Durante toda su vida, Nichiren Daishonin hizo gala de un extraordinario compromiso a saldar sus deudas de gratitud, no sólo como budista, sino incluso como ser humano. Leamos estas palabras suyas:
Desde que comencé a estudiar la Ley transmitida por el Buda Shakyamuni y emprendí la práctica de las enseñanzas budistas, consideré que lo más importante era reconocer las obligaciones con los demás, y entendí que mi primer deber era saldar las deudas de gratitud.
La razón por la cual el Daishonin juró llegar a ser “la persona más sabia de todo el Japón” y se dedicó con tanta diligencia a sus estudios después de ingresar en el templo Seicho-ji’ en su niñez fue, sobre todo, para saldar la deuda de gratitud con sus padres.