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Gorillaz recuperan su llama

Gorillaz Cracker Island Parlophone/Warner

POP / Damon Albarn comenzó con Gorillaz casi como un juego, un proyecto que le permitía ser mucho más abierto y fluido que Blur, y que con el tiempo se convirtió en su proyecto principal, dando como resultado discos como “Demon Days” (05) y “Plastic Beach” (10), pero, poco a poco, la llama creativa parecía haberse fundido y era más fácil ver algo propio del gran compositor en sus discos en solitario que en los del colectivo animado que comandaba. Con “Cracker Island” esto vuelve a cambiar y encontramos el disco más cohesionado de la banda desde 2010, con Albarn poniendo más de sí mismo, aunque usando los disfraces virtuales de la banda para hablar del aislamiento y la mercantilización de unas vidas que se han vuelto prácticamente virtuales. Musicalmente es su disco más pop, notándose la mano de Greg Kurstin (Sia, Adele) supervisando la producción, combinándose con un toque Flaming Lips en canciones como “The Tired Influencer” o “Baby Queen”.

Es evidente que ese sentimiento de irrealidad, de vivir nuestras vidas frente a pantallas, sirve para unir un disco en el que Albarn vuelve a mezclar a la perfección con sus múltiples colaboradores, pero esta vez con un tono más de disco cerrado que de colección de sencillos. Aun así, está un paso por debajo de los dos grandes discos de Gorillaz, por culpa de algunas canciones que parecen fuera del concepto general, como “Tarantula”, aunque los aciertos son mucho más frecuentes que los errores, con las magníficas “Oil”, “Silent Running” o la canción que cierra el disco, “Possession Island”, que permite a Albarn sacar al gran maestro de melodías de pop barroco tipo “To The End” o “End Of The Century” y aferrarse a una última, y lúgubre, esperanza “Where things they don’t exist/And we’re all in this together ‘til the end”. Parece el mantra perfecto para estos tiempos post-Covid y para una banda que ha hecho de su no existencia su propia esencia. SERGIO ARIZA

Madee Conundrum

B-Core Disc

ROCK / No hay dos sin tres, y contra todo pronóstico, terceras partes a veces sí pueden ser buenas. Así al menos lo demuestran los de Cabrils, quienes alineados nuevamente bajo la lírica de Mark Swanson, cierran por todo lo alto la trilogía de su regreso, iniciada en 2021. Después de dos álbumes con los que el sexteto ha afianzado su puesta a punto, “Conundrum” se concibe como una reconquista de pleno derecho, sacando a flote su mejor sonido entre escenarios aciagos e introspectivos y guitarrazos melódicos que remiten a lo mejor del pop-rock anglosajón de principios de los 00s. Referentes a parte, Ramón Rodríguez y los suyos se dejan llevar, haciendo gala de la soltura que la experiencia les ofrece y entregando piezas pegadizas, himnos catárticos, huidas experimentales y letras que reafirman esa valentía demostrada por avivar un proyecto que colea más que nunca.

FRAN GONZÁLEZ

ROCK / Este disco debut de Zulu es una colección de canciones que llevan impregnadas las coordenadas clásicas del hardcore, pero afinando la vista con ganas puede uno llegar a pensar que “A New Tomorrow” no es finalmente un disco de hardcore. Porque no se ciñe exclusivamente a gritar un par de verdades en un entorno que respeta a determinado género, sino que usa este género para declarar intenciones en medio de una obra en la que que aparecen otros elementos que más allá de las etiquetas –spoken word, soul, reggae, funk– hacen que lo que estemos escuchando sea más bien un manifiesto filosófico basado en la apertura mental y la reivindicación cultural. Zulu es una banda de chicos afroamericanos de Los Ángeles con necesidad de decir cosas. Con sus voces desgañitándose, con decisiones artístico-sonoras y por supuesto con su discurso. Brisa fresca para el mundo de la música extrema.

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