Publicació SANT JORDI

Page 1

TREBALLS PREMIATS S ANT JORDI 2016

Institut Arraona


BRAIS CARRASCO, 2n de l’ESO (premi PUNT DE LLIBRE)


SANT JORDI

Sant Jordi, un cavaller blanc. Salvant a la seva princesa, matant el drac. Roses, roses vermelles, de la sang del drac naixeran. Aquesta rosa que et donaré és tan bonica com tu ets. La meva princesa seràs, i el meu cor t’emportaràs.

IZAN BOSCH, 1r d’ESO (premi POESIA CATALÀ)


ÁNGEL RABANEDA, 1r de l’ESO (premi PUNT DE LLIBRE)


LA MENTE ES UN GRAN SUEÑO La historia de Kent tiene lugar en la tradicional ciudad de Megford, donde las coloridas cosas están colocadas de una manera desordenada y los bosques de árboles naranjas las rodean. En una de estas casas, en una grande y azul y de grandes ventanales blancos, vivía un niño que, como ya he dicho, se llamaba Kent. No es un niño inusual, es uno como todos los demás. Las pecas, que contrastan con el claro color de piel, componen su cara, además de unos ojos grandes de color caramelo, una chata nariz y una boca en la que algunos dientes faltaban. Su pelo, corto y castaño a partes iguales, acababa de dar a Kent un toque de normalidad. Si bien es un niño como los demás, no lo es su historia. Un día, mientras salía del colegio jugando con una pequeña piedra gris chutándola todo el rato, se equivocó de camino. En vez de girar a la derecha, lo hizo a la izquierda. Kent y su despiste no se dieron cuenta, y pronto acabó en el bosque de Gramenbert, un bosque en el que sólo había árboles de hojas naranjas y de troncos claros. Cuando el niño vio dónde estaba caminando, se replanteó dar media vuelta. No obstante, era demasiado tarde. Ya estaba muy metido en el cálido paisaje natural y no encontraba forma alguna de hallar un camino que le relacionara con su hogar, que estaba mucho más al este. De tal modo que Kent, decidido pero con algo de temor, decidió avanzar aún más para el interior del bosque, y cuando lo hizo se topó con algo. Al bajar la cabeza vio una llave de bronce algo usada y vieja, de la cual pendía una etiqueta verdosa en la que unas letras rosáceas llenaban espacio: “Para el mundo Withurt. Que nunca se olvide de entregármela de nuevo.” Kent se quedó algo sorprendido. Si bien siempre había leído libros sobre fantasía, nunca se hubiera imaginado que existieran los magos. Y mucho menos en su mismo reino. Se preguntó qué abriría la llave. “ojalá me lleve a casa. ¡Estoy perdidísimo! Y fue cuando, avanzando, se encontró plantada en medio de la colorida vegetación una


casita en la que ventanales con vidrieras, que llevaban en ellas unos mosaicos azules, te introducían en su gran puerta roja. Ésta llevaba, a su vez, una aldaba que dibujaba el rostro alargado de un señor con aspecto demoníaco. Kent estaba confuso. Pensándolo bien, llamó a la puerta del color de las cerezas agarrándose en la aldaba. Una señora con pinta de camarera le abrió. El interior de la casa era, si cabe, más bonito que el exterior. Pero era confuso: en el exterior deba la sensación de que era la típica casa en el bosque con una planta y una única habitación, no obstante, dentro se cernía una serie de personas pasando de aquí para allá por un suelo asfaltado. Había mesas y mesas de comida y bebida y las voces de los invitados de la que parecía ser una fiesta se mezclaban en un murmullo agitado. -Perdone. – dijo señalando a un hombre de piel anaranjada y pelo azul. El niño le dio las gracias y corrió en busca de Withurt. El señor le recibió atentamente, aunque con aires de superioridad. -¿Es esto tuyo? – dijo Kent. -Ajá. ¿Dónde lo has encontrado? ¿Me la has robado? –dijo con tono acusador el mago. -¡No! Obvio que no. Si no, no te la estaría dando. Sería estúpido por mi parte. Me lo encontré en el bosque. Se le debe haber caído. –respondió nerviosamente. -Supongo. Muchas gracias. Es algo muy importante: es la llave del mundo de los sueños. Dime, ¿puedo hacer algo por ti, para devolverte el favor? Kent estaba asombrado. Dudó en pedirle al mago que le llevara a ese mundo o que le llevara de vuelta a su hogar. Por un lado, podría volver a casa si le pidiera lo segundo. Pero se quedaría con la intriga respecto a todo esto del mundo de los sueños… -Quiero que me lleves al mundo que abre la llave. –cuando se dio cuenta de que la curiosidad le pudo fue tarde. Así, Withurt y Kent se dirigieron al final de la sala hacia una puerta notablemente más grande que la de la entrada inicial pero mucho más desgastada e incluso fea y el mago abrió la puerta con la llave del bosque. Y de pronto, miles y miles de destellos de color se unieron en uno sólo para el asombro del joven. Elfos, duendes, otros magos, sirenas, hadas y brujas, entre otras cosas, volaban a sus anchas ocupando tan sólo una pequeña parte el verde preado que estaba estampado en el fondo del paisaje. Siempre


pensaba en cosas así y pensaba que era uno de los pocos niños de este mundo al que aún le fascinaba e interesaba la fantasía. Pero no era así. Aquel lugar estaba habitado también por niños como él, que no se habían resignado a vivir tan sólo la realidad. Aquellas almas de niños y niñas que aún seguían viviendo de una mera pura y noble. Aquel lugar también era, además de un reflejo de los sueños, el país ideal. Kent pensó que sería perfecto vivir en un sitio donde la creatividad y la imaginación tuvieran importancia, justo como el reino que tenía enfrente. -¿En qué parte de Megford estamos, señor? –dijo intrigado. -Supongo que tú sabrás. Aquella respuesta le desconcertó. ¿Cómo que él sabrá? ¿Acaso sólo él tenía conocimientos de ello? Enfrente de él se postró un señor delgado de ojos marrones y pecas en el rostro al que Kent le era familiar. -Verás, el hecho de encontrarte con la llave de Withurt era algo premeditado. Yo soy el alma que habita en ti. De hecho, tengo el mismo aspecto que tú. ¿No te suenan éstas pecas? He planeado todo de tal manera que te encontrarás con la llave a este mundo. Pero no abre un “mundo de los sueños”, abre el mundo de los sueños. Esto… todo esto habita en tu interior. -¿Qué necesidad tengo yo de visitar mi propio subconsciente? –dijo abstraído. -Lo único que quería era transmitirle un mensaje, y para eso creo que era más adecuado enseñarte tu mente y la imaginación que fluye de ella. Recuérdalo: Nunca olvides tus sueños. Y en caso de sentirte mal, sigue todo aquello que fluya de tu mente. –al decir esto el hombre desapareció. Y el paisaje del fondo con él. Kente estaba en su casa: ¿cómo había llegado hasta ahí? Se sentía confuso. No puede ser un sueño, Kewnt creía en otro tipo de sueños, no en éstos. Él no pensaba que una historia se pudiese terminar con el simple hecho de que todo había sido un sueño. Kent tenía en sus manos la llave, y en su etiqueta ponía: “Utilízala siempre que quieras abrir tu mente.” No. Estaba claro. No había sido un sueño. IKER FRESNEDA, 2n d’ESO (premi NARRATIVA CASTELLÀ) …..:::::…..:::::…...::::::…..::::::…..:::::…..:::::…..:::::…..:::::…..:::::…..:::::..


ALEGRÍA

A veces te alegras de algo, aunque no sabes de qué. Te puede hacer llorar o reír pero sin saber porqué. La alegría es un sentimiento que cuesta conocer. Que hay que hacer para sentirlo, nadie sabe sabe que hay que hacer. El sentimiento de la alegría no se puede investigar, pero sí sentirla. Y nunca puede sobrar. Gracias a la alegría podemos reír o llorar felizmente con cualquier cosa y ver las cosas diferentes. Risas y llantos de alegría


cuando recuerdas el pasado. Cómo lo vivimos de pequeños o mayores, recordando lo vivido. Imaginar como seria un dia genial un futuro ideal repleto de felicidad mientras piensas en ello disfrutas del presente. Pasado, presente y futuro. Alegría ABRIL RIVERA 2n d’ESO (premi POESIA CASTELLÀ)

:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:

NOURELHOUDA EL OUARDY, 4t d’ESO (premi PUNT DE LLIBRE)

………………………………………………………………… Humans vs. Aliens

Avui era el dia de l’excursió i tots estàvem veritablement insuportables. Tot el camí va ser una cridòria i quan finalment vam arribar al museu la monitora ja era a la porta.


Primerament la monitora es va presentar i tot seguit ens va portar a una sala on hi havia moltes escultures de diversos períodes. Després d’un recorregut d’una hora i diverses exploracions vam visitar l’última sala que era plena de quadres. Llavors la monitora va anunciar que la visita havia acabat. La Núria, la nostra mestra, ens va fer un repàs de les tècniques que havíem vist a classe i que podíem observar als quadres i ens va donar temps lliure. Jo vaig decidir quedar-me a la sala per veure més detingudament els quadres que hi havia exposats. Quan em vaig adonar estava totalment sol. Vaig aixecar-me de la butaca i tot just quan anava a agafar la motxilla la llum del museu es va apagar. Em vaig posar dret i em vaig dirigir a l’interruptor, però no funcionava... Sobtadament una figura es va moure entre les tenebres i una forta olor amarga va omplir la sala. Em vaig ajupir per agafar la motxilla i no la vaig trobar, llavors vaig treure el mòbil de la butxaca de la dessuadora i el vaig encendre. Amb la claror que desprenia la pantalla em va semblar veure una cosa peluda en un racó menjant-se el què hauria estat el meu esmorzar. Lentament vaig començar a retrocedir però a mig camí em vaig entrebancar amb una butaca i vaig caure a terra. Aquella cosa va aixecar el cap i va venir cap a mi però jo no li vaig donar temps d’arribar-hi, em vaig aixecar i vaig sortir corrents pel passadís fins una sala on em vaig poder tancar. Amb la llum del mòbil vaig buscar alguna cosa per defensar-me i vaig trobar un extintor penjat. De cop i volta algú va entrar a la sala i va tancar la porta. Com podia haver entrat si jo l’havia tancat? Potser aquella cosa podia traspassar les parets... però a l’enfocar amb la llum del mòbil vaig veure que era l’Anna, una companya de classe. -Raül, ets tu?- va dir amb un fil de veu. -Anna? Estàs bé? T’has fet mal? -Estic bé. Has vist aquells bitxos? Sortia del lavabo quan un ésser passava per davant i entrava a l’última sala que havíem visitat. -Sí, els he vist. I ara, què fem? -Podríem sortir i anar cap a al porta principal. -Però, i si el bitxo ens ataca? Amb què ens defensaríem? No sabem si n’hi ha molts o pocs- vaig dir. -És veritat, a veure què hi ha per aquí... Oh, mira!


De cop i volta vaig sentir com es trencava un vidre, em vaig girar i vaig veure com l’Anna en tenia un tros a la mà i m’oferia un altre a mi. Havia trencat una vitrina. Aquella pudor amarga va tornar i sobtadament vaig notar que alguna cosa em tocava l’esquena, em vaig girar i no hi havia res. Un grunyit va ressonar per tota la sala i un ésser pelut va aparèixer davant nostre. Amb el vidre a la mà m’hi vaig apropar lentament però sembla que a l’animal no li va fer molta gràcia donat que es va llençar sobre meu i va intentar mossegar-me. Vaig fer-li un cop de peu i seguidament vaig clavar-li el vidre a l’estómac. En aquell moment l’animal es va deixar caure i me’l vaig treure de sobre, era mort. L’Anna es va apropar i va agafar el tros de vidre que encara era clavat al seu cos i me’l va donar. -Estàs bé?- va dir l’Anna. -Defineix “bé”- ens vam mirar i vam riure. -Hauríem de sortir d’aquí ja.- Va dir l’Anna decidida. Vaig contestar que sí amb el cap i vam anar cap a la sortida, però abans d’arribar-hi un d’aquells animals se’ns va plantar al davant. L’Anna no s’ho va pensar dues vegades i amb el vidre a la mà va córrer cap a ell i va saltar per sobre. L’animal em va mirar i va venir cap a mi però a mig camí va caure mort a terra. L’Anna era al seu darrere amb el vidre tacat de sang a la mà... Quina noia! Vaig pensar que de gran volia ser com ella... Vaig obrir la porta i vam sortir corrents, no ens vam aturar fins que el museu era tan lluny que no es reconeixia. -I ara, com tornem a casa? -Jo porto diners. Podríem agafar el tren. -D’acord. Va. Anem.

Quan ja érem asseguts dins del tren, vaig rebre un WhatsApp d’un número desconegut que deia: “Ens tornarem a veure molt aviat Raül. Anna, t’ho vaig advertir... La pròxima vegada no serà tan fàcil”. Bocabadat l’hi vaig ensenyar a l’Anna i se li va desencaixar la cara. Jo estava tan espantat que no vaig voler preguntar-li què volien dir les paraules “Anna, t’ho vaig advertir”. Em vaig estimar més preguntar-li sobre els companys de classe:


-I els altres? Saps on són? -No ho sé. Quan vaig sortir del lavabo no vaig veure ningú enlloc. -Creus que els hi ha passat alguna cosa? -No ho crec. Penso que cap no es van quedar a dins del museu quan la mestra va deixar temps lliure. Jo em vaig quedar per veure un quadre. I quan sortia del lavabo el museu era desert, o això creia fins que et vaig veure entrar en aquella habitació... Tot plegat és molt estrany... potser hauríem d’investigar què són aquelles coses. -Sí.

De sobte la pantalla va anar a negre i van aparèixer uns finestrons amb diferents opcions i vaig decidir aturar el joc. Vaig pensar que no entenia a la mare perquè sempre que em compra un videojoc tracta d’extraterrestres o de zombis quan sap que no m’agraden... Aquest últim sembla ser entretingut però l’anterior va ser nefast, anava sobre una invasió de zombis que volien menjar-se tot el gelat del món... Jo m’estimo més els que tenen un argument més elaborat. Potser li hauria de dir alguna cosa? Bé, ja li diré un altre dia. ANA PARRONDO, 2n d’ESO (premi NARRATIVA CATALÀ)


ANNA ROSADO 2n d?ESO (premi CÓMIC ANGLÉS)

TANT DE BO NO HAGUÉS Mentre caminava cap a casa, en la foscor de la nit, va sentir uns passos darrere seu, però no va tenir valor per girar-se, va continuar caminant, sense pauses i amb més rapidesa que abans. Quan va arribar al final del carrer, va parar per veure qui era aquell que el seguía, els passos cada vegada avançaven al seu ritme. Aquesta vegada va reunir forces i va tenir el valor de girar-se, es va empassar la saliva i girà. I sabeu què hi havia? No hi havia ningú, ni va veure ningú. Va seure en un banc i va eixugar-se la cara amb les mans. Després va continuar el seu camí. En arribar a casa va veure una silueta d’una dona a la finestra. Sabent que vivia sol, li va resultar estrany veure-la i sense tacar la porta, entrà deixant les claus a la porta, i en pujar les escales va sentir com el balancí es movia (aquella nit, la lluna era plena), les cortines eren mig obertes, i amb la poca llum que hi entrava, va veure una ombra d’una persona darrere l’armari. Va avançar lentament i l’ombra ho feia també.


Va alçar el cap i, en veure una dona amb un vestit blanc, els cabells llargs i negres, amb la boca deformada, no va esperar a veure més, i va baixar les escales, per on va caure però no va sentir cap dolor. Ràpidament es va dirigir a la porta, que trobà tancada tot i que la va deixar oberta. Va anar al saló, no creureu el que ha vist. Allò semblava una reunió d’esperits: hi havia tantes dones vestides iguals que no les va poder comptar. Va reconèixer la dona que estava a l’habitació, que s’apropava a ell. Li va posar les mans a la cara, acariciant-la. A ell gairebé li surt el cor del seu lloc. Va recordar una pel·lícula que va veure amb la seva mare que es titulava: Una hora a l’infern, i pensà que aquella era l’hora més terrorífica de la seva vida. Ho va deixar, va encendre el llum, i... Feliç aniversari. La pobra criatura va caure inconscient. No va despertar fins l’endemà al matí. La seva mare li va dir que eren ella amb les seves companyes del club de teatre que li van fer aquella broma pel seu aniversari. NAIMA AIT HADDA, 4t d’ESO (premi NARRATIVA CASTELLÀ)

TERRA

Sobre el mar Mediterrani, s’alça la meva terra.

Les muntanyes xoquen al cel, com si fossin infinites verticalment. L’aire, transporta els records com ocells volant lliurement.


Els paisatges encisadors t’atrapen amb la seva bellesa. La nostra llengua, el català, dolça, bonica i plena de riquesa.

El gran mar blau i salat, no deixa veure la seva fi. Les aigües mullen la sorra, com esborrant el passat.

Potser hi ha llocs més bonics, potser hi ha de semblants. Però com la meva terra, com Catalunya, no n’hi ha cap igual.

LAURA BORJA 2n de BTX (premi POESIA CATALÀ)


:. CARLA FERNÁNDEZ,1r de BTX (premi PUNT DE LLIBRE)

EL MISTERIÓS CAS DE L’OBJECTE DESAPAREGUT

El detectiu George Maddox havia agafat la maleta que havia deixat al taxi, el vehicle que l’havia portat fins a la mansió de la senyora Caroline Dawson. Ella havia sigut la persona que l’havia encarregat viatjar fins a casa seva per buscar un valuós objecte que el seu difunt marit l’havia confessat que es trobava al domicili. Però, malauradament, el senyor Dawson no va poder revelar l’objecte amagat. El que sí que


sabia amb certesa, era que aquest resoldria tots els problemes econòmics que havien fet que no haguessin pogut pagar algunes de les despeses de la seva residència als afores de la ciutat.

George va entrar al luxós rebedor replet de fotografies de la senyora Dawson amb els seus fills i el seu difunt marit i va observar l’enorme làmpada al sostre, les llargues escales que connectaven amb les habitacions, el gran nombre de quadres del saló i el piano de la sala d’estar. Però una de les coses més sorprenents pel senyor Maddox va ser l’àmplia biblioteca que no solament estava plena de llibres, sinó que tenia un passadís secret. Era possible que allà es trobés el desconegut objecte? Però Caroline sabia sobre l’existència d’aquest passadís secret a la biblioteca i era molt estrany que dins el corredor hi hagués res. Tot i així, George va decidir entrar dins la biblioteca, mentre observava les grans butaques grogues de la sala i el gran nombre de llibres. La forma per accedir dins el passadís era molt senzilla: darrere d’un dels mobles, just al costat de la Bíblia. Va prémer amb els dits a un petit forat de la paret, que va fer que el moble es retirés i que donés pas a un llarg corredor. Quan ja es va trobar dins, va contemplar que no hi havia res d’estrany en aquella petita sala, només antics mobles amb pols, nines i un vell violí. Confós en veure que res sorprenent es trobava al seu interior, va decidir galetes, que li va ser oferta però el senyor Maddox va declinar el seu oferiment, ansiós per continuar amb la seva investigació.

El segon pas era accedir a la segona planta, on es trobaven les habitacions amb l’esperança de trobar almenys alguna pista que el portés a l’anhelat objecte. A l’habitació del senyor i la senyora Dawson no hi havia res anormal: fotografies del matrimoni a la tauleta de nit, un enorme llit, una altra gran làmpada a l’igual que al saló, una taula al balcó i un enorme retrat del matrimoni Dawson en què el difunt propietari de la mansió abraçava afectuosament a la seva dona. Però ni rastre de deixar en el seu testament què era l’objecte i quina era la seva ubicació? Potser es trobava sota el llit? No, era un amagatall massa fàcil. I en un dels calaixos de la tauleta de nit? No, era impossible.

Entrant a les altres habitacions (un total de cinc), les repetides qüestions encara estaven sense resposta. Va ser per això que va decidir parlar seriosament amb Caroline, amb la intenció que aquesta pogués respondre almenys quin era l’objecte. Però la


senyora Dawson no tenia la menys mínima pisa per poder ajudar al detectiu i es negava a recordar el neguitós dia en què el seu marit va morir. Aquell dia era clau per respondre alguna de les seves qüestions, ja que les últimes paraules del senyor Dawson ajudarien a la recerca del valuós objecte. Lluny que la dona l’ajudés, va decidir continuar amb la seva investigació sense formular cap pregunta més. Potser la resposta es trobava al jardí, on hi havia rosers, pomeres, hamaques i fins i tot una gran piscina, on segur que el matrimoni Dawson havia gaudit durant l’època més calorosa de l’any. Sense visualitzar res inquietant excepte l’amenaçadora mirada d’un gat negre que segurament s’havia colat per passejar per l’herba del jardí, va decidir entrar en la què de ben segur seria la seva última entada a la mansió en veure que les oportunitats per trobar l’objecte desapareixien. En veure que els habitacles de la casa no li havien donat cap pista, va decidir donar un ultimàtum a la seva dona. Havien de recordar el què per ella era un dolorós tram, però que faria que el detectiu donés amb l’amagatall, ja que si no abandonaria la mansió sense recuperar el què per al seu difunt marit era un valuós objecte.

Caroline i George es van asseure a l’ampli saló mentre aquest últim observava inquiet les parets de la residència. La senyora Dawson va començar explicant que la nit de la mort del seu marit, havia estat en tot moment al costat d’ell amb la por de penedirse de no haver-se acomiadat dignament d’ell. Va començar descrivint la forma espantadissa en què el seu marit havia revelat l’existència d’un objecte a la casa i de la importància que tenia no només per ell, sinó la que també tindria per ella. Amb gest pensatiu, Caroline va començar a cavil·lar sobre aquella nit. Ho feia de manera pacífica, sense un bri de nerviosisme i sempre parlant amb la gran seguretat. George, absort en d’explicació de la dona va observar com a la mà esquerra portava un gran anell de diamants amb forma de cor i la dona, que no va trigar a veure com l’observava detingudament, va obrir exaltada els ulls i va cridar que tot tenia sentit. Va dirigir el detectiu fins a la segona planta, concretament a l’habitació que compartia amb el seu difunt marit. Va recordar que aquella mateixa nit, segons abans exhalar el seu últim sospir, va assenyalar l’anell de compromís que ella portava i poc després va assenyalar el quadre en la qual estaven retratats. Però, quina relació tenien tots dos objectes? Un quadre i un anell de compromís? El detectiu va començar a observar el quadre, en què la senyora Dawson portava el mateix anell de compromís.


Decidit a què l’amagatall es trobava davant els seus ulls, el senyor Maddox va començar a palpar el marc daurat del quadre. Ràpidament es va adonar que allò que tocava no era or, sinó que era una imitació que es va trencar en el moment en què el detectiu va estrènyer més del compte. Una vegada va treure tot el marc d’imitació, va veure que el vertader marc del quadre no era d’or, sinó que estava recobert de petits diamants, amb la mateixa forma que l’anell de compromís que el senyor Dawson havia regalat a qui seria la seva futura esposa.

JUDITH FRESNEDA, 2n de BTX (premi NARRATIVA CATALÀ)

DAVID MARTÍNEZ, 4t d’ESO (premi PUNT DE LLIBRE)


MIRADA Me sumergí en tu mirada, y aquel brillo fue infinito. Tan eterno que decidí plasmarlo, dejarlo escrito.

Te convertiste en adicción, ahora sin ti me encuentro. Pienso en cómo volver atrás, y volver a tenerte en mi cuerpo.

Recuerdo viéndote marchar, dejándome sola en la oscuridad. No te pude detener ni parar, te dejé escapar en la inmensidad.

Puede que en el futuro, volvamos a encontrar-nos, y recuperemos el tiempo que se nos escapó de las manos

LAURA BORJA, 2n BTX (premi POESIA CASTELLÀ)


ANNA FERNÁNDEZ 2 d’ESO (premi CÓMIC ANGLÉS)

IDENTIDAD

Desviarme de mis compañeros cuando salíamos a dar una vuelta por la ciudad era algo común en mi curiosa personalidad quinceañera pero quizás no fue tan común acabar perdiéndome. Aquel pequeño y extraño escaparate me hizo desviarme del camino más de lo que hoy habría deseado, aunque no me arrepiento de ello, ya que aprendí una valiosa lección. Hacía relativamente poco tiempo que empecé a sentirme vacía y cola al salir con mis amigos y pese a que siempre íbamos todos atados con cuerdas para no perdernos de vista, aquella vez, alguien cortó la mía y no supe regresar adonde ellos estaban. Me quedé frente aquella curiosa fachada blanca y pensé en caminar un poco, llegar a una zona transitada y gracias a los miles de carteles que hay por la ciudad y la minoría de peatones altruistas que hay en ella, regresar a mi hogar, pro de repente tuve algo muy claro: yo no tenía hogar. Quizás fue producto de la curiosidad


y quizás lo hice porque era más fácil que pedir ayuda para saber dónde estaba, pero decidí entrar ahí dentro. De ese lugar me había sorprendido la pintura absolutamente blanca que lo cubría, que cubría la puerta de acceso, la pared y el interior del escaparate que se veía a través del cristal, todo era blanco y me fascinaba porque recordaba ls palabras de mi profesora de arte: el blanco es una mezcla de todos los colores, de todas las luces. Eso me atraía porque parecía un lienzo en el que trazar todo aquello que yo quisiera. Puse mi mano sobre el pomo de la puerta y entré ahí dentro. Al entrar observé una sala pequeña, parecida a la recepción del dentista al que odiaba ir, todo blanco de nuevo. Me senté en las butacas muy bien sin saber a qué o a quién esperaba y levanté la vista a algo que había delante de mí: un enorme espejo que hacía de la cuarta pared que formaba la sala. Me miré fijamente como modo de entretenimiento y algo de mi yo del mundo del espejo me sorprendió, por el bolsillo de mi chaqueta asomaba una herramienta metálica, unas tijeras, pues ahora lo recordaba todo, yo había cortad las cuerdas que me unía a mis amigos. Un montón de preguntas me empezaron a rondar la cabeza… ¿Cómo iba a unirme de nuevo a ellos? ¿Y si ya no podía volver a hacerlo? Pero de repente una pregunta que me causó miedo de la cual conocía la respuesta se presentó en mi cabeza sin previo aviso: ¿Quería volver a estar unida a ellos? Claro que no, quería personas con las que ir al lado, no a rastras; ya hacía medio año que corté las que me unían a mis padres. De pronto sonó un timbre de algún lugar de la recepción y supe que era mi turno. Avancé por el largo pasillo blanco que había al lado del mostrador, no sin antes coger una brújula que se hallaba sobre él, quizás me vendría bien para encontrar lo que estaba buscando en aquel sitio, ya que en un principio solo entré por curiosidad, pero más mi objetivo cambió. Al final del pasillo se hallaba una enorme sala, del tamaño quizás de medio campo de futbol profesional lleno de personajes alineados en fila, como soldados de un ejército y uso detrás de otros cuando la fila no podía continuar a causa de los límites de las paredes de la blanca sala. Cuando tras unos segundos de observación general me fijé en los rostros de aquellas figuras, una especie de impulso eléctrico me subió del estómago a la garganta y empecé a sentir todo el calor de mi cuerpo salir al exterior. Sentía nauseas. Cada una de esas figuras tenían mi rostro, parecían ser yo, pero no eran o. ¿Quiénes eran? Cada una de ellas tenía una etiqueta en su tobillo derecho, ¿eran productos? Al cabo de unos minutos, cuando pude recuperar mi aliento, me acerqué vacílate a la que tenía más cerca y poco a poco le puse una mano en el hombro. No se movía. Parecía inerte, miraba al frente sin expresión alguna. Al comprobar, tras un largo minuto, que no estaba realmente consciente o que no había peligro, decidí mirar que ponía en la curiosa etiqueta de su pie: Astrofísica, Universidad de Greenwich. El texto seguía, pues en letras muy pequeñas ponían a mi parecer el


escrito, pero el final de este erizó hasta el vellos de mis orejas: Muerte a los 89 años. Era su vida, estaba escrita, como si fuera un producto que una vez exportado fuera a nacer y a vivir aquello que ya estaba dictad en esas palabras. Corriendo fui a comprobar el resto de etiquetas y cada una de ellas narraba diferentes vidas, con muertes tardías, tempranas, vidas sorprendentes y vidas penosas vidas llenas de éxitos y vidas tranquila y humildes. De repente sentí un leve peso en mi hombro, giré rápidamente mi cabeza acompañada de u exaltado salto de mi cuerpo a causa del susto que me di. Era la mano de una de esas “yo” y me dijo lo siguiente: elige. ¿Qué debía elegir? Empecé a notar un montón de miradas a mi alrededor, todas mis gemelas se habían girado a mirarme y todas decían “elige”. Aquella que estaba delante de mí me dijo que eligiera antes de que fuera demasiado tarde y señaló su tobillo. Tenía que elegir una vida, una etiqueta, tenía que elegir mi identidad. ¿Es que aún no tenía ninguna? Empecé a correr y a leer rápidamente todas aquellas etiquetas que podía, mientras las figuras me miraban, y ahora, me señalaban, además. No sabía cuál escoger, no quería tener un destino, quería formar mi propia vida y mis propios pasos. Que se me permitiera elegir una etiqueta no era realmente libre albedrío. Intenté huir, pero la puerta estaba cerrada herméticamente, debía elegir. Recordé mi brújula y pesé que quizás ésta señalaría lo que estaba buscando, que ahora ya sabía qué era: mi propia identidad. Mire la aguja y vi que apuntaba al norte… Después al sur, después al este y después al oeste, estando girando sobre sí misma sin cesar, no podía ser, ¡estaba rota!

La tiré en el suelo con rabia, aunque no conseguí romperla, fue por eso que me tiré yo misma contra este y me puse a llorar. Era demasiado tarde, no podía elegir. Cada una de las figuras empezó a convertirse en polvo y a desaparecer, así hasta que solo quedó una que me dijo: demasiado tarde. La inmensa sala quedó vacía, yo quedé sola ante el vacío, yo y la brújula que se encontraba a un metro de distancia de mí. No era nadie. Como no había nada más que mirar decidí fijar la vista en ella, con desprecio. Pero mi mirada cambió a una llena de esperanza, cuando me di cuenta de que la aguja apuntaba hacia mí. Me levanté y caminé a su alrededor y ésta siempre me seguía. Yo era lo que estaba buscando, por eso al tener la respuesta en mis manos no apuntaba a ningún lugar en concreto. Una puerta de color marrón se abrió acompañada de un luminoso cartel en el cual ponía: “EXIT”. De pronto me encontraba en la misma calle. Pero en mi cabeza, en la cual había estado todo este tiempo. Ahora sabía perfectamente


dónde tenía que ir a continuación. Supongo que siempre me había preguntado quién era yo, cual era mi identidad, y la verdadera pregunta siempre fue más simple. Quién quería ser.

MARINA MARTÍNEZ, 1r de BTX (premi NARRATIVA CASTELLÀ)

ÀLEX CRUZADO, 1r de BTX (premi, CÓMIC ANGLÈS)


MICRORRELATOS

Marcando el compás Eran las ocho. La sensación de que yo no era el único pendiente del reloj me llenaba de angustia. Todos esperábamos escuchar nuestro nombre. Sabíamos que aquello nos cambiaría la vida. Cada vez que el segundero se movía, una nota de la melodía sonaba en mi cabeza: do, mi, do, re, mi…Sabía que había hecho bien mi examen, pero quizás la chica de las trenzas lo hizo mejor…La espera había terminado. Iban a anunciar el nombre del afortunado. Y me sorprendió mucho cuando escuché el mío. Había conseguido entrar en la Royal Academy of Music de Londres. Lancé al aire el arco de mi violín mientras las notas regresaban a mi cabeza: do, mi, do, re, mi. JULIA LAFULLA, 1r d’ESO (premi MICRORRELATOS) :::…:::…:::…:::…:::…:::…:::..:::…:::…::::…:::…:::…:::…:::…:::…:::…:::…:::…:::…:

Cuando la muerte viene a visitarte Eran las ocho. La sensación de que yo no era el único pendiente del reloj me llenaba de angustia. Esperaba a mi invitado impacientemente. Y al cabo de cinco minutos apareció. Era una señora vestida elegantemente de negro, con una pamela en la cabeza y un velo ocultando su rostro. Me miraba incómoda, como si estuviese esperando algo, y noté que su sonrisa me escondía algo. Y fue cuando, después de dos minutos, me absorbió en su trágico y oscuro mundo. Ésa había sido la peor visita de mi vida…¿o tendría que decir de mi muerte? IKER FRESNEDA, 2n d’ESO (premi MICRORRELATOS) ::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::…::..::..::..::..::..::..::.


MICRORELATS

Van trucar al timbre Van trucar al timbre, però quan vaig obrir la porta no hi havia ningú, en John es va estranyar. Al tancar la porta una carta va entrar per sota la porta. Va venir la seva filla Maria a veure què hi deia a la carta. En la carta hi posava: “Malament nena, ho sento però avui et toca a tu” Maria estava nerviosa. Va anar corrents a buscar el seu pare perquè no hi era... El que ella no sabia és que John no tornaria mai. John va agafar un paper i un bolígraf i de sobte es va obrir la porta.

CARLA GARCÍA, 3r d’ESO (premi MICRORELATS) .....:::::.....:::::.....:::::.....:::::.....:::::.....:::::.....:::::.....:::::.....:::::.....:::::.....:::::

La protecció de la nit Obrí els ulls, el demà s’havia convertit en avui. Ara ja sabia que no hi havia sortida. Va agafar les seves pertinences i va dirigir-se en silenci a la porta de la que havia estat casa seva durant vint anys. Va mirar enrere amb nostàlgia, on la seva família dormia en la ignorància. Però havia de marxar, havia de començar de zero, no podia deixar que la seva família presenciés la seva detenció. Va sortir i va pujar en la moto. que el va portar a l’horitzó de la nit.

SARA ESCALERA, 1r de BTX (premi MICRORELATS)

:::::.....:::::.....:::::.....:::::.....:::::.....:::::.....:::::.....:::::.....:::::.....:::::.....


RONGJIA ZHU, 4t de l’ESO (premi CÒMIC EN ANGLÉS)


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.