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Testigos de Cristo en medio del pueblo
me platicaran qué representó aquello en sus vidas. Esther me comentó que ella estaba en un encuentro con los niños de la catequesis en Peñalver, cuando el diácono Margarito le preguntó: “¿Ya saben que van a recibir el Sacramento de la Comunión de manos del Sumo Pontífice?”. Esther recordó que su reacción fue gritar, llorar y saltar por la emoción. Y 22 años después, al evocar esos recuerdos, volvió a gritar y a afirmar que fue una emoción muy grande: Los padres mg Joel Sevilla L. (izq.) y Enrique A. Álvarez M. (der.) en la celebración de Cristo Rey en Cuba. “Un regalo de Dios, pero un regalo tan grande que no se puede comparar con nada”. Por su parte, Felito, todavía emocionado, me dijo que él nunca se imaginó que aquello pudiera suceder, pero Dios le permitió recibir la Comunión de manos del Papa. Posteriormente les pregunté qué había representado para ellos la canonización del Papa Juan Pablo II como uno de los santos de la Iglesia católica. Para ambos se trata de un hecho sagrado, y mencionaron que hay un cuadro de Su Santidad que aún conservan en el salón de la iglesia, y fueron ellos quienes lo consiguieron. Esther, además, agregó que ella sabía que en algún momento sucedería tal reconocimiento, porque después del deceso del Santo Padre ella pidió su intercesión por una necesidad y fue escuchada; sin embargo, nunca imaginó que sería elevado a los altares tan pronto.
Testigos y misioneros de Cristo
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Tanto Esther como Felito tienen 79 años de edad, forman un matrimonio desde hace 58, y han dedicado toda su vida a la Iglesia. Ella ha sido catequista y él ha atendido diversas labores, como reparación y limpieza en el templo, acolitado, etc.
Joel Sevilla L. (izq.) y Enrique A. Álvarez M. (der.) en la celebración de Cristo Rey en Cuba.
Su casa es una extensión de la parroquia, pues es visitada por seminaristas, sacerdotes y religiosas, así como laicos que vienen al pueblo desde otras comunidades. Hace dos años los visitó, después de la Misa dominical, el Cardenal Juan de la Caridad García, Arzobispo de La Habana, ya que llevó la Comunión a la madre de Esther.
Por todo lo que han compartido, no puedo sino considerarlos testigos de Cristo en medio del pueblo y de las personas, así que también les pregunté qué es la fe para ellos. Felito me dijo que es lo más grande que uno tiene, que sin fe no se puede vivir; es un regalo de Dios y no puede venir de otra mano. Por su parte, Esther comentó simplemente que la fe lo es todo para ella. Quise saber si se consideran misioneros, y ambos me respondieron que trabajan y llevan la Palabra a todo el mundo, luchan para mantener el templo, y cuando eran jóvenes participaban en muchos más encuentros y visitas, y asistían a las fiestas patronales de las comunidades vecinas. Esther orienta mucho a quienes participan en el catecismo, para que vean el mundo desde la fe en Dios y no pongan su empeño en las

cosas materiales; les recuerda en cada oportunidad que en nuestro Padre todo se puede y sin Él no hay nada. Finalmente, antes de irme les pedí que me dieran su opinión acerca de los Misioneros de Guadalupe, ya que, aparte del padre Enrique, que es el párroco actual, han servido en esta comunidad los padres mg Alfonso Arceo López, Gilberto Escobedo Salinas y Joel Sevilla Lara. Tanto Felito como Esther los consideran personas humildes, trabajadoras, cariñosas, respetuosas, alegres y desinteresadas. Aprecian que lleven la Comunión a quienes no pueden asistir a Misa, además de visitar enfermos, convivir con toda la gente del pueblo y estar presentes cada vez que uno los llama o los necesita. Me comentaron así mismo que algo que les llama mucho la atención es que, cuando alguien se enferma y debe ser ungido, el P. Enrique busca en su mochila los óleos y administra el sacramento sin esperar. Admiran que, también, su párroco trata de mantener unida a la comunidad, para lo cual, en ciertas fechas, se promueve la convivencia y en el patio del templo se ponen mesas y se cocina en conjunto, además de que cada familia lleva algún postre, para compartir los alimentos como familia cristiana.
De igual manera, el concierto de Navidad es una actividad que une a los miembros de todas las comunidades de la zona, las cuales forman parte del coro, al cual pertenece Esther. El párroco prepara obras preciosas para Navidad y para Semana Santa, y las procesiones que organizan son impresionantes. Este tipo de actividades se desarrollan o reúnen al total de las comunidades que son atendidas por los Misioneros de Guadalupe en esa parroquia, y es por eso que son muy queridos por todos los feligreses. Esther al recibir la Comunión del Santo Padre Juan Pablo II.
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