2 minute read

Havalina Engranajes industriales

Havalina llevan dos décadas obcecados en materializar obras de apariencia sólida y fondo inquietante. La veterana banda capitaneada por Manuel Cabezalí afronta una vuelta de tuerca adicional en “Maquinaria” (Havalina S.C., 23).

EL VOCALISTA Y GUITARRISTA

Manuel Cabezalí y el bajista Ignacio Celma son los encargados de desgranar “Maquinaria”, un álbum en el que Havalina han vuelto a grabar como cuarteto tras muchos años funcionando como trío. “Teníamos más ideas y también más manos para tocar cosas. Creo que es el disco de Havalina que contiene más matices y dinámicas, no sólo entre diferentes canciones, sino también dentro de una misma canción.

Obviamente sigue habiendo mucho peso de guitarras y una sección rítmica potente, pero también hemos dejado un espacio único para los pianos, los sintetizadores y sobre todo mi voz”. De hecho, el grupo afronta una vuelta de tuerca adicional que se antoja necesaria para concretar algo que podría entenderse como una “oda industrial” en toda regla. “Es una definición muy apropiada. Queríamos hacer un disco que girase en torno a un mismo concepto, que de algún modo sonase a máquinas, pero también espacioso y oprimente al mismo tiempo. Queríamos que fuese un disco emocional y comprometido, pero con emociones complejas”. Ignacio Celma remata el tema. “En el disco tratamos temáticas muy diferentes que nos parecen relevantes en esta etapa de nuestras vidas y nuestra carrera, pero buscando que tuvieran un hilo conductor a través de esa idea de la ‘Maquinaria’, que abarca también otros aspectos acerca del tipo

”de sociedad que estamos construyendo. Durante todo el proceso de composición y producción nos ha servido de guía no sólo en la parte lírica, sino también a la hora de definir el tipo de sonidos y texturas que queríamos en cada caso”. Havalina no son solo unos veteranos (imprescindibles) de nuestra escena, sino que parecen empeñados en completar discos sólidos y de consecuencias turbadoras, en una obsesión determinante en el devenir de la formación. “Havalina es una larga historia y nos gusta sentir que cada disco es un capítulo de la misma. Creo que nuestra mayor obsesión, a día de hoy, es seguir haciendo música que nos conmueva profundamente, hecha desde un lugar comprometido con nuestra idea de lo que es arte, pero siempre intentando buscar nuevos matices y fórmulas que no hubiéramos hecho antes. También creo que siempre hemos buscado, consciente o inconscientemente, hacer algo que sea inclasificable y que el oyente no pueda etiquetar fácilmente”.

LO CIERTO ES QUE RESULTA complicado pensar en grupos de la escena patria que haya sufrido una mayor disfunción entre calidad y repercusión a nivel de popularidad. “Hace ya años que no tenemos esa sensación de injusticia. La vida coloca a cada uno en su lugar y el mundo ha decidido colocarnos a nosotros aquí, por el motivo que sea. Cuestionarlo constantemente y pensar que no estás donde deberías estar es querer darte de cabeza contra la pared. Nos sentimos queridos, respetados y admirados. El éxito no es sólo tener muchos oyentes mensuales en Spotify”. Ignacio Celma incluso va más allá en la reflexión. “No soy capaz de valorar si tenemos muchos o pocos seguidores, dependerá de con quién nos compares, pero sí hemos podido comprobar cómo hemos impactado emocionalmente en las vidas de algunas personas; y creo que ese es el mayor éxito que se puede tener”. RAÚL

JULIÁN

This article is from: