El libro más reciente de Silvia Cherem es ejemplo de empatía y solidaridad, de la cercanía que la periodista logra y establece con sus entrevistados, de como enriquece esos encuentros con sus investigaciones y acertadas observaciones antes de entregarlos al periódico, aunque en esta ocasión fue a PENGUIN RANDOM House.

A esos dotes de su profesionalismo se debe que nos enganchemos de nuevo con esas historias que ya conocíamos; la mayoría de los reportajes se publicaron en su momento, pero en su actual versión la también escritora nos participa nuevos avances, logros y rumbos en las vidas de sus personajes. ESE INSTANTE, el título del volumen hace alusión a momentos en que solemos decir: “¡se nos apareció el diablo!" Si bien ya sabemos que hay cosas en la vida para las que nunca estamos lo suficientemente preparados, son circunstancias a las que nos enfrentamos desde lo más profundo de nuestro ser y nos dejamos guiar sólo por una luz que desde algún lugar nos alumbra.
Son seis ensayos 'bonsai', como diría Carlos Monsiváis, sobre cómo escapar-
salvarse de un desastre natural, de un atentado terrorista, de un accidente automovilístico, de enfermedades para las que la ciencia no encuentra curación todavía, sobre cómo llevar la pérdida de seres queridos, sobre la impunidad y el abuso de poder, de esto último incluso tampoco se salva la autora.
A pesar de los desgarradores testimonios de quienes regresaron de los in fi ernos, el texto trata de narraciones en las que se celebra lo bueno y bello de la vida, incluso en el caso de los padres que perdieron a su hija en un asesinato en Cancún, es decir los lazos y nexos que establecemostenemos con nuestra familia, amigos y conocidos.
La vida no es sólo vino y rosas, nos recuerdan los personajes de ESE INSTANTE, que gracias a la prosa de Silvia Cherem, uno quiere correr a darles un abrazo solidario. Muchas gracias querida Silvia por despertar sentimientos de empatía para con nuestros semejantes con tus crónicas desde los infiernos, que nos hacen más humanos en estos tiempos en que no podemos ni abrazarnos.

Silvia Cherem, crónica de los infiernos.


