junio 2021 I
La ayuda de mi familia en mi vida misionera P. Héctor Díaz Fernández, MG
El P. Héctor Díaz, mg, con religiosas, en el Hospital Católico de Sn. Carollo en Corea.
La historia de la ayuda de mi familia en mi vida misionera es larga e importante. Me inculcaron la religión desde mi niñez, cuando me llevaban de la mano a la iglesia para asistir a Misa, sobre todo mi mamá. Aunque me quedaba dormido a su lado, me gustaba mirar su rostro tranquilo y lleno de fe. Recuerdo, sin embargo, que una vez la vi llorar sin parar. Entre lágrimas y sollozos me dijo: “Los chapos1 mataron a tu tío en Japón”. Mi tío era soldado estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial y le tocó estar en Hiroshima. Luego agregó, adolorida: “Ellos no son católicos. ¿Quién los convertirá?”. Y siguió llorando, desconsolada. A mí se 10
me grabaron sus palabras y sus lágrimas. Tiempo después ca-yó en mis manos un ejemplar de la revista Almas. Entre sus páginas encontré una invitación para que todo aquel que deseara llevar la fe católica al extremo Orien1 Refiriéndose a personas de baja estatura.