ESTRUCTURA MENTAL A LAS ESTRELLAS

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la política de la cultura, se abrogan la virtud de la extrema sinceridad. Sin duda el desprecio a la política de la cultura ya implica una actitud. Una actitud política, mal que les pese a sus cultores: la de la tercera posición, la de las razones del corazón, que bien pueden ser las del irracionalismo. Se repite aquí, con ligeras variantes de nivel y oportunidad, la controversia que hace algunos años se proyectó desde el epicentro europeo entre la posición crítica de la izquierda responsable y los abogados del individualismo humanista.

“Izquierda y facilidad”, Pedro Orgambide. La Gaceta Literaria, N°19, Nov. - Dic, 1959.

///////////////////// grega Orgambide: con el pretexto de despreciar una determinada ortodoxia. Y nosotros decimos que no hay tal pretexto ni tal determinación. Debemos entonces aclarar. No hemos creado una revista literaria para encubrir inconfesables manejos; nuestro desprecio por la ortodoxiano se refiere a un partido o a una secta, pero – y esto es sin duda lo que quiso decir Orgambide al hablar de determinación – en cuanto escritores de izquierda, nos concedemos el derecho de criticar con responsabilidad la ortodoxia del Partido Comunista. Deploramos las normas dictadas por los funcionarios y sus Index, pues, en virtud de su estatismo, ellos no hacen más que retardar el proceso de la construcción revolucionaria. Sabemos sin titubeos que para el hombre no hay otra salvación que el socialismo, y sabemos, también sin titubeos, que los intereses del espíritu están con el proletariado.” (…) Orgambide nos llama, más adelante: abogados del individualismo humanista. Es claro: usa palabras desprestigiadoras y cenicientas por el abuso. Pero humanismo, para nosotros, es la búsqueda de justicia sin debilidad, es amor a ser libres, es, como dijo Thomas Mann: lo contrario del fanatismo. Por eso creemos que el único, el auténtico humanismo, es el socialismo, la más honda y fervorosa de las empresas humanas.

“Confusión y coincidencia”, El Grillo de papel. N° 3. Marzo - Abril 1960

gias de los medios de comunicación para crear una contrainformación que permitiera denunciar la realidad que se vivía en una provincia argentina con material fílmico, carteles y grabaciones que fueron exhibidos del 3 al 9 de noviembre. En este clima político, la aparición de nuevas revistas como CGT de los argentinos, Los Libros, Nuevo Hombre, y Crisis, generó discusiones y polémicas constantes. Los intelectuales, ahora convencidos de su protagonismo en el camino que llevaría a la Revolución, adoptaron una posición “antiintelectualista” y desde distintas perspectivas se abrió la pregunta sobre qué lenguaje utilizar en esta difusión masiva, y cuál es la naturaleza de esa cultura popular donde se han depositado las esperanzas. Un ejemplo de las prontas diferencias aparecidas es la Revista de Problemas del Tercer Mundo; se había iniciado con un amplio consejo directorio, casi una cúspide de los artistas e intelectuales de la época: los hermanos Viñas, Walsh, Piglia, Andrés Rivera, el dramaturgo “Tito” Cossa, Paco Urondo y Rozitchner, entre otros, pero su tirada no superó los dos números. Walsh se dedicaría a la prensa sindical, como director del órgano de difusión de la CGT, más allá de sus colaboraciones con Prensa Latina, Ricardo Piglia, se sumaría junto a Beatriz Sarlo y Carlos Altamirano a la dirección de la revista Los Libros en 1973, fundada antes por Héctor Schmukler en el ’69.

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“Aquí nadie tiene derecho a distraerse”

Si El Grillo de papel hablaba de un “fin” revolucionario en el arte y la literatura, si creía en el designio socialista como un ápice de la dignidad y la belleza humana, en Revista de Problemas del Tercer Mundo, en medio de la censura del Onganiato, la primera editorial acusaba la inminencia de la lucha: “No nos sentimos particularmente perseguidos. ¿Cómo podríamos sentir eso

en un país prácticamente invadido, aunque el invasor esté apoyado en tropas nacionales? Simplemente sabemos que esto nos obliga a reiterar una ya vieja experiencia: frente a la opresión no existen más que dos caminos: O someterse. O luchar parar forzarla, para romperla. Eso último intentamos, también por este medio”. Hay urgencia por librar una doble n la calley en las conciencias. Los intelectuales parecen lo suficientemente convencidos de que ellos serán agentes principales en la transformación de la sociedad, sólo falta “que la clase explotada participe en la lucha activa dirigida por su vanguardia”, que en la clase obrera y popular no “perduren esperanzas en salidas burguesas y reformistas”. Las revistas culturales de este período van a funcionar, más que nunca, como catalizadoras y organizadoras de los movimientos políticos; una obra abierta, de escritura en movimiento, colectiva, donde se encuentran trayectorias individuales reunidas alrededor de ideas y valores compartidos. Así, Walsh, en los pocos meses que duró su paso por Revista de Problemas…, se sumó al periódico de la CGT. Contra la burocracia, y cierto aire de rendición que se sentía en torno a los sindicatos, la CGT de los Argentinos transmitió la voluntad emancipadora de un sindicalismo de liberación. Con colaboradores como Francisco Urondo, León Ferrari, Luis Noé, Eduardo Jozami, Carlos Aznares, Pino Solanas, Octavio Getino, Ricardo Carpani, y la dirección de Horacio Verbitsky, se convirtió en el principal espacio donde las actividades combativas desplegaron su política de masas entre los años 1968 y 1970.El periódico convocaba a movilizaciones y organizaba huelgas de protesta a nivel nacional, como la de los trabajadores de la planta de destilería de YPF en Berisso. Desde sus páginas Walsh descifró claves ocultas en el caso del militante asesinado Rosendo García, una saga que luego fue recopilada en un libro de gran impacto público. Lo mismo García Lupo que dejó


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