuarta Revolución Industrial.

Es un apasionante desafío para la educación, que dependerá de nosotros si queremos transformarlo en una oportunidad o si nos limitamos a interpretarlo como una amenaza que comienza a sacudir sus cimientos. El metaverso, blockchain, la inteligencia artificial, la Web3, son todos fenómenos que ya están aquí, entre nosotros. La vida cambió, aunque todavía no estemos listos para aceptarlo.