En el tren de la sinfonía perdida

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TRES TAZAS DE TÉ PARA NUEVE PERSONAJES SIN SENTIDO

Abril: ¡No puedes obligarlo! XVIII Gregorio: Mi primer borrachera fue falta, vodka y tequila en un mismo tanto, aunque no como las terribles secuelas de los gritos de mamá. Llegué después de todo un día de juerga, justo a la hora del desayuno dominical con las “De la Garza y las Estepa”. Un suceso para recordarlo de por vida, justo antes de mi entrada triunfal mamá bufaba el encanto que era su hijo, yo llegué bragueta abajo y la camisa mal abotonada, despeinado y con aliento de mil diablos, pero eso sí, llegué muy saludador. XIX Abril: Había 19,867 refugiados, lamentablemente Costa Rica no tenía espacio para todos y los izquierdistas

decidieron enviarlos a Irán. Etiopia lanza entonces el primer

ataque nuclear, pero no hubo más que daños materiales, por que los Jesuitas habían viajado a la luna ese día. Gregorio: ¿Mentiroso…? Julio: Abre la ventana, hace calor. Abril: Tiene fiebre. Gregorio: Afuera llueve. Julio: No dejes que la chica de mis sueños se moje. Gregorio: Se refugia bajo un árbol. Julio: Tráela Gregorio, déjala entrar, no tardan los rayos, estar bajo un árbol es peligroso. Gregorio: ¿Qué hago? Abril: Ve por ella. Gregorio: ¡Qué hago! Abril: ¡Ve por ella! Abril y Gregorio: Mentiroso; ambos. XX Gregorio: Camila se llamaba mi madre. Camila el ama de llaves. Grandiosa coincidencia que a mi padre le sentó de maravilla. El orgullo de mamá se retorcía por los suelos, no tanto como se retorcía de dolor al caer por la escalera. ¡Camila! ¡Camila! Demasiado ocupada fornicando con papá como para atender mis gritos de ayuda. 14


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