MOISES LEVY - ENTREVISTA

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FOTOGRAFÍA Y ARQUITECTURA: Mismo lenguaje, diferentes formas de expresión.

Moisés, cuéntame que fue lo primero, la arquitectura o la fotografía.

La vocación de arquitectura complementándose con la fotografía. Cómo fue que dijiste quiero ser fotógrafo. Siempre lo quisiste o fue algo espontáneo.

No. Fue muy natural. Tener la cámara como extensión de la mente, de los ojos. Siempre tuve el gusto por las cámaras y era como una pluma con la cual yo podía escribir lo que veía. Un instrumento que me permitía expresar todas mis inquietudes de la luz, del espacio. A veces me costaba más trabajo escribirlas que captarlas con una cámara. Entonces la cámara ha sido como mi pluma siempre. Hasta ahorita.

De alguna manera consideras que esto te ha ayudado en tu personalidad, ya que antes eras más introvertido, pero tomar fotografías en un lugar público te hace ser más abierto.

Fíjate que yo empecé tomando fotos en ciudades y en la calle pero no tan directamente relacionada con la gente, más bien con los espacios. Luego giré y empecé a tomar naturaleza, mucha naturaleza, paisaje y demás, por lo cual no necesitaba mucha relación con la gente, al contrario, entre menos gente, mejor.

Pero en una exhibición que tuve en el CAD (Centro de Arquitectura y

Diseño) escribió de mi un poeta, el maestro Alberto Blanco, hizo unos poemas muy bonitos relacionados con una colección llamada Tierra Desnuda, y me preguntó porqué en mis imágenes no aparece nadie, son espacios vacíos. Le llamaba mucho la atención porque él estaba acostumbrado a ver fotografía con gente, siempre. Y en ese entonces mi fotografía era de exposición larga y nadie aparecía. Eran espacios desolados en donde el agua predominaba, el cielo predominaba y eran espacios muy minimalistas. Y no había gente, obviamente. Y si había gente se borraban porque se movían, la exposición larga los borraba. Pero en general buscaba esa desolación. Y al poeta le llamó mucho la atención eso.

(La colección) se llamó Tierra Desnuda porque era la frontera del agua entre el océano y la tierra, y yo decía que ahí la tierra se desnudaba para encontrarse con el agua, con el océano. Esa era una poesía que yo me imaginaba.

Y luego escribió el maestro Blanco varios poemas. Hizo una poesía por cada imagen.

Y así anduve mucho tiempo. Posteriormente empecé a hacer paisaje un poquito más habitado, menos desolado. Un poquito más en la frontera con la gente, arboladas y demás. Ya era más la frontera entre la ciudad y lo suburbano. Y en algún

momento sentí que mis imágenes necesitaban tener un poco más de conexión con la vida misma. Es decir, la esencia de la vida en donde el ser humano era el centro de atención y ya no tratar de evitarlo sino que fuera el centro de mis imágenes, captar el día a día.

Pero esa parte me costaba mucho trabajo porque cuando yo trataba de capturar ese tipo de imágenes, resultaban fotografías muy contaminadas, demasiados elementos y a mí no me gustaba estéticamente ese acercamiento del hombre como centro de atención en mis imágenes.

Por alguna razón me encontré con playas en donde la gente hacía actividades dinámicas. Vi que esa era la forma en que yo podía expresar a las personas pero en un entorno minimalista. Y ahí es donde hizo click el tema de imágenes puras, o sea muy depuradas visualmente, estéticamente con el ser humano.

Inicialmente no capturaba eso en la ciudad y me resultaban unas imágenes muy llenas de elementos que no me gustaba tener.

Cuando descubro esa parte y la empiezo a explotar en diferentes lugares: Acapulco, Santa Mónica, San Diego, descubro que lo que yo necesitaba era intuir al ser humano, pero en espacios muy puros, muy minimalistas. Y ahí es donde empiezo a viajar a lugares en donde se

14 de junio de 2019 ENTREVISTA
Moisés Levy, fotógrafo.

prestan a captar ese tipo de imágenes. Me di cuenta que lo que necesitaba mi imagen era hacer representaciones como de dibujos, como gráficos. Eso me remonta a las primeras imágenes minimalistas de paisaje que son los altos contrastes donde yo capturaba gotas en contraluz, en el agua y en el cielo, en larga exposición y eran una especie como de dibujos en donde eso me llamaba la atención porque se asemejaban a mis dibujos de arquitectura.

Y esto, después de algunos años, lo transfiero a la parte de fotografía de calle con el mismo lenguaje de Tierra Desnuda, pero colocando al ser humano como centro de atención.

Si tú ves una fotografía de Tierra Desnuda y ves una fotografía de Balance, ves que es el mismo lenguaje. Cambia la técnica. En vez de ser exposición de tres minutos es una exposición de un mileavo de segundo, pero con el mismo lenguaje grá fi co, muy arquitectónico, muy geométrico. Entonces, mantengo el mismo lenguaje pero con diferentes formas de expresión. Y casualmente la gente se empieza a enganchar mucho con ese tipo de lenguaje porque lo ven como muy humano, muy al día a día, muy expresivo. Porque cuando tú metes una figura humana abstracta en una imagen minimalista, la gente se identifica mucho con esos iconos. Y siento que hace más click que cuando ven la silueta de una roca. ¿No será que esto tiene mucho que ver que en las redes hay tanta invasión de imágenes por todos lados que llega un momento en que te saturas tanto, que cuando ves una imagen diferente en este sentido, minimalista y abstracto, te hace prestar más atención, detenerte un poco y pensar cómo "el perro pierde la cabeza, o cómo se sostiene en el aire"?

Hacer que la gente tenga que procesar información en su cabeza e imaginarse cosas fuera del cuadro, es muy interesante. Y eso es lo que yo, trato, que mis imágenes tengan fracciones de cosas, NO toda la historia dentro de, para que esto

le de al espectador un poco de imaginación con lo que sucede después del cuadro. Contar historias. Aunque eso es otro tema. Me gusta que mis imágenes cuenten una historia.

Me recordaste cuando teníamos las galerías que ibas con los galeristas y les contabas la historia de la imagen. Cómo fue creada, que había detrás de, y ellos lo transmitían.

Pero estamos hablando un poco diferente. Una cosa es la historia de cómo tomaste la foto y que a la gente le interesa también esa historia y otra es que la imagen te transmite una historia. Ya no es la historia del fotógrafo. Ya es la historia de la vida de lo que está sucediendo ahí.

El punto es que la gente ve un poco más de la imagen misma que tiene al frente.

Exacto. En el último taller que hicimos en San Diego, mi introducción a los alumnos fue que tengan su propia voz. Que estamos inundados con una cantidad de imágenes bestial en todas las redes sociales.... Ya todos tenemos una cámara y todos tomamos 10, 20 fotografías diario, y todos las subimos (a las redes), y tenemos ya una millonada de fotografías que diario se generan. Entonces hay una de dos. O contribuir generando más y más y más paja, o tener un discurso en donde tú como artista propongas algo o transmitas algo un poco más puro, más destilado de lo que quieres decir.

En un viaje a Israel conocí a un fotógrafo que me dijo que cuál consejo le daba para que su fotografía trascienda un poco más, porque él sentía que era una más del montón, que pone una fotografía (en la web) y se pierde en este río, es decir, se inunda de tanta información que UNA fotografía acaba siendo NADA. Y le dije: trata de que tus imágenes sean fuertes de golpe, o sea que cuando las veas, se vuelvan un icono en la mente del espectador, que se queden grabadas en alguna forma y que no tenga tanta información que la gente se pierda y la deseche.

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Si tú ves una fotografía de Tierra Desnuda y ves una fotografía de Balance, ves que es el mismo lenguaje. Cambia la técnica. En vez de ser exposición de tres minutos es una exposición de un mileavo de segundo, pero con el mismo lenguaje gráfico, muy arquitectónico, muy geométrico.
Tierra Desnuda.

Ready.

La mente humana desecha lo que es muy complejo, como que se satura y da vuelta a la página.

Cuando a la mente le das imágenes puras, se le queda grabado al espectador. Si al ser humano le metes muchas imágenes, las desecha. Bueno esa es mi teoría, esa es mi experiencia.

Claro, lo has visto en tus propias fotos, hay fotos que han trascendido y lo has detectado porque eres muy observador y ves las reacciones de la gente. Yo he visto que mis fotografías más poderosas en la gente, las que más se venden, las que más gustan, las que más publican, son de elementos muy sencillos, como Ready, ¿te acuerdas?

Sí. Una barca en medio de la nada.

¡De la nada! A la gente, pum, le pega, y se le queda grabada en el cerebro. Y si yo pongo una arcada de árboles muy bonitos, con mucha sofisticación, la gente dice: qué bonito está. Pero se le borra.

Entonces he aprendido que las fotos que más trascienden son las más puras, las más directas, las que tienen un icono en donde el ser humano las razona más fácilmente.

¿Cómo funcionan los teléfonos?

De iconos. Tú ves tu pantalla (en el celular) y casi no lees, todo son imágenes, todos son iconos, así funciona la mente del ser humano, con imágenes muy puras.

Si pusieras en vez de dibujitos, textos, la gente no los lee, le cuesta mucho más trabajo estar leyendo.

Entonces, hay que retomar eso porque es muy poderoso. Creo que Instagram ha tenido más éxito sobre Facebook o cualquier otra red, porque todo es imágenes. Pum, pum, una imagen, otra imagen, todo rápido en imágenes. Yo creo que eso le dio mucho poder a Instagram. Hay que retomar ese aprendizaje y aplicarlo a lo que hacemos como artistas. Ese es mi punto de vista.

En esto de la fotografía, también las cámaras tienen su importancia. Por ejemplo, hay quien dice: yo nada más puras SONY, o yo FUJI, o sólo determinados lentes, qué se yo. Tú tienes alguna en especial?

Mira, yo creo, y creo que es muy obvio, que cada proyecto tiene su cámara y hay cámaras para cada ocasión. No puedes usar una cámara sofisticada para tomar fotografía de calle porque no es el instrumento. No puedes matar un elefante con una resortera y tampoco puedes matar a una mariposa con una bazuca. Entonces cada cosa tiene lo suyo. Yo cuando tomo 'street' trato de que sea una cámara muy rápida, muy ligera, muy desapercibida, que la gente no la tome en cuenta, que casi ni la vean, que no intimide. En cambio, cuando voy a tomar un paisaje espectacular,

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no puedo llevar esa camarita porque no tiene esa capacidad de resolución y demás. Me pasó algo muy chistoso en Israel. Salí con mi Leica. Es una cámara muy buena. Dirías que es la mejor cámara para tomar 'street' y me voy a la playa -porque no tenía otra cámara en ese momento- con la Leica. Y ahí comprobé que no siempre la mejor cámara es la mejor para ese proyecto en particular. ¿A qué me refiero? El trabajo que yo hago en playas tiene que ser muy rápido, porque las cosas suceden en flash, y la cámara Leica no es muy rápida. El mismo obturador es lento. No tiene pantalla retráctil. Empecé a tomar (fotografías) y me di cuenta de mi limitante en usar esa cámara para ese tipo de trabajo. Al otro día regresé con mi Fuji. Rapidísima y con una pantalla retráctil. Vale (monetariamente) el 10% de lo que vale la Leica. La gente no le toma importancia porque dice: "ah, es una cámara más económica". O sea con lo que te compras un adaptador de la Leica, te compras una cámara completa Fuji . Bueno. Me di cuenta de la

bendición de tener una cámara rápida en ese momento. Porque las cosas suceden tan rápido, que si tu cámara no es lo suficientemente rápida, te pierdes de todas las oportunidades.

Ahora que he estado un poco más cerca de la historia de Leo Matiz y su trabajo en la fotografía, me he dado cuenta de que hay mucha similitud entre tu trabajo y el de él. Mucha. Y me vino la idea a la mente porque él era un trotamundos y siempre traía también su manojo de cámaras colgadas al cuello.

Yo tengo un dicho que es: la mejor cámara es la que tienes en el momento adecuado.

Tú puedes tener la mejor cámara del mundo guardada en una repisa porque o es pesada, o no la quieres sacar por alguna razón. Esa cámara no sirve. En cambio, si tienes una camarita ligera, sencilla, que te ayude a capturar momentos importantes en el día a día, esa es la mejor cámara. Y que aprendas a sacarle provecho a la cámara que tienes en ese momento en las manos, ¿no?

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Me gustó esta frase: Quiero seguir creando emociones, crear historias, que las fotos trasciendan en la mente del espectador. De alguna manera, veo que ya creaste un lenguaje y ya creaste una directriz.

Con esas dos cosas que dices, lenguaje y directriz, cualquier artista ya puede seguir creando. El problema es encontrar la directriz y el lenguaje.

Cuando conocí tu trabajo, hace tiempo ya, veía esas imágenes de naturaleza, pero también había edi fi cios, imágenes muy solitarias pero muy limpias, o de pronto con más elementos ya sea de color o en byn. Es decir, había una gran variedad. Sin embargo la constante que hay en todo es el equilibrio. El equilibrio siempre en las imágenes. Eso es un dibujo. Y es el mismo lenguaje que en la calle. O al revés. La calle tomó ese lenguaje de mi paisaje que siempre he tratado de generar. Uno como artista ya te vas imaginando la imagen que quieres crear. Lo mismo pasa en paisaje que en la calle.

Cuando voy en la playa veo escenas, cosas que van sucediendo. Y de repente a lo lejos veo algo. ¿Y qué crees que hago? Me hecho a correr. Y no me importa que piensen que estoy loco. Me hecho a correr porque ya me estoy imaginando cómo voy a tener en el papel esa imagen.

¿Tú para dónde vas Moises como fotógrafo? Porque yo me acuerdo de ti en donde te 'etiquetabas' como un fotógrafo decorativo, y que muchas veces yo te comentaba que tu trabajo iba más allá de eso. Se me quedó muy grabado cuando

nos fuimos a Affordable Art Fair, que estabas renuente a ir porque no creías que tu trabajo fuera artístico para ese tipo de lugar, hasta que literal, en ese entonces, Emilio (Behar) y yo tomamos la determinación de que teníamos que ir porque teníamos que ir y nos fuimos todos.

Y ahí fue que de alguna manera percibimos que la gente esperaba un autógrafo de ti en las fotos que habían adquirido. Entonces, en qué momento te diste cuenta que tú pasabas de ser un fotógrafo " 'decorativo', a tener la inquietud artística.

Mira, a mí siempre me ha gustado el arte. Siento que el arte es la salvación del ser humano. ¿En qué aspecto? El arte puede ayudar a curar muchas cosas en el interior de cada uno. A través del arte es donde crecemos como seres humanos y el arte es música, el arte es fotografía, el arte es pintura, el arte es escultura.

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Entonces yo siento que el arte es esa herramienta para curar el interior de cada uno de nosotros. En mi caso es la fotografía. El hacer arte no es hacer algo bello solamente, sino algo que transmita emociones. Ahí es donde me di cuenta que, independientemente de tener la capacidad de hacer cosas estéticamente bellas, tengo que mover emociones. Y me percaté que mis paisajes tenían esa chispa de emoción. Por ejemplo con la foto de Ready. A la gente le emociona pensar, imaginarse historias en esa lancha, en donde se suben y se imaginan cosas adentro. ¡Ahí es donde creas emociones! Y no nada más es transmitir una imagen de algo bello que se vende. Aquí es donde aplica la frase de que 'una foto no se toma sino se hace'. Es decir, tú tienes que crear una emoción y transmitir algo en donde le dejas una tarea al espectador para que él siga creando dentro de su mente más cosas.

Y eso lo puedes hacer o con un paisaje, pero no el 'típico' paisaje, sino en donde creas una historia y el espectador la continúa. O en la playa, en donde tomas una pequeña fracción de lo que está sucediendo ahí y el espectador se sigue con eso.

La pregunta es, ¿a dónde quiero llegar? Quiero seguir creando emociones, crear historias y que las fotos trasciendan en la mente del espectador y que destaquen dentro de ese mar-océano de imágenes que estamos creando día con día.

Cuál es mi lenguaje en la fotografía, tanto en mi trabajo de calle como en el paisaje: mostrar un dibujo con trazos cortos. Las líneas muy geométricas y muy limpias en un paisaje se asemeja mucho a mi foto de calle, o viceversa. Esas imágenes son súper arquitectónicas. Hay mucha geometría. Así es como mi lenguaje de arquitecto trasciende en la fotografía. Y me costó mucho trabajo entenderlo porque yo pensé que esto sólo lo lograba con exposiciones largas, en donde el agua y el cielo se degradaban y demás; pero descubrí que encontrando las locaciones adecuadas podía hacer fotografías muy rápidas sin tener que esperar minutos y horas en tomarla y podía hacer dibujos. Por eso me gusta tanto el blanco y negro. Porque es lo que más se acerca a un dibujo.

14 de junio de 2019 ENTREVISTA
Judith Leo Valero.

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