Uso de plantas mágicas religiosas en la herbolaria mapuche
Es el caso de la A Ugni, Trau Trau o Murta blanca (Ugni candollei) se la considera una planta poderosa y se usa junto a otras yerbas como Piukelawen (Pellaea ternifolia) para provocar ensoñaciones. Otro tipo de plantas de uso mágico religioso son las llamadas trafunmawelawen que son usadas “contra los encuentros malignos”. El trafun es un encuentro casual con un espíritu maligno que quita a la víctima toda su fuerza y energía vital y toma posesión sobre ella, siendo los niños los más susceptibles a estos encuentros. Entre las trafunmawelawen se reconocen: el Foye o Canelo (Drimys winteri), Weñku (Lomatia ferruginea), Wulwe (Gratiola peruviana) y Kuraku (Pseudopanax valdiviensis). Finalmente, un tercer grupo de plantas mágicas son las weshawelawen o “medicinas malas o fuertes”. Deben ser suministradas por los conocedores de las fórmulas y dosis de preparación. En este grupo se cuentan: la Tupa (Lobelia tupa), la Miyaya o Chamico (Datura stramonium) y el Latúe (Latua pubiflora). (Aldunate, 2007)105
Los mapuches alcanzaron un acabado conocimiento de las propiedades medicinales de las especies de la flora, descubriendo en ese proceso varios efectos que modifican la percepción de la realidad. Aldunate (2007), señala que el conocimiento y la administración de las plantas de esta categoría, es compartido por un especialista o chamán y las mujeres mayores (madres y abuelas) de la familia. Su uso se refiere principalmente a los niños, en contextos de ritos de iniciación, predicción de personalidad o su futuro para educarlos en los estrictos cánones de la moralidad mapuche. El mismo autor reconoce tres variedades de plantas mágico religiosas en la herbolaria mapuche. Un primer grupo corresponde a las pewmawelawen, plantas que «curan a través de los sueños», usadas también para «conectarse con los antepasados y hacerles preguntas importantes acerca del futuro».
El uso del Latúe (Latua pubiflora) como planta mágica en la Costa Valdiviana y en la Comuna de Mariquina corto, anchamente bilobulado. Su floración es durante la primavera. Su fruto es una baya globosa, verde-amarillenta, de 2 cms. de diámetro, que encierra numerosas semillas.” (Hoffmann, 991, p.222) El uso del Latúe ha sido documentado en la costa de Valdivia y Osorno, especialmente en Mehuín, Maiquillahue, Alepúe, Chan Chan, Curiñanco, Punucapa, Chaihuín, Hueicolla y Pucatrihue (Jerez, 2004)
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El Latúe (Latua pubiflora) es un arbusto que crece en un área restringida de la Cordillera de la Costa entre los 500 y 900 m., “en la zona costera entre Valdivia y Chiloé. De bello aspecto. Es un arbusto espinoso, de ramas largas, hojas alternas, enteras. Flores solitarias, axilares, pedunculadas. Cáliz corto, ancho y con 5 divisiones. La corola es también un tubo largo de 5 divisiones y está densamente cubierto de bellos por fuera, estambres 5, estigma
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Autor no indica grafemario utilizado.
Fotografía 25. Flor del Latúe. Existen registros que el Latúe ha sido empleado por machis para producir alucinaciones. Una vez ingerido puede producir delirio y aún locura permanente. La preparación de las dosis administradas fue un secreto celosamente guardado, aunque se sabe que se prefería el fruto fresco. Las hojas y el fruto contienen 0,15 por ciento de hiosciamina y 0,08 por ciento de escopolamina, causantes de la actividad alucinógena. (Aldunate, 2007, p.39)
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