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Museo MG
regiones eclesiásticas que fueron encargadas a igual número de diáconos para su gobierno y administración, además de realizar obras de construcción en los cementerios. Consagró a varios obispos, entre ellos a san Dionisio, primer Obispo de París, a quien envió a misionar las Galias junto con otros prelados. Hizo trasladar de Cerdeña a Roma el cuerpo de san Ponciano, papa y mártir. Confirmó la deposición de Privato, Obispo de Lambesi, acusado de herejía, decretada por un concilio africano. Fue una de las primeras víctimas de la persecución de Decio y murió martirizado hacia el año 250. La noticia de su martirio tuvo un eco muy grande. Fue sepultado en el cementerio de Calixto, donde ha sido hallada una placa que lleva en caracteres griegos la inscripción con su nombre, acompañado de los títulos de obispo y mártir.
Oración a san Fabián
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Dios todopoderoso, glorificador de tus sacerdotes, concédenos, por intercesión de san Fabián, Papa y mártir, progresar cada día en la comunión de su misma fe y en el deseo de servirte cada vez con mayor generosidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén.
El Museo mg
Juan José Ramírez Escarza En 1991, durante el vi Capítulo General de los Misioneros de Guadalupe, surgió por primera vez la idea de rescatar y clasificar las diversas piezas artesanales, vestimentas y objetos característicos de los lugares de Misión que nuestros sacerdotes habían colectado a lo largo de los años, en su trabajo de evangelización en otras tierras.
Durante los siguientes seis años se trabajó en la recolección de aquellos objetos y parte del material se exhibió en congresos, animaciones misioneras y actividades de promoción vocacional. En 1997, durante la celebración del vii Capítulo General, el P. Román Orta C., mg, que se desempeñaba como Director

de Promoción, sugirió que, con motivo del 50 aniversario de la fundación del Seminario de Misiones, a celebrarse dos años después, sería conveniente establecer un local fijo para la exposición permanente de dichos objetos, pues eran representativos de las culturas de los pueblos evangelizados por mg. Para ello, se sugirió el área del Seminario de Misiones previamente ocupada por la Dirección de Desarrollo para organizar las colectas. Esta propuesta fue aceptada por el nuevo Consejo General, quienes presentaron y aprobaron un proyecto para la adaptación del espacio. Así mismo, formaron una comisión encargada de preparar los eventos para celebrar los 50 años de Misioneros de Guadalupe, entre los que se añadió el proyecto del museo. La adaptación del espacio fue encomendada al arquitecto Carlos Tello Mier y el domingo 10 de octubre de 1999 el Museo mg fue inaugurado y bendecido por Mons. Carlos Quintero Arce, Arzobispo Emérito de Hermosillo, quien presidió la Celebración Eucarística durante el Día del Padrino de aquel año jubilar. La primera exposición quedó conformada por 25 vitrinas donde se mostraba de manera somera el andar del Instituto.
Posteriormente, el Museo mg contó con 19 vitrinas de exposición permanente y cinco de exposición temporal, así como una pequeña sala audiovisual con capacidad para 40 personas. Hasta la fecha permanece en el Seminario Mayor, en la Ciudad de México, y ahí se sigue conservando y se ha exhibido un acervo que da muestra de las diversas culturas con las que nuestro Instituto ha tenido encuentro a lo largo de su caminar histórico.
En meses recientes se ha aprobado un proyecto de renovación del Museo mg, del cual iremos informando a nuestros Padrinos y nuestras Madrinas a través de la revista Almas.
Testigos de Cristo en medio del pueblo
Ph. D. Manuel de Jesús Zayas Sabatela
Los Misioneros de Guadalupe, que colaboran en la tarea de evangelización en Cuba, atienden diferentes lugares, tanto en la zona urbana como en la rural. Ejemplo de esto es la comunidad de Jibacoa, un pueblo cuyo patrón es san Lorenzo, diácono, perteneciente a una parroquia que es atendida por el P. Enrique Arturo Álvarez Morales, mg. Ahí habitan dos fieles que viven como testigos de Cristo en medio del pueblo, con quienes tuve la oportunidad de conversar, y ahora comparto la experiencia con los lectores de la revista Almas.
Los nombres de estas personas son Félix Hernández Domínguez, conocido como Felito, y Esther Bacallao González; el P. Enrique visitaba su vivienda cada domingo para administrar el Sacramento de la Comunión a la señora Mimita, que era mamá de Esther y, por su avanzada edad, ya no podía asistir a Misa en el templo. Ella se encuentra ya en presencia del Señor, murió con más de 100 años de edad.
Un regalo de Dios
En esas visitas, el P. Enrique observó en una pared de la casa dos fotografías que lo impresionaron mucho: una de Esther y otra de Felito, donde se muestra el momento en el que san Juan Pablo II les dio la Comunión.
Fue precisamente aquel trascendental hecho el que me motivó a conversar con ellos un domingo, después de la Misa, sentados en el portal de su casa. En primer lugar, les pregunté cómo se enteraron de que asistirían a la Misa con el Santo Padre. Felito me respondió que lo supo por su hermano Margarito, que es diácono, y por el P. Polcari, quien siendo seminarista visitaba su comunidad, por lo que los une una gran amistad. Esther dijo que ella propuso acudir al evento, pero pensaban que quizás no verían nada, pues no sabían dónde les tocaría estar; si se quedaban en casa verían mejor la ceremonia a través de la televisión. Sin embargo, al ser la primera visita de un Papa a Cuba, sintieron que tenían que estar ahí. Quise saber entonces en qué momento supieron que recibirían la Comunión de manos de Juan Pablo II, y les pedí que
