Cuando apagues la luz esta noche, antes de ir a dormir, procura prestar atención a las paredes, a los ruidos extraños y a las palabras del viento. Escucha con atención el crujir de tu casa, la historia que quiere contar.
No te fíes de los familiares lejanos que pretenden parecer normales, de las desiciones que tomas y de los cerros a tu alrededor.
Los bosques tampoco son buena idea... ni siquiera la estatua al centro del pueblo o la casa de muñecas que te regalaron hace tiempo.
Pero sobre todo, procura mantener a raya esos ojos que observan desde tu ventana. No parecen muy amigables.